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UN LIBRO MALAGUEÑO "EL VIGIA PUERTA OSCURA" (Autor.Juan Luis Pinto)

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Me traslada mi memoria al año 1993, cuando entré por primera vez en las oficinas, de una casi desconocida en Málaga agencia de viajes, donde muy amablemente me atendieron, aunque con cierta incredulidad.


Necesito presupuesto para un viaje a Thailandia de unas 200 personas…..ahí, comenzó nuestra larga “andadura” por el mundo con Viajes Halcón y con el personal de aquella agencia, con quienes, con el paso del tiempo, horas de vuelo, experiencias, anécdotas y viajes dió paso la relación profesional, a una gran amistad.


Thailandia fue el primer destino, luego con o sin los clientes de la Empresa de la que fui Directora Comercial, viajes de trabajo e incluso personales, nos unieron a los empleados de ésa agencia de viajes a través del mundo: Inglaterra, Italia, Francia, Egipto, Cuba, República Dominicana, Méjico, Cuba, Brasil….una, dos, tres veces a algunos de los destinos mencionados, fueron los viajes que a través de los años nos acompañaron Oscar González, Marina, Hans en alguna ocasión y  casi siempre nuestros queridos amigos Manuel Iranzo, Paco Cerón con la dirección de Juan Luis Pinto (Director provincial de Viajes Halcón).         


Juan Luis, nos invitó hace unos años, concretamente en el 2007, a un “ viaje al pasado”; porque no sólo consigue que las personas viajen físicamente asesorando y dirigiendo una gran empresa de viajes, sino con la imaginación….hace viajar con sus libros, con sus letras a que quienes disfrutamos con su lectura; Juan Luis es un gran escritor.


Aunque he de reconocer que por entonces aún no habíamos leído su primer libro: “Virtudes, un nombre de mujer”.


Fue con su segundo libro, con el que nos cautivó y nos hizo viajar a “La ciudad deseada”, la Málaga Musulmana, una novela histórica que "se encuadra en la época más dura de Málaga", desarrollándose en ella historias de amor y muerte entre los habitantes de ésta ciudad “deseada”, Málaga, en la época que se aproxima la conquista del Reino de Granada por los Reyes Católicos, historias y dilemas que se libraron entonces entre su gente: “rendirse o vivir o luchar y salvar la dignidad”. 


Una ciudad con carácter propio, amurallada por romanos, por los árabes, por el rio Guadalmedina y por la mar; murallas que custodiaban la capital malagueña.


Gran parte de esas reliquias históricas se conservan y se pueden visitar, al igual que los restos de la antigua Puerta del Rio, junto con la antigua escollera del puerto de la época romana, en el Hotel Vincci Posada del Patio; el hotel tiene el privilegio de conservarlos, respetaron ésta hermosa parte de la historia malagueña cuando los encontraron durante las excavaciones realizadas para su construcción, pudiéndose pasear utilizando el antiguo Camino de Ronda de la ciudad.




Y fue allí, el marco ideal, entre históricas murallas enraizadas en nuestra vida, donde Juan Luis presentó el pasado Jueves su última novela; un salón literalmente abarrotado no sólo por familiares y amigos, sino tambien por la prensa y medios de comunicación y lo más importante: sus lectores. 


La novela, que ha empezado a leer mi marido se llama: "El vigía Puerta Oscura".



La trama:


La miseria y las epidemias no pueden con la fuerza y los sueños de Pedro, un niño de la calle, cuya desbordante imaginación y enorme tenacidad le permiten sobrevivir intentando forjarse un futuro halagüeño.

En un escenario de máxima pobreza, de revoluciones obreras a la vez que de desarrollo industrial, pasa su vida en comprometida relación con personajes de las más diversas clases sociales.

En medio de la vorágine, se ve obligado a huir, sobrepasado por los acontecimientos que le impone un destino inoportuno, a la isla de Cuba, sumida en una guerra de causas complejas. 
El viaje de ida y vuelta le permitirá vivir un mundo mágico, contrapunto de la adversa realidad, en el que va siendo introducido por Marina, una niña omnipresente de fascinantes poderes, y que se ve implementado por la santería y la magia negra practicadas en la isla.

La llegada a Málaga le permite retomar sus orígenes, recuperar todo aquello a lo que se había visto obligado a renunciar y ajustar su mente, estragada por un cúmulo de intensas experiencias que han puesto en peligro su salud.

Desde Mi cocina, queremos mi marido y yo agradecer la invitación al acto de presentación del libro.  Gran amigo, gran escritor y mejor persona, al que deseamos toda la suerte del mundo con ésta nueva novela.    

Recomiendo desde aquí su lectura, que se animen y viajen a la Málaga de nuestros ancestros, desde la pluma, las letras de Juan Luis Pinto …. que viajen a Málaga, a su historia, a sus calles, a la mar….siempre el mar.

MAIMONES (SOPA DE AJO MALAGUEÑA)

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La riqueza de las huertas malagueñas, de sus valles, sus montes y bosques, los frutos de la mar, unidos a la historia, las costumbre, el ingenio e incluso a veces la necesidad hicieron combinar productos y consiguieron nuestros antepasados que la gastronomía de nuestra tierra sea una de las más ricas y variadas de nuestra península.


Sin ir más lejos y como un claro ejemplo, son los platos de cuchara o “primeros platos” como yo los he catalogado en Mi cocina y más concretamente, en ésta introducción a la receta quiero destacar “las sopas”.


Platos que constituían único plato del almuerzo, que acompañaban con trozos de pepinos, aceitunas “partías”, cascos de cebolla, pimientos a “bocaos”, melón, uva o gajos de naranjas.

Casi todos los pueblos malagueños, poseen entre sus platos típicos tradicionales una de ellas y una gran mayoría de ellas con una misma base y muchas con pan, que antiguamente era el “sobrante” de días anteriores.


Esas sopas malagueñas se suelen llamar popularmente “sopas poncima”, ya que el pan desmenuzado se le echaba “por encima” de la sopa, tuviese los diferentes ingredientes que cada pueblo, cada zona le añadía, otorgándole a cada una de ellas su propia “personalidad”.


Primeros platos de cocina tradicional, basadas la gran mayoría en ingredientes comunes, pero con nombre propio:


Sopás “hervías” con espárragos (del Puente Don Manuel, Periana), la misma “sopa jervía” de Coin, la sopa Mondeña (Monda), la sopa de “caldo poncima” de Alozaina o Alhaurin El Grande,  la sopa Perota de Álora, las sopas “aplastás” de Pizarra, la sopa “Tolita” de Tolox, la deliciosa sopas “Cachorreñas” de Cártama y Alhaurin el Grande, la sopa de los siete Ramales de El Burgo…..y así muchas más, todas malagueñas, sencillas, reconfortantes, con los productos de la tierra con el más puro sabor a Málaga.


Pero no puedo olvidarme de ésta antiquísima, sencilla y a la vez exquisita receta, uno de los platos más tradicionales de la cocina de Iznate, Istan, Macharaviaya, Casares……cuyo nombre es bastante curioso:“Maimones”




Con éste curioso nombre se conoce en casi toda Andalucia, la sopa de ajo, o sopa de huevo.


Por el nombre, es evidente que  origen semítico de ésta ancestral receta.  Los pueblos semitas (acadios, asirios, hicsos, y hebreos), cuyo origen primigenio está en el desierto arábigo.

De hecho, el nombre de la sopa procede de la palabra hebrea “mayim” que significa agua.  Es por lo que se cree que la clásica “sopa de ajo”, la sopa maimones son de origen judío, aunque no hay ninguna prueba de ello.  


Es un plato que pese a tener en el ajo uno de sus principales ingredientes tiene un sabor sorprendentemente agradable, que desde Mi cocina, animo a probarla.




¿Cómo la hice?


Ingredientes:

3 dientes de ajo, un casco de cebolla blanca dulce, una rebanada de pan “cateto” (de pueblo), agua, sal, dos lascas de jamón serrano, un huevo, aceite de oliva virgen extra (en ésta ocasión he usado de Riogordo, sin filtrar, malagueño).


Los pasos a seguir:


Cortar el pan en trozos pequeños, los ajos laminados y la cebolla en trozos pequeños.

Freir el pan en una sartén con aceite de oliva, de forma que queden doraditos y reservar.

En una cacerolita echar un buen chorreón de aceite de oliva una vez caliente pasar las lonchas de jamón, vuelta y vuelta, con cuidado de que no se quemen, sacar y reservar.

Echar los ajos y la cebolla, salar al gusto e ir friéndolos hasta que estén dorados, en ése momento añadir el agua (calcular para un plato aproximadamente unos cuatro vasos, si fuese necesario ir añadiendo).

Dejar hervir durante unos veinte minutos.  Rectificar de sal.

En un plato batir el huevo y agregarlo a la cacerola, dejar que cuaje uno o dos minutos. Apartar la sopa del fuego.

Emplatar colocando el pan frito, echar el “caldo poncima” y colocar el jamón cortado en trocitos.


Hoy, quiero compartir con quienes siguen Mi cocina una magnifica noticia para su autora, Carmen Rosa;  éste blog, ante todo muy malagueño ha recibido el distintivo  “Sabor a Málaga”.  Por ello, me siento muy honrada y al mismo tiempo orgullosa de ser malagueña y compartir las recetas de mi tierra, tal y como me enseñaron mis mayores (367 recetas tipicas malagueñas, que encontrarán en ÉSTE enlace )

 
Desde hoy pertenezco a la Red de Blogs con “sabor a Málaga”, donde se divulga la gastronomía de nuestra tierra, sus productos, sus recetas…sus aromas y sabores.   


 
Muchisimas gracias a SABOR A MALAGA y  a DIPUTACION DE MALAGA por este reconocimiento, que dedico en especial a toda mi familia y a mi tierra: MALAGA (Enlace donde pueden conocer la provincia).

Disfruten de ella, no se arrepentirán, de su luz y alegría, de su sol, de sus valles, sierras, de sus pueblos, de su cultura y gastronomía......y del mar, siempre la mar en mi vida. 

MI COCINA CON "SABOR A MALAGA"

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La cocina tradicional malagueña, con sus raíces marengas, mediterráneas, sus aromas de las sierras, de las ricas huertas, de los montes y bosques, es un elemento indispensable del patrimonio de la provincia de Málaga.

La Diputación malagueña apuesta por su promoción, dando valor y promoviendo los productos de nuestra provincia, junto con la gastronomía popular malagueña, realizando una gran labor para preservar y difundir la cultura alimentaria malagueña. 

Y de la mano, de la diputada de Desarrollo Económico-Rural, Leonor Garcia-Agua, nace SABOR A MALAGA, motivando el consumo de productos de la tierra, de la mar, con el consiguiente beneficio de los sectores agroalimentarios y el reconocimiento de la calidad y la excelencia de la gastronomía, con base “en nuestras raíces y aromas” malagueños.



Difundir la cocina malagueña y los productos de su despensa, procurando dar una toma de conciencia de que existe una cocina malagueña como parte integrante de nuestra cultura.

Una cocina, herencia de nuestro más lejanos ancestros y de las posteriores civilizaciones que se asentaron en nuestra tierra, incorporando productos que con el paso del tiempo, el pueblo malagueño ha ido convirtiendo en uno de los recetarios más amplios, sabrosos, variados y de una excelente calidad de la cocina española.   

El pasado día 7, SABOR A MALAGA, concedía el distintivo“Sabor a Málaga”como reconocimiento a la labor divulgativa de l@s bloggers, para dar a conocer la gran variedad y riqueza de los productos malagueños, como su gastronomía.

A quienes desde éstas lineas felicito y les envio mi más cordial enhorabuena, a tod@s y cada uno de ell@s; grandes cociner@s, bellisimas personas a l@s que admiro y sigo....    



Entre ellos, se encuentra MI COCINA, la autora de éste blog de cocina, Toñi Sánchez (Carmen Rosa) .




Desde éstas líneas quiero compartir con quienes siguen mi blog éste distintivo que me llena de orgullo como malagueña. 

Mi cocina, “la cocina de todos los malagueños” es un tributo a los fogones de antaño, evocada con nostalgia las recetas heredada de mis mayores, en la que intento “perpetuar” y conservar los platos tradicionales que veía preparar a mis más cercanos antepasados e incluso rescatando recetas de “mi memoria gustativa”. 

Este reconocimiento es un tributo a Málaga, a la tradición, como gratitud a las generaciones que nos han precedido, quienes nos han enseñado y alimentado engendrando nuestra actual cultura gastronómica, fruto de la “despensa” y de las aportaciones de las culturas que fueron forjando nuestra cocina genuinamente malagueña.

Agradezco a Sabor a Málaga, éste reconocimiento, ésta distinción a Mi cocina, a mi blog, donde mis recuerdos, mi memoria, mi historia, las tradiciones, los platos de mi familia se convierten en un recetario de 367 (Trescientas sesenta y siete) entradas de RECETAS TIPICAS MALAGUEÑAS al dia de hoy, platos genuinos de nuestra querida Málaga.

Dedicado a mi familia, en especial a mi marido por su paciencia y ayuda para que el blog exista, a mis amig@s y a tod@s los malagueñ@s.


SABOR A MALAGA....  el "sabor que nos une" siempre en MI COCINA.  


BIZCOCHO DE AGUARDIENTE Y MATALAHUVA

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Por los campos de mi Andalucia, los campanilleros en la “madrugá” me despiertan con sus campanillas y con sus guitarras me hacen llorar….me hacen llorar……

Aún cojo mi guitarra y al compás de esos acordes recuerdo aquella vieja canción que entonábamos por éstas fechas que se aproximan; hoy, cuando la escucho se me coge un nudo en la garganta y mis lágrimas afloran sin poderlo remediar.

Y es que hay canciones, que al igual que los sabores y los aromas nos asocian al cálido ambiente familiar de la niñez y que con el paso de los años, por ley de vida me hacen recordar la falta de los seres queridos, motivando que se produzca ése fuerte dolor que me llega al alma.

Pero la vida sigue, continúa….y esos mismos acordes, me embriaga los sentidos y me hace viajar a momentos felices asociados a la Navidad.

Me zarandean con sumo cuidado, hace frio y me resisto a despertarme, aún es noche cerrada y escucho soplar el viento, me tapo aún más, pero el tenue sonido de las contenidas risas de mi madre, para no desvelar a mi hermano que dormía plácidamente en su cuna, me hacen abrir los ojos; al verlo, sorprendida, aún los abro con más intensidad.   

Una cara negra, de un negro tizón brillante, que resaltaban sus blancos y relucientes dientes asomando gracias a su sonrisa bordeada por unos labios de un rojo carmín, pero a pesar de mis seis escasos años y del celeste disfraz reconozco a mi tio Rafael, su fino y característico bigote le delatan.   
No era el rey Baltasar el que nos visitaba ésa noche de Reyes Magos, aunque el resto de los niños malagueños así lo creyeron aquellas navidades de principio de los años 60.

Ese día amaneció pronto, junto a la ventana, debajo de la rama de pino decorada con guirnaldas de llamativos colores, al lado del pequeño portal de Belén, mi madre había depositado quella muñeca que como cada año me “apartaba” en Cándido, la pequeña y antigua quincalla de las cuatro esquinas del Palo y que cada día la admiraba colgada en las viejas estanterías de madera, entre cajas de hilos y botones.

En su puerta aquella joven pegada a la tenue luz de un flexo, remendando las “carreras” de las medias, nos saludaba, casi sin levantar la cabeza cada vez que nos llegábamos, yo cogida de la cálida y protectora mano de mi madre, para ir pagando “poco a poco” mi ansiada muñeca, que parecía pedirme que la abrazara antes del tan ansiado día de Reyes.

Junto a mi muñeca, los cuentos y la caja de lápices de colores, la espada y el disfraz de romano de mi hermano auguraban un día especial, día en que se terminaban las fiestas y volvía nuevamente la rutina diaria.

Pero ése día, al igual que en las casas de antaño, disfrutábamos de los dulces típicos expuestos en el aparador del comedor, en una bandeja con un paño blanco de encaje aún quedaban roscos de vino, “mantecaos” liaditos en su papel y borrachuelos, junto con una botella de coñac y otra de aguardiente.
Mi madre preparaba chocolate caliente y no faltaban los tejeringos que con tanta ilusión mi madre nos traía colgados de un verde junco……

Tejeringos que mojábamos en aguardiente……aguardiente de anis, uno de los más famosos aguardientes de España, con nombres de procedencia míticos como Chinchón, Rute, Cazalla y sin olvidar el de Ojén (éste precioso pueblo malagueño a los pies de la Sierra de las  Nieves).

Aguardiente, nombre tradicional que aún se conserva en Andalucía y como gusta llamar al anis los andaluces.

Licor que antiguamente nuestros mayores nos permitían “probar” a los niños, el dulce aguardiente, incluso rebajándolo con un poquito de agua, tomando un color blanco inconfundible; no hay que olvidar que hace unas décadas se les untaba a los niños incluso en el chupete.    

El anis, ya desde época inmemoriable se le atribuía propiedades medicinales, que ya lo utilizaban en Babilonia cerca de 2.000 años antes de nuestra era.
Alejandro Magno fue quien puso de moda la Pimpinella Anisum (anis), por sus numerosas bondades (perfectas para poner a punto el sistema digestivo, el circulatorio y el hormonal); que los egipcios comenzaron a cultivarlo hace más de cuatro mil años.

Originario de Oriente, donde en India por cierto mastican sus semillas para combatir el mal aliento, fueron los árabes quienes lo trajeron a España y ya en la Edad Media se hacía confitura de anis.

En Málaga, concretamente Ojen (pinchando aqui pueden conocer éste maravilloso pueblo malagueño), tiene fama de su delicioso aguardiente, de hecho ya en el año 1884 se publicitaba haciéndose famoso por toda la geografía comarcal e incluso nacional, y que tiene una bonita historia:  

Un oriundo de Ojén llamado Pedro Morales fue el inventor del famoso licor. El hombre había hecho una fortuna y en 1830 decidió invertirla en su pueblo, montando una destilería de aguardiente. El resultado de sus experimentos fue un licor preparado con anís, al que se añade azúcar hasta la saturación.
El licor así obtenido tuvo tal éxito que llegó a hacerse popular no sólo en España sino también en buena parte del mundo.
Tan famoso se hizo que llegó a tener (y aún la conserva) esa copla de «una copita de Ojén» que se recita acompañada de los siete golpecitos, a razón de un golpe por cada sílaba, incluida la sinalefa.

Este licor dulzón, sea la marca que sea….tiene su lado salado y su gracia en Navidades, junto con mi guitarra, el almirén, una castañuela golpeándola con la palma de la mano sobre la rodilla…una botella de cristal “diamantina” marcaba el ritmo de las melodías que cantábamos a coro: mi madre, mi abuela y yo… mientras cantábamos las canciones propias de éstas fechas.









Sí que me he decidido, gracias a mi querida suegra Paquita, recordar los aromas especiales del anis, que con el “rin rin” de su botella hace que empiece a “sonar” las navidades en Mi cocina.


El sabor del dulce licor aromatizan mis dulces, en ésta ocasión un riquísimo bizcocho de anis y matalahúva, me hace soñar y viajar a mi niñez.   ¿Me acompañan?   

¿Cómo lo hice?

Ingredientes:

170 gramos de mantequilla (a temperatura ambiente), 140 gramos de azúcar blanca, 3 huevos, 140 gramos de harina con levadura (suelo usar de la marca Harimsa), un sobre de cada de “gasificante” (he usado de la marca Hacendado), dos copas de aguardiente (dulce) y un puñadito de matalahúva (semillas de anis).  

Los pasos a seguir:

Precalentar el horno a 180º C.
Untar el molde con mantequilla derretida y reservar.
Mientras en un cuenco echar la mantequilla junto con el azúcar y batir hasta que la mezcla blanquee y esté cremosa.
Echar los huevos, uno a uno, sin dejar de batir.
Tamizar (lo hago con un colador) la harina a la que se le ha incorporado los dos sobres de gasificante y remover todo el conjunto hasta que esté bien mezclado.
Añadir la matalahúva y el aguardiente, remover bien.
Verter la mezcla en el molde y hornear durante 20 o 25 minutos.
Dejar enfriar.
Desmoldar una vez frio.



Mi Cocina, ya huele a Navidad y como és lógico, con SABOR A MALAGA.... 

PIZZA DE POLLO AL CURRY

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Acaban de llegar Vds. a Mi cocina y me imagino que mirarán éstas dos pizzas que “reposan” sobre la mesa e igual no tienen tiempo, o ni tan siquiera interés en leer la sempiterna historia que precede a cualquiera de mis recetas; pero en ésta ocasión les animo que sigan, que se fijen en el detalle de las fotos y que viajen, gastronómicamente hablando, conmigo al país, o a la ciudad con la que me hace soñar ésta entrada del blog.

Lugares a los que a priori me traslada el plato en sí, nada más verlo, sin más preámbulos, miramos éstas pizzas y….Nos vamos a Roma.

Una ciudad que visité por primera vez, si mal no recuerdo, en el año 1995; una ciudad que enamora, que cautiva, anclada en el tiempo, donde en cada esquina observamos su inmenso pasado.  En ninguna parte del mundo que he visitado he encontrado la riqueza patrimonial de ésta ciudad, que nació mítica de la mano de Rómulo y Remo.

Perderme por sus barrios de un lado a otro del rio Tiber, tomar un café en Trastevere, pasear por la Via Sistina, subir en coche de caballos desde la Piazza del Popollo y poder apreciar el por sus calles el conglomerado de épocas y estilos, callejear y poder viajar a la Roma Imperial, hasta acabar frente a la Fontana di Trevi y en una de sus callejones aledaños comer un trozo de pizza, lanzar una moneda al agua y esperar que la leyenda me conceda el deseo de volver una vez más a Roma.  La ciudadad eterna, que nunca termina de recorrerse…….   

Y vuelvo a la realidad, a Mi cocina y mirando éstas pizzas, cierro los ojos, aspiro el intenso y exótico aroma que desprenden y que casi sin darme cuenta ha inundado el ambiente…..huele a India, vuelvo a India…

Al país de los mil dioses, al país de los colores, olores e increíbles, exóticas y emocionantes  sensaciones me inundaron el alma desde el mismo momento que puse mi pie en India, en el aeropuerto de Nueva Delhi aquella noche de Marzo del 2000.  

Todo allí es desmesurado, multitud de personas, ruidos, olores, caminos, templos, pasiones, valles y montañas…hasta el Taj Majal, el mayor monumento al amor jamás construido sobre la tierra.  ¿Sabrán que está situado en la ciudad de Agra?

En el estado de Uttar Pradesh, a orillas del rio Yamuna (afluente del Sagrado Ganges); hasta allí, viajamos por carretera, en un antiquisimo Ambassador cuyo conductor, aquel Sij de blanco turbante, canosa barba y dulce sonrisa nos llevó a visitar cada rincón de la vieja Agra.

Su monumento más emblemático, la imagen de India, el Taj Majal, el Fuerte de Agra donde si el blanco es el color que caracteriza el Taj Majal, en el caso del fuerte y su palacio es la arenisca roja la que le da el color; muy cerquita del Fuerte, junto al mercado y los bazares de Kinari, a pesar del caos y de la multitud, encontramos un curioso restaurante: una pizzería.

Pizzeria que a pesar de su querer dar la imagen de Italia, despedía aromas y sabores hindúes….

Esta pizza, gastronómicamente me recuerda a Agra, pero visualmente sigo en Roma…¿Me acompañan?

¿Cómo la hice?
 
Para preparar la masa:

Tamizar una taza y media de harina blanca y una cucharadita de sal en un cuenco.
Incorporar una cucharadita de levadura seca activa.
Hacer un hueco en el centro y echar una cucharada sopera de aceite de oliva virgen extra (en ésta ocasión he usado de Periana, malagueño) y seis cucharadas soperas de agua templada.
Remover con una cuchara de madera hasta que la masa empiece a aglutinarse y después trabajarla con las manos hasta que se separe del recipiente.
Volcarla sobre una superficie espolvoreada con un poco de harina y trabajarla durante ocho o diez minutos aproximadamente, hasta que quede homogénea y elástica.
Hacer una bola con la masa, colocarla en un recipiente previamente engrasado con aceite y taparlo con un paño húmedo e introducirlo en un lugar cálido durante una hora, hasta que doble su volumen.
Pasado éste tiempo, poner la masa sobre una superficie espolvoreada con harina, apretar con el puño y trabajarla durante un minuto, extendiéndola hasta obtener el grosor deseado.
Poner la masa en una bandeja previamente engrasada, volverla a tapar con un paño húmedo y dejar leudar la masa en un lugar cálido unos diez minutos.
Aplanar con un rodillo y encender el horno, precalentándolo a 180º C.

Para el relleno:

Cortar cebolla blanca dulce y pimiento verde en trozos pequeñitos, reservar.

En una sartén con un poco de aceite de oliva freir pollo cortándolo en trozos pequeños, durante unos minutos, salando al gusto previamente (con cuidado de que no se dore demasiado).

Colocar la masa sobre una bandeja de horno cubierta con papel de hornear.

Untarla con un poco de aceite de oliva y esparcir tomate natural triturado (al gusto), añadiendo la cebolla y los pimientos y hornear durante cinco minutos.

Sacar la pizza del horno y repartir el pollo, espolvoreando curry en polvo por toda la superficie.

Añadir queso rallado (tipo mozzarella), un pelín de orégano y volver a introducirla en el horno.

Esperar que la masa esté doradita y el queso fundido.

Buen fin de semana.

LANGOSTINOS AL HORNO CON TE DE CEYLAN Y JENGIBRE

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Ha llegado casi sin darnos cuenta, los anuncios televisivos desde hace días inundan nuestros hogares “aconsejándonos” qué regalar, qué comprar, qué cocinar…animando a los juegos de azar y al consumo, sin dejar atrás el manido tópico de que no hay que olvidar que éstas fechas son sinónimo de fiestas y que es obligatorio estar más cerca aún de los amigos, de los compañeros y por supuesto de la familia, sin olvidar el verdadero espíritu religioso de la Navidad, donde la comida es una excusa para estar reunidos o reencontrarse con los demás.  

Fechas éstas llenas de rituales que forman parte de la tradición, ritos que mantenemos, que hemos ido aprendiendo, heredando incluso y que nuestros hijos irán manteniendo en el futuro, probablemente con nuevos cambios que la sociedad se encarga de ir introduciendo.

A pesar de que la crisis está haciendo estragos en los hogares y que la Navidad se puede presentar muy cuesta arriba, la sociedad invita a que se consuma en éstas fechas aún más; las ciudades se engalanan de luz, se adornan sus calles y los escaparates de los comercios desempolvan los adornos navideños, las calles lucen sus mejores galas; pero entre tanta belleza, tanta opulencia y apariencia, tanto derroche……existe la pobreza, que si observamos con detenimiento, se pueden ver más intensamente gracias a la luz de la Navidad.   

Y aunque a veces no se quiera caer en convencionalismos, es casi inevitable hacerlo; aunque se intente celebrar cenas y comidas lejos de festines y derroches, no podemos escapar de contar en nuestras mesas de aquellos “alimentos” que se supone casi obligatorio y que no pueden faltar en estos días.  

La Navidad implica “desembolsos” económicos, sobre todo en comida, se busca que las mesas festivas cuenten con platos sofisticados, sorprendentes, creados con ingredientes y recetas poco usuales el resto del año y que generalmente son de precios desorbitados o demasiado altos para la economía familiar.   

Mi cocina, apuesta una vez más por los ingredientes y las recetas habituales, sin complicaciones, asequibles, los alimentos de temporada y de la zona….aunque dejando si es posible dejar volar la imaginación.    

En ésta ocasión, les propongo unos langostinos (que se pueden encontrar en cualquier gran superficie a un módico precio, congelados) y que puede resultar un plato exótico y sugerente para cualquier día del año.

La idea de éste plato, está basada en una receta del famoso cocinero “Chicote”…que la presenta como menú navideño, pero hecho con Carabineros; yo lo he cambiado por langostinos….y no por ello ha quedado menos exquisito.

¿Se atreven a probarlo, aunque aún no sea Navidad?



Ingredientes:

Langostinos (la cantidad que deseen..), sal (he usado sal rosa del Himalaya), una cucharada de te de Ceylan (te negro), dos cucharadas soperas de salsa de soja, dos cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra (malagueño a ser posible, en ésta ocasión he usado de Ardales), una cucharada pequeña de jengibre en polvo, cuatro cucharada soperas de agua, cuatro cucharadas sopera de vino blanco.

Los pasos a seguir:

Partir los langostinos por la mitad, sacándoles la tripa.  
Mezclar el té, la sal y el jengibre.
Colocar los langostinos en una bandeja especial para hornear y sazonarlos con la mezcla (te, jengibre y sal).
Añadir el aceite, la soja, el vino y el agua.
Meter la bandeja en el horno previamente calentado a 180º C. dejándolo unos diez minutos aproximadamente.
Emplatar los langostinos echándole la salsita por encima.
Lo realmente sorprendente de éste plato, además del sabor oriental que aportan algunos de los ingredientes, es el caldo.    Una “sopa” estupenda, que hará la delicia de los comensales, por lo que aconsejo la acompañen de una buena hogaza de pan……

Navidad significa nacimiento... deseando que otro año más vuelvan a nacer las ilusiones y esperanzas!!!

POLLO AL ESTILO "CHICOTE" CON CHAMPIÑONES Y CIRUELAS PASAS

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Hay que reconocer que en las mesas de todos los hogares, también en los más humildes, incluso en la cocina de nuestros mayores, la estética en un plato es algo que seduce; la primera impresión de la comida, la visual y el aroma que desprende la receta nos lleva al apetito, a las ganas de probarla y consumirla.

A la hora de cocinar sin darnos cuenta no solo quienes cocinamos, alimentamos a nuestros comensales, con la combinación de ingredientes, intentamos que disfruten del sabor, de los aromas y de la estética en cuanto a la presentación de los platos; en definitiva, cocinar es una ciencia donde existen una serie de principios, unas guías que solemos seguir, un equilibrio que nos invita a pensar que cocinar es un arte donde quien cocina crea también belleza.

Un plato bien presentado exalta sin lugar a dudas el sentido de la vista, con el olfato y los sabores nos hace viajar gastronómicamente hablando o nos hacen recordar nuestras vivencias e historias e incluso hacer de una sencilla comida un momento inolvidable.    

Todo ello está en las manos de quienes cocinamos, incluso para aquellas personas para quienes cocinar es un oficio.   

Ser cocinero profesional, es a mi humilde entender todo un arte, que se puede aprender lógicamente con la experiencia, en las escuelas de Hosteleria (concretamente en Málaga hay muchas y muy buenas….debo nombrar La Cónsula a escasos metros de mi casa por cierto, al igual que Jacaranda, en el centro de la capital Rosaleda y Cio en Mijas Costa), aunque al igual que el resto de los artistas, un cocinero nace, aunque también se hace.

Quizás por todo ello, mi admiración hacia ésas personas que difunden, experimentan y crean en sus cocinas; hay chefs muy científicos, otros estrictamente basados en sus raíces, algunos que hacen cocinas fusionadas, muchos de ellos magnificos chefs, grandes figuras que merecen todo mi respeto…..como ocurre con Alberto Chicote.

Personalmente la imagen que tenía de él antes de saltar a la fama en cuanto a programas televisivos, “Pesadilla en la cocina” y “Master Chef” que le han llevado lógicamente al estrellato, por los que a través de ésta entrada le felicito efusivamente, era la de un gran cocinero, bonachón, siempre sonriente que me llamaba la atención por su cocina “fusión” con esos toques asiáticos que tanto me gustan.   
Tengo entendido que fue pionero en España en aplicar técnicas y productos foráneos, principalmente de la cocina japonesa y oriental en línea general; algo que realmente me entusiasma.

Como me entusiasmó saber que aprovechó su estancia en Málaga y trabajó junto al gran Chef Ignacio Muguruza en el añorado, por mi y mi familia, Restaurante “Mar de Alborán”, situado en el mítico Hotel Alay, en pleno Puerto Deportivo de Benalmadena, donde su propietario, nuestro amigo Ignacio Aguirre conservó genuinamente intacto durante años.



Hoy en día tristemente cerrado ya el restaurante, donde tantos buenos momentos hemos disfrutado.

En ésta ocasión no he preparado una receta del Mar de Alborán, sino una del genial Chicote (AQUI encontrarán recetas de él) ….de hecho, él la hace con una pintada y uvas…yo la he preparado con muslos de pollo y ciruelas pasas.


¿Quieren probarla?

Ingredientes para prepararla.

Muslos de pollo (uno por comensal, dejándoles la piel), cinco chalotas (cebollitas pequeñas) peladas, tres dientes de ajo, dos cucharadas soperas de mantequilla, medio vaso pequeño de aceite de oliva virgen extra (a ser posible malagueño, prueben el de Periana…), media copa de coñac (he usado un Torres), medio vaso de vino blanco, dos vasos de caldo de pollo (he usado del puchero), champiñones laminados, ciruelas pasas sin hueso, sal y pimienta recién molida.

Los pasos a seguir:

Echar en una cazuela el aceite junto con la mantequilla y dorar el pollo por todos los lados salpimentado previamente. Sacar y reservar.
En la grasa que queda en la cacerola dorar la cebolla y el ajo picaditos finamente y las láminas de champiñones, retirar y reservar igualmente.
Volver a colocar los muslos de pollo en la cacerola y agregar el coñac y el vino, dejando que se evapore el alcohol, añadiendo a continuación el caldo de pollo, cocinándolo a fuego suave durante una media hora.
Colocar de pollo en una fuente especial para hornear junto con su salsa, las chalotas, ajitos y champiñones a 180 º C durante unos veinte minutos, regándolo con la salsa de vez en cuando (si es preciso añadir un poco más de caldo).
Incorporar las ciruelas pasas y dejar en el horno dos o tres minutos más.
Acompañar con puré de patatas o si prefieren con patatas fritas.    


“ En la página web de un cocinero, no siempre te vas a encontrar todo lo que te puede ofrecer; no están los aromas, los sabores, las emociones, las sensaciones…..entra y llévate lo que necesites, pero sobre todo, los aromas, los sabores, las emociones y las sensaciones”

TORTAS DE ACEITE ESTILO "INES ROSALES"

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Sí, aunque le parezca increible a quienes me conocen personalmente, la ilusión me jugó una mala pasada, fue un momento donde se unieron también los nervios y el orgullo de haber sido nominada por La Diputación malagueña como blog que difunde el Sabor a Málaga por estos caminos virtuales de internet con Mi cocina (AQUI pueden ver el reportaje que hice en su dia).

Llegamos temprano, nos gusta ser muy puntuales, me acompañaba mi marido, mi hijo y su pareja cuando al llegar donde nos habían citado para la entrega del preciado “título”, y ya estaba allí mi amiga Inmiki, esperando ilusionada como yo la ceremonia que nos tenían preparada a los bloggers que habiamos sido elegidos como embajadores de nuestra gastronomía malagueña.

¿Qué no conocen su blog? No me lo puedo creer (ESTE ES SU ENLACE), comprobarán que es dulce, simpático, con historias entrañables, jovial, completo y malagueño como su autora; además que luce cada dia, en el diario digital con más difusión de nuestra provincia, el Diario Sur de Málaga.

Besos, abrazos y felicitaciones entre las dos, fue tal la alegría al vernos, preguntándonos como sería la ceremonia en sí…..saludo de Inma con mi marido, presentársela a mi hijo y a Marta, cambios de impresiones y una señora que se me acerca, con todo la gracia del mundo, con una gran sonrisa, y el arte de una malagueña salerosa, presentándose a todos: ¡¡ Soy la mamá de Inma !! ... Fallo mio, dichosos nervios, no me di cuenta y no la habia saludado.

Dicen que detrás de un gran cocinero hay una madre y buena cocinera; detrás de una simpatiquísima Inma, buena cocinera, mejor persona, hay una super agradable mujer: su madre Pepi Peña.

Para ella, mi reconocimiento a la estupenda labor gastronómica de su hija, dándole las gracias por seguir Mi cocina, por sus piropos y su amabilidad.

Lo prometido es deuda, la torta de aceite malagueña, basaba en los bollos de aceite malagueños (AQUI pueden encontrar la receta) es para Pepi, está dedicada a su amabilidad y su simpatía...y a su hija por supuesto.

Torta muy malagueña, que he preparado en Mi cocina, por demostrarme que puedo intentar hacerla, a la que le he dado ese “toque” de las deliciosas y genuinas tortas andaluzas, las genuinas tortas de aceite Inés Rosales; tortas que nunca, nunca faltan en mi cocina, ya que a mi marido les encanta.

Cuando le conocí, él ya traía desde muy pequeño el gusto por ellas, no pudiendo nunca probar alguna otra marca similar (no tienen punto de comparación).    He probado a hacerlas, más o menos, me salen pero las tortas de aceite tienen que ser de Ines Rosales, ésas tortas finitas, frágiles, tostaditas con ese brillito, ése sabor y textura únicos que las caracteriza.

¡¡ Que conste que no me han regalado ninguna, ni realizo propaganda de ellas por ningún motivo comercial !!

¿Cómo las hice?




Ingredientes:

250 gramos de harina de repostería (usé de la marca Harimsa),  un puñadito de matalahúva y otro de ajonjolí, media copa de aguardiente dulce, un vaso de agua, dos vasos de aceite de oliva virgen extra (a ser posible malagueño), sal y azúcar.

Mis mayores en cuanto a cantidades dirían…”harina, la que admita”, el tiempo para hacerlo…”un ratito” y las medidas de sal y azúcar…”un pellizco” o “un puñaito”….  

El aceite tiene que estar frio y el agua templada.

Los pasos a seguir:

En una sartén calentar el aceite echando en él la matalahúva y el ajonjolí, para que infusione, no debe humear el aceite.  Dejarlo enfriar.
En un bol echar la harina, el agua, el aceite, el anis, el ajonjolí y la matalahúva, un pellizco de sal y amasar hasta que esté elástica la mezcla.
Coger una pequeña cantidad y extenderla dejándola lo más fina posible (la masa debe ser lo suficientemente fina para que luego en el horno pueda subir pero sin llegar a romperse).
Colocarlas sobre papel de hornear y espolvorearlas con abundante azucar
Pintar con aceite y echar azúcar y meterlo en el horno precalentado a 210º C.
Hornear durante unos cinco minutos con calor arriba y abajo.
Sacarlas una vez que estén doradas (en ésta ocasión se me ha quemado un pelín como podrán observar, teniendo en cuenta que a mi marido le gustan muy, pero que muy tostaditas….)


Sean felices siempre…..y disfruten de Málaga, de sus paisajes, de su cultura e historia, de su gastronomía.

MENU NAVIDEÑO MALAGUEÑO DESEANDO FELICES FIESTAS.

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Pasad, pasad, no tienen que pegar en la aldaba de mi puerta, Mi cocina está abierta para tod@s...pasad y os cuento:

Amigos, conocidos que saben de mi pasión por la cocina en éstos días me están preguntando que qué voy a preparar para la cena de Navidad; siempre suelo contestar con sentido del humor lo que solía contestar mi madre cuando alguien le hacía la misma pregunta y que por cierto, solía ser real, muchas noches navideñas era nuestra cena: “Papas fritas y huevo”.

En estos años de vida, de publicar en el blog, nunca he propuesto un “Menú Navideño”, pero hoy, me animo a hacer un post contando a quienes siguen “Mi cocina” los menús más o menos tradicionales en las mesas malagueñas…por lo menos en las mesas que yo he llegado a conocer y a degustar en éstas fechas.

No es que en Málaga difiera mucho en cuanto a los platos tradicionales del resto de España, la globalización en ése sentido también ha llegado a nuestras mesas, pero tampoco viene mal echar la vista atrás y recuperar, o mejor dicho, recordar las costumbres malagueñas.     

Dentro de mis platos favoritos para una cena de Navidad, ya que en casa somos muy soperos, suelen estar éstas sopas
deliciosa SOPA DE MARISCO  con rape, con su toque de almendras, ajo y pan frito, siempre supone un placer servirla acompañada de huevo duro… 



También gusta el clásico puchero, un caldo malagueño cocido a fuego lento. servido con su ramita de hierbabuena o bien con su sopa de costrones de pan frito y picadillo de jamón serrano, ésa sopa que llamamos los malagueños "SOPA DE "PICAILLO"



O la deliciosa SOPA VIÑA AB, el clásico gazpachuelo enriquecido con marisco, arroz y chicharos, aquella humilde sopa que añadiéndole ese “toque” de vino blanco alcanza ya la perfección….quizás la sopa más malagueña de todas. 


 Pasando a los platos principales, y a pesar de la riqueza de nuestra mar, en casa no solemos comer pescado al horno en éstas fechas, como el tradicional besugo que se toma en otras zonas, incluso del interior…como mucho un buen CALAMAR RELLENO 

 
Pero preferimos una carne, en muchas casas se preparan ASADOS O CARNES (Pinchando en éste enlace) con una buena salsa, a lo que les invito a ver mis recetas, donde estoy segura de que algunas de ellas les resultará deliciosas para preparar en éstos días. 

Aunque he de reconocer que mi preferido es CORDERO ASADO, eso sí acompañadas con unas “patatas a lo pobre” con su pimientito verde, su cebolla y los huevos rotos, al más puro estilo malagueño


  
O una PALETILLA DE CHIVO LECHAL MALAGUEÑO, realmente delicioso. 



Aunque quien ha visitado personalmente Mi cocina, sabe que mi plato “estrella” es el solomillo de cerdo (o un secreto ibérico)  con vino moscatel de Málaga, pasas y piñones…(AQUI ENCONTRARÁN LA RIQUISIMA RECETA)



Pero a mis hijos les va más un SOLOMILLO DE TERNERA…en ésta ocasión con foie y un concentrado de carne y coñac…  



Sin dejar atrás los entrantes de mariscos que tanto les gusta a mi suegro…y al resto de la familia, por qué negarlo y que en Málaga, nuestras costas, nos regala verdaderas maravillas, sin menospreciar el marisco del resto de la península ibérica.



De postre, turrones, roscos de vino, borrachuelos…. Dulces navideños que deben acompañarse con la obligada copita de aguardiente o un buen coñac al calor de la chimenea.


Ya sin música, pero en mi mente, en mi memoria y en mi recuerdo aquellas viejas canciónes al compas del viejo almiré, zambomba, pandereta y el rascar de la clásica botella de anis.

Desearos desde aquí muy Felices Fiestas; en especial para aquellos que sé que están sufriendo, pasando por duros momentos, a los que están atravesando apuros económicos, a los que estaís agobiados buscando trabajo y sobre todo a los que están enfermos y deprimidos.
Mi corazón, mi cariño y mi recuerdo en éstos días.   

JULIANA DE VERDURAS DE TEMPORADA A LA VINAGRETA DE MANGO

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Hay quien tiene la imagen, en cuanto a gastronomía se refiere, que los platos típicos de nuestra tierra son los productos de la mar, que la alimentación de los malagueños prácticamente es a base de “pescaitos”; pero, los que así piensan es que no conoce nuestra riqueza del interior, los productos de la tierra, máxime que según dicen los entendidos, el descubrimiento de la agricultura en plena revolución del Neolítico, el gran paso del hombre de ser nómada a sedentario y a labrar la tierra, llegó a Europa a través de lo que hoy se conoce por Andalucía.

 El descubrimiento en un yacimiento del Neolítico ubicado entre Teba y Ardales de muestras de vegetales domésticos carbonizados como los guisantes, la cebada o las habas, pone fin a las dudas sobre el origen de la agricultura en Málaga, según el equipo de arqueólogos de la Red Patrimonio Guadalteba.
 
Los estudios han arrojado dos fechas que acotan la antigüedad de la cosecha recogida y guardada por los primeros campesinos de la comarca del Guadalteba en el yacimiento situado en el Cerro de la Higuera: entre 5009 y 4942 años antes de Cristo, con una fiabilidad del 95% de probabilidad.
 
El coordinador de la Red del patrimonio natural e histórico de la Comarca del Guadalteba, Pedro Cantalejo Duarte, nos indica que se ha constatado cientificamente que nuestros ancestros, además de carne de cerdo doméstico, de cabra y oveja, de carne de caza y pescado, ya comían pan y probablemente bebían cerveza.  
Y como bien suele indicar, es posible que nuestros más lejanos antepasados hicieran "los primeros cocidos de habas en sus pucheros".  De hecho, con él aprendí que mi madre seguía cocinando con la misma base de hace más de 5000 años…y yo sigo con su legado gastronómico.



Muchas son las tradiciones y costumbres que forman parte de nuestra cultura más arraigada que tienen su origen en nuestros antepasados, entre ellas la agricultura y por ende la gastronomía.
La dieta mediterránea, de hecho, está basada en el gran consumo de frutas y hortalizas, muchas de ellas de procedencia árabe, quienes dejaron huellas en Andalucía demasiado fuertes como para hacerlas desaparecer.

Hasta Málaga trajeron sus costumbres y sus modos de cultivar la tierra, herencia que aún subsiste en los pueblos y en la comarca de nuestra provincia; fueron los andalusíes maestros aprovechando el agua, a través de acequias, de azarbes, de almenaras y norias; así  distribuían el agua por las huertas malagueñas.  

La palabra “noria” tiene su origen en la palabra “Al Naura” que significa “la que llora”; le pusieron éste nombre por el sonido que producía tan ingenioso invento, al girar sobre su eje, un sonido que recuerda a un quejido, además que poéticamente, el agua que cae, evoca lágrimas derramadas.  

Con los ramales de las acequias (acequia viene de la palabra “saquiya” que significa rio), conducían el agua a través de los huertos, dando vida y remodelando el paisaje de nuestros anchos campos de cultivo, huertas y valles malagueños.

Idílicos paisajes malagueños, que han modelado la personalidad e idiosincrasia de los vecinos que habitan en sus blancos pueblos, en los viejos caseríos que despuntan entre el verdor de las huertas, entre los campos de vid y almendros; personas que cuidan y aman la tierra, que labran los surcos, que plantan y recogen los frutos de ésta tierra fértil y luminosa, abundante en fuentes, manantiales y ríos.

Personas que se aferran a sus tradiciones y defienden la copiosa historia y el gran legado de la agricultura malagueña.  

En Mi cocina no puede faltar la verdura, procurando por todos los medios que sea de la tierra, de temporada …con todo el sabor, el olor, el aroma y el color de los productos frescos, recién recolectados…. No hay que olvidar que la naturaleza es sabia.

En ésta ocasión, he usado mango de la Axarquia y aceite de oliva de Ardales para hacer la salsa y habichuelas verdes, chicharos, zanahorias, puerros, calabacín y remolacha de las huertas del Guadalhorce y espárragos verdes.

Otra cosa fue cortarlas…lo hice en Juliana.

Los alimentos cortados en juliana son aquellos que se cortan en tiras finas. La primera vez que aparece una referencia escrita a este tipo de corte es en el libro Le Cuisinier Impérial, en 1806.
No obstante, intentando averiguar el origen del nombre “Juliana” he podido averiguar que lo atribuyen al cocinero Jean Julien, primero en publicar técnicas de corte de vegetales.

Que francamente me he quedado asombrada de la cantidad de nombres existentes a la hora de cortar los vegetales: Brunoise, Chiffonade, Emincer, Jardinera, Macedonia, Mirepoix, Paysanne, Sifflet o Biaus, Van Dicke, Viaje, Torneados…. ¡¡ Madre del amor hermoso !!  Lo que me queda por aprender…..

Hasta entonces...Les cuento como hice éste plato:



Lavar los calabacines y las habichuelas verdes, desgranar los chicharos, pelar las zanahorias, las remolachas y la parte más dura de los espárragos.    
Quitar las hojas exteriores del puerro y enjuagarlos bien.
Cortar todas las verduras en juliana.
En una cacerolita con agua, salando al gusto, cocer la remolacha durante unos quince minutos aproximadamente dependiendo del grosor, o hasta que pinchándola estén tiernas. Reservarlas dentro del agua.
Otra cacerolita poner a cocer, salando previamente el agua al gusto, las habichuelas verdes junto con la zanahoria, pasados unos cinco minutos añadir los espárragos y el calabacín, añadiendo a continuación y por último los guisantes.     
Procurando que estén al “dente” todas las verduras.
Escurrir bien y pasarlas a un bol con agua con hielo.
A la hora de emplatar, escurrir bien todas las verduras.

Mientras hacer la salsa:


En el vaso de la batidora echar medio mango, unas hojitas de perejil, el zumo de un limón, sal al gusto, un chorreoncito de vinagre de vino y aceite de oliva virgen extra (a ser posible malagueño…en ésta ocasión de Ardales).
Batir hasta obtener una preparación untuosa.

Servir las verduras regadas generosamente con la deliciosa vinagreta de mango……  


Disfruten de Málaga, de su cultura, de sus paisajes, de su gastronomía.

FELIZ AÑO 2014 - "IDEAS CENA NOCHEVIEJA CON SABOR A MALAGA"

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REPORTAJE E HISTORIA DEL CANTE Y BAILE MALAGUEÑO "VERDIALES"

Otro año más, Mi cocina, con la música y el baile de mi tierra despide el año, con panderetas, guitarras, violines, cintas y sombreros de vivos colores.   A ritmo de verdiales, la manifestación musical más antigua de Málaga y, posiblemente, una de las más atávicas de Europa. 

Los verdiales, que hunden sus raíces en el Mediterráneo pues sus orígenes se asocian al cultivo de la vid, que se remoonta a 2.500 años antes de Cristo. 

Durante siglos, los verdiales maduraron al amparo de los misterios agáricos de dos civilizaciones: íberos y tartesos, en la zona comprendida entre la desembocadura del río Vélez hasta el límite occidental de la provincia de Málaga, donde las sucesivas invasiones y colonizaciones no lograron su desaparición.

Con la música, el cante y el baile de mi tierra despido el año...

¡¡ Nochevieja !! Por fin llegamos a éste fin de año 2013, con 173 entradas publicadas en el blog en éste año que dejamos atrás…y la última del año, en ésta que será la número 174 quiero agradecer a quienes seguí Mi cocina, el apoyo y el cariño que me mostráis día tras día, con vuestras visitas y sobre todo con los comentarios que dejáis impreso en él.   ¡¡ Gracias, muchísimas gracias !! 


Llegando las doce de la noche del último día del año, solemos elevar nuestros deseos para el nuevo año y recuerdar las satisfacciones, las metas alcanzadas, los desaciertos y los momentos difíciles que se llevó el año 2013.
 
En ésta noche afloran tradiciones, creencias y supersticiones, son prácticamente infinitas…entre ellas la más española, comer doce uvas mientras suenan las campanadas y brindar con cava; aunque no se conoce muy bien el origen de dicha costumbre, se cree que tuvo sus orígenes en 1909, año en que los viticultores en Cataluña, tuvieron excedente en la cosecha de uva e iniciaron una campaña para dar salida a sus productos.


¿Sabian que el origen de celebrar la Nochevieja se remonta a los inicios del Imperio Romano?. Para éstos,  enero estaba dedicado al dios bifronte Janus. Dios que mira delante y detrás: al año que se va y al principio del que viene, por eso lo representaban con dos rostros, uno barbudo y viejo y otro joven. 

Los romanos invitaban a comer a los amigos y se intercambiaban miel con dátiles e higos para que el año que empezase fuese dulce.

Esta vieja costumbre romana fue poco a poco entrando en Europa, donde también con la finalidad de que el año entrante fuera dichoso, comenzaron a ofrecerse lentejas, de las que se dice que propician la prosperidad económica del año que empieza.

Costumbre que siguen los romanos de hoy en día..cenando lentejas el dia 31 de diciembre (Quizás les venga bien ésta receta de éste riquisimo potaje aderezado con morcilla de Alhaurin) 



Nochevieja, ésa noche que suele comenzar con una cena familiar y  que tras las campanadas de medianoche, después de las clásicas doce uvas y el cava de rigor, comienza la fiesta para saludar y festejar el año que comienza. 

Aunque yo les invito a no cocinar demasiado, a "picotear" como decimos en mi tierra, a dejarlo todo preparado con antelación y a disfrutar de la familia, de los amigos, de los seres queridos; o sencillamente a escuchar plácidamente las campanadas en el reloj. 
Así, que si les parece les recuerdo algunos aperitivos y platos rápidos, incluso fáciles de preparar.
¿Les viene bien las ideas?

 PATES..... 
Al vino moscatel




O a la mostaza....


 VOULAVENT
 
SUFLES 



TARTALETAS 

HUEVOS DE CODORNIZ CON PIMIENTA NEGRA Y MAYONESA 

TARTALETAS DE ATUN



¿O POR QUE NO UNAS CUANTAS BANDEJAS DE SUSHI ? ¿SE ATREVEN? 

Hagan su mesa divertida con la comida estilo japonesa, pero si no les gusta, vamos al clásico COCTEL DE LANGOSTINOS.

O rellenando AGUACATES DE LA AXARQUIA MALAGUEÑA.

No se olviden de los ANDRESITOS MALAGUEÑOS


 Ni dejen en el horno el PASTEL DE CEBOLLA CON JAMON.

Aunque si prefieren un plato más elavorado, fácil, al horno...qué mejor que éste BACALAO. 

Igual prefieren alguna carne, al horno....pero todas, absolutamente todas con "toques" sabores y aromas malagueños....

Como éstos deliciosos trozos de lomo de cerdo con diferentes salsas...Receta 1 

Y de postre...algo dulce y variado MIGNARDICES


La vida nos regala 365 días nuevos para rellenar, parece mucho tiempo, pero en realidad el tiempo vuela, y no es que pase la vida, pasamos nosotros; se esfuman los días haciendo los minutos, los segundos verdaderas piruetas en el aire.

Pensar en rellenar el vacío del día a día, con ilusión y valentía, con salud y pasión; llenemos pués el diario día a día: de entusiasmo, de experiencias, de creatividad, de motivaciones y emociones, de buenas compañías.  

Llenémoslos de pequeños detalles, de todo lo que nos rodea en la vida.   Este será nuestro reflejo, por lo que mi deseo es: “Cuando vean su reflejo en el espejo de la vida, dentro de otros 365 días, sea un reflejo feliz”

Y recuerden mi consejo: Si pueden disfruten de Málaga, viajen hasta ésta maravillosa provincia, una de las más hermosas de España....Málaga, entre la mar y el cielo.

SOPA MALAGUEÑA DE "AGUJA PALÁ" (PEZ ESPADA)

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Grabados en mi memoria, en el archivo de los recuerdos están aún las pequeñas casitas de las playas del Palo, aquellas por las que anduve con mi madre, con mis abuelos maternos, cierro los ojos y aún puedo ver aquellas barcas varadas en el rebalaje sobre los viejos maderos, las redes secándose al sol sobre las piedras y chinorros de la orilla, el olor a alquitrán y a salitre, a pescado seco, a sardinas “asás”, aún puedo oir el rumor de las olas, aspirar la mar… 

La pesca marcó la vida de mi abuelo, “el Bichucho” y de la familia de mi abuela “Los Rosillas”, pendientes de los vientos, del estado de la mar para sobrevivir; personas cuya vida era la mar; por la mañana, aún de “madrugá” salían de la mar los sardinales, traían las plateadas sardinas, durante el día, las barcas iban en busca de los boquerones y jurelitos y ya casi a la caída de la tarde, en busca de lo que había quedado enganchado en los trasmallos. 

Me contaban mis abuelos, como cuando vivían en aquellas pequeñas casitas de pescadores, blancas, encaladas, allá por los años 30, situadas en primera línea de la playa, tenían que tener dos puertas, una frente a la otra, para que cuando pegaba el mal tiempo, bien el temporal de levante o las marejales de poniente arrastraba el agua entre los callejones y atravesaran las humildes viviendas.

De aquellos años, recuerdo aquella vieja historia de la familia de mi abuela, aquella que me contó de que un día con un fuerte temporal de levante, casi de madrugada, vieron un gran pez luchando con las olas, lo arrastraban, la fuerza del animal no podía con las marejales y en el mismo rebalaje pudieron recogerlo entre varios marengos: era un hermoso pez espada o como decían los “paleños” de antaño: un “abuja palá”…..  

Este andaluz nombre que damos en mi tierra al pez espada, aguja palá, deriva del latin: “Acus” que significa aguja y  de la palabra “palatum” origen de paladar. Esta especie debe su nombra a la peculiar morfología de su rostro, que se caracteriza por una prolongación muy acusada del paladar.

El pez espada habita en todos los océanos, si bien prefiere las aguas templadas del mar Mediterráneo y el mar Negro. Durante el día se encuentra a profundidades de entre 200 y 800 metros, pero cuando llega la noche sube a la superficie.

La única especie existente de pez espada es el Xiphias gladius, Sin embargo, es frecuente confundir al pez espada con el pez emperador (Lavurus imperialis) porque en algunas regiones el pez espada también es conocido y se comercializa con este nombre.

La pesca profesional del pez espada que habitualmente se realiza en el Mediterráneo, y más concretamente en la costa malagueña, se hace con palangre de superficie.  Este arte de pesca, se considera como la pesca mas selectiva que existe, palangres con líneas cebadas que calan al atardecer y arrían al amanecer. una pesquería legal, regulada, sostenible y responsable.

Y es en el mercado de Huelin, donde aún puedo ver como un gran profesional, despieza, prepara y vende con gran destreza, es en el puesto de “Salvador”.   El pez espada de nuestro Mar de Alborán, ésa “aguja palá” que a  pesar de su gran tamaño es uno de los animales más elegantes y veloces de la mar.

Suelo prepararlo generalmente a la plancha, con su buen aceite de oliva virgen extra, con ajo laminado, perejil y un buen chorreón de limón….o con un “majaillo” con dichos ingredientes. 



Pero generalmente, la parte del filete correspondiente a la ventresca, me encanta trocearla para una buena sopa, a la que le suelo añadir almejas, mejillones, gambas o como en ésta ocasión unos buenos langostinos….


¿Cómo la preparo?

Ingredientes para dos personas:
Trozos de pez espada, langostinos (la cantidad de langostinos y pez espada al gusto del consumidor), un “puñaito” de chicharos (guisantes frescos a ser posible), una patata mediana, media cebolla, tres dientes de ajo, un tomate triturado (sin piel ni pepitas), medio vaso de aceite de oliva virgen extra (en ésta ocasión de Periana, malagueño), sal, agua, un sobre de colorante alimentario (una carterilla del Aeroplano), una ramita de hojas de perejil y otra de hierbabuena.

Los pasos a seguir:

Pelar los langostinos y reservar la carne.
En una cacerolita echar el aceite y pochar a fuego lento la cebolla y los ajos cortados en trozos pequeños, junto con las cabezas y la piel de los langostinos; cuando estén dorados (cuidado de que no se quemen) agregar el tomate junto con el perejil y dejar freir todo el conjunto.
Pasar el refrito con un poco de agua por la minipimer.
En la misma cacerolita echar agua, el colorante alimentario y añadir el refrito pasado por un colador fino. 
Añadir las patatas cortada en rodajas y los guisantes dejándolos cocer durante unos quince minutos o hasta que la patata esté tierna.
En ése momento incorporar los langostinos y los trozos de pez espada, dándoles un hervor de unos cinco minutos más o menos. Probar de sal.
Apartar del fuego y servir muy caliente, sin olvidar su ramita de hierbabuena.




¡¡ Buen provecho !!     

Con este post hago un homenaje a Málaga, a todos los hombres y mujeres de la mar, a los pescadores, en especial a los paleños, a mi familia a quien recuerdo mirando ésta maravilla de nuestra tierra: El cuadro, La Moraga.


No puedo describir el placer de recorrer el Museo Municipal de Málaga, éste museo situado a pie de la coracha, a los pies de La Alcazaba y quedar fascinada con un cuadro, un óleo de 3 x 3 metros, de magnifico pintor malagueño Horacio Lengo (1838 - 1890).

Es una estampa típica de Málaga, la sitúa en las playas de Bellavista, a la derecha el Monte San Antón, viéndose la bahía de Málaga al fondo, La Farola (el único faro del mundo femenino), la Málaga industrial con sus chimeneas en pleno rendimiento (finales siglo XIX), la literatura costumbrista de la época no dedica un episodio concreto a esta costumbre aunque sí se cita a propósito de narraciones de fiestas populares como la de ¡A pelar la pezuña!, del día de San Antón, en las playas de la Caleta, en donde la moraga era complemento de bailes y cantes flamencos en las ventas de la playa.

Y lo que más me gustó, los pescadores tirando del copo, los más “pudientes” sentados en el rebalaje, y los niños acurrucados al calor del fuego, preparando y asando sus espetos: una moraga, encima de las redes, la manta raya, la jibia, las sardinitas, los boquerones, se ven las conchas de las almejas y búsanos.

Ese día pensé ¿sería alguno de esos niños mi abuelo o quizás la niña con su toquilla cubriendo su cabeza mi abuela?

Así voló mi imaginación, por ello le pedí a un artista malagueño, un gran pintor, que me hiciese una copia (mucho más pequeña lógicamente) para tener y disfrutar cada día viendo tan magnifico cuadro.

Este pintor que me ha hecho la copia del original, bastante más pequeño lógicamente, del gran maestro Horacio Lengo, es mi suegro…

CAZUELA DE CONEJO EN SALSA DE VINO BLANCO MALAGUEÑO

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Madre, mi carbonero no vino anoche y le estuve esperando hasta las doce.
Carbón, carbón de encina y picón, carbón de encina, picón de olivo, niña bonita, vente conmigo.
Madre mi carbonero vino de Vélez y en el sombrero trajo cuatro claveles.Carbón, carbón de encina y picón, carbón de encina, picón de olivo, niña bonita, vente conmigo.

Hace escasamente unas horas, mi suegra Paquita y yo, sentadas en mi porche, al cálido sol  del mediodía, en éste aprimaverado invierno, que nos regala el maravilloso clima de Málaga; meciéndonos pausadamente en el balancín, cantábamos al compás ésta canción que yo aprendí, por cierto en las clases de música que obligatoriamente teníamos que dar en  Barchillerato en el Instituto Femenino Vicente Espinel, allá por mediado de los años 60 y que ella a sus 81 años, aún recuerda de su más tierna niñez.  

Las personas mayores, quizás por motivo de su edad se dan cuenta de que tienen más pasado que futuro, suelen recurrir a evocar la infancia; a mi suele ocurrirme, no pensando en el mañana, sino dejando que volar libres mis recuerdos, viajo al pasado, a mi niñez, intentando reencontrarme con mis mayores, con mis raíces y sobre todo con los momentos felices que de niña pude disfrutar, procurando no caer en el papel, como bien me dice mi marido, de ser la “abuela Cebolleta” de la blogosfera gastronómica.  

Me gusta recordar e incluso aprender leyendo o escuchando a mis mayores, saber de ésa época no tan lejana, hechos, historias, palabras incluso, que van cayendo en desuso, que se pierden en el camino de la vida, de los días que vamos dejando a nuestras espaldas.  Productos incluso que han desaparecido del mercado pero que fueron tremendamente habituales y normales en mi infancia sobre todo.   

Hoy,  nuevamente de la mano de mi suegra hemos recordado….

En otro tiempo, cuando avanzaba el otoño y el invierno comenzaba a insinuarse y el húmedo frio de la noche se calaba los huesos,  en las humildes casas combatían el frio encendiendo una “copa”.´

Cierro los ojos y veo nítidamente la calle Santarem en El Palo, las blancas casitas de los pescadores a la izquierda, a la derecha los esbeltos y elegantes eucaliptos en paralelo a las vías del tren, al fondo se dibujaba la silueta del Cementerio; casi en cada puerta, las mujeres, arrecías de frio, vestidas de negro, con sus largas faldas tapadas con el delantal, la toquilla de lana al hombro, el pañuelo cubriendo sus cabellos, agachadas con el “soplillo” de esparto atizando enérgicamente la candela del brasero.   

Cisco, picón y carbón  no podía faltar en las casas, también lógicamente se usaba para el anafe, ése hornillo portátil que usaba mi abuela, Maria del Carmen Rosa, para cocinar.    

El cisco, carbón menudo elaborado ex profeso para braseros. solía ser de picón, carbón menudo de ramas de encina, jara o pino.  Se encendía con una “roilla”, un “tizón” mojado en aceite de comer, que prendían con un “misto”, aquellas diminutas cerillas que había que rascar sobre la lija de la pequeña cajita de cartón.

Tizón que olía a aceite frito, usado seguramente para freir el “pescaito” del día; aceite también que servía para abrillantar los suelos de barro cocido…

Esas copas, perdidas en nuestros recuerdos, cuyas brasas se removían con la badila, ayudando a esparcir sobre el cisco un poco de sahumerio, ésa mezcla de romero, de lavanda o mejor aún las mondas enteras de las naranjas, ya secas por el cálido sol malagueño….

Ese delicioso sol que nos acaricia nuestros rostros, sentadas con la mirada perdida en el cielo azul, después de un delicioso almuerzo..….mientras mi suegra y yo, seguimos cantando: Madre, mi carbonero no vino anoche y le estuve esperando hasta las doce, carbón, carbón de encina y picón….….

¿Qué les preparé?....Lo que a mi suegro y a mi suegra les encanta: conejo en salsa de vino blanco malagueño.


¿Cómo lo hice?   

Ingredientes para cuatro personas:

Un conejo troceado (me lo suele preparar carnicería Federico, donde suelo comprar, en el Mercado de Atarazanas, el Central malagueño), una cabeza de ajos, dos vasos de vino blanco joven (en ésta ocasión de Mollina, malagueño), dos hojas de laurel, dos vasos de agua, sal, una ramita de tomillo, diez o doce granos de pimienta negra y aceite de oliva virgen extra (en ésta ocasión de La Axarquia malagueña, de Periana).

Los pasos a seguir:

En una cazuela echar un buen chorreón de aceite de oliva, de forma que quede cubierto el fondo.
Una vez caliente el aceite echar los trozos de conejo (incluida la cabeza partida por la mitad, las hojas de laurel, el tomillo, los granos de pimienta negra y los ajos desmenuzados y partidos por la mitad (sin quitarles la piel) y freir la carne, hasta que esté dorada uniformemente, removiéndola de vez en cuando.
Cuando esté doradita, agregar los dos vasos de vino y dejar reducir durante unos minutos, añadir el agua (caliente) a continuación, salando al gusto.
Dejarlo hacer a fuego lento durante media hora, hasta que haya reducido la salsa.   

Acompañar con unas patatas fritas en un buen aceite de oliva…..¡¡ Buen provecho !!


Tomillo en Mi cocina....

Y recuerden mi consejo: Si pueden, disfruten de Málaga, de su clima, su sol, su paisaje, su historia, su cultura, su gastronomía….y del mar, siempre la mar.    

ENSALADA DE LA AXARQUIA, DE AGUACATE CON VINAGRETA DE MANGO

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Hace tiempo, no recuerdo donde, leí que La Comarca de La Axarquia es como una Málaga en pequeño, porque encierra en su amplio territorio montes, valles, cornisas y costa.

En cualquier caso, es la que mayor número de municipios alberga de todas las comarcas malagueñas y se encuentra en la parte más oriental de la provincia; de hecho su nombre “Axarquia”  de origen significa “oriente”; de ahí que a su zona costera se le denomine “La Costa del Sol Oriental”.

No es la primera vez que escribo en Mi cocina, sobre tan maravillosa tierra, a la que por motivos profesionales de mi padre, me siento unida desde mi más tierna infancia: Periana, La Viñuela, El Puente Don Manuel, Velez Málaga, La Cala, Nerja, Competa, Macharaviaya, Torre del Mar y El Rincón de la Victoria, son los lugares que no pueden salir de mis recuerdos.

Una comarca que aún parece estar escondida sin que la pueda encontrar el tiempo, allí éste parece que se ha detenido, una parte de la provincia malagueña donde la quietud silenciosa de los blancos pueblos llenos de historia, algunos coronando las cimas de las altas montañas, otros suspendidos en las laderas sin dejar de mirar al mar, en las faldas del Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, contrastan con el bullicio de la zona bañada por la mar.

Visitar la comarca, viajar por sus estrechas y sinuosas carreteras, cruzadas por senderos y arroyos entre montes  cubiertos de retama o llenos vides donde la deliciosa uva moscatel se convierten en pasas y en oscuro y dulce vino, entre laderas de almendros, higueras, olivos y algarrobos, entre campos de frutos tropicales, aguacates, mangos y chirimoyos.

AXARQUIA, palabra llena de embrujo, preñada de colores playas, calas  y acantilados de ensueño, de gran belleza llenas de los azules de su mar; el marrón pardo amarillento a veces de sus montes,  el oro de sus uvas y de sus caldos, el blanco de sus pueblos y los intensos verdes de sus bosques y de sus huertas tropicales.
Sin dejar atrás su historia, su cultura y su gastronomía……

Es de ésta zona malagueña, de donde llega a nuestros mercados ésos deliciosos frutos tropicales que maduran al sol de mi querida Málaga (Los compro en el Mercado Central de Atarazanas).

Hoy les animo a preparar ésta ensalada cuya base es el aguacate, las uvas pasas y el mango..

Ingredientes:

Las cantidades para la ensalada lógicamente a gusto del consumidor o dependiendo de los comensales. 

En ésta ocasión la he hecho con aguacate, atún, langostinos cocidos, maíz, uvas pasas, sal al gusto….y vinagreta de mango.  Aunque por supuesto, les animo a añadir lechugas, tomates, otras frutas, huevo duro… ¡¡ dejen volar la imaginación !!

¿Para hacer la vinagreta?

En el vaso de la batidora echar medio mango, unas hojitas de perejil, el zumo de un limón, sal al gusto, un chorreoncito de vinagre de vino y aceite de oliva virgen extra (a ser posible malagueño…en ésta ocasión de Ardales).
Batir hasta obtener una preparación untuosa.



Emplatar y regar con la vinagreta siendo generosos.



Buen provecho y buen fin de semana.   Si pueden: no dejen de visitar La Axarquia, disfruten de Málaga.

WOK DE POLLO, LANGOSTINOS Y VERDURAS AGRIDULCES CON CACAHUETE

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Tengo que confesar y admitir que en mis viajes a Thailandia nunca comí en los puestos callejeros, no probé algo tan común para los tailandeses: los insectos, algo habitual en su dieta, grillos, escorpiones, gusanos, ni tan siquiera pude coger un saltamonte frito servido en una calle de Bangkok en un cartuchito de papel, como si se tratase de “pescaito” frito en las calles gaditanas, que me ofrecía mi marido con insistencia ante mi continua negativa a degustar tales “delicatessen” gastronómicas del País de la eterna sonrisa.

Quien haya visitado Thailandia, al igual que yo, no ha podido pasar página en cuanto a su gastronomía, no habrá podido, ni querido escapar de los deliciosos olores de sus recetas, se grabarán en su memoria los olores a leche de coco, a cilantro, jengibre, a frutas exóticas que envuelven a viandantes por las aceras de las calles de cualquier ciudad thailandesa.  
   

Aunque existe el refrán que dice: Haz lo que vieres, donde fueres, nunca comí en ningún puesto callejero, pequeños restaurantes al aire libre cargados de olores diversos, donde la mayoría de los tailandeses acuden a comer, a cualquier hora del día o de la noche, donde saben que la comida está recién cocinada, lista para comer en las mesas y sillas de plástico que invaden las aceras, o llevándoselas en bolsas de plástico transparentes cerradas con gomas elásticas, para comer en casa o en el trabajo.   

Lo cual no quita que disfrutara de la gastronomía tailandesa, una gastronomía con destacados rasgos chinos, aunque con claras influencias de diversas culturas orientales, tales como los indios que dejaron la herencia de los currys, los árabes con sus recetas a base de cordero y ternera aderezados con comino y clavos, o uno de los más habituales las guindillas rojas picantes, introducidas por los portugueses durante el siglo XVI.   

Una gastronomía que se basa en el equilibrio y la armonía de sabores y colores, donde conviven en perfecta armonía el amargo, el dulce, el ácido, salado y picante.

Siempre acompañado con la base principal de la comida tailandesa: el arroz, aunque sea simplemente hervido y por qué no, con una cerveza bien fría “Shin ga”

En ésta ocasión a ése plato de arroz le acompañó un wok de pollo, langostinos y verduras agridulces con cacahuete.

¿Cómo lo hice?

Ingredientes:

Aceite de cacahuete (en su defecto cualquier aceite vegetal), una cebolla dulce blanca, una zanahoria, champiñones en láminas, dos dientes de ajo, un pimiento verde, un calabacín,  dos cucharadas soperas de azúcar moreno, dos cucharadas soperas de salsa de soja, una cucharada sopera de salsa de pescado, una cucharada pequeña de jengibre en polvo, una cucharada sopera de vinagre de arroz, cacahuetes, pollo troceado, langostinos pelados.

Los pasos a seguir:

En un bol echar el azúcar, la salsa de soja, la salsa de pescado, los dientes de ajo machacados, el vinagre de arroz y el jengibre, el pollo troceado y los langostinos.  Remover bien y dejar macerar.
Cortar el pimiento, la zanahoria y el calabacín en trozos alargados, reservar.
Cortar la cebolla en trozos alargados.
En un wok (en su defecto puede valer una sartén) echar el aceite y saltear la cebolla durante un minuto, hasta que esté tierna, echar la zanahoria, el pimiento y saltear durante dos minutos.
Añadir el calabacín y los champiñones y rehogarlo durante uno o dos minutos más.  Sacar la verdura y reservar.
Escurrir bien el pollo, los langostinos y los cacahuetes (sin piel) y rehogarlos en el wok a fuego fuerte, durante varios minutos.
Agregar la verdura y los liquidos de la maceración, removiendo hasta que queden todos los ingredientes impregnados, dejando rehogar durante dos o tres minutos.
Servir caliente, acompañado con  un cuenco de arroz blanco (arroz cocido), tipo thai.

¡¡ Buen provecho !!

MACEDONIA AGRIDULCE DE FRUTAS

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Con el paso de los años, me he ido acostumbrando a asociar los olores, los sabores a cada lugar que he visitado a lo largo de mi vida; por supuesto asocio cada vez que veo una imagen, que leo un libro, incluso cuando hago una comida a cada cultura, a cada país, a cada momento vivido; no tengo que rebuscar ni profundizar en mi memoria, cada vez que me ocurre, es como si volviese a revivir mis propias experiencias.

India, para mi tiene un poder de atracción muy especial, por mi vinculación personal y profesional.




Aromas, texturas y sabores suaves que revolotean en mi memoria, suelo hacerlas en lo posible real en mi paladar, una gastronomía la de India, de profundos colores vivos y mágicos, donde las especias y el picante son primordiales en éste exótico, colorido y misterioso pais.    

Es el país de los colores, de las especias, de los saris, de las mil religiones y de los impresionantes templos, un país que inundó mi vida, que me regaló conocer su cultura, apreciar y degustar su gastronomía plagada de sabores diferentes y de exquisitas mezclas.





Es por ello que en Mi cocina, no podían faltar libros de recetas hindúes, para poder seguir aprendiendo y lógicamente poniéndola en práctica, como éste que os enseño…..





Él ha sido mi "guia" para preparar ésta macedonia de frutas, atrevida, exótica, muy especial con toques agridulces que sorprende…
Por supuesto que admite todo tipo de frutas y no necesariamente tiene que ser un postre veraniego, todo el año debemos aportar a nuestro organismo las vitaminas que contienen las frutas de temporada e incluso las frutas de conservas….¿se animan a probarla?





¿Cómo la hice?     



En ésta ocasión he usado: kiwi, plátano, piña, manzana, mango y guindas.

Pelar y cortar la fruta en trozos pequeños.

Escurrir bien si alguna de ellas es de conservas.

Colocar los trozos en un cuenco y agregar: una cucharadita pequeña de jengibre molido, pimienta negra en grano recién molida, el zumo de medio limón y una pizca de sal (todas las especias al gusto).

Remover bien y servir con una ramita de hierbabuena.



¡¡ Buen provecho !!

PAN DE CERVEZA Y MIEL DE CAÑA

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Más de la mitad de mi vida me he visto rodeada de relojes, ellos marcaron el ritmo de mi existencia y aunque parezca mentira, entre ellos, mirando agujas horarias, minuteros, segunderos, tijas y coronas con las que mover y regular a mi voluntad sus maquinarias, sus movimientos, el tiempo en definitiva, es algo que siempre me ha faltado en la vida.

El tiempo ha sido y es un bien escaso.

Tiempo y paciencia……el tiempo, tiempo libre para mí, algún día y espero que no muy lejano pueda conseguirlo, la paciencia sé que no tiene arreglo, no soy perfecta.

Y estos dos requisitos, son totalmente necesarios para realizar ciertas labores en la cocina y concretamente vitales para hacer pan.

Es por ello, que por mi falta de tiempo y paciencia, unido a que he de reconocer que no somos en casa muy de comer pan (sí lo justo y necesario), el apartado de "PANES" en mi recetario no es demasiado grande, 15 recetas, pero sí que intento aprender y hacer mis “pinitos”.

Aún no he comentado en el blog, que en Diciembre mi marido me regaló el libro “Pan Casero” de Ibán Yarza…


Con él, empecé mi proyecto de “masa madre”, intentando seguir con “paciencia”, que en definitiva he de reconocer que es la madre de todas las ciencias, siguiendo fielmente sus instrucciones, paso a paso, dia a dia y ante mi incredulidad creí conseguir tener la famosa masa madre, que al final resultó ser toda una “madrastra” y la tuve que tirar.

No me deprimí y seguí buscando en la red, probando con varias harinas y otras “fórmulas” hasta que por fin, aunque no le dediqué todo el tiempo, constancia y esfuerzo que me hubiese gustado, conseguí mantener vivía una masa “madrecita”…con la que conseguí un pan bastante “decente”, de un pan malagueño, de Coín, el famoso pan de La Curruca, el clásico pan “cateto”,  siguiendo la receta del libro de Ibán. 

 
Con una miga y un sabor espectacular....



A ésa masa “madre”, quizás no le tomé demasiado cariño, por lo que una vez que hice el pan de cateto malagueño, la restante la usé para hacer un pan cuya receta de Iban, me llamó poderosamente la atención….



Un pan con harina de fuerza y harina blanca de cebada (de ésta última carecía en Mi cocina) así que la hice con harina de fuerza única y exclusivamente.     Y al comprobar que se hacía con cerveza y miel voló mi imaginación y pensé que dicho pan debería tener Sabor a Málaga.

Así que con una cerveza de mi tierra, cuyo delicioso olor al lúpulo aspiro con avidez cada vez que paso cerca, una San Miguel especial



Y una riquísima miel de caña, de la Axarquia…..



Fueron los que le aportaron un sabor y olor realmente exquisito a ésta hogaza de pan. 



El resultado: un pan muy aromático, con miga densa que se mantuvo tierna varios días, con una corteza rústica y crujiente…. con un pero: demasiado "crujiente". 

Me salió la corteza un pelín quemada; algún día aprenderé a controlar los panes, a conseguir que mi horno me ayude con la temperatura exacta para cada tipo de pan y así no se me cuezan demasiado….en todo caso, me salió riquísimo (Y aunque no tengo abuela, ese fue el adjetivo para definir el pan de mi familia).



Pensé no publicar éste post, no puedo enseñar algo que no sé...pero es necesario también compartir las recetas aunque no salgan perfectas, aunque esté intentando aprender y por lo tanto tenga fallos garrafales; contarles en una palabra lo que se cuece en mi horno, animándoles a meter las manos en la masa, disfrutar intentando hacer pan y en éste caso uno de los panes más ricos que he preparado en Mi cocina….

¿Cómo lo hice?

Ingredientes que usé:

450 grmos de harina de fuerza.
150 gramos de masa madre.
Un botellín de cerveza a temperatura ambiente (no debe de estar fría).
Tres cucharadas soperas de miel de caña
Una cucharada pequeña de sal.
Un gramo de levadura seca de panadería.

Los pasos que seguí:

En un bol mezclar bien todos los ingredientes (excepto la sal) y dejar que la preparación repose unos quince minutos (la masa será pegajosa…no se preocupen por ello).
Añadir la sal y pasarla a una mesa donde ir “trabajando” la masa (vamos ir amasando), plegándola sobre si misma de manera suave. (Notarán que tiende a adherirse a la mesa o tabla de trabajo).   
Se aconseja hacer pequeños amasados de unos diez segundos, dejándola reposar entre cada amasado cinco o diez minutos, repitiendo éstos amasados tres o cuatro veces.
Dejar fermentar la masa en un bol durante unas dos horas, tapándolo con un papel transparente. 


Pasado éste tiempo, habrá crecido (no llega a doblar su volumen).



Pasar la masa nuevamente a la tabla o mesa previamente enharinada, darle forma haciendo una especie de hatillo para posteriormente darle la vuelta, haciéndola girar con suavidad entre las manos hasta que quede homogénea.

Doblarla haciéndole un pliegue y colocarla nuevamente en un bol forrado con un trapo enharinado para que no se pegue la masa, tapándola nuevamente con un papel film transparente; dejar fermentar unas tres horas



En ese momento se puede comprobar que al practicar un corte se ve claramente los agujeros propios de la miga de pan.

Pasar la masa a la mesa y darle forma, enharinándola un poco por encima. 

Con un cuchillo de sierra realizar unos cortes en forma de rejilla.

Hornear durante quince minutos a 250º C con mucha humedad (echar medio vaso de agua muy caliente en una bandeja metálica); pasado éste tiempo retirar la bandeja del agua y dejar hornear el pan 40 minutos a 200º C.

Sacar el pan y dejar enfriar en una rejilla antes de consumirlo.

Consejo: 

No hagan como yo, que puse el pan sobre una piedra especial de hornear y se me quedó pegado a ella (de ahí que en las rebanadas pueden apreciar que le falta parte de la base).

Cuidado con el horno, que no se queme el pan demasiado…aún yo no controlo bien el hornear pan; lógicamente me falta experiencia y mucha…todo sea dicho de paso.

Y sobre todo, intenten “experimentar” con la “masa madre”.  Como habrán podido comprobar no he puesto como hacerla, mi consejo es que intenten ver una y otra vez los diferentes videos que se pueden encontrar en internet….yo seguiré probando, a ver si por fin, alguna de ellas se queda en Mi Cocina…. 

SOPA DE PESCADO MALAGUEÑA CON PATATAS, ARROZ Y ZANAHORIA

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Niña, llevo en mis cenachos,
Lo más mejor de la mar,
El rapé, el rubio y el mero
La brótola y la pescá.
Pá en blanco los boquerones,
Y pa en salsa los dentones
Y el salmonete pa asáo
Y pá ti que me la quitas
La mar de puñalaitas
Del que pregona el pescao !! 

Y Joseito el Chambelés, terminado que hubo su cadencioso pregón, penetró en la Calle La Trinidad, tambaleándose al peso de los repletísimos cenachos que brillaban al sol como repujados broqueles….

Fragmento de la obra "Por la negra honrilla" (Cuentos escogidos) de D. Arturo Reyes.

Foto publicada por Málaga, Ayer y hoy 



Fíjense en el cenachero malagueño, no le falta un detalle, faja, sombrero, ...  y no dejen atrás los detalles del delantal de volantes y flores para la supuesta compradora. El tipismo popular, año 1900. Colección Fernandez Rivero

No es ningún secreto mi pasión por Málaga, por su cultura, sus tradiciones, sus paisajes…por su cultura, su arte y su gastronomía; tampoco guardo en secreto mi afición por todo lo malagueño relacionado con la época costumbrista, finales del XIX principios del XX.

Época con la que últimamente suelo soñar despierta, a la que me traslado cada día leyendo el libro “El Vigia Puerta Oscura” de un gran escritor y buen amigo, Juan Luis Pinto Doblas, quien retrata la sociedad malagueña del siglo XIX a través de sus protagonistas; Pedro, Aurora, Marina, Juana 'la gorda', Perico 'el negro'……



A los que se unen los personajes que estoy llegando a conocer de la obra del insigne escritor malagueño D. Arturo Reyes (Málaga 1864 – 1913)


a quien estoy descubriendo y llegando a conocer gracias a la gran labor que realiza su bisnieta, mi querida amiga Pepa Reyes (AQUI pueden leer su blog).

Las novelas de D. Arturo como “La Goletera” o “Cartucherita”, impregnadas de ése sello costumbrista, auténticos cuadros que refleja a la perfección el lenguaje malagueño, las expresiones chispeantes e ingeniosas, las costumbres populares, describiendo el ambiente de la vida de entonces y del uso del vocabulario popular malagueño.

D. Arturo, como me gusta llamarle, de temperamento romántico, de gran sensibilidad capta los más escondidos detalles de la vida del pueblo malagueño quien fue capaz de producir en su corta vida unos 20 tomos de cuentos, novelas, poesías, diálogos escénicos e incluso obras teatrales hoy inéditas. 

Acabo de recibir un maravilloso regalo de mi amiga Pepa Reyes, una de las obras inéditas de D.Arturo, que quiero compartir con quienes visitan Mi cocina, textualmente ella me escribía:

Hace unos días leí un cuento corto de mi bisabuelo que no sé si está publicado en algunos de sus libros y me encontré con dos pregones que me encantaron y que espero que a ti también.
Se llama "Por la negra honrilla". Desde que comencé hasta que terminé me acordé de ti y de tu cocina con nuestros pescaítos de la bahía.

Este generoso detalle, me ha emocionado, me ha hecho sentir una privilegiada, llegando a pensar incluso que D. Arturo Reyes lo escribió para mí, para que un día, en su futuro, nuestro presente, Pepa su bisnieta lo encontrara, me lo enviara para que lo publicara en Mi cocina...
El destino me ha unido al gran escritor y embajador malagueño D. Arturo Reyes ....

Me hace soñar y viajar al pasado, a aquella época, a imaginarme a mis abuelos maternos en las playas del Palo, a mis tíos ayudándoles desde su más tierna infancia “faenando” en la mar, a  mi madre limpiando y preparando el pescado que sacaban del copo, en el mismo rebalaje….. (Foto principios de 1900, del blog de D. Gustavo Sánchez)



Ellos, mi familia, están en Mi cocina, en mis recetas tradicionales, en mis platos de “pescado y mariscos”.

Hoy, he preparado un “en blanco”, no tan blanco, ideal para personas mayores, para que los niños más reacios quizás a comer pescado puedan hacerlo casi sin darse cuenta; una receta perfecta para cuando el organismo necesita una “dieta blanda” como es llamada por los médicos…..pero siempre basada en el en blanco tradicional malagueño.

De jureles (aqui la receta) el que más le gustaba a mi madre.



De pescada (aqui encontrarán la receta),    este es el que prefiere mi marido.



En blanco malagueño,Y éste en blanquito (pinchando aqui verán la primera receta que publiqué en el 2009))  es el que desde pequeñitos han comido mis hijos, de rosada, de rape, de lenguado, de brótola......


 
¿Como hice el plato de hoy? Un "en blanco" no tan blanco.....



Ingredientes:

Un tomate maduro, un pimiento verde, media cebolla, una patata, una zanahoria, medio vaso de aceite de oliva virgen extra (a ser posible malagueño, en ésta ocasión de Riogordo), una hoja de laurel, un “puñaito” de arroz, sal y un trozo de rosada (limpia de espina, me la suele preparar el pescadero y generalmente la compro en el malagueño Mercado de Huelin), agua, medio limón y sal.

Los pasos a seguir:

En una cacerola plana echar el agua, el tomate partido por la mitad, el pimiento igualmente partido por la mitad (quitándole las semillas), la cebolla y el aceite.  Llevar a ebullición y dejar cocer aproximadamente unos quince o veinte minutos.
Agregar la rosada y dejar unos cinco minutos más tiempo suficiente para que el pescado esté listo.
Pasar el tomate, el pimiento, la cebolla y el trozo de rosada (revisando que no tenga espina ninguna) por la minipimer y el puré incorporarlo nuevamente a la cacerola.
Añadir la patata y la zanahoria cortada, pasado diez minutos, añadir un puñadito de arroz y el laurel.   Salar al gusto y dejar que se cocine el arroz de forma que no se pase (unos quince minutos aproximadamente).
Apartar del fuego y dejar reposar unos minutos.

Servir con un chorreón de limón.

¡¡ Buen provecho !!

Gracias a Pepa Reyes, en los últimos meses se ha homenajeado a D.Arturo Reyes, en su ciudad natal, con  multitud de actos culturales y gracias a ella, la obra, documentos, fotografías de D. Arturo está al alcance de todos los malagueños.

Los valiosos documentos estuvieron guardados durante muchos años en un armario de la consulta que en la calle Echegaray tenía José Carlos Reyes Téllez; finalmente, pasaron a su hija Pepa que por fin los pudo examinar con calma y descubrir que se trataba del archivo de su bisabuelo, el escritor malagueño Arturo Reyes (1864-1913) y de su hijo Adolfo Reyes C. Guillot, también un hombre de letras.

Dichos documentos, se presentó en el Museo del Patrimonio Municipal a través de DVD interactivos con más de 1.900 cartas de Arturo Reyes y su álbum de fotos igualmente;  una edición de Amparo Quiles y Amina El Founti que ha sido posible gracias al Centro de Tecnología de la Imagen y el Departamento de Filología Española II y Teoría de la Literatura de la UMA. 
Al que tuve la oportunidad de asistir y acompañar a mi amiga....


Además, pudimos disfrutar de una lectura dramatizada de fragmentos de la novela  Carturcherita”una de las más populares del genial escritor malagueño.

La red de bibliotecas municipales acogerá la exposición itinerante Arturo Reyes: un malagueño ilustre, con paneles informativos, documentos familiares y del Archivo Municipal así como de la sala Arturo Reyes del Museo de Artes y Costumbres Populares malagueñas.

D. Arturo, sigue entre nosotros a través de sus obras….

BIZCOCHO CUBIERTO DE CHOCOLATE CON AROMA DE VAINILLA

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Que sí, que sí… lo reconozco, que soy “mú pesá” como me diría mi hijo o como me diría quizás uno de los mejores humoristas españoles, José Mota : “Eres mú cansina”

Sé que igual me pongo muy reiterativa hablando en gran medida de “mis” historias y memorias en el blog, muchas de ellas relacionadas con mi niñez, un blog que en definitiva sólo tendría que ser sobre la cocina, ya sean recetas, ingredientes y cosas así…pero sabrán que Mi cocina, con el paso de los años se ha ido convirtiendo casi sin darme cuenta, como dice la canción en mi baúl de los recuerdos, los cuales van inexorablemente unidos al fin de ésta cocina virtual.

Procuro hacer propósito de enmienda y me digo, voy a ir directamente al grano como al principio, foto y como hago la receta en cuestión…..pero termino siempre igual, con una retahíla extensa para dar pie e introducir los pasos a seguir; así que como diría con tanto arte uno de los muchos personales de José Mota: "Hoy no, Mañaaaanaaa".

Y es que con éste delicioso bizcocho impregnado con una generosísima capa de chocolate, sin duda nos traslada a aquella época ( me refiero a finales de los 50, principios de los 60), cuando mi generación jugábamos en la calle, conviviendo con los amigos a la hora de la merienda.

¿Se acuerdan Vds., de aquella canción que canturreábamos con el juego de las pelotas?: pan, chocolate, chocolate y pan…yo tengo un carro y una carreta y un par de mulas campanilleras; las campanillas son de oro y plata….

Hablando de pelotas, ¿han pensado lo socorridas que han sido para los juegos de los niños? Se acuerdan de…. Tres cafés, sin mover, sin reír, sin hablar, con un pie, con el otro, con una mano, con la otra, de puntillas, de talones, mis aviones, que tiran bombaspor los balcones…

Son tantas, tantas las canciones de nuestros juegos infantiles, que sería esta entrada interminable: Quisiera ser tan alta, Mambrú se fue a la guerra, Tengo una muñeca vestida de azúl, Yo soy la viudita del Conde Laurel, Pués cojo éste ramo.., Pase misí pase misá… Antón pirulero……

Canciones que acompañaban cada momento, cada día…juegos con nuestras muñecas, con la pelota, los patines, el diabólo, saltar a la comba, el “siriguiso” y un largo etc., Nos distraíamos con una simple canción y dando golpes en el suelo ¿recuerdan?

“Como planta usted las flores a la moda, a la moda; como planta usted las flores a la moda de Paris; yo la planto con las manos a la moda, a la moda, yo la planto con las manos a la moda de Paris, que la planto con el pie…con el codo, con la rodilla….

Incluso esos frios días de invierno en los que la lluvia o el viento no nos permitía salir de casa, jugar a los recortables, a los cromos pegando palmadas en el suelo (placas que aún conservo intactas después de más de 50 años) e incluso a uno de mis juegos preferidos: a las comiditas y a las cocinitas, dejando volar la imaginación realizando todo tipo de “mejunjes”, sin dejar “ni mijita” del bocadillo preparado por nuestras madres.

Qué ricos aquellos bocadillos de las meriendas de antaño, cuando un trozo de pan con aceite y azúcar, pan con manteca hecha por nuestras madres, e incluso untado con la “pringá” del puchero engullíamos sin rechistar; aunque mi preferido era el pan con chocolate o mejor aún chocolate con pan….  

Y es que Jose Mota tiene razón……"Dame hueco, dame hueco; que habiendo hueco, yaa yooo yaa... Donde hay hueco, hay alegría." 

Y la alegría no debe faltarnos en nuestras vidas, incluso viajando con la imaginación y con el paladar a nuestra niñez....  



Por ello, les animo a probar éste delicioso bizcocho de vainilla con chocolate y trasladaros a la niñez…no les pesará una deliciosa merienda, dejénse llevar por “el annnnnsssiiiaaa viva” que “no pasa ná” (frases del humorista).



¿Cómo lo hice?

170 gramos de mantequilla (a temperatura ambiente), 140 gramos de azúcar blanca, 3 huevos, 140 gramos de harina con levadura (suelo usar de la marca Harimsa), un sobre de cada de “gasificante” (he usado de la marca Hacendado), dos cucharadas pequeñas de esencia de vainilla.

Los pasos a seguir:

Precalentar el horno a 180º C.

Untar el molde con mantequilla derretida y reservar.

Mientras en un cuenco echar la mantequilla junto con el azúcar y batir hasta que la mezcla blanquee y esté cremosa.

Echar los huevos, uno a uno, sin dejar de batir.

Tamizar (lo hago con un colador) la harina a la que se le ha incorporado los dos sobres de gasificante y remover todo el conjunto hasta que esté bien mezclado.

Añadir la vainilla y remover bien.

Verter la mezcla en el molde (he usado uno redondo con un hueco en el centro) y hornear durante 20 o 25 minutos.

Mientras preparar la cobertura de chocolate:

Ingredientes: 200 grms. de mantequilla cortada en trozos y una tableta de chocolate negro (70% cacao), añadir un poco de esencia de vainilla (aumenta el sabor del cacao).

Los pasos a seguir:

En un bol de cristal echar la mantequilla, la vainilla, junto con el chocolate y colocarlo dentro de un recipiente con agua (al baño Maria).
Llevar el agua a ebullición e ir removiendo con una varilla el chocolate y la mantequilla hasta que se derrita.
Dejar enfriar y meterla en el frigorífico unos quince o veinte minutos.

Una vez frio el bizcocho desmoldarlo e ir echando el chocolate en el centro, dejando que resbale por los laterales.  Ir untándolo ayudándose con una espátula.

Colocar el bizcocho sobre un papel vegetal para que recoja el chocolate que pudiera escurrir.

Consejo: Si se queda la cobertura de chocolate dura, se puede introducir en el microondas unos segundos hasta obtener la consistencia deseada.

Cierren los ojos, aspiren el delicioso aroma del chocolate, degusten éste rico bizcocho y dejen volar la imaginación....volvamos a nuestra niñez.


MEJILLONES RELLENOS DE PESCADO Y MARISCO

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El destino nos unió y el mismo destino separó a nuestras familias, pero nos quedó el cariño y el recuerdo de los momentos vividos…..eso no se puede borrar, tampoco olvidar. Con cariño para Patri, Estela, Candy y Paco.


En plena Axarquia malagueña, en el mismo rebalaje, en un lugar donde la mar es una mancha quieta donde proyectar silencios y sueños cuando está en calma o por el contrario cuando arrecia el temporal, a través de sus cristaleras, se escucha el murmullo de las olas y el rumor de los chinorros, piedras negras, grises y blancas moldeadas por el ir y venir del agua.

Es allí, en Valle Niza, junto al mar en Benajarafe, al lado del Varadero, en una extensa playa de arena oscura, protegida, aislada, sin paseo marítimo casi en la misma orilla, en primerísima línea de playa se encuentra el Restaurante Puerto Niza.



Un inmenso salón interior con chimenea, una fantástica terraza acristalada con vistas al mar, con una magnifica piscina; una exquisita cocina mediterránea de temporada, con Sabor a Málaga, a pie de playa que sin abandonar la tradicional cocina marenga, tiene una propuesta de platos y recetas vanguardistas, con postres caseros donde prima la calidad.

Pero ante todo, el trato humano de los propietarios….unas maravillosas personas, a las que a pesar del destino consideramos que forman parte de nuestra vida; trabajadores incansables que cuidan y miman a sus clientes.  

Esta entrada es mi pequeño y cariñoso homenaje en especial para Patri…. Con una receta muy marinera (ella al igual que mi marido es “patrón” de barco, también como nosotros unida al buceo y a la gastronomía).

Hoy he preparado unos mejillones rellenos de pescado y marisco; una receta basada en mis "Mejillones tigres" 

¿Como preparo éstos mejillones rellenos?



Ingredientes:

Medio kilo de mejillones, un trozo de rosada, seis langostinos, una cebolla blanca dulce (mediana), un pimiento verde (tipo italiano), un vaso de leche, un vaso de harina de trigo, un vaso de caldo (de cocer el marisco), un huevo, pan rallado, una hoja de laurel, una cucharada pequeña de nuez moscada, sal y aceite para freir (aconsejo freidora).

Los pasos a seguir:

En una cacerola con agua, poner los mejillones ya limpios a cocer con un puñadito de sal, la espina de la rosada, las cabezas y la piel de los langostinos junto con una hojita de laurel y un pellizquito de sal.  
Llevar a ebullición, espumerear, sacar los mejillones, colar el caldo.

Separar las valvas de los mejillones, reservando la carne por un lado y las conchas por otro.
Reservar el caldo ya colado

Quitarles las posibles durezas interiores.
Picar la carne de los mejillones, la carne de langostinos crudos (muy picadito), la carne de la rosada (con cuidado de que no queden espinas), en su defecto pueden poner surimi (palitos de cangrejo).
Picar en trocitos muy pequeños la cebolla y el pimiento verde.

En una sartén echar un chorreón de aceite de oliva virgen extra y pochar la cebolla y el pimiento con cuidado de que no llegue a dorar, agregar el pescado y los langostinos sofriéndolo durante un minuto.

Agregar harina y una cucharadita de nuez moscada, sal al gusto dándoles a continuación unas vueltecitas para mezclar todo y que se tueste un pelín la harina (así conseguiremos que no sepa a harina cruda).

En ese momento añadir el caldo y la leche.

Ir removiendo con unas varillas continuando con una cuchara de madera hasta conseguir que la masa sea homogénea y compacta y se despegue de las paredes de la sartén.

Dejar enfriar y reposar, yo suelo dejarlo a temperatura ambiente unas cuatro horas aproximadamente tapado con papel transparente.

Rellenar las conchas de los mejillones de forma que quede compacta


pasar por huevo batido y seguidamente pan rallado.


Freir en abundante aceite caliente. (Mi consejo: hacer posible en freidora, quedarán dorados y uniformes).

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