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BIZCOCHO ESPONJOSO DE CHOCOLATE, NARANJA Y NUECES, CUBIERTO DE CHOCOLATE Y NUECES CARAMELIZADAS AL RON

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El aroma del chocolate está comenzando a impregnar mi cocina, ése lugar donde cada día me cobijo, preparando para los míos ésas recetas, ésos platos que no sólo les alimente el cuerpo, también el alma y el espiritu.  

Cierro los ojos, respiro hondo mientras su olor despiertan en mí momentos vividos; recuerdos que me mantienen unida a mis mayores, también a seres queridos que no suelen o no pueden estar a mi lado, a mi mundo al que sin querer a veces me unen mis profundas raíces.

Aromas, sabores y olores escondidos, quizás guardados en algún lugar de mi memoria,  que van asomando de vez en cuando, que  se escapan en momentos fugaces, haciendo que a veces sienta añoranza, otras tristes, melancólica, pero en muchas ocasiones….feliz.   

Los aromas, en nuestra vida, dejan huella y despiertan emociones…..rememoro ésos olores evocadores  mientras escribo ésta entrada en éste blog, en éste cuaderno de bitácoras en el que se ha ido convirtiendo y no sólo en un recetario de cocina y al mismo tiempo que remuevo el chocolate, voy recordando tantas cosas, tantos sitios, tantos momentos vividos…. y sin querer, casi sin darme cuenta, una vez más dejo volar mi imaginación, dejo volar mi mente y voy enumerando los olores de mi vida.

El amor, mi amor, huele a la mar, a traje de buceo, a un intenso aroma a salitre, repleto de incansables paseos por el rebalaje, por la orilla, pisando la arena y acariciado por la espuma de las olas; la maternidad, mis hijos, huele a limpio, al dulce olor de su piel bañada por el suave olor de la colonia Nenuco. ¡¡ Cuántas veces me he deleitado, embelesada, aspirando el olor de mis niños !!

Rememoro el olor de mi madre, aquel intenso perfume español…”Joya” del que ella se impregnaba, junto con el perfume de los jazmines que guardaba en su pecho o prendía de su pelo; y el olor de mi padre, aquella  embriagadora y penetrante colonia que untaba por su cara y su cabello generosamente….con nombre de Dandy. 

Pero es en Mi cocina, son los aromas de los alimentos los que me hacen recordar nuevamente mi niñez…..

El olor al despertar por las mañanas, acompasado del crujir de los granos de café molidos suavemente, en el viejo y rojo molinillo que mi madre apoyaba en su barriga; ése café de pucherete que penetraba en mi cuarto junto con el inconfundible olor que desprendían los tejeringos, aún ensartados en un verde junco….. aquellos deliciosos “churros” en los que encontrábamos en su masa aquellas bolillas de estaño que el aceite hirviendo derretía de la propia sartén del churrero.  

O del pan “tostao” directamente en el fuego, en cuya negrura restregaba mi madre un diente de ajo y regaba con abundante aceite de Periana.

Vuelvo a contemplar con nitidez aquella cocina encalada que olía a puchero, a “en blanco”, a potajes….aquellos guisos hechos en cazuelas y ollas rojas a fuego lento, que tardaban horas en guisarse que dejaban impregnados sus perfumes, sus suculentas esencias, en toda la casa durante horas.

Me llega el olor a vinagre con el que mi madre conservaba los plateados boquerones, suavizándolo después con el olor de sus ajitos y de su perejil; aquel olor agriado que tantas veces mi madre impregnaba en algodones y me aliviaba cuando me sangraba la nariz.

Pero continúo removiendo el intenso chocolate….y su dulce olor me lleva a la hora de la merienda de aquella niñez junto a mi hermano, a los bocadillos de manteca “colorá” o de chicharrones, mezclado con el de las copitas de aguardiente dulce donde mojar algún que otro tejeringo.   Al inconfundible olor de la leche hirviendo en la lumbre, impregnada del dulce olor del chocolate negro derritiéndose sin prisa…..

Se concentra en Mi cocina aquel aroma de las tazas de chocolate, sintiéndome más y más cercana a aquellos días de mi niñez, pequeños recuerdos muchas veces olvidados y cubiertos por la capa de polvo de los años y que resurgen de lo  más profundo de mi mente mientras huelo y saboreo el delicioso chocolate caliente…. 

En ésta ocasión aprovechando el tiempo hice dos pasteles, uno más grande, otro más pequeño.   

Horneé el mayor primero y posteriormente el pequeño, más manejable para poder fotografiar.

Usé ésa misma cantidad que distribuí entre los dos moldes….aunque pueden preparar con éstas cantidades uno sólo, el molde de unos 20 cmts. de diámetro.


¿Cómo lo hice?


Ingredientes para el bizcocho:
170 grms. de mantequlla (a temperatura ambiente), 140 grms.de azúcar blanca, 3 huevos grandes, 140 grms. de harina (especial para pastelería), un sobre de levadura en polvo (especial igualmente para pastelería), el zumo de media naranja, un yogur blanco (sin azúcar), ralladura de media naranja, cuatro cucharadas soperas de cacao en polvo, 50 grms.de nueces de california.

Ingredientes para la cobertura:
Media tableta de chocolate negro especial para repostería,  cuatro cucharadas soperas de nata (especial para cocinar), dos cucharadas soperas de ron, dos cucharadas soperas de azúcar glas, 50 grms. de nueces de california. 

Los pasos a seguir:

Precalentar el horno a 180º C.
Forrar con papel de hornear la base del molde y untar con mantequilla los laterales.

Mientras en un cuenco echar la mantequilla junto con el azúcar y batir hasta que la mezcla blanquee y esté cremosa.

Echar los huevos, uno a uno, sin dejar de batir.

Tamizar (lo hago con un colador) la harina a la que se le ha incorporado la levadura y remover todo el conjunto hasta que esté bien mezclado.

Añadir el zumo de naranja, el yogur y la ralladura de naranja y remover bien.

Incorporar las nueces partidas en trozos pequeños, pasadas previamente por harina (sacudiéndolas bien).

Verter la mezcla en el molde (he usado uno redondo con un hueco en el centro) y hornear durante unos 30 minutos aproximadamente, con cuidado de que no se queme (comprobar si está hecho, pinchando en el centro con un palito de madera, de las brochetas, y si sale seco es que está listo).

Sacar del horno y dejar enfriar sobre una rejilla.

Una vez frio, desmoldarlo y dejar el bizcocho sobre una rejilla, dejando debajo un plato o un papel vegetal para que recoja el chocolate que pudiera escurrir.

Mientras preparar la cobertura de chocolate:

Los pasos a seguir:

En una cacerolita echar el chocolate troceado junto con la nata, ir removiendo con una varilla hasta conseguir que se derrita y se mezcle de forma homogénea.

Con una espátula, echar el chocolate derretido sobre el bizcocho generosamente, pasando la espátula por todos su lados.

Reservar mientras:

En otra cacerolita echar el azúcar y el ron, llevar a ebullición dejándolo hervir durante unos minutos, agregar las nueces, remover a fin de que se impregnen bien, dejando reducir hasta que se caramelicen.

Con unas pinzas, ir cogiendo las nueces y colocarlas sobre el chocolate….  


Hay ocasiones en el que a la vida hay que añadirle momentos dulces.....disfruten de ella, sean felices



PECHUGA DE POLLO EN SALSA DE ALBARICOQUE CON UN TOQUE PICANTE

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La niñez, tesoro mágico donde se alberga todos nuestros sueños inalcanzables.

Reconozco que ya desde pequeña sentía cierta fascinación por el exotismo que desprendían los libros, cuentos e historias orientales, aunque en aquellos años 60, más que lugares muy lejanos, parecían propios de la imaginación del autor de las líneas que ávidamente leía, adentrándome en maravillosos paisajes, animales salvajes, lujosos palacios y aventuras sin fin.

Quizás por ello, en ocasiones me llamaban mis mayores “Antoñita la fantástica”, haciendo clara alusión a mi gran imaginación y a mi nombre (Antonia), tal y como era aquella niña nacida de la pluma de la gran escritora madrileña Liboria Casas Regueiro, más conocida como Borita Casas (Madrid 1911-1999).

 Antoñita, hablaba con las musarañas, viajaba al país de Babia, acompañaba a los Reyes Magos en el reparto de juguetes, conversaba con una vieja lámpara con tulipa, pasaba una noche con el viejo Conciliasueños, incluso las velas de la tarta de su décimo cumpleaños narraban historias y yo, al igual que ella comenzaba a viajar en busca de otros mundos.

Me asomaba a Oriente….a Egipto, a Japón, a India, a China…

Quizás por ésa fascinación, cuando jugaba con mi hermano a la Baraja infantil de Cartas de Familias de 7 Paises, a mediados de los años 60, mis preferidos era la “familia” oriental….

¿Quién me iba a decir a mi, que con el paso de los años, mi fantasía se haría realidad? ¿Qué algún día conocería aquellos países soñados, imaginados desde mi más tierna infancia? ¿Qué viajaría, no una, sino en varias ocasiones a aquellos confines de la tierra por los que de siempre me sentí atraida?

Fue en el año 1971….hace ya 44 años que mi “Occidente” encontró en “Oriente” su media naranja.

Descubrí ése mundo soñado, conocí a personas con las que me siento afín, como si la cultura oriental fuera el origen de mi ser.

Visité la tierra de los faraones, donde los atardeceres bañan de oro las arenas del desierto.

Aspiré el aroma de los cerezos en flor, encontrando en Japón la quietud; sentí en las pinturas de las sedas de los kimonos y en las estampas japonesas su milenaria historia; allí, quedó grabado en mi memoria y en mi corazón el tic-tac de sus relojes (Orient…siempre formará parte de mi). 

India, siempre....India.  No dudaré en ver en los saris, con los que se cubren las mujeres hindúes, una de las muestras de elegancia y belleza más exquisitas del mundo; en la perfección de sus bellos rostros, en su mirada, la filosofía interior de sus almas; su alegría y sufrimiento.

Nunca, nunca…podré olvidar Thailandia, tierra de los hombres libres, lugar que quedó grabado en mi vida y en mi corazón.

Aprendí a apreciar y respetar la religiosidad oriental, en las formas y el camino para mayor elevación de la espiritualidad.

No olvidaré los sabores, olores, aromas de cada lugar…..y en reconocer, principalmente en  China que servirse de palillos para comer en lugar de cubiertos o de los simples dedos (de las manos) es muestra de más alta civilización.

La vida me tenía reservada grandes regalos….viajes que me transformaron, que convirtieron realidad mis sueños y que en la lejanía del tiempo aún me quedan en el recuerdo mis historias  vividas, la experiencia de conocer otros mundos, otras culturas, otros paisajes.

En ésta ocasión por el gusto, por el sabor de una comida, por un olor….renacen las sensaciones guardadas impresas en un recoveco de mi corazón, en mi memoria….

Hoy, nuevamente viajo gastronómicamente hasta Oriente, concretamente a China….la receta de uno de mis libros preferidos de cocina: Wok de NGV, aunque con algunas pequeñas variaciones que no influyen en el resultado final y sumamente fácil de preparar, con sabores agridulces, sorprendente y delicioso.
 

Aunque he de reconocer que no la he preparado en el wok, sino en una cacerolita alta, indico éste detalle, para que aquellas personas que no tienen éste utensilio puedan realizarla sin ningún problema.


¿Cómo la hice?


Ingredientes para dos personas:

500 grms. de pechuga de pollo (cortada en trozos pequeños, el carnicero puede preparársela), una cucharada pequeña de jengibre en polvo, media cebolleta blanca pequeña (la parte blanca de una cebolleta), dos dientes de ajo, 3 cucharadas soperas de aceite de sésamo (se encuentran hoy en dia en cualquier supermercado), 6 cucharadas soperas de salsa de soja, el zumo de medio limón pequeño, media cucharada pequeña de tabasco, la parte verde de una cebolleta, 6 cucharadas soperas de mermelada de albarioque y 3 cucharadas soperas de aceite (uso de oliva).

Los pasos a seguir:

Picar el ajo y la cebolla en trozos muy pequeños.

En un cuenco echar los trozos de pollo, la cebolla, el ajo, el aceite de sésamo, 3 cucharadas de salsa de soja y el jengibre, removiendo bien de forma que la carne quede totalmente impregnada por el resto de los ingredientes.

Mientras en un cuenco, echar el tabasco con el resto de la salsa de soja, el zumo del limón, el albaricoque y la parte verde de la cebolleta cortada en trocitos.  Remover bien y reservar. (1)

En una cacerolita echar el aceite de oliva y cuando éste esté muy caliente, agregar el pollo junto rebañando con una espátula ésa parte de la marinada que queda impregnada en el cuenco o plato donde se haya realizado.

Saltear el pollo a fuego fuerte durante dos o tres minutos, removiendo sin parar, procurando que no se queme y se vaya haciendo uniformemente.

Añadir la mezcla de que hemos reservado (1), mezclar bien todo el conjunto, remover durante uno o dos minutos….y listo.

Acompañar con arroz blanco (tipo jazmin o thai)…..personalmente suelo pasarlo después de cocido por una sartén con un poco de aceite, añadiéndole pasas y cilantro fresco.  

  
 "El mundo es un libro y quienes no viajan sólo leen una página".
(San Agustín)

COSTILLAS AL HORNO CON SALSA BARBACOA (BARBACUE RIBS)

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La vejez empieza cuando se pierde la curiosidad  (José Saramago, escritor, novelista (Azinhaga, Santarém, Portugal, 16 de noviembre de 1922 - Tías, Lanzarote, España, 18 de junio de 2010).

En Mi cocina, continúo con mi curiosidad, no sólo por aprender, por saber….sino también porque no quiero hacerme vieja…..

Perdonen éste último “toque” de humor, pero en gran medida es cierto, no es que no quiera envejecer, sé que es ley de vida, aunque me resisto a ser o parecer mayor, sino que sí que me gusta saber, aprender y mi curiosidad en ocasiones no suele tener límite.

En ésta ocasión ha sido la palabra barbacoa, que me ha animado a saber su etimología, su origen, su significado…..aunque nada más pensarla, escribirla, lo que me viene a la mente es: forma de comer y técnica de cocina oriunda de América del Norte….aunque de fondo me suene la canción de aquel verano de principio de los 80 del conocido cantante George Dann….”La barbacoa, la barbacoaaaaa…”

Buscando en varias fuentes, he descubierto que la palabra barbacoa, no es de EEUU…como yo creía: es española, aunque tiene su origen en el continente americano, no en el norte, sino en el centro, concretamente de la zona del Caribe.

En el arte culinario prehispánico los alimentos eran preparados lentamente con calor indirecto, los consideraban más sabrosos y nutritivos; cocinaban mediante un sistema de cocción en el que las carnes no tenían contacto directo con el fuego, al calor del fuego quemando leña o carbón dentro de un hoyo en la tierra, apoyado en una parrilla de palos de madera verde.       

He leido que ésta técnica se originó en la península de Yucatán, donde los Mayas llamaban a la “barbacoa” en su lengua nativa “baalbak kab”, de las palabras Baal (tapar), “bak” (carne) y “kab” (tierra)……

Así que “baalbak kab” viene a decir algo así como: carne que se tapa debajo de la tierra. 

Los mayas hace cientos de años ya utilizaban piedras encendidas al rojo vivo, sobre la cual hacían una plancha y sobre ella colocaban la BAALBAK KAB o barbacoa, que se horneaba tal como se hace ahora.  

El sistema de cocción llegaría desde la Peninsula de Yucatán al Caribe, de los Mayas a los tainos de La Española (La Española o Isla de Santo Domingo La isla está dividida entre dos estados soberanos, la República Dominicana y de Haití,); allí llegó Cristobal Colón, descubriendo América y entre muchisimas costumbres, alimentos e incluso palabras incorporaron a nuestro idioma “Barbacoa”.  

He viajado a Republica Dominicana en  cuatro ocasiones...ésta foto está tomada en La Romana, al este del pais.


La Peninsula de Yucatán se le conoce como la tierra del faisán y del venado, por lo que me imagino que además de éstas dos especies, los tahinos y mayas prepararían otros animales de origen silvestre propios de la región…… 
Éstas fotos las tomé en mi último viaje a la Peninsula de Yucatán (Ribiera Maya y Belice)

Yo hoy en Mi cocina, no he hecho un “hoyo” en mi patio, ni en el porche, no he sacado la “barbacoa” del trastero (pobres vecinos que aguantan de verano en verano alguna que otra barbacoa en mi patio…desde estas líneas les pido disculpas si en alguna ocasión les he molestado), pero sí, que en ése boquetito de mi cocina llamado horno, he procurado preparar ésta deliciosa corbata de cerdo…. 

Pero con una salsa que en definitiva no nos recuerda al Caribe, sino a Estados Unidos…  quizás, por ser la clásica comida típica de America del Norte, las clásicas “Barbacue Ribs” que nos encontramos hoy en día en cualquier restaurante famoso al más puro estilo del Viejo Oeste, con su tradicional y exclusiva salsa “barbacoa”.

Como éste que visitamos en nuestro último viaje a Paris....(ella es mi hija)

Una salsa que nunca he preparado en plan casero, quizás algún día….hoy por hoy la compro ya preparada, eso sí procuro que sea de una marca de calidad (concretamente Heinz); una salsa barbacoa que sazona la carne aportando un delicioso sabor a ahumado, con fondo dulce con un toque ácido y un poco picante, que se carameliza durante el asado, dando un resultado espectacular, exquisito….sencillamente irresistible.

¿Se animan a prepararla?

¿Cómo la hice?....


Ingredientes para cuatro personas:
Un trozo de corbata de cerdo de un kilo, un bote de salsa barbacoa.

Los pasos a seguir:

Precalentar el horno a 160º C.  Calor arriba y abajo.

Envolver el costillar en papel de aluminio y colocarlo en una fuente de horno con la parte del lado de más carne hacia abajo (se hará en su propio jugo y no quedará en absoluto seca).

Introducirlo en el horno y dejar hacer durante una hora.

Sacar el costillar del papel de aluminio (desechar si ha quedado algún liquido), pasar el costillar a una fuente y pincelar generosamente con la salsa barbacoa.


Subir el horno a 180º C

Volver a introducirlo en el horno el costillar, dejar calor solo arriba y asar durante unos diez minutos.

Dar la vuelta al costillar, volver a pincelarlo con salsa barbacoa y hornear otros diez minutos.


De ésta forma quedará caramelizado.   

Sacar del horno e ir cortándolo en trozos siguiendo las líneas de las costillas.


Acompañar con patatas fritas…..


Buen fin de semana.

LUBINA ASADA EN PAPILLOTE RELLENA DE LANGOSTINOS, ESPARRAGOS, CHAMPIÑONES, PASAS Y PIÑONES

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Suena el despertador a pesar de ser Domingo, era las ocho de la mañana; un Domingo cualquiera de aquel mes de Agosto, miro por la ventana y a lo lejos puedo ver la mar, está en calma y los árboles de alrededor me hacen comprobar que no sopla nada de viento.

Bajo a la cocina y como una autómata pongo en marcha la cafetera, coloco el pan en el tostador y el inconfundible olor a café y a pan recién tostado despiertan mis sentidos, sustituyendo el sueño por el ánimo y el deseo de salir enseguida para la playa.

Termina de despertarme sus saltos por la escalera, bajaba ilusionada con su pequeño traje de neopreno ya puesto, sus aletas en la mano, en su cabeza como si de una felpa se tratara había encajado sus gafas de buceo de la que colgaba el tubo dándoles golpes en la mejilla.   

Venga…¡¡¡ vámonos….ya estoy lista !!!!  Tranquila, le contesté, desayuna, tómate tu vaso de leche, tus tostadas con aceite….que el mar no se va, la playa no la cierran.  
Aún no tenía siete años y era inevitable que más temprano que tarde, quisiera su propio equipo de buceo, algo imposible de conseguir para un cuerpo tan pequeño, aunque la solución la encontré en los trajes de windsurfing.

Llegó la hora y ponemos rumbo a la playa, buscando siempre los roqueos.   El trayecto es corto pues las calitas quedan a menos de veinte minutos de casa, donde aún, a pesar de la presión del ladrillo, quedan pequeñas zonas donde el mar aún resiste el deterioro de la mano del hombre.     

La mala fortuna o quizás fue la fortuna, hizo que días anteriores un famoso hotel hubiese intentado “rellenar” la pedregosa orilla dragando arena con un sistema de bombeo mediante tubos que transportaba dicha arena desde bancos mar adentro, removiendo los sedimentos y todos aquellos pequeños animales que sirven de alimento a los peces: lombrices, pequeñas almejas, coquinas, navajas y toda clase de bivalvos.

Por lo que no sólo acudían los peces a saborear las delicias de los roqueos colindantes, sino que se acercaban al mismísimo rebalaje procurando aprovechar tantas delicias como removía suavemente las pequeñas marejadillas.

Me preparo con mi equipo de buceo y ella ya preparada, sentada en la misma orilla mira al horizonte, al azúl del mar y me imita, escupe en sus gafas, coloca el tubo en la correa, se coloca esos guantes pasados, llenos de agujeros que tantas veces usé yo descubriendo los fondos marinos; ella me imita, nos ponemos las aletas, limpiamos las gafas y las ajustamos a nuestro rostro al unísono.

Son las diez de la mañana, aún está el agua fría, pero clara, limpia y transparente; nos dejamos deslizar suavemente, cogidas de la mano.      

¡¡ Ni en mis mejores sueños me hubiera imaginado que ése mar que tanto quiero, por el que siento pasión, me regalaría el vivir ésa experiencia: la primera inmersión de mi hija, disfrutar y comprobar como descubría ése gran espectáculo de la vida submarina !!

Nos vamos adentrando en la mar, aleteando suavemente, tal y como le enseñé, para no espantar los peces….ella cogida fuertemente de mi mano, la miro a los ojos, los abre tanto que casi sus pupilar parecen ocupar toda la superficie de las gafas; le pregunto con la mano si todo va bien, haciendo la señal de los buzos: un redondel con el dedo pulgar e índice y los otros dedos rectos….ella me contesta que sí, haciendo movimientos con la cabeza…

Va cogida fuertemente de mi mano dándome apretones y tironcitos, señalándome con el dedo cada vez segundo, bien porque ha visto algún pez, un alga, algo que se mueva le llama la atención…

Abre aún más sus bonitos ojos viendo por primera vez las herreras, las viejas, las coloridas doncellas y se sorprende al ver los sargos y las doradas comiendo entre los mejillones y erizos, que bailan al mismo compás que las anémonas y las innumerables algas; bailan al son de las corrientes que van y vienen entre la espuma de las olas.

Alucina viendo los pequeños bancos de boqueroncitos y jurelitos, cuando me da un pequeño tirón al ver pasar una lubina ¿O era un robalo? Rápidamente detrás de los pequeños boquerones.

Seguimos deslizándonos por la superficie, como si estuviésemos volando sobre un bosque de un cuento de hadas, cuando de pronto, mimetizada, inmóvil distingo una jibia; ella no la ve, no puede distinguirla, intento soltarme de su mano para bajar y noto su miedo en su mirada, los ojos muy abiertos me pedía que no la soltara….consigo tranquilizarla dejándola flotando un segundo y con un golpe de riñón, bajo consiguiendo que el animal se mueva….ella sigue alucinando cogida ya de mi mano.

En los bancos de arena, un grupo de salmonetes remueven el fondo con sus bigotes, otro un poco más alejado estaban quietos, como dormitando y no se espantan, estaban como embriagadas quizás de tanto comer…..

Todo ése espectáculo de vida y color por todos sitios, lo veíamos desde arriba; eran sus primeras imágenes submarinas,….y no sentía miedo alguno.    

 en la misma orilla....los pequeños pulpos nos miran a los ojos, quizás tan sorprendidos como ella, estudiándose mutuamente, sin temor alguno....
Mi niña no quería salir del mar aunque empezaba a sentir frio y sus labios que aguantaban el tubo comenzaban a temblar y a cambiar de color……pero hay que volver a la playa, a nuestra playa que ya se va llenando de bañistas, de niños que juegan en la “innatural” arena sacada inutilmente del fondo del mar (Con el tiempo el mar se llevará lo que es suyo y volverán las piedras y las rocas a ser escondrijo de sus habitantes).

Sentada en la orilla miro a mi niña aún absorta con las maravillas que acaba de dejar atrás y escucho las voces de los chiquillos, incluso a sus madres señalando a mi hija….¡¡ Mira mamá, el buzo es una niña muy pequeña….!!

Han pasado unos quince años desde entonces, ella, ha heredado mi traje de buceo…..quizás como me ocurre a mi, en su ser, en su cuerpo tenga incrustrado el salitre de la mar, de ése mar que baña las playas malagueñas.

Hoy, preparando una lubina (una baila o un robalo), me viene a la memoria mis momentos de buceo, ésos ratos maravillosos que sin lugar a dudas son regalos que me da la vida, sin los que no podría vivir.
 
¿Cómo la he hecho?  Rellena, en papillote…al horno.  Sencillamente deliciosa.

Ingredientes para dos personas:

Una lubina grande, seis langostinos, seis espárragos verdes, dos champiñones, una cebolla pequeña (tipo cebolleta fresca, la parte blanca), seis cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra (en ésta ocasión de Morón, Periana…malagueño), un puñado de uvas pasas (de la Axarquia malagueña) y otro puñadito de piñones, medio limón, sal y papel de aluminio.

Los pasos a seguir:

Pedir al pescadero que abra la lubina y la prepare para el horno quitándole la espina central (como dirían los antiguos hombres de la mar, los marengos malagueños: la raspa).

Precalentar el horno a 180º C, mientras:

Cortar la cebolla en trozos finos y alargados. Los champiñones lavarlos y secarlos con papel de cocina, cortándolos posteriormente en láminas (se suelen encontrar ya laminados en los supermercados).

En una sartén echar la mitad del aceite y pochar a fuego lento la cebolla salando previamente; una vez que esté transparente añadir las láminas de los champiñones, dorando tanto la cebolla como los champiñones durante dos minutos, con cuidado de que no se lleguen a quemar.  

Pelar los langostinos.

Poner el papel de aluminio dentro de una fuente especial para hornear.

Colocar el pescado sobre el papel de aluminio, salar al gusto.

Echar sobre uno de los lados del pescado la cebolla y los champiñones repartiéndolo a lo largo del pez.

Colocar encima los langostinos intercalándolo con los espárragos. 

Añadir las pasas y los piñones, regar con el zumo del limón y el resto del aceite, un poco de sal colocando con cuidado el otro lado de la lubina encima del relleno, cerrando el papel de aluminio de forma envolvente.



Meter en el horno y dejarlo durante unos veinte minutos aproximadamente (va en función del tamaño del pescado).



Sacarlo del horno y abrir con cuidado el papel de aluminio.


Servir repartiendo cada parte de la lubina y del relleno para ambos comensales.


El mar…siempre la mar.

ENSALADILLA MALAGUEÑA DE TOMATES Y PIMIENTOS ASADOS CON PESCADO FRITO

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Sencillamente no encuentro una razón, no sé cómo explicarlo, tendría que ser sus manos las que les daban el toque, más la sal, la harina y la temperatura exacta del aceite de oliva malagueño a aquellos “pescaitos” fritos de las playas del Palo…..ésa era la fórmula para que no dejara ni las raspas, para que los boqueroncitos fritos entraran en i boca enteros …. Y así hoy en día los sigo degustando en Mi cocina, intentando seguir sus pasos, la forma de preparar los “pescaitos” de la Bahia malagueña.

Hubo una época que mis mayores y los habitantes del Palo (barriada marinera donde nací) consumían mucho pescado, quizás porque era más fácil conseguir pescado que carne en una barriada de pescadores, de gente de la mar, como era mi familia materna, todos ellos pescando, remando, bogando, buscándose la vida en la mar o con la mar.     

Y por la dificultar a la hora de conservar el pescado se dejaba preparado todo el pescado que llegaba cuando las redes llegaban generosas, con los frutos de la mar, al rebalaje y algo podía llegar a las casas de los pescadores, de los marengos;  aquellos pescaitos se freía, se secaba al sol, se echaba en adobo, en vinagre….o se cocía haciendo un humilde pero no menos sabroso “en blanco”.  ¡¡ Nada se tiraba !!   No estaba el horno para bollos.

Aunque con el paso de los años, yo sigo con ésa misma mentalidad….ningún pescado se tira; aquella necesidad que se hizo virtud en mi cocina se sigue practicando: el “pescaito” frito está mejor de un día “pá” otro.     Era la frase de mi madre y la costumbre que tengo arraigada, comerme el pescado frito frio, sin recalentar, del mediodía para la noche me encanta, sobre todo si son boquerones de Málaga.    

¿Quién no ha leído alguna vez el poema que el genial poeta malagueño, Jose Carlos de Luna (Málaga 1890- Madrid 1964) dedicó al mítico personaje “El Piyayo” incluido en su libro La Taberna de los tres Reyes, en el que se ocupa, aunque de pasada, de los fritos? Les dejo un pequeño fragmento:

En el Altozano
tiene el cuchitril
-¡a las vigas alcanza la mano!-,
y por lumbre y por luz, un candil.

Vacía sus alforjas
-que son sus bolsillos-.
Bostezando, los siete chiquillos
se agrupan riendo.
Y entre carantoñas, les va repartiendo
pan y pescao frito
con la parsimonia de un antiguo rito

¡Chavales!
¡Pan de flor de harina!
Mascarlo despasio.
Mejó pan no se come en Palasio.

Y este pescaíto, ¿no es ná?
¡Sacao uno a uno del fondo der má!

¡Gloria pura é!
Las espinas se comen tamié,
Que tó es alimento...
Así, despasito.
Muy remascaíto.

¡No yores, Manuela!
Tú no pués porque no tienes muelas.
¡Es tan chiquitita mi niña bonita!

Así despasito.
Muy remascaíto,
migaja a migaja -que dure-
le van dando fin
a los cinco reales que costó el festín.

Luego entre guiñapos, durmiendo,
por matar el frío, muy apiñaítos,
la Virgen María contempla al "Piyayo"
riendo.
Y hay un ángel rubio, que besa la frente
de cada gitano chiquito...

Hoy no publico una receta….es un “apaño”, un no tirar nada como antaño, un estirar el presupuesto de la economía gastronómica del hogar, aunque para mi es toda una “delicatesen” que me hace rememorar aquellos platos de mi madre quien “bordaba” cualquier pescado que cayera en sus manos, con la sabiduría que da la tradición y los oficios de la mar.     Aprovechar el exceso del pescado frito....en ésta ocasión boquerones.



Antaño principalmente hecho con chanquetes, morralla (esto último sí que eran pezqueñines, y que conste que nadie la quería….llegaba a las casas de los marengos como productos que no se podía vender, porque no le daban valor); hoy en día lo preparo con calamaritos o boqueroncitos vitorianos….

La morralla y los chamquetes ya sólo queda en la memoria de los malagueños de mi época.  Los chanquetes en alguna que otra foto guardada en el baul de los recuerdos....


Y por supuesto para éste “apaño” los ingredientes son fáciles….una buena “ensalá” de pimientos y tomates “asaos” a los que no les puede faltar su cebolla y sus ajitos bien picaditos, un buen aceite de oliva virgen extra y vinagre de vino.. 


el pescado fresco, del día, del mercado, de la pescadería del barrio….bien salaitos, sin olvidar que hay que freírlos en aceite de oliva bien caliente, no sin antes pasarlos por una buena harina de trigo bien finita…..y unas manos expertas como las de mi madre.   ¡¡ Celestial exquisitez !!  


¿Cómo prepararlo?


La ensaladilla malagueña de pimientos y tomates asados (Pinchando AQUI encontrarán la receta) , pero hay que empezar asando los pimientos y los tomates, a veces lo puedo hacer directamente al calor del fuego, otras como en ésta ocasión en el horno....aprovechando también el caldito que sueltan....



Sencillamente es mezclar una vez hecha la ensalada, el pescado frito con los ingredientes de la ensaladilla; inclusive aún caliente el pescado.  


Y como diría "El Piyayo":

¡Gloria pura é! Las espinas se comen tamié, Que tó es alimento.....Así, despasito. Muy remascaíto.

En Málaga, el pescaítomás reconocido, famoso y, en mi opinión, delicioso, es, mejor dicho, era el chanquete ("aphia minuta"), los chanquetitos.....pero comer hoy día auténtico chanquete es imposible. 

Su captura está prohibida por la Junta de Andalucía desde 1988 (Resolución de 20 de junio de 1988 de la Junta de Andalucía), tanto por estar casi extinguido e intentar recuperar la especie, pero sobre todo para proteger las demás especies de la pesca indiscriminada, ya que en lugar de chanquetes lo que se vendía eran inmaduros de unas 40 especies distintas, lo que los malagueños llamamos “morrallilla”.

Así, que no dejen de probar ésta delicia.....con cualquier pescadito frito, ya sean calamaritos o boqueroncitos....Sabor a Málaga en Mi cocina. 



 Cuantos de nuestros recuerdos podemos asociar con un sabor, un aroma, una textura o el cálido ambiente de una cocina familiar. La cocina y las exquisiteces que allí nos prepararon, y preparamos para los nuestros nos embriagan los sentidos y llenan el alma.

El mar, siempre la mar.....

GACHAS (POLEÁS) MALAGUEÑAS CON "CUSCURRONES" DE PAN FRITO, PIÑONES, PASAS Y MIEL DE CAÑA DE LA AXARQUIA.

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Después de haberlas preparado, de haber intentado saber el origen de la receta, me vuelvo a sorprender no por el delicioso sabor del plato, sino porque una vez más la historia me hace retroceder en el tiempo hasta épocas inmemoriales.   

Doy rienda suelta no sólo a mi gusto por descubrir nuevos platos y sabores que me gustan y alimentan el cuerpo, sino casi algo tan importante para mi, el conocimiento que alimenta mi espiritu.  En ésta ocasión con ésta receta: gachas dulces...


He llegado a descubrir que las gachas (también llamadas en Andalucía “poleás”, sobre todo en la cercana y maravillosa Cádiz) son tan antiguas como el hombre y quien sabe, igual es uno de los primeros platos que el homo sapiens cocinó pasando alimentos crudos a cocidos.

Éste último detalle igual me lo podría atestiguar un gran erudito en la materia, escritor, historiador, arqueólogo y experto en la prehistoria malagueña, nuestro querido y admirado Pedro Cantalejo Duarte.

Ya hace más de 10.000 años antes de nuestra Era, nuestros antepasados se alimentarían moliendo cereales, trabándolo bien con agua, leche formando una papilla, que igual aderezaban con miel……logrando así digerir bien los cereales con ésta especie de papilla, gachas, espolea o poleá…..que ha servido desde entonces para saciar el hambre de la población, sobre todo en época de bajos recursos.

Tanto Dioscórides, como Plinio El Viejo, ambos científicos griegos, hacen mención a unas gachas de cereales parecidas a las que encontraron en la tumba de Saqqarah (3.500 años a.C.) que eran destinadas a la alimentación de los niños y que lo llaman con el nombre griego de “Athera” ( que viene a significar algo así: comida triturada en forma de masa).

(Saqué ésta foto a mi hijo en la piramida de Saqqara en uno de mis viajes a Egipto). 

Llegando a la época romana, las primeras gachas documentadas textualmente, no son dulces, era una especie de papilla denominadas “pulmentum” de harina de trigo y aceite o grasa de animal que consumían las clases menos favorecidas de la antigua Roma. 

Durante más de 300 años llegó a ser el “Puls”, así denominaban el plato los romano, éstas gachas de cereales compuestas de cebada, espelta, farro (cereal parecido al trigo) y/o mijo, cocinado con agua y un poco de manteca, la base de la alimentación romana.

Este triste engrudo de casa pobre se va sofisticando según sube el nivel económico del consumidor: La Puls púnica, es decir, gachas a la manera de los cartagineses, consiste en gachas espesas con tropiezos de queso, miel y huevos duros. Y la exquisita Puls italiana se hace añadiendo a las gachas ostras hervidas o mejillones, sesos a la plancha y vino especiado.

De plato principal el puls se convirtió en guarnición de la mayoría de los platos. A la manera de nuestro puré de patata de hoy en día.

Aunque para encontrar algo más parecido a nuestras gachas andaluzas tenemos que llegar al mundo andalusí; de su cocina heredamos gran parte de nuestra gastronomía actual, entre otros las masas de harina liquidas, el almorí, origen de los churros, de los buñuelos y de las tortillitas y de la cocción de la harina en la leche como las tradicionales poleás o gachas.

Es en esta época en la que se empiezan  aromatizar los postres con diversas especias: canela, ajonjiolí o malauva y, quizás, a añadirles un chorrito de guardiente o kermel, que se empieza a destilar en los alambiques de Andalucía.

Pero la época dorada de las gachas, por desgracia, son los años difíciles del siglo XIX e incluso hasta principios del XX que la gastronomía se caracterizó por una vuelta a la cocina de subsistencia, pobre, casi sin “ná”……teniendo una importancia vital para muchas personas en aquellos años difíciles y duros.

Hoy en día, recuperada de la gastronomía popular se toma como postre, tradicional en Málaga en los días de Semana Santa, es toda una delicia que se suele aderezar dependiendo de los gusto del consumidor con “cuscurrones” de pan frito, frutos secos, pasas y miel….y como no podía ser de otra forma, en Málaga, con miel de caña de la Axarquia…    

He de reconocer que ésta receta no es de mi “herencia” familiar, ya que las que recuerdo con las hechas con maicena (ésta será otra historia en el blog, otra receta).  

Ya hacia bastante tiempo que la había visto en otros blogs que suelo visitar, pero fue hace unos días cuando mi admirada bloguera Reme, malagueña, paleña como yo para más inri, con dos estupendos blogs de cocina (Al Sur del Sury su Cocina malagueña) puso la foto de éstas gachas, de éste increible postre en las redes sociales….fue verlo y no dejar de pensar en él….antojo total, vamos como dicen mis amigas blogueras-malagueñas "pipirraneras" y me recuerda Reme, un "pipiantojo" al que le tenía que poner "remedio". 

Como soy así, lo quería ya, no podía esperar a su publicación y eché mano de mi biblioteca, en ella la colección de “La Cocina malagueña” del profesor y gran entendido gastronomico D. Fernando Rueda  y en el tomo número 6, tal y como recordaba, está la receta.

Siguiendo sus pasos, la hice, la disfruté y la comparto con quienes visitais Mi cocina.

Mi reconocimiento y admiración a ambos, a los que desde éstas lineas les doy las gracias; el resultado fue visto y no visto….no duró nada en el plato.


¿Cómo la hice?

Para dos personas:
La mitad del cuarto kg de harina, medio litro de leche, una copa de anis (aguardiente) dulce, 60 grs. de azúcar, piñones (la cantidad al gusto), uvas pasas malagueñas (la cantidad igualmente al gusto de los comensales), miel de caña (por supuesto, malagueña….de la Axarquia), una rebanada de pan, cuatro cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra (actualmente uso de Mondrón, de la alta Axarquia malagueña) y aceite de oliva para freir los “curcurrones” de pan.

Los pasos a seguir:

En una sartén con aceite de oliva freir el pan cortado en trozos pequeños, de forma que quede doradito y crujientes.   Una vez fritos, reservarlos dejandolos escurrir sobre papel de cocina.

Mientras, en un cazo echar el aceite de oliva virgen extra, una vez esté caliente, echar la harina, removiendo durante dos minutos más o menos a fin de que se tueste un poco (así conseguimos que no sepa las gachas a harina).

Sin dejar de remover, ir agregando la leche poco a poco procurando que no queden grumos, a continuación el aguardiente (el anis) y el azúcar hasta que espese y quede homogénea, con cuidado de que no se pegue en el fondo del cazo (aproximadamente estará lista en unos diez minutos).

Apartar del fuego, pasarlo al plato donde se vaya a servir.

Colocar encima el pan frito, los piñones, las pasas y echar azúcar de caña por encima.

¡¡ Un postre sencillamente exquisito, delicioso…una verdadera dulzura !!

Con él les deseo un maravilloso fin de semana….y si les es posible disfruten en Málaga, conozcan sus paisajes, sus bosques, sus sierras, su mar, su cultura….su gastronomía.  

SOPA "MATAMARÍO" (EN BLANCO DE BACALAO CON NARANJAS CACHORREÑAS)

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Fue a finales de Febrero cuando, como casi cada día abro mi correo electrónico y con grata sorpresa compruebo que uno de los correos es de una malagueña llamada Remedios Gomez, seguidora de Mi cocina, cuyo texto, con su permiso, transcribo casi literalmente, como es lógico obviando detalles personales:

Hola Toñi, disculpa todo lo que he tardado, pero entre que por mas que miraba en tu blog y no veia la direccion de correo electronico y la cantidad de cosas que llevo para adelante pues.....aburro a cualquiera.

Dicho esto, esta sopa la he visto hacer en mi casa toda la vida, yo nací en un cortijo que pertenece a la jurisdicción de Almogia, esta cerca de la Ermita de las tres Cruces, llamada así como bien dice la copla de verdiales.

Y en las Cruces se juntaban 
Cártama , Alora y Almogia
Y en las Cruces se juntaban
Cuando iban de romería
Y allí las tres se abrazaban
ante la Virgen Maria.

Esta sopa la preparaba mi abuela casi siempre por la noche, me imagino que por su ligereza y por la rapidez con la que se elaboraba, además en esa época todo se hacía con la candela y a la luz de un quinqué, (que no sé si se escribe asi) que se usaba petróleo o de un candíl que su fuente de energia era aceite frito (madre mia lo aprovechaban todo).


Venga ya la receta.

UN TROZO DE BACALAO por persona (yo lo compro en la calle Martinez, en el centro)
PAN ASENTADO (Yo utilizo el que compro aqui en Cártama a mi amiga Ani) 
UN DIENTE DE AJO POR PERSONA
ZUMO DE LIMON O NARANJA CACHORREÑA
ACEITE DE OLIVA VIRGEN EXTRA
SAL 

Poner un trozo de bacalao a desalar el dia anterior

Migar pan asentado en en un plato, picar un diente de ajo chiquitito encima del pan, estrujar pon encina medio limon o media naranja cachorreña , un poquito de sal (muy poquita),regar todo eso con una cucharada de aceite de oliva , y mezclar bien.

Poner agua a calentar, (la cantidad que necesitemos para los platos que vamos a servir) cuando empiece a hervir, echamos el bacalao, con un par de minutos que cueza vale.

Apagamos y volcamos el agua con el bacalo en la mezcla de pan, mover, rectificar o potenciar el ingrediente que más nos guste  ¡¡ Y a comeeeeerrrr  !! 



Lo dejo en tus manos, seguro que tu lo enfocas mejor que yo, a la hora de hacer la entrada al blog.

A ver si nos vemos, tomamos un cafelito en el Centro y te llevo un pan cateto de los que hace mi amiga a la antigua usanza y cocido con leña.


Cualquier cosa que te haga falta ya sabes donde me tienes.

Gracias y muchos besos.


Nota.-  
Hoy la receta, no está descrita como suelo hacer, por lo que he de indicar que para hacer éste plato he seguido fielmente los pasos que me ha indicado Remedios, con la excepción de que en vez de naranjas “cachorreñas2 (naranjas agrias) al no ser la época, la he preparado con naranja washingtona (naranja de zumo fuerte, no dulce). 

La piel del bacalao la he cocido antes en el agua, espumereando y colando posteriormente el caldo.   Posteriormente, en ése caldo he cocido los tres trozos de bacalao.

Le he contestado dándole las gracias, no sólo por tener la delicadeza de compartir conmigo parte de su vida, de sus recuerdos, de sus vivencias; gracias por seguir y leer mi blog, pero sobre todo por enriquecerlo con ésta maravillosa receta de sus mayores, de su abuela, a la que sin llegar a saber su nombre dedicarle ésta entrada de hoy en Mi cocina.

Es por ella, por Remedios y por su abuela que he podido disfrutar de éste guiso de bacalao “en blanco”, que a la vista de su nombre “matamarío” (matamarido), se supone que no debía satisfacer el paladar ni el hambre del consorte de aquella persona que catalogó con su nombre tan deliciosa y humilde sopa.

Una sopa tradicional y tipica de Málaga, del Valle del Guadalhorce, que me ha regalado Remedios.  

¡¡ Estos son los momentos, los detalles por los que merece la pena escribir, publicar un blog con recetas de cocina !!

Gracias Remedios….”Mi cocina”, hoy más que nunca, es “Tu cocina”….la de tu abuela, presentada en el único plato de la vajilla que conservo y guardo con cariño de otra malagueña: mi madre.

LOMOS DE BACALAO AL HORNO CON SALSA DE LANGOSTINOS Y ESPÁRRAGOS

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Fue una tarde de Octubre del año 2012, cuando por primera vez dejó “Carmen Rosa” paso a mi verdadero yo, donde se déscubrió que la autora de Mi Cocina era y es Toñi Sánchez; ése día mi pseudónimo virtual tanto en el blog, como en las redes sociales quedó a un lado y dije mi nombre real.   Aunque Toñi Sánchez sigue de la mano de sus mayores en Mi cocina, de su madre y de su abuela materna: Carmen Rosa.

Desde ése momento, perdí en gran medida el miedo escénico, a dejar de temer que mi verdadero nombre y mi imagen estuviesen pululando por esos caminos y carreteras invisibles para la vista que nos abre internet al mundo.

Ello tuvo lugar en Radio Biznaga, en el programa MALACA OLE 91.2 de FM, su director Paco Malavé junto con el locutor Manu Palma me presentó en una simpatiquísima tertulia sobre cocina malagueña. (AQUI lo conté en Mi cocina)

¡¡ Ya ha llovido…. ¡¡ Han pasado días desde aquel entonces.   Invitada en multitud de ocasiones, mis compromisos personales no me habían permitido volver.

Y ayer por fin, invitada una vez más, pude compartir una agradable tarde de radio con unos experimentados y magníficos contertulios apasionados por nuestra tierra, por su cultura y como no….por su gastronomía; entre ellos he de reconocer que me sentía sinceramente “pequeña”, un ama de casa entre grandes chefs y cocineros quienes me hicieron sentir una vez más cómoda y feliz hablando sobre nuestras recetas tradicionales.

Desde éstas líneas quiero enviarles a todos mis más sinceras gracias y mi más cordial saludo con ésta receta hecha con bacalao, que por cierto viene a colación, aunque no es malagueña.  

Si me lo permiten, contaré una pequeña anécdota que después de terminar el programa “caí” ….y como me hubiese dicho mi padre: ¡¡ Es que no soy de más carne….!! Vamos, que es para darme un “coscorrón” por mis caídas……

¿Qué me pasó?...Hubo un momento que nos preguntaron a cada contertulio, sobre un ingrediente propio de éstas fechas que se avecinan, tradicional comer Bacalao en época de vigilia (quién siga por religión ésta costumbre).



No recuerdo concretamente…pero era algo así. ¿Cómo o si te gusta preparar bacalao? Y a fuerza de ser sincera, cuando me llegó el turno, micrófono en mano, ni corta, ni perezosa, contesto: ¡¡ A mi personalmente no me gusta mucho el bacalao ¡¡ Entra poco en mi cocina, prefiero el pescado fresco, el de nuestra bahía, de las costas malagueñas.

¡¡ Tómala ahí maria candí !! (Dicho éste, popular malagueño que decía mucho mi madre cuando algo sorprende….como diciendo: ha metido la pata); ése mismo día , ayer sin ir más lejos, había preparado bacalao….

¡¡ Menos mal que no me gustaba !! y tenía en mi bolso la pequeña y antigua cámara de fotos con la que dejo el reflejo de lo que cocino en éste blog, con siete y ocho fotografías…éstas, en la que quienes siguen mi blog pueden ver el resultado final de la receta…..

La receta….la explico a continuación:

Ingredientes para dos personas:

Cuatro trozos de lomo de bacalao, doce langostinos, una cebolla blanca dulce (mediana), un tomate maduro, medio vaso de agua, medio vaso de nata especial para cocinar, diez granos de pimienta negra, sal, aceite de oliva virgen extra (en ésta ocasión de Mondrón, malagueño) y ocho espárragos verdes.

Los pasos a seguir:

Desalar el bacalao con un dia de antelación:

Cortarlo en trozos y poner éstos en un colador.

Introducir el colador en un cuenco con agua de forma que los trozos queden en el fondo y con la piel hacia arriba.

Introducirlo en el frigorífico durante 24 horas (va en función del grosor del bacalao), cambiándoles el agua dos o tres veces en ése tiempo.  

Cuando se vaya a preparar, sacarlos del agua y dejar los trozos que escurran bien sobre papel de cocina.

Mientras preparar la salsa:

Pelar el tomate y cortarlo al igual que la cebolla en trozos pequeños.

Machacar en un mortero los granos de pimienta negra y reservar.

Pelar los langostinos dejándoles la parte de piel de la cola, partirlos por la mitad y sacarles el hilo negro que suelen traer (el intestino).  Reservar las cabezas y la piel.

En una cacerolita echar cinco cucharadas soperas de aceite y pochar a fuego lento la cebolla salando previamente, removiendo con cuidado de que no se lleguen a dorar, incorporando a media cocción las cabezas y la piel de los langostinos y la carne de cuatro de ellos, dejándolo hacer durante uno o dos minutos.

Cuando comienza a estar transparente la cebolla incorporar el tomate y removiendo de vez en cuando dejar hacer el refrito durante unos diez minutos más o menos.

Añadir el agua, llevar a ebullición y dejar cocer unos minutos.

Apartar del fuego y pasar por la minipimer de forma que quede lo más fina posible.

Pasar la salsa por un colador lo más fino posible (si lo tienen de tela aún mejor) e incorporarla a una cacerola, añadir la nata, llevando a ebullición la salsa, reduciéndola al gusto.

Retirar del fuego, probar de sal y echar la pimienta negra, remover bien y reservar caliente. 

En una olla pequeña cocer los espárragos en agua con un poco de sal, dejándolos “al dente”.  Reservarlos caliente.

En una sartén que se pueda posteriormente meter en el horno echar cuatro o cinco cucharadas soperas de aceite y una vez caliente, pasar los langostinos hasta que se doren, sacarlos y reservarlos.

En la misma sartén (si fuese necesario echar un pelín más de aceite) colocar los trozos de bacalao con la piel hacia abajo y dejar unos dos minutos hasta que esté la piel doradita.

Meter el recipiente en el horno, previamente calentado a 180º C, con la parte de gratinar encendida y dejarlo hornear durante cinco minutos (más o menos, irá en función, vuelvo a insistir, del grosor de los lomos).

Sacar del horno.  A la hora de emplatar colocar los lomos de bacalao en el centro, escurrir bien los espárragos y colocarlos encima, justo al lado los langostinos….es entonces cuando debemos salsear generosamente….

Acompañar con patatas cocidas, o con arroz o patatas fritas….¿ O una buena sartená de patatas a lo pobre ?

¡¡ Buen provecho !! 

PRESENTACION DE FERNANDO SANCHEZ DRAGO, DE SU ULTIMA NOVELA EN LA CASA GERALD BRENAN

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¡¡ Qué dedo me corto que no me duela !!   Así me respondía mi madre, abriendo su mano y enseñándome sus dedos….cuando con mi inocencia, propia de la niñez cuando se tiene cinco años y durante cuatro me había sentido centro de su universo y le preguntaba: ¿Mamá a quien quieres más, a mi hermano o a mi?.

Y ésta es la respuesta que yo misma me doy cuando pienso en mis gustos personales en cuanto a actividades para pasar mi tiempo libre, en lo que hoy en día denominamos “hobby”, usando, si me lo permiten, un anglicismo tan propio de nuestro tiempo.  ¿Qué prefiero, qué me gusta más?....quienes visitan mi blog pensarán que la cocina, quienes me conocen personalmente dirían que el mar….la mar, otros quizás se inclinen y piensen que la lectura, los libros e incluso hay quien se aventuraría y diría que viajar.

¿Qué dedo me corto que no me duela?...mi mano debería tener más de cinco dedos, o quizás debo extender las dos para responder como mi madre y ponerme a pensar que no puedo decidirme por uno de mis hobbies en concreto; ¿Cuál digo para no mentir? ¿la gastronomía, bucear y pasear junto a un ser muy querido, amado….  Viajar, el cine, la música, la arqueología, la pintura (me puedo perder en un Museo), la arqueología y la historia, la lectura…..los libros (de tapa dura a ser posible, manías que tiene una)?

Sí, los libros, ésas puertas que se abren a otros mundos, leerlos es uno de mis hobbies, tenerlos en mi biblioteca es una de mis pasiones. Siempre hay un libro unido a mi día a día, una historia, un mundo por descubrir y compartir con los protagonistas de la mano de su autor.

Así que, estimados y queridos seguidores de Mi cocina, no se extrañen que de vez en cuando, comparta algún que otro momento de mi vida en cuanto a “evento” literario al que asisto  entre tantas recetas de cocina; perdonen quizás éste lapsus entre plato y plato, ya que sin darme cuenta mi blog no sólo se ha convertido en un recetario, sino también en mi libro de bitácoras escrito en el barco de mi vida, unas veces en calma otras a golde de las olas.

De hecho, en éste enlace verán mis entradas sobre presentación de obras de dos grandes escritores malagueños a los que les tengo un especial cariño y admiración, nuestro amigo D. Juan Luis Pinto Doblas y D.Arturo Reyes (aunque realmente es con su obra y personalmente con su bisnieta mi querida amiga Pepa Reyes que realiza una labor impresionante en pro de la obra de sus mayores…D. Arturo y D. Adolfo Reyes)

Y como no, en la presentación de uno de los últimos libros, con mis queridos y admirados nuestros primos Pedro Cantalejo Duarte y Maria del Mar Espejo, grandes escritores, arqueólogos e historiadores malagueños. 

Aunque he de reconocer que no dejo atrás los libros de cocina, he tenido el gusto y el placer de poder estar con nuestro genial chef Dani Garcia  y el gran Martin Berasategui

Hace unos días, concretamente el pasado Miercoles, dia 18, unos minutos antes de la hora me entero que a escasos metros de donde me encuentro, un escritor, el heterodoxo por excelencia, uno de los grandes intelectuales de nuestro pais, controvertido y siempre lúcido, Fernando Sánchez Dragó presentaba por primera vez su nueva "novela de no ficción": LA CANCIÓN DE ROLDÁN (Crimen y Castido), todo lo que usted quiso saber sobre el caso Roldán y nadie se atrevió a contar. 

El lugar elegido, la Casa-Museo "Gerald Brenan" en la malagueña barriada Churriana (La fenicia Syriana. (En éste enlace hablo de él, del gran poeta y escritor, malagueño de adopción, Gerald Brenan).

Una novela, testimonio de primera mano del propio Luis Roldán y las peripecias de un escritor, su autor, que se convierte también en protagonista, explicando en primera persona su proceso creativo y entrevistas con todos los implicados en el caso. 

El gran relato de Sánchez Dragó, que él ya ojeaba asomado, tal y como hacía Gerald Brenan, en su casa de Churriana, dándole el cálido sol de la tarde, en el ventanal que daba al jardín, escuchando el rumor de las fuentes, el susurro del agua y el canto de los pájaros….Ése día, llovió mucho en la capital malagueña, pero a las siete….los rayos de sol se dejó escapar entra las grises nubes, no quiso perderse el astro rey tan insigne momento.


Yo tampoco quise perderme ésa presentación, fué espontánea, dejé todo y corrí no queriendo llegar tarde.    
Fui de las primeras personas en llegar, la sala aún estaba vacía y no quise sentarme en las primeras filas ¿Y si me pregunta…? ¡¡ No tengo ni uno de sus libros !!  He leído muy poco de él, aunque he visto sus programas en televisión e incluso uno especial que le hicieron en su casa-refugio de un precioso y tranquilo pueblo de Soria…..

No había mucho público, estaba sentada en una de las últimas filas, en una silla de nea, olor a madera y a libros, en mi retina aún estaba la imagen de la máquina de escribir de D. Gerardo como le llamaban los vecinos, de aquellas negras y viejas teclas, cuantas bellas palabras quedaron impresas en papel; todo allí emanaba cultura, rodeada de poesías y frases escritas en las paredes.  

En la quietud de la sala todo recordaba a los momentos vividos en ellas por grandes escritores y poetas….y de pronto, con paso lento y una gran sonrisa en sus labios, puntual, entró Sánchez Dragó.

Más de dos horas y media, nos presentó su novela, su último libro que si me lo permiten resumo en una sola frase «No enseño. Cuento», decía Montaigne. Y eso es lo que en éste libro indica que hace su autor, sin vestir togas ni subirse a púlpitos.

Hay cosas que no pueden decirse, y es cierto. Pero lo que se tiene que escribir es lo que no se puede decir.» Dragó hace suya esa frase de María Zambrano en esta novela de no ficción donde todos los personajes, menos uno, aparecen con nombre propio y en la que sigue las huellas literarias de Dostoievski (Crimen y castigo), Arthur Koestler (El cero y el infinito), Truman Capote (A sangre fría) y Emmanuel Carrère (Limónov).

Yo personalmente, descubrí a un magnifico escritor, una persona con una riqueza cultural increíble, simpatíquisimo, con un gran léxico y con el que comparto pasión por Oriente (Thailandia, Japón….), de ello estuvimos hablando unos minutos.
Y por supuesto, la ilusión de tener en mi biblioteca un ejemplar firmado por él....¡¡ no podía dejar pasar la oportunidad !!

Lógicamente no entro, nunca lo hago en cuestionar el lado humano de mis artistas preferidos, ya sean escritores, cantantes, pintores, actores o cocineros…..ahí impera mi más absoluto respeto por las personas, por su forma de ser, de pensar e incluso de actuar en la vida.

Por lo que quiero dejar constancia, que ésta entrada en Mi cocina, la mueve mi gusto, mi pasión por los libros, por leer; por ello, porque me sentí entusiasmada por el momento y la experiencia de oirle hablar de literatura, de disfrutar de la cultura, abro, una vez más, ésta puerta a mi biblioteca a quienes me visitan, compartiendo una de mis pasiones: la literatura, los libros.

Todo no va a ser hablar de comida…. Hay que alimentar el cuerpo, pero también hay que alimentar el espíritu.

TORTA DE TORREMOLINOS

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Séneca: "Nadie ama a su patria porque es grande, sino porque es suya".

Decir o sentirse de un lugar determinado es muy relativo, pero “ser de un lugar” sentirse de una tierra determinada es mucho más que un concepto, implica pasado y futuro, raíces y destino, sentimientos y vivencias, cultura y tradiciones…..

Y la gastronomía de una tierra, no sólo es cultura, también tradición…..y Málaga, el lugar donde nací es una tierra llena y plena de platos, de recetas tradicionales, con una riqueza de ingredientes realmente sorprendente, donde se aúnan productos de la mar, de serranías, valles y montes……que hacen que las recetas y las costumbres gastronómicas tradicionales sean especialmente ricas y extensas.

Es quizás por ello, que Málaga sea rica en cuanto a gastronomía y por ende, somos muchos blogueros de nacimiento e incluso de adopción, los que a la “sombra” de los sabores malagueños compartimos por éstos caminos virtuales las recetas tradicionales de Málaga.

Pero he de reconocer, para mi humilde opinión que una de ellas, es el de mi amiga Reme, a quien sigo y admiro, su blog, dicho sin pasión sea probablemente el blog de recetas de cocina malagueña con más alto, altísimo nivel en cuanto a contenido fidedigno de la tradicional y auténtica cocina malagueña.  

Nació “Su cocina” virtual en enero del 2007, dos años antes que “Mi cocina”, que mi blog, siendo todo un referente dentro de la cocina malagueña.   
Tuve conocimiento de su blog en el año 2011, cuando el mío llevaba casi tres años y curiosamente fue a través de las redes sociales; dándonos cuenta mutuamente que teníamos mucho, mucho en común, no sólo la pasión por nuestro lugar de nacimiento, la barriada marinera del Palo, de donde procedían nuestros mayores los campos del Valle del Guadalhorce, donde habíamos estudiado lugares del centro de la capital….y como no, la pasión por nuestra querida Málaga y como es lógico y de ello va nuestros blogs, la gastronomía….

Visitandola hace unos días, me encuentro con una receta difícil, muy difícil de conseguir y que casi todos los malagueños alguna vez hemos probado: las famosas tortas de Torremolinos (Aqui, en éste enlace, podrán ir a su receta) .

Y se lo dijo....la voy a hacer y así ocurrió.


Receta que yo quería tener y de la que sólo sabía o creía saber los ingredientes, concretamente por ésta publicación que “copié” en su día, hace muchísimo tiempo y que no recuerdo de donde…..(pido disculpas a su autor, ya que la voy a describir literalmente).

El sabor de lo natural (sin conservantes ni colorantes) define lo que son las típicas tortas de Torremolinos, elaboradas desde el año 1908. La receta elaborada desde antiguo por las abuelas de la localidad que un día ofreció a los visitantes y turistas un comerciante emplazado antiguamente en la calle Hoyos -ya jubilado y conocido popularmente como Paco- con el fin de dar a conocer uno de los dulces más típicos de la Costa del Sol.

Canela, ajonjolí, matalahúva, miel, aceite de oliva virgen, un poquito de azúcar, algo de bicarbonato y tres tipos distintos de harina conforman los ingredientes de este tierno dulce cuyas cantidades y porciones no se desvelan, pues son el secreto de su sabor.

Artesanalmente, con la única ayuda mecánica de una amasadora y un horno, estas tortas tan sólo requieren para ser elaboradas unas buenas manos expertas y cariñosas, además de unas horas, ya que una vez fabricada la masa se deja fermentar durante toda la noche y por la mañana se hornea a una temperatura de 180 grados por espacio de 10 minutos para poder ser degustadas una vez salidas del horno.

Su escasa dulzura y la excelente naturaleza de sus condimentos donde todos son productos puramente naturales y, como no, ecológicos, convierten a este producto en idóneo para cuidadores de su físico y estado de salud, ya que ni engorda ni provoca colesterol.

El establecimiento que las elabora está situado en una de las arterias principales de la ciudad, la Avenida Isabel Manoja.

Unos dulces cargados de mucha tradición e historia a sus espaldas que han ayudado a promocionar las delicias de esta localidad costasoleña al ser uno de los productos elegidos por turistas nacionales y foráneos para llevarse a los suyos como recuerdo inolvidable de tradiciones gastronómicas casi desaparecidas en los hogares torremolinenses.

He seguido pues, la receta de Reme, añadiéndole la miel que indica el texto en cuestión y sustituyendo uno de los vasos de harina de trigo, por uno de maicena (la receta original indica que son tres tipos diferentes de harina)….así hemos podido disfrutar y “recuperar” (aunque no es que estuviese perdida) las famosas y deliciosas tortas de Torremolinos. 
  

Les garantizo que no podrán coger sólo un trozo……

Ingredientes:
2 vasos de harina de trigo, 1 vaso de maicena,1 vaso de leche entera, 1 vaso de aceite de oliva virgen extra (a ser posible malagueño), 1/2 (medio) vaso de azúcar, la piel de un limón, 1 cucharadita de sésamo (ajonjolí), 1 cucharadita de matalahúga, 1 cucharadita de levadura, 1 cucharadita de bicarbonato,  1 cucharada de canela en polvo, dos cucharadas de miel y 1/4 cucharadita de sal.

Los pasos a seguir:

En una cacerolita calentar el aceite con la piel del limón durante un minuto, cuando empieza a tomar color, retirar el aceite del fuego, sacar las cáscaras de limón y añadir las semillas de sésamo y matalahúga.

Agregar en el aceite el vaso de leche y reservar.

En un cuento echar los tres vasos de harina junto con el azúcar, el bicarbonato, la levadura y la sal, mezclando todo el conjunto.

Añadir todo el líquido en el cuenco e ir mezclando todos los ingredientes de forma que quede una masa homogénea.

Incorporar la miel mezclándola bien hasta que se forme una bola muy suelta y suave.


Forrar un molde con papel de hornear (yo utilicé a falta de un molde cuadrado, un cuenco de cristal especial para hornear) y extender la masa, espolvoreando azúcar y la canela por encima.

Meter en el horno, previamente calentado (calor arriba y abajo) a 150º C, dejándolo aproximadamente una hora.

Sacar del horno....


No he seguido el consejo de Reme….no la dejé enfriar, la puse en la mesa después del almuerzo el pasado Sábado, con un cafelito….



Y como bien dice Reme.... casi, casi “tocamos el cielo”…en ésta ocasión, ése cielo que tengo tan cerquita de Mi cocina, el de Torremolinos.

TORTILLITA DE CAMARONES AL ESTILO DE MALAGA

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Sí, eso dicen, parece que ha llegado la primavera, aunque últimamente la lluvia, las nubes, el viento e incluso la nieve se han adueñado de los paisajes malagueños.  El mar, a veces gris plomizo, a veces de un azul intenso sigue trazando el horizonte en mi caminar.

Mis pasos siguen las mismas huellas que voy dejando cada día, procurando no pisar los caracoles que salen a mi paso al calor de los tibios rayos de sol; esos mismos rayos que hacen brillar como pequeñas estrellas las gotas de lluvia sobre las verdes hojas silvestres que crecen encerradas al otro lado de las vallas metálicas que casi rozo al pasar.

Una dulce brisa primaveral me llega desde la mar, me acaricia y me regala el aroma a campo, a miles de margaritas, vinagretas y multicolores flores silvestres, mientras escucho los alegres cantos de pájaros de vivos colores que se mecen en las ramas de los extraños árboles que alineados me acompañan en mi caminar.

Árboles que me saludan al pasar con el sonido de sus hojas jugando con el viento; su música, el canto de los pájaros, el silbar del viento inundan mi alma….me paro, respiro profundamente mirando a la inmensidad del cielo y pienso…..maravilloso presente.

Conforme me voy acercando a su lado, siempre le observo….y ayer lo toqué, toqué su tronco del que salían espesas lágrimas, parecía que llorara….quizás porque había perdido totalmente los pétalos de color rosa de sus preciosas flores; el viento, ése viento que mece sus hojas las habían arrancado, acentuando, gracias a la lluvia, aún más su color púrpura, pintando a mi querido cerezo japonés de un rojo oscuro más intenso, casi azabache.  

¡¡ Pobrecito….no sufras, no llores !! Pensé pasando mi mano por sus ramas y mis dedos quedaron pringosos de la suavidad de aquel liquido dorado, como los rayos de sol que iluminan sus hojas; miré al mar, al horizonte, a las montañas nevadas, a la Bahía de Málaga, a las flores del camino y supe por qué lloraba….lloraba como yo, al contemplar tanta belleza: Málaga…

Así, cuando llego a mi cocina, con mis ojos llenos de tanta belleza…..me animo a cocinar y hoy, les propongo una receta fácil, rápida y deliciosa….tradicional también en Málaga, aunque son famosas las de Cádiz, donde se encuentran los camarones vivos, las preparan con  harina de trigo y garbanzo y un poco de cebollita……unas tortillitas de camarones de Málaga...

Por cierto son tres los "ciruelos rojos" los que suelo ver cada día, los que tengo muy cerca... ¿sabian que....? es un árbol pequeño, que plantan en Málaga de forma ornamental en las calles; se denomina científicamente Prunus Cerasifera. Popularmente es conocido como cerezo de pisardi, ciruelo japonés y cerezo de jardín o rojo

Originario del oeste de Asia, es una especie muy desarrollada en la lejana región del Cáucaso.    Y sus frutos, son preciosas ciruelas rojas de un tamaño mayor que el de las cerezas, que en el mes de Junio-Julio alimentan a los pájaros, a las hormigas cuando caen…y algún que otro vecino que las recoge de sus ramas.


Las fotos de los ciruelos son del blog "Arboles con alma"  


Los camarones que encontramos en Málaga, suelen ser un poco más grandes que los que se encuentran en las costas gaditanas, por lo que los suelo pelar, para hacer las tortillitas uso solamente la carne, desechando cabeza y piel….e incluso, como en ésta ocasión he usado gambitas blancas que suelo comprar en el malagueño mercado de Huelin. 


¿Cómo las preparo?

Ante todo recuerden que la cocina en gran medida es experimentar, ir probando...por lo que aconsejo que prueben a hacer, una vez terminado todo el proceso, una tortillita y que rectifiquen lo que estimen oportuno hasta conseguir el efecto deseado en todos los sentidos: sabor, textura, etc.....

Ingredientes:
Un cuarto de kilo de gambitas o camarones pequeños, dos dientes de ajo, una ramita de perejil, una cucharada pequeña de colorante alimentario, una cucharada pequeña de bicarbonato (en su defecto levadura), sal al gusto, cinco o seis cucharadas soperas bien colmadas de harina de trigo y un vaso de agua.

Los pasos a seguir:

Pelar los camarones o gambitas pequeñas.

En un cuenco poner los ajos y el perejil muy picaditos, cinco cucharadas soperas de harina de trigo, una cucharadita pequeña de colorante alimentario, salar al gusto y añadir una cucharada pequeña de bicarbonato, las gambas e ir añadiendo agua hasta tener una masa que no quede muy espesa, más bien tirando a liquida a fin de que queden lo más fina posible.

La masa tiene que quedar no demasiado líquida, pero tampoco demasiado pastosa.

Ir removiendo la masa cuidando de que no queden grumos y sea homogénea.

En una sartén echar abundante aceite de oliva virgen (a ser posible malagueño), cuando empiece a humear, con una cuchara sopera ir echando en la sartén la masa, de forma que queden “anchitas”.

Dejarlas freir unos minutos y darles la vuelta que se hagan por ambas partes, procurando que no se quemen y que queden crujientes.

Sacarlas que escurran bien del aceite colocándolas en un plato con papel de cocina. 

Disfruten de Málaga, de su luz y su alegría, de sus maravillosos paisajes, de su gastronomía.....y del mar, siempre la mar.  

DONUTS (DOUGHNUTS)

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Transcurría el año 1970, Rosa Mari Soriano, Conchi, Antonio, Antonio Aranda y yo, salíamos de clase, estudiábamos primero de bachiller ¿superior?, habíamos aprobado la reválida y aquel invierno, mi madre optó porque en vez de estudiar en el centro, en el Instituto Vicente Espinel, lo hiciera en un colegio privado más cercano a donde vivíamos, El Colegio Divino Pastor, detrás del Polideportivo de Carranque, en la misma Avda. de Carlos de Haya.

Como cada tarde, a la salida de clase de clase, caminábamos deprisa, entre bromas y risas, canturreábamos la canción que compusimos para nuestro profesor de latín y director…¡¡ Al terminar aquella clase, le quise hablar pero se iba, le quería preguntar que como era la oración que la otra tarde explicó……al responder, salí corriendo, por la escalera dando botes, sin contar los escalones que saltando iba yo, cuando el dire me llamó….!! 

Cuatro, cinco, seis pasos y ya nos llegaba el aroma de aquellos dulces, ésos bollos con agujeros en el centro, deseo de nuestros, ya no tan infantiles paladares, que salían de aquel local situado a escasos metros.


Las puertas estaban abiertas y podíamos ver al personal, yendo y viniendo entre maquinarias, hornos y sacos de harina……rara era la tarde que no terminábamos degustando algún que otro donut, pero aún no decíamos: ¡¡ Anda, la maleta !!  


Fue en 1973, cuando se hizo famosa aquella frase que los niños repetían de escucharla en televisión…comenzó a publicitarse los donuts… llegando a ser, quizás los “pasteles” más vendidos de la historia…(los estudios de entonces indicaban que se vendían 500 millones de donuts al año. Dieciséis donuts cada segundo…) 


¿Quién no conoce los donuts? ¿Quién no los ha comido? Fue en 1962 cuando en España se creo la empresa Donut Corporation, haciendo las delicias de las meriendas y desayunos; invadiéndonos las costumbres americanas, llegarían después los "crispis", las hamburguesas, las palomitas de maiz, los cupcakes.....etc. etc. etc.....

Una vez más creemos que los “donuts” son oriundos de EEUU….error.       

Su origen se remonta a la  Holanda del siglo XVII y fueron los emigrantes, quienes cruzando el Atlántico llevaron su receta hasta Pennsylvania, donde fueron rebautizados con el nombre con el que hoy lo conocemos.   

En aquel entonces, no tenía agujero en el centro… El agujero central se implantó en 1847, cuando el marino Hanson Gregory agujereó los bollos que preparaba su madre para hacer que se frieran mejor en la parte central, ya que consideraba que se quedaban un poco crudo por el centro.   Sin duda haciendo de éste agujero, el agujero más famoso de la historia.

Hay sabores y olores que se quedan impregnados en la memoria, que perduran con el tiempo y que se agradecen cuando se pueden hacer en casa.  

La preparación es sencilla, aunque hay que respetar los tiempos de levado y preparación….para mi personalmente, al no tener experiencia, es un “pelín” complicada, quizás por mi falta de experiencia.

Pero como suelo decir, la cocina es experimentar, probar y aunque estéticamente no queden perfectos, les animo a que lo intenten…..se alegrarán del resultado y disfrutaran de ésos donuts deliciosos, sin colorantes, ni conservantes…caseros, que nos hacen viajar en nuestra memoria gustativa épocas de nuestra niñez y juventud.

La receta la tomé del blog "Food and Cook" 
 
¿Cómo los hice? 
Siguiendo fielmente sus pasos, lo único que al no tener en mi cocina cortador de donuts, usé dos vasos como corta pasta….uno de agua y una copa pequeña para hacer el famoso agujero del centro.

Ingredientes:
3 cdas. de levadura seca (unos 22 gr.) o levadura de panadería, 240 ml. de leche (a unos 45º), 400 gr. de harina de fuerza, 30 gr. de azúcar, 1/2 cdta. de sal, 1 cdta. de extracto de vainilla líquido, 3 yemas de huevo, 56 gr. de mantequilla y aceite de girasol para freir.
Para el glaseado: 150 gr. de azúcar glas, 3 o 4 cdtas. de leche y dos o tres gotas de extracto de vainilla.

Los pasos a seguir:

En un cuenco poner 180 ml. de leche junto a 2 cdas. de levadura, mezclarlo y continuar añadiendo 110 gr. de harina, mezclamos bien hasta conseguir una pasta.  

Cubrir con un paño y dejar reposar durante unos 30 minutos en un lugar cálido. (Acababa de hornear y de preparar comida, por lo que lo dejé en la encimera, cerca del calor de la cocina)

Transcurrido el tiempo, poner en otro cuento el resto de la leche y de la levadura que ha quedado, mezclar y continuar añadiendo las yemas de huevo, el azúcar, la sal, el extracto de vainilla y la masa que hemos preparado con antelación, lo mezclamos durante unos 30 segundos o hasta que nos quede una mezcla suave.

Seguidamente añadir la mantequilla a temperatura ambiente cortada en cuadrados y volver a mezclar durante unos 30 segundos, o hasta nos quede una masa suave.

Añadir el resto de la harina, poco a poco, hasta obtener una masa suave y lisa, sin que se pegue en las manos ( si es así, añadir un poco más de harina poco a poco ).

Tapar la masa con un film transparente y dejar reposar a temperatura ambiente durante 30 minutos.  

Transcurrido dicho tiempo, introducirlo en el frigorífico durante 1 hora mínimo y 12 máximo (yo la tuve unas seis horas aproximadamente).

Enharinar la superficie de trabajo y extender la masa con un rodillo (untarlo con harina), dejando una altura de algo más de 1 cm,

Ir cortando con la ayuda de un cortador de dónuts o cualquier otro que nos sirva para ello (recuerden, he usado un vaso y una copa) e ir pasando la masa cortada sobre una bandeja cubierta con un paño de cocina y  depositarlos encima. 

Cubrirlos con un paño liso, y dejarlos reposar durante unos cuarenta minutos en un lugar cálido y sin corrientes de aire.

En una sartén, echar el aceite y calentarlo e ir friendo uno a uno los donuts, más o menos treinta segundos por cada lado. Dejándolos reposar sobre un papel de cocina.

Mientras preparar el glaseado:

Poner en un cuenco todos los ingredientes, batir bien hasta conseguir una masa suave y lisa.

Sumergir los donuts en el glaseado, escurrir bien y dejar reposar sobre una rejilla.


¡¡ Listos para disfrutarlos !!  Sencillamente deliciosos……

CUMPLEAÑOS Y CUMPLE "BLOG" (SIETE AÑOS TIENE MI COCINA"

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¿Qué cuantos años tengo?  Hoy, cumplo 60 años.

¿Pero qué importa el número?....¡¡ Tengo la edad que siento !! La edad que mi corazón quiere tener, que mi cuerpo aguante y que mi cerebro dicte. 

Ésa edad en que en gran medida puedo y si no lo hago es por prudencia, educación o porque no debo, decir sin miedo lo que pienso.

Ésos años que te aportna la experiencia de los dias vividos, con la convicción y la fuerza de mis pensamientos, de mis sentimientos y de mis deseos.  

60 años, la edad en que la vida se mira con calma, pero con el interés de seguir creciendo, aprendiendo y queriendo; cumplo ésos años en los que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos, en los que las ilusiones se convierten en esperanza.

Hoy, cumplo 60 años. Si, se dice pronto, 60 años; se me hace tan raro de escribir como de decir e incluso de oir.     Años llenos de sus días y noches, de claros y sombras; llenos de caras y voces que han formado mi universo hasta llegar a hoy.

Pienso en mi vida, en los años vividos, en mis muchos aciertos y también en mis algunos que otros fallos, como todo ser humano; en las decisiones que tomé en la vida que cambiaron mi destino y en los seres queridos y los que creía amigos que se quedaron por los recodos de los años pasados. 

Gustos y gestos, forma de pensar e incluso de ser que han ido cambiando al igual que la tersura de mi rostro o el color de mi cabello que se suavizan con el gris y el blanco de mis canas.

Noto que la juventud poco a poco se escapa, los años me recuerdan que el tiempo pasa y yo con él, que alguna que otra arruga aparece (aunque la mayoría menos mal que me salen a fuerza de sonreír….. y aunque menos, también de sufrir) y mi pensamiento me hace recordar lo bueno que me ha dado mi vida….mis padres, mis hijos, mi marido, estrellas y luceros que me han acompañado, que me han regalado los mejores y más maravillosos momentos de éstos 60 años.

No puedo olvidar  mi experiencias, lo vivido y todo lo aprendido, mis viajes e increíbles aventuras compartidas con ellos…….con ésos seres maravillosos que son quienes me hacen feliz.

Hoy, que cumplo 60 años, yo también me deseo: ¡¡ Feliz cumpleaños !!...que la vida me siga regalando la salud y la felicidad de los mios, poder cumplir muchos años llenos de vida, con ilusión, con garra, fuerza e intensidad….que el futuro me siga deparando optimismo, esperanza y la alegría de vivir….con mi marido y mis hijos. 

Porque lo único inexorable que conlleva, es que queda un poco menos…razón para disfrutar la vida un poco más.   A mis 60 años, no empieza mi vida…pero mucho menos termina, simplemente continúa.        

Y continúa inexorablemente también a mi blog, a “Mi cocina” que hoy, precisamente hoy, en el año 2009 abrió sus puertas a través de internet….hoy también cumple años éste cuaderno de bitácora en la que queda reflejada una parte de éste viaje de mi vida que voy escribiendo en el mar de mi existencia.   

Hoy, dando las gracias a los mios, a mis seres queridos sin quienes mi vida no tendría sentido.....doy también las gracias a aquellas personas que pasan por éste recetario, por cada una de sus 1253 páginas, post o historias....por estar ahi, acompañandome y compartiendo ésta parte de mi ser.....

Las fotos:  

Mi primera foto en el rebalaje, en la orilla de la mar, en El Palo, barriada marenga donde nací....y la última, hace unos días en la desembocadura del Rio Guadalhorce, fuente de vida malagueña...al fondo, la Bahía de Málaga...y el mar, siempre la mar.        

BOLAS DE ARROZ RELLENAS DE LANGOSTINOS CON JENGIBRE Y CILANTRO AL VAPOR

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En nuestra cultura, para muchísimas personas comer sin pan, es dificil y a veces casi imposible, en cambio, para los asiáticos, comer arroz es sinónimo de comer, una comida sin arroz es impensable.

El arroz es la base más que el complemento de los aromáticos platos asiáticos, ya sean de carne, de pescado, mariscos o verduras.

Hasta hace no muchos años, la palabra arroz en nuestro país, era sinónimo de “paella”, como mucho de complemento de sopas o potajes; aunque últimamente, el arroz al igual que otros condimentos del lejano oriente, se ha ido afianzando e introduciendo prestándosele mayor atención en nuestras cocinas donde se va introduciendo las exóticas recetas orientales paulatinamente.

Siendo hoy en día, junto con el trigo, un alimento indispensable en la alimentación diaria prácticamente en todo el mundo.

¿Sabían que existen cerca de 8.000 tipos de arroces diferentes? Aunque se agrupan en tres grupos básicos, según la forma exterior del grano: medio, largo y redondo.

El arroz largo se caracteriza por ser fino, largo lógicamente y bastante duro; una vez cocinado queda seco y suelto; entre ellos uno de los arroces asiáticos más exquisitos y aromáticos, el basmat; en cambio los arroces de grano medio y redondo son más blandos.

En la parte de Asia donde se suele comer con palillos, prefieren los arroces de grano redondo, ya que al cocinarlos se quedan pegados, por lo que se pueden coger con más facilidad.

El arroz no sólo es el alimento principal en los países asiáticos, sino que a través de los siglos éste “oro blanco” es parte de su cultura; concretamente en Japón, hubo un tiempo que el arroz era un indicador de riqueza; incluso los famosos y legendarios Samurais recibían arroz recién cosechado como paga.

Fue en Asia donde se inició el cultivo del arroz. Existen estudios que dejan constancia de que en China aparecen los primeros cultivos, en los valles fértiles del río Huang Ho y del Yang-Tse Kiang, antes del siglo XV a C., en los años 8200-7800 a C.

Su historia sitúa su nacimiento en India donde se descubrió por primera vez en su forma silvestre.

El arroz llegó al Mediterráneo 350 años antes de nuestra era. Ya en el siglo IV a C, su cultura estaba muy extendida en Mesopotamia, a través de las bolsas de comercio que el rey persa Darío establecido con China y la India.

Aunque era conocido por romanos y griegos, éstos lo consideraban más como una planta medicinal que como alimento, fueron los árabes quienes lo introdujeron, en torno al siglo VIII de nuestra era, en la costa española.    De hecho, el origen del nombre, tal y como la conocemos hoy en día viene de la palabra de origen árabe “ar-ruzz”.

Años después en el siglo XV se propagó a Italia, Francia y para seguir su largo camino tras los grandes descubrimientos protagonizados por conquistadores europeos implantandose en todos los continentes.

Un largo, largo camino recorrido que comenzó hace unos 10.000 años, un increible viaje desde India, China, Japón…desde Asia; una historia, la de tan sencillo y simple cereal, tan especial y envolvente como cada uno de los granos de arroz, como su delicioso sabor, su aporte nutritivo y el inmenso universo de preparaciones que podemos realizar con el “oro blanco”.

Hoy, influenciada Mi cocina una vez más por ésos países orientales que tanto me gustan, he preparado éstas deliciosas bolas de arroz rellenas de langostinos…haciendo un guiño a la cocina japonesa dándoles forma de "Onigiri"para posteriormente, guiñar con el otro ojo a China dándoles a las bolas de arroz un “toque” de vapor que les dará aromas al cilantro y cebolleta fresca….. 

Espero que les guste…y viajen una vez más, gastronómicamente hablando, desde Mi cocina al lejano Oriente….


¿Cómo lo hice?


Ingredientes:

Dos vasos de arroz tipo redondo (pueden usar cualquiera, de hecho lo preparé con arroz tipo basmati, alargado), tres vasos de agua, diez langostinos, una cebolla blanca pequeña (tipo cebolleta), hojas de lechuga (use el tipo “malagueña” por lo que eran hojas grandes y necesité solo cinco), una ramita de cilantro fresco, un trozo de puerro (la parte blanca), dos cucharadas pequeñas de jengibre en polvo, dos cucharadas soperas de aceite (usé de oliva virgen), sal.
Para acompañar (opcional): salsa agridulce (se puede encontrar en cualquier supermercado).

Los pasos a seguir:

En un cuenco poner el arroz y lavarlo bien con agua corriente.  Cambiándole el agua de vez en cuando hasta que salga clara. Escurrir y dejar reposar.

Mientras, pelar los langostinos y cortarlos en trozos pequeños.

Cortar igualmente en trocitos pequeños la cebolla.   (Reservar la parte verde de la cebolleta muy picadita, aparte de la parte blanca de la cebolla)

Lavar el puerro, cortarlo en aros y lavar bien las hojas de lechuga, reservar.

Poner el arroz en una cazuela honda, y añadir los tres vasos de agua. Salar al gusto.

Tapar la cacerola y cocer a fuego medio. Dejarlo hervir unos dos minutos y bajar el fuego al mínimo, dejándolo cocer unos trece minutos aproximadamente.

Apartar del fuego y dejarlo reposar en una fuente o plato llano que se vaya enfriando.

En un cazo, echar el aceite y pochar a fuego lento la cebolla, antes de que llegue a dorarse incorporar los trozos de langostinos y remover durante unos dos minutos.

Agregar el jengibre y cilantro picado, mezclar bien, apartar del fuego y reservar.   
Colocar las hojas de lechuga haciendo una cama en cada cestilla de bambú.

Mojar las manos con un poco de agua, coger un puñado de arroz y hacer una pelota con las manos.

Con los dedos hacer un orificio para introducir los trozos de langostinos y cebolla que se ha preparado y reservado, volviendo a cerrar la bola de arroz de una manera suave, sin apretar demasiado, procurando hacer la presión justa.

Ir colocando cada bola en la cestilla (hice seis en total, tres en cada cestito…Mi cesto de bambu de cocción al vapor tiene dos pisos).

Echar alrededor de las bolas los trozos de puerro y el resto de las hojas de cilantro fresco espolvoreando los trocitos verdes de cebolleta.
En una cacerola echar un poco de agua….con mucho cuidado de que al hervir no lleguen a mojar la primera cestilla de bambú.

Colocar los cestillos en el agua y dejarlos cocer tapados unos cinco minutos aproximadamente (cuidado con el agua de la cocción, que no se quede seco el recipiente).


Sacar la cestilla de la cacerola….destapar


Y disfrutar….añadiendo un chorreoncito de salsa agridulce al gusto....

¡¡ Buen provecho...!!

EMPANADILLAS FRITAS RELLENAS DE POLLO CON CEBOLLETA Y JENGIBRE

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¡¡ A falta de pan, buenas son tortas !!

Como suele ser habitual en mi, y no es cuestión de edad sino de cultura popular y costumbre familiar, suelo ser muy refranera, por lo que instintivamente dije ésa famosa frase al abrir el congelador y comprobar que no me quedaban las suficientes obleas especiales para hacer wonton, ésas deliciosas "empanadillas" chinas que tanto gustan en casa.   

Pensé en ése momento “De donde no hay, no se puede sacar” pero recordé y miré en el frigorífico y ví que tenía el paquete intacto de las que suelo usar para hacer las clásicas empanadillas de toda la vida; respiré aliviada “Dios aprieta pero no ahoga”, pero debo recordar que“el que guarda, siempre tiene” y ya que no tenía las suyas, debía de usar la de las empanadillas, ya se sabe “el hambre aguza el ingenio”.

¿Me servirán?....me iba y venia la idea… “a un clavo ardiendo se agarra el que se está hundiendo”; y me “quemé”, las cogí pensando en ello.

Pero quién sabe, igual me salía un “churro” porque no hay que olvidar también que “el hambre es muy mala consejera”.   Pero debía intentarlo, tenía que probar si salía medio bien “haciendo y deshaciendo se va aprendiendo”

Pobre de mi….”el que no se consuela, es porque no quiere”.

Mi madre me diría “quien no se embarca, no se moja el culo”…en plan fino: “Quien no se aventura, no pasa la mar”.   Pero bueno, “más sabe el diablo por viejo que por diablo”, pensé: igual no me quedan nada mal, por lo menos comestible; de todas formas, si me salen regular “a buen hambre, no hay pan duro”, así que mis comensales igual les hincan el diente y casi no lo notan.   Y si no les gusta….pués “lentejas, si no las comes las dejas”, así las haré “a todo se acostumbra uno, menos a no comer”, aparte que como bien dice el dicho: “a gusto de los cocineros comen los frailes”.

Reconozco que es imprescindible para una receta china sus propias obleas y el hecho de reemplazarlas por las de las empanadillas, no deja de ser un tanto extraño, no es que sean mejores, ni peores, son diferentes; hoy el refrán no me viene a cuento lo de  “a falta de algo, bueno es algo mejor””al pan pan y al vino vino”, pero en mi cocina “a grandes males, grandes remedios”.    

Hay que reconocer que cuando hay falta de recursos la mente se agudiza para salir del paso, por lo menos a mi me suele ocurrir.

Y como “el saber no ocupa lugar” les cuento, aunque lógicamente sabrán que los refranes son frases populares que expresan consejos, pensamientos, opiniones e ideas, que generalmente suelen estructurarse en verso o con cierta rima para que sean fáciles de recordar, ¿Saben que en nuestra lengua castellana existen casi cien mil refranes registrados?

Los refranes es uno de los grandes valores aportados por el pueblo a través de los siglos; frases que tenemos en cuenta en nuestra vida cotidiana, que nunca faltan y es una parte esencial que ilustra las conversaciones en cualquier momento del día.

Así, que mi primer refrán me vino al dedillo, “la ocasión la pintan calva” para hacer la introducción de ésta receta que creí que no lograría hacer, pero "el que la sigue, la consigue"  y aunque “cada maestrillo tiene su librillo”, para prepararla seguí los pasos de uno de mis libros de recetas orientales; ya saben quienes me visitan que no soy cocinera, en realidad en cuanto a gastronomía se refiere me considero “aprendiz de todo y oficinal de nada”

En ésta ocasión la rellené de pollo, que aunque no vuelan es un ave, aquí no me vale el refrán, pero me resisto a no decirlo: “ave que vuela, a la cazuela”.

Me puse manos a la obra, a ir preparando “wonton”, ya se sabe:“coser y cantar, todo es empezar”, con tranquilidad, algo poco habitual en mi, que me llamaban “Maribulla” de puro nervio y carreras; ya se sabe “vísteme despacio que tengo prisa” y como “el que algo quiere, algo le cuesta”, tenía que echarle paciencia y calma.

En ello estaba, cuando vuelta al congelador veo algo que no ví cuando ya estaba todo hecho..¡¡ a buenas horas, mangas verdes !! , había un paquete de obleas de wonton medio escondido; qué le vamos a hacer “a lo hecho, pecho”. 

Menos mal que no salieron muy mal del todo, ricas, originales, sabrosas….no quedó ni una..y aquí no me vino bien el famoso refrán“el que parte y reparte, se queda con la mejor parte”, sólo probé una, las demás volaron ¿ O es que “a buen hambre, no hay pan duro”?.….o será que la cocina oriental gusta a todos en Mi cocina: “Dios los cria y ellos se juntan”
Dice el viejo refrán: “Antes de hacer nada, consúltalo con la almohada” Mi consejo: no lo duden, pruébenla, no lo piensen, les animo a que las hagan, les encantará…aunque no sean partidarios de la cocina china, recuerden“En la variedad está el gusto”



¿Cómo las hice?


Ingredientes:

Una pechuga de pollo (puede servir cualquier parte del pollo, no necesariamente la pechuga), un paquete de obleas de empanadillas (se pueden encontrar en cualquier supermercado), una cebolleta (o cebolla blanca dulce), una cucharada pequeña de jengibre en polvo, una cucharada sopera de salsa de soja, una cucharada pequeña de azúcar moreno, una cucharada sopera de aceite de sésamo y aceite para freir (suelo hacerlo en freidora, aunque también las pueden hornear siguiendo las instrucciones del fabricante de las empanadillas).   Para acompañar: salsa agridulce (que lógicamente hoy en dia pueden comprarla en cualquier supermercado).

Los pasos a seguir:

Picar el pollo y la cebolleta en trozos pequeños (lo más fino posible).

En un cuenco mezclar la carne de pollo con la cebolleta, el azúcar, jengibre, aceite de sésamo y la soja, remover bien de forma que queden totalmente integrados todos los ingredientes.

Dejar macerar mientras:

Separar las obleas y colocarlas en una superficie plana.
En una sartén echar la carne y morearla durante un minuto.  Separar del fuego y esperar que se enfrie un poco.

Con una cuchara colocar en el centro de cada una de ellas una porción de la mezcla del relleno.




Cerrar las empanadillas, mojando los bordes con un poco de agua untada con los dedos dándoles la forma que prefieran.

Una vez todas rellenas, freírlas en abundante aceite muy caliente.  Colocándolas sobre papel de cocina a fin de que “suelten” el posible exceso de aceite.

Servir con salsa agridulce….

Aunque dice el refrán El solo olor de un buen frito, no nos sacia el apetito” quedarán satisfechos con éste crujiente aperitivo.



“A buen bocado, buen provecho.”

SOBREHÚSA (o Sobreusa) DE HABAS FRESCAS CON CHORIZO

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Han pasado los años, los meses….muchos días, quizás demasiados sin vernos; pero aún, a pesar del tiempo, nuestra amistad, nuestras risas, nuestro cariño, los ratos que pasamos fueron haciendo mella y quedaron grabados en nuestras vidas, en nuestro corazón y en nuestra memoria.

Éramos vecinas, como si fuésemos familia, éramos y somos amigas, ella se llama Conchita..…poeta, dicharachera, generosa, jovial, de sonrisa eterna y risa fácil, ojos azules, cabello rubio, madre de dos niñas…..como yo las llamaba: “mi Eloisa y mi  Conchita” quienes junto con mis dos hijos, eran también lazo de unión entre nosotras.

Y es que con Conchita siento, como leí hace tiempo, que nuestra amistad es la melodía que se nos queda grabada en la cabeza y que aparece en los silencios más amargos, hasta el final del camino.  

Y hoy, una vez más la he recordado…..ésta receta me ha hecho viajar con ella a su lugar de nacimiento, a sus orígenes tal y como hicimos aquellos días del mes de Agosto, en su “refugio”, en aquella preciosa casa que tiene en Cuevas de San Marcos, donde en su cocina aún hoy en día hay impregnada parte de mi…..sus muebles, eran mis primeros muebles de cocina…  Me imagino que cada vez que vuelva a su pueblo y cocine, cada vez que abra una puerta, un cajón, me consta de que se acordará de mi.

Gracias a ella y a Paco, su marido, descubrí un lugar maravilloso de la provincia malagueña, una parte increíble del paraíso, de éste lugar llamado Málaga; un pintoresco y precioso pueblo de la Comarca Sierra Norte de la provincia Málaga.

Un lugar donde se asentaron los primeros pobladores de la comarca, y después romanos, visigodos y musulmanes, llamado Cuevas de San Marcos, la antigua Medina Belda, como la llamaron los árabes que la habitaron; un lugar con un rico legado arqueológico, yacimientos del Paleolítico, con nna larga historia que ha dado pie a innumerables leyendas y tradiciones.

Paisajes de contrastes que nos llevan de la vega a la sierra, del olivar a bosques de pinos y encinas, de yacimientos prehistóricos, parajes en los que se alternan el monte bajo, pinos, olivos, almendros y encinas; en su Sierra los pinares y antiguos encinares abrazan sus blancas casas y sus huertas y sus campos llenos de olivos y almendros.

Cuevas de San Marcos cuenta con uno de los Monumentos Naturales más destacados de Andalucía, la Falla del Camorro. Junto a ella se encuentra la Cueva de Belda, pareciendo una herida sobre la montaña, una promesa de entrada a un laberinto único, con gran profundidad e impresionantes formaciones de estalactitas y estalagmitas.   En su interior se conoce la existencia de al menos tres lagos y de numerosas galerías en el interior de la misma, en la que además de tener su importancia geológica, es también zona de refugio para diferentes colonias de murciélagos, una de las más importantes no solamente de España, sino que posiblemente de Europa..

Andé por sus calles, por sus bosques y montañas, vi correr el agua por caudaloso Genil, disfruté de la inmensidad azul del grandioso embalse que une o divide a Malaga de Córdoba y Granada, supe por primera vez de una de sus joyas y rareza gastronómica, de la existencia de la famosa zanahoria morada, que sólo se produce en esta zona.

En éste enlace podrán ver y saber algo más de CUEVAS DE SAN MARCOS (Vista desde el interior de la Cueva de Belda)

 Gracias a su madre, tan dulce y cariñosa como mi amiga Conchita, degusté su gastronomía, ésa parte de su cultura, tan rica y deliciosa…..como ésta “sobreusa” o “sobrehúsa” típica y tradicional de éste precioso enclave malagueño cuyos ingredientes fundamentales son las habas, los huevos y el cilantro.


¿Qué no lo han probado?.....¡¡ Es fácil y delicioso !! ¿Se animan? Pués les explico como lo he preparado.

Ingredientes para dos personas:

Ingredientes:
Medio kilo de habas, dos chorizos frescos (a ser posible malagueño), dos hojas de laurel, un pimiento verde, media cebolla mediana blanca dulce, dos tomates maduros, dos dientes de ajo, una cucharada pequeña de pimiento molido, una cucharada pequeña de colorante alimentario, seis granos de pimienta negra, una ramita de cilantro fresco, sal, medio vaso pequeño de aceite de oliva virgen extra (por supuesto del terreno, de Málaga…), dos huevos ( en ésta ocasión he usado cuatro de codorniz, dos por comensal) y dos vasos de agua.

Los pasos a seguir:

Desgranar las habas (la piel la pueden utilizar para tortilla).

Picar en trozos pequeños el pimiento, la cebolla, los ajos y el tomate, al que previamente habrá que quitarle la piel.

En una cacerolita poner a calentar el aceite y echar los trozos de pimiento, cebolla, ajo y tomate pochando a fuego lento salando previamente, manteniéndolo en el fuego durante unos minutos, removiendo de vez en cuando a fin de que no se pegue.

Agregar las habas, los granos de pimienta y el laurel, rehogando durante un minuto.

Añadir el agua y dejar hervir durante unos quince minutos aproximadamente.
Rectificar de sal.

Una vez cocidas las habas añadir el pimiento molido, el colorante alimentario, el cilantro picado y el chorizo cortado en rodajas.

Darles un hervor y echar los huevos, tapando la cacerolita dejarlos cuajar.
Apartar del fuego y servir…..    
¡¡ Buen provecho y recuerden, disfruten de Málaga, de sus paisajes, de sus bosques, de sus sierras, de sus rios, del azul de su cielo, de su cultura, de su gastronomía.....y del mar, siempre la mar !!   

NATILLAS DE NARANJA ESPOLVOREADA DE CACAO

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¡¡ Una mariposa ha entrado en Mi cocina !!

Era metálica, con vivos colores de tonos marrones y amarillos, sus patitas eran dos ruedas; de su cuerpo sobresalía un palo al que me agarraba con mis pequeñas manos empujándola con suavidad de tal forma que sus alas se movían pareciendo que de un momento a otro lograría alzar el vuelo y yo con ella….

Nuevamente mi imaginación me hacía volar detrás de mi mariposa, aquel juguete que desde mis tres años no me abandona en mi memoria, en mi recuerdo.  Quizás desde entonces, adoro y siento pasión por tan bello y elegante animal, las mariposas.

Fue en el año 1995, en mi segundo viaje a Thailandia cuando mi hijo, que entonces tenía 14 años, vino conmigo y conoció el país de la sonrisa, la tierra de los hombres libres (Thai significa libertad).    Allí se subió sentado en la cabeza de un gran elefante, tocó con sus propias manos un enorme cocodrilo, acarició un tigre que le triplicaba en tamaño, recorrió las calles de Bangkok en tuc tuc y navegó por sus canales y el gran rio Chao Paraya; viajó en el viejo tren hasta el famoso puente del Rio Kwai y anduvo por grandes jardines con espesura de bosques y llenos de orquídeas de múltiples colores, entre las grandes y coloridas mariposas, quizás uno de los jardines-mariposarios más grandes del mundo…..

El no pudo resistirse y traerse algunas mariposas de recuerdo.  

Al principio colgaban de su habitación, hoy están en un pasillo y cada día mi hija las mira, las observa…..se ha enamorado de las mariposas.    

Curiosamente éstas últimas semanas ha visitado en varias ocasiones el MARIPOSARIO que existe en Málaga, un edificio con un puro estilo thailandés; descubriendo tan bellísimo lugar a todas sus amistades, las ha fotografiado e imaginado con seguridad de que está en Thailandia. 


Y puede que lo parezca, ya que concretamente se encuentra en Benalmadena, justo al lado de la Stupa de la Iluminación, la ESTUPA BUDISTA más grande de Occidente, con una altura de 33 mts., que unido al mariposario parece que nos encontramos en un trozo de aquel país que me cautivó, hace ya más de veinte años….Thailandia.

 Las mariposas vuelan en mi memoria, en mi imaginación y en una cocina, en un blog que suelo visitar y así una de ésas mariposas ha llegado a Mi cocina, de la mano de una gran bloguera ¿o son las mariposas las que me han llevado hasta su blog? ¿o su buen hacer en la gastronomía?; la sigo desde hace años, su autora es Maria José " Una mariposa en mi cocina"….ella sí que es ”Una mariposa en su cocina”.

Allí, hace unos días ví ésta receta: natillas de naranja, así que fue así como llegó ésta mariposa a Mi cocina….con una de sus recetas, unas natillas de naranja; fue irresistible no probarla nada más leer la receta, no dudé ni un momento en hacerla y disfrutarla.

¿Cómo la hice? Siguiendo sus pasos, pero añadiéndole un toque que nos encanta, el chocolate.


Ingredientes para cuatro cuencos:

Medio litro de leche, el zumo de dos naranjas, cuatro huevos medianos, una cucharada sopera de maicena, la corteza de una de las naranjas (sin nada de blanco), un palo de canela, cinco cucharadas de azúcar, cacao en polvo para espolvorear (ella usó canela en polvo), dos o tres trozos de naranja por comensal y cuatro pastillas de chocolate especial postres.

Los pasos a seguir:

En un cuenco batir los huevos con el azúcar, agregar la maicena y el zumo de naranja (pasado por un colador a fin de que no caigan trozos de pulpa ni semillas).


En una cacerola calentar la leche junto con la rama de canela y la piel de la naranja. Cuando hierva, retirar del fuego y dejar infusionar.  Pasado unos minutos, retirar la canela y la piel de naranja.


Echar la leche, colándola previamente, despacio sobre la mezcla de huevos y zumo de naranja sin dejar de remover.

Volver a poner el cazo en el fuego removiendo continuamente hasta que empiece a espesar.

Retirar del fuego y verter en los cuencos donde se vaya a servir.  Dejar enfriar.

Para el adorno: fundir el chocolate al baño maria, mojar los trozos de naranja y dejar que se enfrie.    

Recortar una mariposa en un papel.

Colocar sobre las natillas el papel con forma de mariposa y espolvorear el cacao; retirar con cuidado la mariposa y colocar los trozos de naranjas bañadas en chocolate en un lado del cuenco.   

¡¡ Disfruten de la dulzura de un delicioso postre casero !! 

Mi consejo para empezar la semana: disfruten de Málaga, en Benalmádena...también encontrarán posiblemente la marina más bella, Puerto Marina, el mar, siempre la mar.... 

PIZZA BARBACOA

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Sería una temeridad por mi parte escribir sobre la cocina de los Estados Unidos, cuando no la conozco realmente y no la he probado “in situ”; porque he de reconocer que la única vez que viajé a América del Norte, fue en el año 1983 cuando pisé suelo americano, concretamente fue en Anchorage (Alaska), durante unas pocas horas y gastronómicamente hablando, quizás por el frio y la nieve, sólo tomé sopas…. Y francamente, no me pregunten de qué era, sólo recuerdo que todas tenían fideos, como las famosas sopas japonesas. 

Ocurrió por motivos profesionales, una parada técnica de camino a Tokyo (Japón).    En mi memoria, más que la gastronomía quedó reflejada las altas y blancas montañas, contemplar por primera vez en mi vida tanta nieve a mi alrededor y los paisajes blancos que desde los grandes ventanales me cautivaron.

Así, que no me puedo permitir ningún comentario, por mi desconocimiento casi total de la cocina estadounidense, más allá que las que conocemos gracias a las películas o series de televisión:  pollo frito, perritos calientes (hot dogs), hamburguesas, costillas asadas (barbacue ribs), ensalada cole slaw, las tartas cherry pie (de cerezas) o apple pie (la de manzanas), el famoso pavo horneado con salsa de arándanos, Doughnuts, las tortitas en el desayuno, las mazorcas de maíz y las pizzas….

Aunque me imagino que dado el gran tamaño del territorio de los Estados Unidos no es de sorprender que la cocina sea diversa y que aún en gran medida no se haya perdido la gastronomía autóctona, la de los Indios Nativos; independientemente que creo que la gran mayoría de su gastronomía es la fusión aportada por años de colonización de diferentes culturas dando lugar a la cocina actual estadounidense que recoge variantes aderezadas de todas ellas.

Aunque las más emblemáticas para los que desconocemos ésa parte de su cultura sea los perritos calientes, las hamburguesas y las pizzas.

¿Sabían que cada ciudadano americano llega a tomar más de 50 pizzas al año?, no recuerdo donde lo leí, pero venía a decir que consumen más o menos una pizza por semana.

Su atractivo radica en que es un alimento fácil de comer (se puede coger con las manos), fácil de comprar ya preparada o que la traigan a casa,  les encanta a niños y adultos, es saciante y encima es barato, ¿qué más se puede pedir. Sobre todo a aquellas personas que por falta de tiempo o ganas de cocinar recurren a ellas como cocina rápida internacional?.

Aunque todo el mundo sabe que aunque la palabra “pizza” procede de Alemania (en el antiguo alemán se decía “bizzopizzo” que significa mordisco, trozo de pan), las pizzas tienen su origen en Italia.   De hecho ya se utilizaba en Italia en el año 997.

En la época del imperio romano, la mayoría de los que habitaban en la ciudad de Roma, vivía en apartamentos sin cocina, por lo que comía en “restaurantes de comida rápida” y aunque parezca sorprendente, ya entonces comían pizzas.

Era una masa redonda aderezada con aceite de oliva, hierbas y horneada sobre una especie de mostradores redondos de piedra.  En las excavaciones arqueológicas de Pompeya ya se encontraron tiendas de pizza semejantes a las pizzerías modernas, la primera pizzería oficial se abrió en Nápoles miles de años más tarde, en 1830.

Propia de la dieta mediterránea, la pizza que hoy he preparado tiene todos los ingredientes propios de los gustos norteamericanos, con una clara influencia en cuanto a ingredientes de la cocina de Estados Unidos….con salsa barbacoa; una deliciosa fusión de cultura gastronómica ¿No les parece?

¿Cómo la hice?

Ingredientes y pasos a seguir para la masa:

Tamizar una taza y media de harina blanca y una cucharadita de sal en un cuenco.

Incorporar una cucharadita de levadura seca activa.

Hacer un hueco en el centro y echar una cucharada sopera de aceite de oliva virgen extra (en ésta ocasión he usado de Periana, malagueño) y seis cucharadas soperas de agua templada.

Remover con una cuchara de madera hasta que la masa empiece a aglutinarse y después trabajarla con las manos hasta que se separe del recipiente. 
 
Volcarla sobre una superficie espolvoreada con un poco de harina y trabajarla durante ocho o diez minutos aproximadamente, hasta que quede homogénea y elástica.

Hacer una bola con la masa, colocarla en un recipiente previamente engrasado con aceite y taparlo con un paño húmedo e introducirlo en un lugar cálido durante una hora, hasta que doble su volumen.

Pasado éste tiempo, poner la masa sobre una superficie espolvoreada con harina, apretar con el puño y trabajarla durante un minuto, extendiéndola hasta obtener el grosor deseado.

Poner la masa en una bandeja previamente engrasada, volverla a tapar con un paño húmedo y dejar leudar la masa en un lugar cálido unos diez minutos.

Precalentar el horno a 180º C…

Y mientras ir preparando los ingredientes y haciendo el relleno.

Ingredientes para el relleno

150 grms. de buey picada (los puede pedir en la carnicería, aunque hoy en dia la carne de buey picada se encuentra en cualquier supermercado), 100 grms. de bacon ahumado picado (lo suelo hacer con la minipimer), medio cebolla blanca, dos o tres pimientos chiles pequeños (opcional), queso mozzarella (lo suelo comprar rallado especial pizzas en cualquier supermercado), sal, medio vaso de vino blanco, medio vaso de caldo de carne, cuatro cucharadas soperas de aceite de oliva, salsa barbacoa (las pueden encontrar en cualquier supermercado)

Los pasos a seguir, mientras la masa de pizza crece:

Picar la cebolla en trozos pequeños.

En una sartén echar el aceite y pochar la cebolla a fuego lento.

Cuando comience a estar la cebolla transparente añadir la carne picada, el bacon y los pimientos chiles, removiendo todo el conjunto. Salar al gusto.

Una vez frita la carne, retirar los chiles y agregar el vino dejándolo hervir unos minutos a fin de que se evapore el alcohol.

Añadir el caldo y llevar a ebullición dejándolo cocer hasta que se evapore todo el liquido.

Separar del fuego y añadir la salsa barbacoa, teniendo cuidado de no pasarse (tengan en cuenta que la salsa tiene un sabor intenso), mezclando bien todos los ingredientes.

Echar la salsa sobre la masa distribuyéndola por toda la superficie.

Espolvorear por encima el queso generosamente.

Meter la pizza en el horno (previamente calentado a 180º C) (suelo ponerla en el centro con calor arriba y abajo).

Dejarla hacer durante unos veinte minutos aproximadamente (va en función del horno y del grosor de la masa), con cuidado de que no se queme. 


¡¡ Ya solo queda disfrutarla !!
 

PANECILLOS DE QUESO

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Aún no ha amanecido, cuando desde mi cama aún escucho en la lejanía algún que otro búho y con las primeras luces del “ser de dia” ya escucho el canto de los mirlos y el arrullo de las tórtolas.

Con el primer rayo de Sol que entra por mi ventana, suena el jolgorio de los gorriones, ellos son la fiesta de cada mañana recién estrenada la primavera.

Es en ésta época cuando los traviesos gorriones se adueñan de mi casa, de mi patio, de los poyetes de mis ventanas, de las rojas tejas en cuyas oquedades hacen sus nidos.    Estos días vuelven a formar parte mi vida, de mi quehacer diario….están revoltosos, enfrascados en sus jugueteos amorosos, pían a sus anchas, se asoman a mi cocina, vuelan y revolotean sobre mi “tejadillo”, se posan en los bordes de los muros, sobre el tendero e inquietos y alegres, llegan y miran con cautela, por si encuentran sobre todo las migas de pan que les dejo cada día.   

Migajas, trozos de galleta, bizcocho o algo que llevarse al pico…..igual, los he ido “mal acostumbrando” desde hace años.   

Es al mediodía, después de almorzar, les dejo su comida en un rincón de mi patio; observo como se posan con naturalidad en el filo de la tapia oteando la puerta por si ven algún movimiento en mi cocina; los machos más descarados, más valientes, las hembras en cambio más confiadas, son las primeras en bajar, en aventurarse a picotear los trozos de pan que cada dia les desmenuzo.   Suben y bajan, pian y revolotean…. Es todo un ritual.

Y con ellos, vuelvo a mi niñez, a criar algún que otro “gurripato” con pan remojado en leche.  Mi alma de niña se mezcla una vez más con mis arrugas y con las cicatrices de la vida; recuerdo aquel gorrión que no le puse nombre ¿o sí y lo he olvidado?, gorrión que crie durante cerca de un año y que se comió un gato, cuando confiado bajó de mi hombro en casa de una vecina; o aquel que crie durante dos o tres meses y mi madre pisó sin darse cuenta.

Echo de comer a los gorriones y me veo nuevamente siendo niña, me confundo, no alcanzo a ver si soy nuevamente aquella niña que gustaba de criar gorriones o la persona adulta que soy o ambas a la vez.     

Desde que tengo uso de razón adoro, tengo pasión por los gorriones, me gusta escuchar sus trinos, su piar…verlos revolotear y posarse en mis patios, en las ventanas, en Mi cocina….


La foto es de un buen amigo nuestro gran apasionado de la fotografía, éste es su blog.

¿Conocen la creencia de los Celtas con respecto a los gorriones?

Los celtas lo consideraban el mensajero de los dioses y estaban convencidos de que tener cerca, pero en libertad, a estos adorables pájaros les proporcionaba la bendición y el amparo de las entidades superiores.  

La presencia de gorriones en las ventanas era un augurio de prosperidad y suerte.

Los celtas pensaban que algunos animales eran mutaciones, o la reencarnación de seres que regresaban del mundo de los muertos y por eso los respetaban y se rodeaban de los que, por su comportamiento o por su estructura física, podían representar un símbolo de los valores fundamentales de esa cultura.

Pero de todos los animales las aves, sin duda, eran las favoritas.    Les impresionaba su vuelo, su rapidez, sus cantos y admiraban su forma de vivir sin sujeciones a la tierra y en absoluta libertad.     

Y ellos, los gorriones, son libres para revolotear en mi patio, para posarse en mis ventanas, para picotear las migas de pan en mi patio….

Ése pan que preparo en Mi cocina…. Ellos no dejan ni las migas.  Igual que mi familia.


¿Quieren saber cómo los hago?

Ingredientes para unos ocho o diez panecillos:

300 grms. de harina de fuerza, 150 ml. de leche entera, 70 grms. de azúcar, 150 grms. de queso tipo filadelfia, 1 huevo, 15 grms. de levadura en polvo (especial panadería), un vaso de aceite de oliva, una cucharadita pequeña de sal.   
Y para pintar los panecillos: 1 huevo.

Los pasos a seguir:

Precalentear el horno a 180º C.

En un cuenco poner la harina mezclada con la levadura, hacer un hueco y añadir el resto de los ingredientes, mezclando con las manos, de forma que quede una masa homogénea que no se pegue (añadir un poco más de harina o leche si quedara pegajosa o seca respectivamente; procurando que quede compacta y elástica.  

Darle forma de bola y dejarla reposar en el mismo cuenco una hora aproximadamente, en un sitio cálido, sin corrientes y tapada con un paño limpio.   

Pasado ése tiempo, sacarla del cuenco y colocarla sobre una superficie plana espolvoreándola con un poco de harina.

Darle unos golpes suaves (así se desgasifica) y formar los panecillos haciendo bolitas con la masa, colocándolos sobre una bandeja de horno previamente forrada con papel vegetal.


Volverlos a tapar dejándolos “leudar” de nuevo durante media hora.

Pintar la superficie de cada panecillo con la yema de huevo bien batida.
(Si quieren darle un poco de forma, pasar un cuchillo por la superficie…Comprobarán que a algunos les he dado ésa forma, otros en cambio los dejé lisos)

Meter la bandeja en el horno y dejarlos hacer (calor arriba y abajo) durante unos veinte minutos aproximadamente.  (Procurando lógicamente que no se quemen).

Sacarlos del horno….y si pueden esperar, dejarlos enfriar.

Mi familia y mis gorriones lo han disfrutado…..



PASTEL DE PLATANO, CANELA Y JENGIBRE CON CREMA DE MANTEQUILLA

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Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres ,
esas...¡no volverán!.....
Gustavo A. Becquer


Después de un largo día, sentada en los escalones de mi porche, miro al frente; ya cae la tarde y el crepúsculo me ofrece un cielo despejado, en el horizonte la montaña se presenta majestuosa, coronada de algunas nubes rojizas que me dejan contemplar la luna nueva.

Es un momento de tranquilidad, de paz….sólo roto por los chillidos agudos de vencejos, aviones y golondrinas en su ir y venir, mejor dicho volar y revolotear haciendo pasadas, piruetas, giros imposibles, esquivando tejados y chimeneas de las casas; con sus ruidosos trinos se me asemejan a los niños, alegres de vivir, de jugar, de volar….

Extasiada ante la visión privilegiada de ésas imágenes, observando sus mágicos vuelos en el atardecer de un día cualquiera, pienso que quizás se apresuran para tomar la última comida del día ésas primeras golondrinas, aviones y vencejos que me anuncian el buen tiempo….la llegada plena de ésa primavera-verano malagueña.

Mientras, sonrío y sueño, las miro y admiro…mientras me termino una taza de te sentada en mi porche, en la escalera mirando al cielo.

Y junto con la reconfortante taza de te, un trozo de pastel recién horneado…..en ésta ocasión un delicioso pastel de plátano, canela y jengibre, cuya receta la he tomado de mi libro 500 pasteles (Susannah Blake).

Un suave y tierno pastel de plátano, que he glaseado con una exquisita crema de mantequilla; con él he podido aprovechar plátanos muy maduros que sin darme cuenta quedaron atrás, demasiado blandos para comer.



¿Cómo lo hice?
Ingredientes:

Para el pastel:
2 plátanos maduros, 2 huevos medianos, 175 ml.de aceite de oliva, 3 cucharadas soperas de leche entera, 300 grms. de azúcar morena, 150 grms. de harina especial para bizcochos, una cucharada sopera de levadura en polvo, una cucharada sopera de canela molida y media cucharada de jengibre en polvo.

Para la crema de mantequilla:
6 cucharadas soperas de mantequilla a temperatura ambiente, 150 grms. de azúcar glas y una cucharada y media de leche.

Los pasos a seguir:

Precalentar el horno a 180º C.
Engrasar un molde circular de unos 20 cmts. y untarlo con mantequilla.

En un cuenco aplastar los plátanos con un tenedor e incorporar los huevos batiendo hasta que queden bien integrados.

Añadir sin dejar de remover el aceite y la leche, agregando a continuación el azúcar, removiendo de forma que queden todos los ingredientes bien mezclados.

Tamizar la harina, mezclada con la levadura, la canela y el jengibre, sin parar de remover hasta que quede una mezcla homogénea.

Echar la mezcla en el molde y hornear aproximadamente durante unos 45 minutos (o hasta que introduciendo un pincho en el centro del pastel, éste salga limpio).

Una vez listo, sacar del horno, dejar enfriar.

Mientras se hornea y se enfria preparar la crema de mantequilla.

Para ello, en un cuenco batir el azúcar, la mantequilla y la leche hasta que la mezcla quede cremosa y homogénea.   

¡¡ Disfruten del momento, de la vida...de la naturaleza !!

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