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ESPARRAGOS ESPARRAGADOS CON HUEVO CUAJADO

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Hay frases populares, tradicionales, que sin darnos cuenta las usamos o las escuchamos sin ponernos a pensar cual fue su origen, qué llegaron a significar realmente, e incluso sin tener ni idea de quienes o por qué la inventaron.

En Málaga concretamente cuando alguien nos está molestando o pretendemos que nos deje tranquilos durante un rato, solemos decir algunas expresiones muy locales como: “Vete a tomar viento a La Farola”, “Vete a hacer puñetas (con perdón)” o ésta otra “Vete a freir espárragos”.....otras más mucho menos educada, pero que no voy a indicar lógicamente.    Frases que decimos y cuyo significado real, no nos paramos a pensar. 

La primera de ella, la más malagueña, tiene su origen en que durante el siglo XIX el camino que llevaba a la Farola se consolidó como un espacio de paseo y ocio de los malagueños, lo que determinó su calificación como paseo.  Un maravilloso paseo para “los pesados mirones”, ya que conducía a la playa reservada a las mujeres; una zona con  la continua presencia del viento que dio lugar a la frase dedicada a los pesados de "vete a tomar viento a La Farola".

Menos considerada es aquella de “vete a hacer puñetas”; aunque su origen, muy popular por cierto, no tiene un origen más altisonante que realizar un trabajo delicado, una labor que implicaba mucha paciencia y tiempo.  

Pues hay que decir, en primer lugar, por si alguien  no lo sabe, que las puñetas son las bocamangas (la parte mas cercana de la manga) realizadas con bordados y puntillas, realizados a mano con hilo, formando un tejido calado con flores y figuras que adornaban algunas togas. Su nombre procede del hecho de caer la manga sobre el puño.

Una labor que requería mucho tiempo…así que enviar a alquien a hacerlas, es decirle sutilmente que deseamos que se alejen durante un largo, larguísimo periodo.

¿Y cuando decimos “Vete a freir espárragos”?

 He llegado a descubrir que que existen documentos del siglo XIX en los que ya se recoge la expresión “anda a freír espárragos”.    Al parecer, esta frase viene a decir lo contrario que un proverbio en latín que rezaba “Citius quam asparagi coquantur”, algo así como “en lo que tardan en cocer los espárragos”.

Por lo visto, ésta verdura, ya sean blancos o verdes tiene que estar un breve periodo de tiempo en el agua una vez que ésta ha comenzado a hervir.  Por ello, si se quería tener a alquien entretenido durante un tiempo más largo, había que enviarle a freírlos, no a cocerlos, encoméndandole la tarea que les va a llevar un rato más en preparar tan riquísima verdura.  

Yo, no les voy a mandar a freir espárragos solamente, también hay que cocerlos a fin de que estén más tierno….y añadiré más, preparar unos espárragos verdes “esparragaos” y los disfruten; pero por favor, no se alejen mucho tiempo de “Mi Cocina”, éste blog no existiría sin Vds.

En toda la provincia de Málaga, desde las primeras lluvias de otoño brotan de las esparragueras los preciados espárragos, libres, salvajes, en los montes, en los caminos, en el campo....los preciados trigueros; directamente desde el suelo, ya que un espárrago no es más que un renuevo de la planta que pretende ramificarse y convertirse en esparraguera.      

En realidad, todas las esparragueras de un lugar están conectadas bajo tierra por una extensa red de rizomas, de la que emanan lo espárragos, desde octubre hasta mayo.

Los espárragos trigueros, los denominados silvestres son un producto exclusivamente de temporada son reconocibles por su forma espigada y un punzante sabor amargo, que no llega a desagradar pero que resulta muy característico por lo que muchas veces su sabor tiene que ser mitigado en revueltos o guisos, como los redundantes espárragos esparragados, que es la receta que da lugar a la entrada de hoy.

Es en la Comarca de Antequera, incluso en Ronda y muy concretamente en el precioso pueblo de Sierra de Yeguas, donde desde hace varias décadas comenzaron a cultivar y a exportar, optando también por la agricultura ecológica del espárrago verde. 

La mejor época para degustarlos es de enero a abril.     Aunque con las últimas lluvias de Mayo, éste año se ha prologando la temporada, así de frescos, empaquetados, ya preparados y cortados los encuentro en mi tienda de confianza.   

Espárragos verdes de Antequera…….Sabor a Málaga en Mi Cocina, en éste plato de espárragos de Antequera "esparragaos".

¿Cómo los hice?


Ingredientes para dos personas:

Un paquete de espárragos (250 grms), dos huevos (uno por comensal), media rebanada de pan, dos dientes de ajo, una cucharada pequeña de pimentón dulce (pimiento molido), una cucharadita de cominos,

una cucharada sopera de vinagre de vino, tres cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra (uso sin filtrar, en ésta ocasión de Antequera), sal y agua para la cocción.

Los pasos a seguir:

En una cacerola con agua cocer los espárragos durante unos cinco minutos aproximadamente, hasta que estén tiernos con cuidado de que no se rompan, salando previamente al gusto.  Retirar del fuego y reservar.

En una sartén freir los ajos pelados y el pan, con cuidado de que no se quemen.

 Una vez fritos pasarlos a un mortero junto con el comino y el pimiento molido majando todos los ingredientes hasta formar una pasta lo más fina posible.

Añadir el vinagre y cuatro o cinco cucharadas del agua de la cocción de los espárragos, removiendo bien todo el conjunto.

Sacar los espárragos de la cacerola, escurriéndolos bien, pasándolos a la sartén donde previamente se frieron el pan y los ajos.  Añadir un pelín de sal.

 Cortarlos en trozos pequeños y rehogarlos durante un minuto, agregando el “majaillo”.  

 Remover bien todo el conjunto y cascar en el centro los huevos (personalmente me gusta romper la yema para no encontrármela cruda) dejándolo cuajar a fuego medio.

Retirar del fuego y servir…… 

Disfruten de ése maravilloso lugar por donde sale el Sol: Antequera.  Lugar milenario, creado por los dioses, llena de arte y de magia.   

A menos de una hora de trayecto desde el centro de la capital malagueña, donde se encuentran los antiquísimos dólmenes de Menga, Viera y El Romeral (El dolmen de Menga, que pudo ser construido en el año 2.500 Antes de nuestra Era, con una extensión de 25 metros de largo y erigidas con rocas de 180 toneladas), es el conjunto de dólmenes más grande de Europa y el Paraje Natural de El Torcal, famoso por la caprichosa forma de sus rocas calizas, que conforman uno de los paisajes cársticos más importantes de Europa. 

Antequera, por su arte, sus paisajes, sus generosas vegas, su Peña de los enamorados, El Torcal, los dólmenes, su rica, única y deliciosa gastronomía….Patrimonio y orgullo de los malagueños y por qué no: de la Humanidad.

PIÑA ASADA CON ESPECIAS AL ESTILO THAI

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La piña tiene su origen en la cuenca del Amazonas, entre Brasil y Paraguay, donde se le llamó “Ananás”, palabra de origen guaraní que significa “fruta excelente”; sin embargo, en Brasil se le llama abacashí, nombre que deriva de la palabra tupi guaraní abacaxí. Los nativos sudamericanos regalaban el fruto en señal de amistad.

Acostumbrada al calor y a la humedad se aferró a la vida, adaptándose de continente en continente.     De Sudamérica fue llevada a través del tiempo por los indígenas que se atrevían a viajar con los pocos medios existentes en ése entonces a otras regiones del continente incluso hasta Centroamérica y al Caribe, de tal manera que cuando Cristóbal Colón arribó en una de las islas caribeñas, entre muchas de las maravillas estaba la “piña des Indies” o “naná”.

En su preciosa carga Colón llevó a España algunas piñas. De Europa las carabelas y galeones españoles diseminaron dicha fruta por el mundo pues la llevaban para prevenir el escorbuto común de la época, teniendo como resultado que germinara en aquellos lugares con climas y tierras parecidas a las latinoamericanas.   

La introdujeron en las islas Filipinas en el siglo XVI, dominio que administraban desde la entonces Nueva España.  Desde Filipinas llegó al resto de Asia, siendo los portugueses quienes la introdujeron en la corte del Rey de Siam, Narai (el rey más famoso de la historia de Ayutthaya.); allí, en la actual Thailandia, se le denominó “sapparod”.

El nombre de “piña” se le dió por su parecido con las piñas de los pinos y se convirtió, tal y como la denominaron antiguamente, probablemente en alusión a su corona de hojas, en la “Reina de las frutas”.

De hecho, es el segundo cultivo tropical en importancia mundial después del plátano; siendo Thailandia el principal productor, seguida de lejos por Filipinas, Brasil, China e India.

Las piñas tailandesas en general son pequeñas, como si el tamaño fuera hecho a propósito para concentrar el dulce que las caracteriza.   Nunca antes, de aquel viaje del año 1994 yo había probado una piña tan dulce, amarilla como el oro que salpica todos sus monumentos y templos, jugosa, con un aroma como toda su cultura, simplemente mágico.

En Thailandia, cada comida, cada bocado abre la puerta a una experiencia fascinante, inolvidable, momentos únicos que deben vivirse con intensidad….así lo hice, así quedó grabado en mi memoria, en mi vida…cada instante de mis viajes al país de los hombres libres, al país de la eterna sonrisa….

un pueblo que rinde culto a la naturaleza, cuya gastronomía es un estallido permanente de aromas, colores, sabores, donde sus platos son impensables sin las especias.

Una gastronomía que ocupa un lugar especial en Mi Cocina……donde llega una jugosa piña y preparo éste delicioso postre tailandés, con especias y al horno, eso sí, acompañándola con un refrescante helado…


¿Cómo lo hice?

Ingredientes para dos personas:

Media piña madura, 50 grms. de mantequilla, 4 cucharadas soperas de miel, dos cucharadas pequeñas de canela molida, una cucharada pequeña de nuez moscada en polvo, cuatro cucharadas soperas de azúcar moreno, una cucharada pequeña de sésamo.

Para acompañar: helado (En éste enlace pueden encontrar algunas recetas)

Los pasos a seguir:

Precalentar el horno a 180º C.

Con un cuchillo afilado, cortar la piña por la mitad

pelarla, desechar la parte central (ya que ésta, está demasiado dura) y cortarla en trozos pequeños.

En una cacerolita poner la miel, la mantequilla, la canela, la nuez moscada y el azúcar y calentarlo a fuego lento, sin dejar de remover hasta que la mantequilla se derita.

Echar los trozos de piña en una fuente especial para hornear y añadir la preparación de las especias sobre la fruta.

Introducir la fuente en el horno y dejarlo hornear durante unos 20 minutos, removiendo de vez en cuando, hasta que la piña se dore (cuidado de que no se llegue a quemar).


Servir acompañado de helado y espolvoreado con el sésamo.

ENSALADA THAILANDESA DE PAPAYA (SOM-TAM)

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No, no es que quiera pecar de pesada a pesar de que lo parezca al seguir publicando recetas thailandesas, ni muchísimo menos parecer prepotente recordando mis viajes al país de los hombres libres, el de la eterna sonrisa, ése maravilloso lugar que es tan especial para mi, Thailandia.

Lo que ocurre es que no hace mucho, unos buenos y maravillosos amigos, Rafael y Carmen me dieron una gratísima sorpresa, les vi llegar con una enorme canasta cubierta de papel celofán, con una preciosa lazada, repleta de frutas y frutos tropicales.    Tan, tan grande que he tenido que poner mi imaginación a volar y echar mano a mis libros de cocina orientales y disfrutar de la gastronomía del lejano oriente en la que poder añadir fruta y más fruta.

Quienes me conocen bien, saben que tengo auténtica pasión por los países de Asia, por su cultura y como no por los ingredientes, los sabores y aromas de sus recetas….Thailandia, India, China, Japón….no es que me gusten, es que me fascinan.

Al igual que me fascina mezclar frutas en mis platos, ya sean recetas calientes o frias.    En ésta ocasión, tenía que gastar y degustar, todo sea dicho de paso, una hermosísima papaya.
Como la piña, la papaya es oriunda del Continente Americano, concretamente de Centroamérica.    El “melón de árbol” como se le suele llamar, en México se le daba el nombre de “chichihualtzapotl” y era un fruto especialmente relacionado con la fertilidad.   Desde allí, llegó a Africa y al continente asiático.

Recordé que una de las ensaladas más famosas de la gastronomía de Tailandia es la ensalada de papaya.    Pero con un hándicap, la papaya que usan es verde, cuando aún no está madura, y la que tengo en mi cocina, estaba en su plenitud de madurez.
No por ello dejé de prepararla.    La ensalada se denomina “Som-Tam”; es una ensalada cuyo principal ingrediente es la papaya.     La receta es oriunda de Laos y de Isan, región del Nordeste del país de la eterna sonrisa, el significado del nombre es “Som” que quiere decir ácido y “Tam” viene a decir “machacado”.

Es simpático el hecho de que a ésta deliciosa ensalada, la suelen llamar también “pok pok”, concretamente por el sonido que se produce cuando se “machacan” los ingredientes en el mortero.    En el norte de Thailandia, también la denominan “Tam mak hung”, ya que “mak hung” es como denominan a ésta deliciosa fruta: la papaya.

Con ella, aunque madura……preparé ésta deliciosa ensalada.

¿Cómo la hice?


Ingredientes:

Un trozo de papaya, un tomate mediano, 30 grm. de cacahuetes, una guindilla fresca (optativa, si no gusta el picante, usar un pimiento pequeño rojo), un diente de ajo, una lima (en su defecto pueden usar limón), una ramita de cilantro fresco, media cebolleta blanca dulce, una zanahoria pequeña, seis hojas pequeñas de espinacas, sal, 2 cucharadas pequeñas de azúcar moreno y 2 cucharadas soperas de salsa de pescado (se puede encontrar en tiendas especializadas o en grandes superficies),Pla Raa (ปลาร้า) o en I-san, Pla daek (ปลาแดก),que es una salsa de pescado fermentado que le da un sabor muy especial .


Los pasos a seguir:

En una sartén tostar a fuego lento los cacahuetes, con mucho cuidado de que no se lleguen a quemar (sólo que se doren).  Retirar del fuego y dejarlos enfriar.

En un mortero echar la mitad de los cacahuetes, el ajo (quitándole la parte central, con ello conseguiremos que no se repita) el azúcar, la sal, un trozo pequeño de guindilla y dos o tres hohitas de cilandro, machacar de forma que quede lo más fino posible. 
Agregar la salsa de pescado, el zumo de la lima y remover bien de forma que queden bien ligados todos los ingredientes.    

Pelar la papaya, quitar las semillas y trocear. .    Quitar la piel del tomate y cortar la carne en trocitos.

Pelar la zanahoria y con un rallador cortar finas láminas, reservar.  Igualmente cortarla guindilla en trocitos y la cebolla en tiras alargadas.

En una ensaladera o en el plato que se vaya a servir, disponer los tomates, las hojas de espinacas, los trozos de papaya, las láminas de zanahoria y la cebolleta, incorporando el resto de los cacahuetes, las hojas de cilantro, los trozos de guindilla roja y aliñar con la salsa de cacahuetes machacados…..”pok pok”. 

Remover bien todo el conjunto y a disfrutar de ésta ensalada de papaya (aunque no verde como la original tailandesa) con matices y sabores de Thailandia, combinando el salado de la salsa de pescado, el ácido de la lima, el dulce del azúcar y la papaya con el picante de la guindilla……

Viajemos nuevamente al país de la eterna sonrisa.  (Noviembre 1994, en el rio Chao Phraya - Bangkok....la Ciudad de los Angeles)

HUMMUS, HOMMOS o HOUMMOUS BI TAHINA (Paté de garbanzos con pasta de sésamo, comino y cilantro)

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La verdadera amistad es la que perdura a pesar del tiempo, de las diferencias y la distancia.

Nos invitaron a cenar hace unos días unos buenos amigos y como aperitivo, entre otros, un exquisito hummus que me hizo recordar que aún no lo tenía publicado en el blog, aunque sí que lo había preparado en alguna que otra ocasión en “Mi Cocina”.

Así que ni corta ni perezosa, pensé en aprovechar ésos garbanzos que siempre me suelen quedar cuando, cada semana, preparo un puchero.

La receta original de hummus se hace con garbanzos secos, que han estado previamente en remojo durante toda la noche y se han cocido al día siguiente durante su tiempo correspondiente.    Pero seamos francos, ¿quién pone los garbanzos en remojo la noche antes para hacer hummus?  Creo que generalmente suelen usar en otras cocinas garbanzos cocidos en conserva, o cómo yo suelo hacer, lo más rápido y cómodo es tirar  de garbanzos ya cocidos en un delicioso puchero.     Hay que aprovechar y procurar no tirar nada ¿No creen?.

Hummus ( en árabe: حمٌص ) significa simplemente “garbanzo”. 

El Hummus, hommos o Hoummous, sencillamente es un puré de garbanzos cocidos y sin lugar a dudas parece tener su origen en el Antiguo Egipto.

Existen referencias a este platillo en los restos arqueológicos encontrados en los templos y tumbas del antiguo Egipto, lo que demuestra que ya formaba parte de la dieta de los egipcios hace más de 4000 años.    Aunque perteneciente al mundo árabe, se ha difundido por la cuenca del mediterráneo, siendo un plato tradicional y popular a lo largo y ancho de todo Oriente Medio, incluidos Grecia, Chipre y por supuesto Egipto…de ahí al mundo.

Una receta que he degustado en mis viajes a Egipto, han sido tres las ocasiones y en la última ocasión con mis hijos...

El hummus en su receta más completa suele llevar tahina (pasta de sésamo – ajon jolí) y se denomina Hummus bi tahina, que en árabees representado como حُمُّص بطحينة (ḥummuṣ bi ṭaḥīna).

La receta la tomé de mi querido libro “Aroma Árabe, recetas y relatos” de Salah Jamal….

y en sus amarillentas hojas, joya auténtica de ésa cocina árabe, su autor me cuenta que éste plato era considerado y destinado únicamente para el desayuno.   Su aroma propio le recordaba sus madrugadores recorridos por las calles, camino de la escuela, donde los mercaderes se reunían en pequeños grupos alrededor de un plato de “hommos” mientras escuchaban los versículos y cánticos del Corán que emanaban de los viejos transistores de las tiendas.

Con un casco de cebolla en la mano, o un trozo de pan árabe, siempre tenían ésta palabra en sus bocas: tfdaluh … una invitación a comer para cualquiera que pasara por delante y les echara una simple mirada.

Como culminación de un buen hommos, qué mejor que una taza de té con menta o salvia……a la usanza de Oriente.    

Aunque en Occidente hayamos cambiado ésa humeante taza de té por un buen vino….sea como fuere, sí que les invito y animo a preparar un delicioso “hommos”.

¿Cómo lo hice?


Ingredientes:

150 grms. de garbanzos cocidos (Si lo van a cocer dejar en remojo la noche anterior en agua con sal, escurrirlos bien y cocer en abundante agua con un poco de sal hasta que estén tiernos.    Pueden usar un tarro de garbanzos ya cocidos, que suelen encontrarse en cualquier supermercado.    O Como yo, aprovechar los garbanzos cocidos en un puchero).

Zumo de medio limón mediano

2 cucharadas pequeñas de tahini (lo pueden encontrar en establecimientos orientales o en grandes superficies.   O bien prepararlos como yo suelo hacer con dos cucharadas pequeñas de sésamo, tal y como explico en los pasos a seguir).

1 diente de ajo pequeño (quitándole la parte central, con ello procuramos que no se repita).

Una cucharada pequeña de aceite de sésamo. Sal, aceite de oliva virgen extra, unas ramitas de cilantro (o en su lugar perejil), una cucharada pequeña de comino molido.

Los pasos a seguir:

Una vez cocidos los garbanzos, escurrirlos bien (si son del puchero, enjuagarlos bajo el grifo previamente) y reservar media taza del agua de la cocción (si son del puchero, agua normal y corriente).

Retirar con paciencia, la piel de los garbanzos (Conseguimos que quede el hommos más fino y fuera “flatulencias”).

En una sartén echar las semillas de sésamo, a fuego lento tostarlas, removiendo durante unos segundos con mucho cuidado de que no se quemen, sólo que se doren ligeramente.
 
Echar las semillas junto con el ajo en un mortero y majar hasta obtener una pasta lo más fina posible.    

Añadir el aceite de sésamo y remover, agregando el agua de la cocción (o agua corriente en su defecto), hasta lograr una pasta suave, ni demasiado liquida, ni demasiado espesa.

Poner los garbanzos en el vaso de la batidora, echar la pasta de sésamo, el zumo de limón, la sal y batir hasta crear un puré homogéneo….probar de sal y rectificar si fuese necesario.  

Mezclar unos minutos hasta que quede una consistencia suave.

Dejar refrigerar una media hora más o menos antes de servir a fin de que coja consistencia.

Servir espolvoreando con el comino molido, un chorreoncito de aceite de oliva virgen extra y las hojitas de cilantro (o si lo prefieren: perejil).

Acompañar con pan de pita a ser posible….o cualquier panecillo recién tostado.

“Shukran” (Gracias) y “Saahatein” (Muy buen provecho). Dedicada hoy ésta entrada a nuestros amigos Charo y Antonio…

CROQUETAS DE ESPINACAS (o CROQUETAS TRES 14)

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El amor y la pasión es lo que hace la verdadera diferencia entre aquél que mecánicamente sigue una receta y quien logra visualizar, saborear, sentir y crear un plato.


Si le preguntan qué le dicen los nombres de Dani García (Restaurante Dani Garcia Puente Romano-Marbella), Diego del Rio (El Lago de Marbella), José Carlos García (Restaurante J.Garcia, Muelle Uno-Málaga), Diego Gallegos (Restaurante El Sollo, Reserva del Higuerón, Fuengirola), Sergio Garrido (Hotel Vincci Posada del Patio, Málaga capital)……la respuesta sale rápida:  Grandes cocineros, magnificos chefs que entre ellos suman muchas “Estrellas Michelin”.

Pues sí, ellos son algunos de los muchos chefs que encabezan el olimpo gastronómico en Málaga, a quienes admiro y sigo su trayectoria, no sólo por ser malagueños........pero hay muchísimos más, excelentes profesionales que poco a poco, pasito a pasito van iluminando con sus propias estrellas el firmamento gastronómico malagueño.    

Y es que Málaga, como todo el mundo reconoce, es tierra de grandes artistas….y no podía ser menos gastronómicamente hablando, hay grandes chefs, grandes artistas a tener en cuenta.   Y hoy, he conocido a uno de ellos: Victor Bermudez.


Ya hace poco más de un año, un gran amigo nuestro, Agustin, nos habló de él: tenemos que ir, Toñi tienes que probar su cocina…..y así hicimos, no una, ni dos….en varias ocasiones, de hecho cada vez que probaba algo nuevo, intentaba seguir sus pasos. 


Sin ir más lejos, anoche (aunque no hice fotos del acabado, ya lo publicaré próximamente) una gran bandeja de patatas fritas, con huevos rotos y una fritada de trozos de lomo, con una mayonesa hecha con salsa barbacoa, que disfrutó mi familia y que volveré a preparar y compartir con quienes siguen “Mi cocina”.




Sí, Victor Bermudez nos ha conquistado, sobre todo a mis hijos y a sus parejas fieles clientes de su coqueto Tres 14 Tapas, situado en Torremolinos y pasa a ser otro gran chef a quien admiro y sigo.

Nos ha conquistado con su simpatía, con su humildad y pero sobre todo con su buen hacer en la cocina; es un chef con una gran trayectoria profesional a sus espaldas a pesar de su juventud que defiende los productos autóctonos malagueños haciendo de ellos parte de la identidad de su cocina.

Para mi sorpresa, he tenido conocimiento de que Victor estudió en la Escuela de Hosteleria Jacaranda de la barriada malagueña Churriana, un lugar muy especial para mi; realizó sus prácticas en El Lago de Marbella y trabajó posteriormente en uno de los restaurantes que yo frecuentaba, el ya desaparecido Med de Torremolinos.   

He comprobado que Victor consigue en su cocina, como todo genio y artista que se precie, nuevos contrastes de sabores y texturas, siempre con productos de primerísima calidad y pone en sus manos los sabores de antaño, del pasado como herramienta de su arte, de la misma manera que el poeta usa su pluma, el músico su guitarra o el pintor los pinceles….con esfuerzo y dedicación consiguiendo colocar al Tres 14 como una de las taperías de referencia no sólo en “Mi Cocina”.   

Mi hija, Estefanía, ya no quiere otras croquetas que las del Tres 14…..éstas ya no pueden faltar en mi cocina.       Victor ha sido mi referente, una vez más, su taperia, su cocina es fuente de inspiración y admiración en "Mi Cocina".   

¿Cómo las hice?
  
Ingredientes que vamos a necesitar:

200 grms. de espinacas, una cebolla blanca dulce (tipo cebolleta), 50 grms. de jamón serrano picado en trozos lo más pequeño posible, un vaso de harina de trigo, dos vasos de leche, una cucharadita pequeña de nuez moscada, sal, dos cucharadas soperas de mantequilla bien colmadas, dos huevos pequeños y pan rallado (que sea del más fino posible, aunque hay quien prefiere un pan rallado más grueso, es cuestión de gustos).

Los pasos a seguir:

Quitar la primera capa de la cebolla, picándola en trozos pequeños.

Lavar bien las espinacas y escurrir.     En una cacerolita con agua y un poco de sal, ponerlas a hervir durante unos dos o tres minutos.

Retirar del fuego y pasarlas a un cuenco con agua y hielo, volverlas a escurrir en un colador y reservar.

En una cacerola echar la mantequilla, cuando esté liquida echar la cebolla pochando a fuego lento removiendo durante tres o cuatro minutos hasta que estén blanditas (cuidado que no se quemen ni se lleguen a dorar).

Agregar las espinacas y morearlas unos minutos, sin dejar de remover, a fuego lento, uno o dos minutos.

Echar la nuez moscada y salar al gusto.

Incorporar la harina, remover bien, dorándola durante un minuto; así se consigue que no sepa a cruda.   Eso sí, procurando no quemarla porque si no amargarán.

Añadir seguidamente la leche (si queda demasiado seco pueden añadir un poco más de leche), removiendo con unas varillas procurando que no queden grumos.  

Incorporar los taquitos de jamón serrano y llevar a ebullición, removiendo con una paleta de madera, hasta que espese y no se pegue en las paredes de la cacerola.   Hay que procurar que queden ni muy espesa, ni demasiado clara.

Pasar la masa a un recipiente, suelo usar una fuente grande.

Taparlo con film transparente especial para cocina, así no le saldrá costra y dejarla enfriar a temperatura ambiente.

La masa requiere un tiempo de reposo antes de darle forma. Yo suelo dejarla como mínimo unas cuatro o cinco horas.

Cuando la masa esté bien reposada y fría, comenzamos a empanar las croquetas, para ello preparar los elementos necesarios:

Batir en un plato los dos huevos con un pellizquito de sal; es conveniente batir durante uno o dos minutos a fin de que no queden partes de la clara sin batir bien, ya que se quedarían adheridos a la croqueta y caerían al pan rallado al rebozarlas, y lo llenaría de grumos. Si esto ocurriera, retirar con las manos.

En un cuenco con bastante fondo (a ser posible de plástico para que se pueda manejar bien), echar el pan rallado.

Un plato llano y el recipiente donde vayamos a colocar las croquetas.

Lógicamente y es obvio, las manos tienen que estar bien limpias o usar guantes especiales para cocinar (los que suelen usar los cirujanos….).

Coger una porción de la masa con la mano derecha, posar la mano izquierda en el pan rallado quedando éste adherido en parte en la palma lógicamente.  

Poner la masa en la palma y haciendo movimientos tanto con las palmas de las manos, como con los dedos, dando la forma de croqueta e ir dejándola en el plato llano.   Unas al lado de otras, hasta que las tengamos todas hechas.


Ir empapando las croquetas (suelo hacerlas de siete en siete…manías que tiene una en la cocina) en el huevo batido de forma que queden totalmente cubiertas de huevo.

Cogerlas una a una, escurriendo y pasándolas al cuenco de pan rallado, haciendo movimientos envolventes con cierta “energía”, de forma que irán rozando unas contra otras quedando el pan rallado bien adherido, lisas y redondeadas.



(En ocasiones, sobre todo si me sobra huevo, suelo hacer un “doble rebozado”, pasándolas nuevamente por huevo y pan rallado, dándoles una mayor consistencia a la croqueta). 


Antes de freir las croquetas es conveniente dejarlas que tomen “cuerpo” en el frigorífico durante unas cuantas horas como mínimo.     Suelo tener un recipiente especial para ello con su tapadera correspondiente.

En éste momento se pueden congelar, descongelando totalmente, a temperatura ambiente antes de freirlas.

A la hora de freírlas se puede hacer en sartén, una cacerolita con fondo o en freidora (ésta última es mi preferida, donde siempre las hago).  Lógicamente aconsejo aceite de oliva y que el aceite esté bien caliente y siempre, durante toda la fritura, a temperatura constante.

No echar en el recipiente muchas croquetas a la vez (bajaría la temperatura del aceite y las croquetas quedarían grasientas) y que éstas queden sumergidas por completo en el aceite bien caliente como he indicado anteriormente .

Una vez fritas las croquetas (deben quedar bien doraditas), escurrirlas bien (la freidora ya tiene una cestita para sacar las piezas del aceite; si se usa sartén u otro recipiente usar un colador para freírlas) y posteriormente colocarlas en un papel de cocina a fin de que éste absorba el excedente de aceite.

Mamá: échales piñones, las de Javier sabe a frutos secos....¡¡ ya le preguntaré su truco !! mientras las originales estan en:
La tapería Tres 14 abre todos los días de la semana a partir de las 13:00 horas y está localizada en la calle Manuel Fraga Iribarne,3 (cruce de La Colina), Torremolinos, Málaga. ¡¡ Disfruten de su cocina !!

EN BLANCO DE MERLUZA AL ESTILO DE MI SUEGRA

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Según la RAE la palabra suegra tiene varios significados entre ellos, la palabra suegra denomina a la madre del cónyuge de una persona.    Pero también es la parte de la rosca del pan, que corresponde a los extremos del rollo de masa y suele ser lo más delgado y cocido.
Mi suegra, es así….la madre de mi marido, como se suele decir, es un trozo de pan.     Es una bellísima, dulce y cariñosa persona; siempre suelo decir que mi madre murió hace muchos años, nadie la puede sustituir, pero he tenido la suerte de tenerla a ella, a mi suegra Paquita.

 Con sus 83 años, aún se siente joven, dinámica, alegre a pesar de los duros años que le tocó vivir, coqueta, alegre y una gran cocinera que atesora los conocimientos de aquellas cocinas de antaño, hecha con mimo y sin los medios que hoy en día tenemos.

Sus manos doloridas por el paso del tiempo y una dura enfermedad, aún preparan como nadie sus deliciosas “cocletas”, ése delicioso bocado que llevan dentro todo un cocido entero, desestructurado como si se tratara de la masa de grandes chefs de la alta cocina.

Y es que tengo que reconocer que sus “cocletas” son las mejores y llegan a “Mi Cocina” ya listas para freir; las hace casi en cantidades industriales para que sus hijos aún las disfruten.  

Llega a mi cocina con sus croquetas y con todos los “avíos” para preparar un en blanco…porque el abuelo dice que también su “en blanquito” es especial.    Así que sigo sus pasos, la dejo hacer o mejor dicho….la dejo que me enseñe y preparamos el en blanco a su estilo, a su forma.

No me costó mucho convencerla para que sin que lo supiera el abuelo le añadiéramos más sustancias, espinas de rosada para hacer el caldo, aprovechando la carne pegada a las raspas; e incluso un trozo de zanahoria para el plato de mi niña, para que su en blanquito tuviese más consistencia. ¡¡ En fin, hay que cocinar a gusto de todos !!

También quedará en "Mi Cocina" su estilo, sin dejar atrás los en blancos tal y como mi madre los hacía…casi, casi igual, pero bien dice el refrán que “Cada maestrillo, tiene su librillo”.  

Y así es como hacía mis mayores el dejureles Pinchando en ESTE enlace encontrarán la receta 

El de pescada o pescadilla(AQUI tienen la receta) 

O el de rosada, al que le añado zanahoria y arroz, tal y como prescriben los pediatras e incluso para las personas mayores (EN ESTE enlace tienen la receta) 

O si más gustan háganlo con bacalao, con rubio…o con el pescado que apetezcan.

Pero vamos al de mi dulce y querida suegra que más que un “en blanco” creerán que es un gazpachuelo por el increíble caldo que le suele salir: blanco, espeso, riquísimo…...nada más tienen que ver como hace "chup chup" el caldo mientras se cocina.

¿Cómo lo hicimos?


Ingredientes para dos personas:

Dos patatas medianas, un tomate, un pimiento verde, medio vaso pequeño de aceite de oliva virgen extra, media cebolla blanca dulce, una hoja de laurel, una zanahoria pequeña, un diente de ajo, dos trozos de merluza, 4 ó 5 espinas de rosada (las suelo congelar cada vez que compro rosada para realizar una base de caldo de pescado para cualquier receta que lo necesite), 2 litros de agua, un limón y sal.

Los pasos a seguir:

Lavar el tomate y el pimiento (retirándole las semillas).  Pelar las patatas, la cebolla, el diente de ajo y la zanahoria.

En una cacerola echar el agua junto con las espinas de la rosada, llevar a ebullición y dejar cocer unos cinco minutos, espumereando las veces que sea necesario. 

Sacar las espinas y colar el caldo volviéndolo a echar en la cacerola.

Echar en el caldo el tomate entero, el pimiento, el ajo, la cebolla cortada por la mitad y una de las dos patatas cortada en cascos.    Llevar a ebullición y dejar cocer hasta que las patatas estén tiernas.

Mientras con sumo cuidado a fin de que queden espinas, desmigar las raspas, reservando la carne.   Las espinas ya se pueden tirar....¡¡ A que le hemos sacado provecho !!

Sacar las patatas con un poco de caldo y pasarlas al vaso de la “minipimer” junto con el aceite de oliva virgen extra y la carne de la rosada (desmenuzando una vez más para comprobar que no quede ni una espina) haciéndolo un puré.

Echarlo en la cacerola llevando nuevamente a ebullición, añadiendo a continuación la patata que habíamos reservado cortada en rodajas y la hoja de laurel.    En éste momento, incorporar la zanahoria.  
 Dejar hervir hasta comprobar que las patatas están tiernas.  Probar de sal y rectificar si fuese necesario.

Ahora es cuando se debe añadir las rodajas de merluza dándole un hervor de unos tres o cuatro minutos (va en función del grosor del pescado), apartar del fuego y servir.

Con o sin zanahoria, con o sin el tomate, cebolla o el pimiento (cuestión de gustos) pero un caldo donde va toda la sustancia de la rosada dando lugar a un en blanco muy simple, pero delicioso.

Aconsejo regar con un buen chorreón de zumo de limón.

¡¡ Buen provecho !!  

FIDEOS TOSTADOS CON LANGOSTINOS ACOMPAÑADO CON SALSA MAYONESA DE HIERBABUENA (o DE PIMIENTOS DEL PIQUILLO o ALI OLI)

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Me abochornaba reconocer que nunca pude terminar de leer “El Quijote” desde que compré tan insigne obra de D.Miguel de Cervantes, allá por el año 1966 en el Circulo de Lectores; de vez en cuando, sobre todo los últimos años he estado a punto de volver a sacarlo de la última estantería de mi biblioteca, a la que sólo puedo llegar si me subo en un reposapiés blanco e impoluto de ésta habitación tan especial para mi, donde leer es un acto especial, relajante, maravilloso…..

Nada más comenzar el año, me propuse en honor al IV Centenario de la muerte de Cervantes leerlo de principio a fin…..tal y como suelo hacer con todos los libros que llegan a mis manos, leo hasta la última letra impresa en cada página, incluidas tapas y forros de tapas; maniática que es una, todo hay que decirlo.

Lo comencé y me fue cautivando el Hidalgo Don Quijote, letra a letra, página a página…..hasta que cayó en mis manos un nuevo libro que llegó a mi biblioteca como tantos otros cuando paseo por algunas de las librerias que nos gusta visitar con relativa asiduidad; confieso no haber leído nada de su autora (Maria Dueñas) y no haber visto ni uno de los capítulos de una serie televisiva, por lo visto muy famosa, que hicieron del libro, el nombre: El tiempo entre costuras.

Por pura curiosidad, abrí sus primeras páginas y comencé a leer:   
 
Una máquina de escribir reventó mi destino. Fue una Hispano-Olivetti y de ella me separó durante semanas el crsital de un escaparate.   Visto desde hoy, desde el parapeto de los años transcurridos, cuesta creer que un simple objeto mecánico pudiera tener el potencial suficiente como para quebrar el rumbo de una vida y dinamitar en cuatro dias todos los planes trazados para sostenerla.    Así fue, sin embargo, y nada pude hacer para impedirlo.

No eran en realidad grandes proyectos los que yo atesoraba por enconces.   Se trataba tan sólo de aspiraciones cercanas, casi domésticas, coherentes con las coordenadas del sitio y el tiempo que me correspondió vivir; planes de futuro asequibles a poco que estirara las puntas de los dedos.

En aquellos dias mi mundo giraba lentamente alrededor de unas cuantas presencias que yo creía firmes e imperecederas.    Mi madre habia configurado siempre la más sólida de todas ellas.       Era modista, trabajaba como oficiala en un taller de noble clientela.  Tenía experiencia y buen criterio, pero nunca fue más que una simple costurera asalariada; una trabajadora como tantas otras que, durante diez horas diarias, se dejaba las uñas y las pupilas cortando y cosiendo, probando y rectificando prendas destinadas a cuerpos que no eran el suyo......

Paré de leer, no podía seguir, se me saltaron las lágrimas; me impactaron aquellas líneas….parecía que iba a contar mi vida, aunque no era el mismo lugar, ni coincidía en el tiempo.     Pero mi madre era costurera, una trabajadora además de ama de casa que se ocupaba de todas las tareas incluido el cuidar de sus hijos durante muchos años sola, ya que mi padre era conductor de autobuses y su recorrido hacía que estuviese viajando y pernoctando fuera de nuestra casa.      Ella, mi madre, también se dejaba las uñas, las pupilas, cortando, cosiendo durante muchísimas horas…probando y haciendo prendas para otras mujeres.

Y mi destino, quizás lo cambió aquella máquina Hispano Olivetti Studio 45 que aún guardo en su maleta, que me compraron mis padres cuando terminé el Bachillerato a finales de los años 60. Y que guardo con muchisimo cariño....

Aquella máquina de escribir marcó el rumbo de mi vida y me “Orientó” a no seguir estudios superiores y encaminar mis pasos hasta aquella prestigiosa academia, Almi, situada en la hoy en día famosísima Calle Larios, donde prepararme para ser una buena secretaria.

Sí, su teclado escribió mi destino en aquella época de mi vida; estaba escrito: entraría a formar parte de una gran empresa en menos de un año.

Y durante más de tres décadas mi nombre pasó a ser Toñi Sánchez de “Orient”.  Los relojes "Orient" marcaron los segundos, los minutos, las horas de mi existencia.


Mi madre dejó de coser “para la calle”, como solíamos decir, siguió cosiendo siempre, para mi, para mi hijo, para ella……..

Visto desde hoy, desde el parapeto de los años transcurridos no me arrepiento lo más mínimo, al contrario, doy gracias al destino, a la vida por toda la experiencia acumulada desde aquellos dieciseis años recién cumplidos cuando comencé a trabajar en Orient.

No siempre fuí sólo ama de casa, además de madre fui una ejecutiva en una empresa multinacional de la que me sentí parte a nivel profesional e incluso familiar; crecí y aprendí en ella a ser mujer trabajadora en un mundo donde los hombres eran los que podían llegar a ésos niveles profesionales.  
 
Me gustaba mi trabajo, me apasionaba, disfrutaba con ello, viajaba y descubría el mundo…..pero no dejaba atrás lo más mínimo mi pasión por la gastronomía, aunque lógicamente no tenía mucho tiempo para cocinar, sí que procuraba cocinar en cuanto podía, procuraba y necesitaba estar en “Mi Cocina”…..una cocina ante todo muy malagueña, pero a la que con el paso del tiempo, de las culturas que fui conociendo, se fue convirtiendo en una cocina más internacional, tal y como Vds. pueden ver en éste recopilatorio de recetas: mi blog.


En éstos momentos, aún sigo leyendo el libro de El Tiempo entre costuras, mientras en mi mesita de noche espera su turno D. Quijote, que no volverá a su estantería de la biblioteca hasta que haya leído hasta el último punto de las increíbles aventuras e historias del caballero de la triste figura, D. Alonso Quijano.


Hoy les propongo preparar algo más de mi tierra, aunque debería decir de mi mar, un plato marinero, marengo….fideos fritos con langostinos, con un toque malagueño, una mayonesa de hierbabuena.

¿Se animan?  Lean y vean cómo lo hice:
Ingredientes para dos personas:

12 langostinos grandes, un tomate mediano, un pimiento verde (tipo italiano), dos dientes de ajo, media cebolla pequeña blanca dulce, una cucharada pequeña de colorante alimentario, sal, un pimiento chile pequeño (si gusta más picante añadir uno o dos más), medio vaso de aceite de oliva virgen extra, un litro de caldo de pescado (suelo hacerlo con las espinas de las rosadas), cuatro vasos pequeños de fideos “O”, un huevo, medio vaso de aceite de girasol y una rama de hierbabuena.

Los pasos a seguir:

Poner en una cacerola agua y las espinas de las rosadas, llevar a ebullición, dejar unos diez minutos cocer, espumerear las veces que sea necesario, colar el caldo y reservar caliente.

Picar el tomate, el pimiento, la cebolla y un diente de ajo en trocitos pequeños.

Pelar los langostinos y reservar la carne por un lado y las cabezas y la piel por otro.

En una cacerolita echar un buen chorreón de aceite de oliva y una vez caliente incorporar las cabezas y piel de los langostinos, salteándolos durante unos minutos hasta que cambien de color. 

Sacarlos con una espumadera, reservándolos.

Echar en el mismo recipiente la verdura y pocharlas hasta que estén fritas, echar un poco de caldo, el colorante alimentario y pasarlas a puré con el brazo de la minipimer.

Añadir el resto del caldo, las cabezas y la piel de los langostinos y dejarlo cocer durante unos quince minutos más o menos.   Salar al gusto.

Colar el caldo, espumerear bien y reservar caliente.

Picar el otro diente de ajo, muy picadito.

En una sartén echar el resto del aceite de oliva, los ajitos, el pimiento chile y los langostinos; a fuego lento dejar que los langostinos cambien de color, que se doren levemente por ambos lados, con cuidado de que no se quemen los ajos, ni los langostinos.

Incorporar los fideos y a continuación el doble de volumen del caldo de pescado (cuatro vasos pequeños de fideos, ocho de caldo). 

Es preferible echar un poco menos de caldo y que no quede caldoso….siempre se puede añadir un poco más de caldo.

Dejar hervir los fideos a fuego fuerte durante unos cinco minutos más o menos.

Para que queden tostados bien se puede meter en el horno y dejarlos “tostar” dándoles un golpe de calor por arriba o como yo suelo hacer, dejarlos un ratito al calor de la vitrocerámica y así se tuestan con el calor de la sartén.     

He de reconocer que a mi familia no les gusta tostados, por lo que cuido ése detalle.

Mientras preparar la mayonesa:

En un vaso de la minipimer echar el huevo, el aceite y un pelín de sal.  A máxima potencia con el brazo en el fondo esperar un minuto, ir subiendo y bajándolo hasta conseguir la textura deseada, en éste momento añadir la hierbabuena cortadas las hojas en trocitos y mezclarla con la mayonesa.
Pasarla al recipiente donde se vaya a servir.

Aunque si prefieren la mayonesa normal y corriente, como suele ocurrir en casa a algunos comensales…..también pueden sacar en un recipiente un poco, antes de añadir la hierbabuena, e incluso echarle un poco de ajo y hacer el llamado “ali-oli”.    Los fideos sabrán riquisimos.

¿Y si a la mayonesa le echan un pimiento del piquillo (de los que ya vienen en conserva) y le dan éste color y sabor tan exquisito?

Les garantizo que quedará sorprendentemente delicioso...

Hay que agradar a todos….¿no creen? 

Sea acompañada por la salsa mayonesa que más guste, he de contar que siempre suelo poner la sartén directamente en el centro de la mesa y de allí, me gusta ir sirviendo a los comensales. 

Disfruten de éste delicioso plato, fácil de preparar, rápido y veraniego….Y de postre ya en Málaga unas dulcísimas brevas

O unas cerezas del precioso pueblo malagueño de Alfarnate

Buen fin de semana. Y recuerden mi consejo, si pueden disfruten de Málaga.

JURELES ASADOS AL ESTILO MALAGUEÑO (VIDEOS DE COMO LOS PREPARO)

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No sé si sería costumbre antigua o cosas de mi abuela Maria del Carmen, pero bien que recuerdo que ella tenía la costumbre de demostrar con movimientos de sus manos cosas que no decía con palabras, gestos que incluso hacía al mismo tiempo que decía lo que significaba. Imagínense: 

Cerraba el puño dejando el dedo pulgar bien rígido y pasandolo por debajo de la barbilla con movimientos rápidos de dentro hacia afuera, venía a decir que no tenía nada de dinero la persona de quien hablaba. ¡¡ Vamos que estaba más tieso que la mojama !! (la mojama es pescado seco, habitual en Málaga la de atún, pulpo y pintarroja).

O cuando se ponía la mano abierta con la palma hacia abajo, debajo de la barbilla dejando ver sólo los dedos, el pulgar cerrado siempre, los abría y cerraba con rapidez……ahí estaba indicando que de quien hablaba era un (con perdón del animal de cuatro patas) un cerdo o un cochino….vamos, una persona un tanto puerca.

Más gracia me hacía cuando con el puño cerrado y el índice rígido, se lo pasaba por la mejilla con rapidez, con movimientos desde el oído hasta la comisura de la boca…..y ahí sí que siempre decía:  !! es que tiene menos vergüenza que las gallinas !!

Pero la señal, a mi entender, más malagueña y que sí la usábamos los críos era ésa donde con el puño cerrado y el dedo índice rígido, colocado en la sien hacíamos movimientos rotatorios para indicar o decirle a alguien: tonto, chalado o “jurelón”.

Sí, una vez más para insultar a alguien, usamos a los pobres animalitos en tono despectivos. En ésta ocasión la gente de la mar, a los pobres jureles, a los más grandes: el jurel.

¿Qué malagueño no ha dicho o escuchado en alguna ocasión ésa frase?: “No estás jurelón ni ná…..estás jurelón perdío” 

Pobre animal……Aunque me imagino el porqué de tan odiosa comparación; el jurel es un pez depredador, voraz,  de la familia de los carángidos, que se alimenta en nuestras costas persiguiendo los bancos de boquerones y sardinas.      Si los pescadores echaban las redes, el copo buscando el boquerón o los chanquetes, los sardinales intentando pescar la sabrosa sardina malagueña….en las redes siempre “caían” los confiados jureles.  ¡¡ Igual por ello pensanban o decían los marengos que alguien era “jurelón”.  Vaya Vd. a saber.

Pero sí puedo afrimar que he podido observar y comprobar cuando buceo que éstos son muy, pero que muy confiados; ha habido momentos que bancos de jurelitos me han rodeado, sin miedo, confiados me han seguido, acercándose hasta casi tocarme cuando quedándome quieta me han llegado a mirar descaradamente a los ojos…… pero eran pequeños o medianos, eran jurelitos, nunca un “jurelón”.

Era el pescado preferido en la casa de mis abuelos, junto con los boquerones los que de la barca de mi familia materna, “Los rosillas del Palo” llegaba a nuestra mesa, era el pescado preferido por mi madre.    

No iba a publicar ésta “receta”, entre comillada porque no es una preparación laboriosa, complicada, en definitiva un plato que no se entiende como receta en sí y porque ya la publiqué en el año 2012 (Pinchando en éste enlace) ….pero tenía que volver a enseñar lo que es para mi el verdadero “Sabor a Málaga”

¿Creen Vds. que todos los marengos, los pescadores, los malagueños asaban el pescado en la playa? ¿Qué todo el mundo sabía o podía hacer moragas en el rebalaje, en la orillita de la mar? ¿O qué fue un invento de un Sr. del Palo que abrió un merendero en La Malagueta y que le enseñó a un Rey a comer con los “deos”?

Sí, es cierto, la gente de la mar, los marengos del Palo….ya hacían moragas en la playa, ahí está dando fe de ello en su maravilloso cuadro La Moraga expuesto en El Museo Municipal de Málaga, éste museo situado a pie de la coracha, a los pies de La Alcazaba, es un óleo de 3 x 3 metros, el magnífico pintor malagueño Horacio Lengo (1838 - 1890). 

(Éste es una copia del cuadro de D.Horacio Lengo, me lo pintó mi suegro, recordándome a ésos niños, pescadores del Palo....pensando que alguno eran mis abuelos)

Pero no nos olvidemos, la gente normal y corriente comía pescado asado en sus casas, hecho al fuego directamente, en hornillas de carbón, colocados así en artilugios como el que yo uso, el llamado "asaor".      Con el paso del tiempo, aquellas hornillas pasaron a ser de gas...pero el fuego, las llamas siguen "chamuscando" el pescado dándole ése sabor tan especial, tan malagueño. 

Sí, no he perdido la costumbre, bien porque tengo la suerte de tener ésta cocinita en mi pequeño patio que quita olores a mi cocina; sé que el olor a pescado asado tarda en desaparecer de las cocinas, pero creo también que hay que superar ése extremo como antiguamente, abriendo puertas y ventanas para que no perdamos el olor a los pucheros, a los potajes, al pescado frito, a los pescados asados, como antaño, con el sabor, el aroma y por qué no, los olores, que inundaban los hogares, los patios e incluso  las calles de nuestros mayores.
  
Porque, sinceramente, aunque lo hagan al horno (AQUI pueden ver como lo preparo)  les aseguro que no sabe igual, es diferente....

Hoy, no publico una receta en sí….lo reconozco, pero quiero contarles como asar los jureles al estilo malagueño:

Los jureles tienen que estar frescos....casi vivitos y coleandos.

Blancos, plateados, de Málaga (éstos del Mercado de Atarazanas, del puesto de nuestro amigo de la infancia, de mi marido, Juani, ahora lo regente su hijo y como siempre con la misma calidad y especializados en merluza, boquerones y jureles de Málaga) 

Dar tres cortes transversales al jurel por ambos lados,


salar al gusto y una vez colocado en un “asador” metálico,

Colocar el asador sobre el fuego.

asarlos por ambos lados, subiéndolos para que le de el calor del fuego de vez en cuando, así no se quemará demasiado. Lo justo para que le dé ése delicioso sabor. 

Una vez que esté asado por un lado, darles la vuelta y asarlos por el lado contrario.

Pasarlo a una fuente, aliñarlo con uno o dos dientes de ajo picados, perejil fresco, el zumo de un limón y un generoso chorreón de aceite de oliva virgen extra.

Acompañar con un tomate del terreno y cebolla blanca tierna dulce……

Disfrutar de una carne blanca, jugosa, de la hueva bien hecha...es todo un placer gastronómico.

 ¡¡ Esto sí que es el Sabor a Málaga….de la gente de la mar, de los marengos del Palo, de mi familia, de Mi Cocina !!


ENSALADA DE ZANAHORIAS MORADAS (o ZANAHORIA "MORÁ" DE MALAGA)

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Hace tiempo que mi buen amigo y peluquero Carlos García me dijo una frase que se me quedó grabada: la naturaleza es sabia y con el paso del tiempo, ésta, suaviza las facciones de las personas….y no hay que luchar contra la naturaleza, hay que respetarla, seguir sus pasos y enseñanzas.



Sabio consejo y cuanta razón.    Con el paso del tiempo, lo he ido comprendiendo y asumiendo, máxime que desde pequeña me sentía a disgusto con un detalle de mi cara, mis lunares, sobre todo el de mi mejilla derecha, tan bien colocado, como si la naturaleza lo hubiese hecho a propósito.    

Hoy en día, los tres han desaparecido de mi fisonomía, la naturaleza, el tiempo se ha ido encargando de borrarlos, de suavizar ésos detalles que en gran medida me avergonzaban y les contaré el por qué.

Fue siendo yo muy niña, cuando se puso de moda pintarse un lunar con un lápiz negro, bien redondeado, cuando se vestían a las niñas y no tan niñas de gitana para las ferias locales.     Y yo le decía a mi madre que no quería tener un lunar de “gitanilla”; ella me contestaba: mira, éllas se los tienen que pintar (como Conchita Velasco por ejemplo), tu ya lo tienes.

Perdí totalmente el dichoso complejo cuando en el año 1971 conocí a “Bai” (Señor en hindí).  Ésta era mi imagen entonces:

Él era el padre de mi jefe, quien creó la empresa, un “señor” en todo el sentido de la palabra, educado, dulce, inteligentísimo, luchador, trabajador y con un don muy especial, una sensibilidad increíble que portaba desde su más tierna infancia que le llevó a estudiar en India, su país de origen, ésas dotes excepcionales que poseía.    

Él no hacía uso de ése don, ni tan siquiera solía comentarlo, ni llevarlo a cabo, era muy discreto en ése sentido, máxime en una época que dichas técnicas sensoriales no estaban en absoluto bien vistas.   Entre ellas, leer el futuro, las manos y la melanomancia…..    

La melanomancia es un método para interpretar el significado de los lunares.  Su estudio nació en ciertas zonas de medio oriente y luego, mediante la oralidad llegó a pueblos y grupos especiales como los hindúes, gitanos, árabes, entre otros.

En China, los principales forjadores de la lectura de lunares fueron Lao Tse y Mao Tse Tung y hasta hoy en China pides trabajo y ven tus lunares para saber si eres apto para este trabajo, además de cotejarlo mediante la lectura de rostro.

La interpretación de estas pequeñas manchas que aparecen salpicando nuestra piel tiene sus orígenes en la tradición china, del 1700 al 1100 a C. De esta filosofía participa la antigua tradición del Tao, cuya idea principal se basa en el movimiento del Universo y de él emana el Gran Uno, el Tai-Yi, que se manifiesta a través de dos fuerzas, Yin y Yang. Yin, símbolo de lo femenino, de la Luna, lo oculto, lo receptivo y lo subjetivo. Yang, símbolo de lo masculino, del Sol, la fuerza vital, el emisor, el mundo evidente y objetivo.

En nuestro rostro el Ying y el Yang están presentes en nuestros dos ojos y simbolizan el sol y la luna, las pecas y lunares son las estrellas así es que en tu cuerpo se encuentra un mapa estelar que puede indicar tu destino y ayudarte a descubrir la personalidad de los demás.

Bai, me dijo que el triangulo de mis tres lunares en mi rostro, eran señal de buena suerte.     
Y sí, tuve muy buena suerte al empezar a trabajar en su empresa, en la que permanecí más de treinta años, en la que conocí a cuatro generaciones de su familia….

Bai me comentó que el lunar de mi mejilla derecha decía que era una persona seria, estudiosa, con elevados valores (he leído que muchos místicos y grandes personajes de la historia poseían lunares en ésta zona); el de la barbilla, indicaba prosperidad, un temperamento cariñoso y persona muy responsable.   Y el de la nariz, decía de mi que tenía tendencia a los viajes y ser amiga sincera de mis amigos.

Hoy, con 61 años, la naturaleza me los ha suavizado, tal y como dice Carlos, ya casi no se notan, no se ven, yo sé que están ahí, que han estado ésos lunares, ése triangulo esotérico de mi rostro del que ya no me avergüenzo, y que por el contrario, me siento orgullosa porque igual, es cierto de que han marcado mi vida, el ser quien soy y como soy.

Mis antiguos jefes, de origen hindú, eran y son totalmente vegetarianos; por su recuerdo, especialmente de Bai, el dulce abuelo al que yo respetaba y quería, comparto una receta malagueña, que puede servir como aperitivo, acompañamiento de otros platos o bien como ensalada, preparada con un producto autóctono, malagueño: la zanahoria morada o “morá” de Cuevas Bajas.

La Zanahoria Morá, tubérculo de origen milenario, tiene como procedencia de su cultivo en España, la localidad malagueña de Cuevas Bajas, en el noreste de la provincia, en la ribera del río Genil.    Su origen se sitúa en los asentamientos árabes de esta zona, hace más de 13 siglos, en áreas de regadío que son el marco ideal para su conservación.  

Con un llamativo interior,  con una gama amplia de tonalidades de morado dispuestas en círculos concéntricos.

De sabor suave y dulce, es sembrada en ésta época, en el inicio del verano y coincidiendo con su cosecha, a principios del mes de Diciembre, se celebra en este municipio una singular fiesta en honor a esta hortaliza.


Son ricas en  vitamina A, E y B. El aporte mineral lo hace en forma de potasio, fósforo, magnesio yodo y calcio.  Pero además, las zanahorias moradas aporta un complemento diferente a las de la variedad de color anaranjadas, las antocianinas, que actúa como un poderoso antioxidante.

Con ellas, preparé ésta deliciosa ensalada.   ¿Cómo la hice?


Ingredientes:


Una o dos zanahorias moradas (depende del tamaño), un limón, aceite de oliva virgen extra, sal, agua para cocer las zanahorias y pimienta negra recién molida.


Los pasos a seguir:


Pelar las zanahorias y cortarla en trozos redondos y éstos a su vez cortarlos por la mitad.

En un cazo con abundante agua, cocer las zanahorias durante unos diez o quince minutos (hasta comprobar pinchando un trozo con un tenedor que estén tiernas).

Escurrir bien y pasarlas a un recipiente, a fin de que se enfríen.

Mientras en un cuenco echar el zumo de limón y el aceite, removiendo procurando que emulsione y obtener una vinagreta homogénea.

Emplatar las zanahorias, salar al gusto, regar generosamente con la vinagreta y espolvorear con pimienta negra recién molida. 

¡ Disfruten del verano.....con platos ligeros, sanos y nutritivos !!

CROQUETAS DE CHOCOLATE

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Hace tiempo leí en algún lugar ésta frase: “El artista nace, de él depende si se hace”.
Siempre estuve convencida y cada día que pasa aún más me reafirmo en ello, que la carga genética determina las habilidades del ser humano, pero el entorno, el lugar en el que se vive e incluso las vivencias de cada persona influye en todos los aspectos de la vida.

Será por ello que Málaga es tierra de artista, grandes artistas diría yo en muchas facetas ya sean pictóricas, teatrales, músicos, cantantes, escritores y poetas, sin dejar atrás el mundo de la gastronomía.

Puede que sea a que Málaga, gracias a su luz, su color, sus campos, montañas, sierras o la mar, es fuente inagotable de inspiración o porque los malagueños ya tienen el arte en sus genes desde hace miles y miles de años.      

El que es artista, nace artista, pero tiene que irs perfeccionando día a día, cada minuto, porque como decía el poeta nos hacemos “golpe a golpe, verso a verso….”  

Cada persona nace con aptitudes, llámese talento o  don…. una piedra en bruto que hay que pulir, darle forma hasta por último hacerla brillar.

Yo conocí hace unos pocos años a un chef nacido en un pueblecito de Lyon, en Francia, su nombre es Dani Moscugat, quien me comentó que sus orígenes maternos son del Palo, de ésa barriada marinera donde yo nací, vivía justo al lado de mi abuela, María del Carmen Rosa “La Rosilla”, fuente de inspiración que da nombre a mi blog.    Aunque la mayor parte de su vida y su trayectoria profesional la ha realizado en nuestro país, brilla el arte malagueño.

El dice que: “Quien sabe lo que vale no necesita reconocimientos”…Yo prefiero que disfruten conmigo de aquello con lo que disfruto creando.

Yo reconozco su valía como artista y como cocineró disfruté de su cocina y pude comprobar que sus raíces malagueñas no las deja atrás, aunque se ve la influencia de su paso por los fogones con grandes maestros como Martin Berasategui y Pedro Subijana; sabiamos que nuestro amigo Dani es un gran cocinero, bloguero, pintor, fotógrafo, realizador y he descubierto que también es un gran escritor y poeta, ésta es su última publicación: " Jazmines para una biznaga ".  ¡¡ Más malagueño imposible…!!  

Su cocina ha sido fuente de inspiración para “Mi Cocina”, gracias a su receta (pinchando en éste enlace verán su paso a paso) hemos disfrutado de éstas deliciosas croquetas de chocolate. 


¿Como lo hice?


Ingredientes

Para el ganaché:

200 grms. de chocolate de cobertura (fondant), 150 ml de nata (al 33% de grasa), 25 grms. de azúcar, 2 cucharadas soperas de licor de naranja, 20 grms. de mantequilla, una cucharada sopera de ralladura muy fina de una naranja y una cucharada pequeña de esencia de vainilla.

Para el empanado:

100 grms. de almendra cruda en polvo, 50 grms. de coco en polvo (en receta original harina de frutas), 5 grms. de azúcar avainillado, un vaso de maicena, dos huevos y pan rallado (éste último ingrediente es de "mi cosecha" personal, debido al miedo de que se deshicieran al freirlas)

Los pasos a seguir:

En un cazo echar la nata y a fuego lento calentarla sin que llegue a hervir.  Añadir el licor de naranja, la esencia de vainilla, la ralladura de la naranja y el azúcar.   Remover bien de forma que queden todos los ingredientes totalmente diluidos, en el momento de que empiece a salir vapor de la nata, apartar del fuego y reservar caliente.

En un recipiente poner el chocolate troceado junto con la mantequilla e introducirlo en una cacerola con agua, para que al baño maria y a fuego lento, removiendo con unas varillas conseguir que ambos elementos se integren formando una crema suave, con cuidado de que no queden trozos, ni grumos….y que no se llegue a quemar ni pegar en el fondo del recipiente.

Incorporar poco a poco, sin dejar de batir, la nata aún caliente al chocolate hasta conseguir una crema untuosa.    

Apartar del baño maria el recipiente, a fin de que se atempere un poco antes de continuar el proceso.

Preparar una manga pastelera con una boquilla sin estrías,


taponándola de forma que quede hermética, con papel film o de aluminio, procurando así que no se llegue a salir el ganache de chocolate cuando se introduzca en el interior de la manga

Cuando haya atemperado el chocolate, verterlo en el interior de la manga, ayudándose de una lengua de pastelero, procurar rebañar la cacerola donde se hizo el ganaché (así se aprovechará al máximo tan deliciosa crema de chocolate).

Cerrar la manga pastelera, introducirla en el frigorífico y dejarla enfriar hasta comprobar que la ganaché ha endurecido, pero aún es maneable, que no esté dura y pueda salir fácilmente de la manga pastelera.   Esto podrán realizarlo palpando la manga y comprobando que el ganaché ha tomado algo de dureza.

En una bandeja colocar tiras de chocolate,


tapar con papel film y guardar en el frigorífico unas cinco o seis horas, tiempo suficiente para que endurezca lo suficiente para trabajarlo con facilidad.

Sacar del frigorífico y cortarlo en porciones más o menos iguales para trabajarlos de inmediato con las manos y darles la forma que deseen.   Volver a meter en el frigorífico mientras preparar todo para empanar:

En un plato echar el huevo y batirlo.  

En otro plato echar la maicena y en un tercer recipiente echar, mezclando bien la almendra en polvo con el polvo de coco (suelo hacer el polvo uniendo las almendras con el coco rallado en la minipimer) y el azúcar avainillado.

Por ultimo poner el pan rallado en otro plato.

Pasar los trozos de chocolate por la maicena, posteriormente por el huevo y a continuación por el recipiente de almendras y coco en polvo.

Pasar nuevamente por huevo y por último por pan rallado (esto último es de mi propia  cosecha, pensé que así, con éste último paso no se me romperían al freírlas).

Terminado todo el proceso, guardar en el congelador.   (suelo hacerlo en pequeñas tandas a fin de sacarlas del congelador conforme las necesito).

Para freírlas aconsejo freidora y aceite de girasol o un aceite de oliva muy suave que deberá estar muy caliente (suelo usar freidora) a fin de que se doren por fuera, que queden crujientes y el chocolate quede semi-derretido por dentro. 

Acompañarla con helado a ser posible casero (AQUI encontrarán las recetas) : hecho con el mismo ganaché, con helado de jazmin, con un helado de vino moscatel, con un helado de piñones “carapino” o el que prefieran….  


Unos hilos de caramelo y frutos secos machacados (en ésta almendras fritas machacadas, algo típico de Málaga).

Y como diría Dani Moscugat: Et voilà.¡¡ Deseándoles un buen fin de semana !!

SIJ KEBAB DE POLLO (CON ALIÑO DE FULFUL BHAR) - videos.

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Larga es la tradición de los pinchitos “morunos” en Málaga, ya lo conté cuando publiqué en el año 2012 ésta receta (pinchitos morunos malagueños)  y expliqué como los preparé en aquella ocasión, usando una de las especias árabes más populares y que nunca falta en mi cocina: Ras Al Hanout.


"Ras al Hanout" se traduce como "lo mejor de la tienda" esto quiere decir que el tendero que realiza la mezcla utiliza las mejores hierbas o especies de las que dispone en la  tienda.   No existe una receta original, su composición puede estar formada por más de 20 especies, algunas tan conocidas como cardamomo, jengibre, comino, pimienta, clavos de olor,  cilantro, guindilla, canela, cúrcuma, pimentón, guindilla y otras menos conocidas como el jengibre azul que es menos picante o sobre todo menos penetrante que el jengibre, y galanga que es la cáscara de la nuez moscada, de hecho suelo comprarla ya preparada en tiendas especializadas (carnicerías árabes) en Torremolinos.


Pero hubo un antes, que no dejaré atrás por cierto, y un después desde que llegó a mi poder  mi querido libro “Aroma Árabe, Recetas y Relatos” de Salah Jamal a la hora de preparar “los pinchitos morunos”.   
En él he encontrado la receta de los pinchitos morunos árabes, quizás no la auténtica, vaya Vd. a saber, pero sí la que explica como preparar el verdadero aliño para ésos deliciosos trozos de carne hechos a la barbacoa o a la plancha: “fulful bhar”.   Y ésta vez, si que la he preparado personalmente ya que no es tan complicado, ni tan dificil.



Éste libro ha contribuido a aumentar mi pequeño y humilde conocimiento de la cocina árabe, de hecho tiene un sinfín de recetas fantásticas que sin duda iré haciendo para mi disfrute personal, el de mis comensales y por supuesto ayudará a enriquecer este blog.

Además de aprender que no es "pinchito", su nombre es kebab



Al leer su contenido supe que nada tiene que ver con lo que en establecimientos orientales de comida rápida, tan abundantes últimamente, suelen vender en establecimientos tipos “fast food” o comidas rápidas.   

De hecho yo tenía entendido que un kebab era ésa especie de “bocadillo” hecho con pan ácimo, relleno de carne cortada en trozos, unidas por una vara metálica llamada sij, amontonada en bloques, unas lascas encima de otra con forma cilíndrica y que se va haciendo poco a poco dando vueltas sobre sí misma.   Que por cierto, suelen servir con vegetales y salsas.



A éste tipo de preparación se le denomina Shawermah.     



Pero ahora sé que no, no es lo que preparan en los "shawermah"….sino que Kebab, significa “carne”.  Así de simple, así de sencillo.



La mayoría de los árabes lo llaman sij kebab (viene a ser algo así como carne ensartada)….los más habituales es la de cordero lechal, también la de pollo, incluso de ternera y de pescado.    

Pero en definitiva un kebab no deja de ser un término que se usa para definir un pincho de carne, más largo o más corto, de madera o metal donde se insertan tajadas o trozos de carne y así poder manipularlos para su asado.



Ideal es hacerlo directamente al calor de unas brasas, como se suele denominar hoy en día: en una barbacoa.    Pero a falta de pan, buenas son tortas; a falta de barbacoa, una buena plancha bien caliente…..unos generosos trozos de pechuga de pollo, un buen marinado, el cocinero (en éste caso…cocinera) y lo más importante, el paladar del consumidor. 





Les aseguro que disfrutarán…..de unos kebabs, de unos pinchitos o pinchos de carne, como gusten llamarlos.


¿Cómo las hice?

Ingredientes:



Un kilo de pechuga de pollo (limpia de grasas y cortadas en forma de cubitos, trozos lo más cuadrados posible), un vaso de aceite de oliva virgen extra, una cucharada sopera-rasa de sal, una cucharada sopera de vinagre de vino, una hoja de laurel, un diente de ajo, medio vaso pequeño de zumo de limón, diez granos de pimienta negra, una cucharada pequeña de canela molida, una cucharada pequeña de curry, una cucharada pequeña de comino molido y una cucharadita de pimentón molido.


Los pasos a seguir:



En un mortero echar la pimienta negra, la canela, el curry, el pimentón y el comino machacar bien de forma que queden todos los ingredientes en polvo, lo más fino posible (Suelen vender éste preparado en las carnicerías árabes ya preparado, con el nombre de fulful bhar).



Añadir el ajo chafado y machacarlo con el resto de las especies.



En un cuenco echar el aceite, el vinagre y el zumo del limón agregando la preparación de las especies, añadir la carne al escabeche y salar al gusto.    Remover bien de forma que queden todos los trozos bien impregnados.


Dejar macerar la carne durante cuatro horas más o menos, removiéndola de vez en cuando.


Pasado el tiempo de maceración, insertar la carne en las brochetas. (Es aconsejable no ocupar toda la brocheta, con el fin de manejarla bien a la hora de asar).


Mientras calentar la plancha (si se realiza directamente en barbacoa, que el fuego no esté vivo, que sean las brasas las que estén en su punto…no queremos que se quemen, sino que se doren y queden echar por dentro).



Engrasar la plancha con aceite de oliva y colocar las brochetas sobre la plancha, asándolas dándoles la vuelta de vez en cuando, pincelando con el escabeche sobrante si lo estiman oportuno.


Solo queda disfrutarlos, como suele ocurrir en "Mi Cocina".

ENSALADA DE PATATAS CON AGUACATES, ATUN Y NARANJAS

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Estoy casi segura y no pongo en duda que la empresa donde yo trabajaba, Relojes Orient, fue pionera a nivel nacional en cuanto al uso de ordenadores; recuerdo aquel primer ordenador que ocupaba casi una planta del edificio al que mimaban en extremo todo un elenco de profesionales altamente cualificados: técnicos, informáticos, programadores y personal que iba aprendiendo a facturar, contabilizar, controlar existencias de mercancias y un largo etcétera con aquellos enormes y ruidosos mamotretos (perdón por la palabra…) que en un principio nos tenían realmente extasiados por su uso y manejo…aprender algo sobre ellos era todo un paso al futuro.


Uno de los programadores nos solía decir, diría yo más bien vaticinar, que el comercio “on line” sería el futuro, discutíamos con él ése aspecto de las ventas de mercancias…pero con el paso de los años, más bien de las décadas, porque de aquellas conversaciones ya han pasado más de treinta años, he de confesar que en gran medida tenía toda la razón.



Aquel pasado que yo viví, del que aprendí y disfruté tecnológicamente hablando, hoy es futuro, es una realidad. 



La sociedad está totalmente influida por las nuevas tecnólogias y por las relaciones personales y por supuesto comerciales en “la nube” a través de internet y éste camino virtual se ha convertido en una de las principales vías de compra-venta.     ¿Qué empresa, qué producto no tiene una página web? ¿Quién no camina por las redes sociales? ¿Quién no aprovecha ésos puntos de comunicación para vender, enseñar, comunicar o aconsejar algo a alquien?



Entre ésas webs, se encuentran aquellas personas que como yo, usamos la tecnología actual para compartir conocimientos gastronómicos.    Hay “bloggers” muy conocidos y reconocidos, bien por su conocimiento en el mundillo de la alimentación, bien por el bien hacer que comparten, o bien por la pasión que le ponen a todo lo que hacen en contexto alimenticio que las grandes empresas les tienen en cuenta para la difusión de sus productos, presentación, eventos, inauguraciones e inclusive cambios de menús en restaurantes; contactan con ellos para que prueben, acudan escriban, cocinen y comenten sus productos.



A “Mi Cocina”, en éstos años, desde el 2009 que abrió sus puertas virtuales no han llegado muchas propuestas de empresas, pero cuando han acudido a ella, siempre he respondido que sí, que cuenten conmigo….¿qué me cuesta hacerlo si con ello puedo ayudar a difundir un producto? ¿Si dando a conocer algo, ayudo a que haya comercio y así dar un pequeño empujoncito a que alguien siga trabajando?  



Independientemente que a nadie le amarga un dulce…..o unas dulces…..como en ésta ocasión unas dulcísimas naranjas.


 No dudé cuando ésta empresa contactoó conmigo y me propusieron queelaborara una receta con las naranjas de la empresa que representan: "Naranjas FONTESTAD" (pinchando AQUI llegan a su WEB) 



Una empresa citrícola familiar fundada a principios de los años 50 con una plantilla de 25 trabajadores, con un equipo humano hoy por hoy que en época de campaña puede alcanzar las 3.400 personas y distribuye sus productos tanto en España como a través de la exportación, que según he podido saber ha apostado desde siempre por una política de marcas que refrenden y garanticen la condición de las mandarinas y naranjas que comercializa, basandose en ofrecer a sus clientes una perfecta conjugación de calidad de las naranjas y mandarinas y por supuesto servicio.  



Para lograrlo, la empresa como he indicado, comercializa cítricos (naranjas y clementinas) producidos en sus 450 hectáreas de cultivo propio, tanto en la Comunidad Valenciana, Murciana y Andalucía, lo que le permite controlar todos los procesos de producción, manipulación y envasado para cumplir con las exigencias de su clientela.



Así, es como las recibí en mi cocina….y con ellas preparé la receta de hoy.



Las naranjas siempre ha estado presente en mi cocina ya sea tradicional y típica malagueña, como en sopas, postres, salsas, dulces y pasteles.   Como ejemplo éste postre hecho con jalea de naranjas.



Sólo tienen que poner en el “buscador” del blog, la palabra "NARANJAS" y disfrutad de muchísimas recetas en “Mi Cocina” preparadas con tan deliciosa fruta.   


En ésta ocasión les animo a preparar ésta ensalada tan veraniega, llena de sabor y color…con naranjas “Fontestad”


 ¿Cómo la hice?




Ingredientes para dos personas:




Dos patatas medianas, dos naranjas, una cebolleta, dos huevos, aceitunas aloreñas “aliñás” (de las partidas), sal,  cuatro cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra, dos latas pequeñas de atún (conserva en aceite), medio limón, un aguacate grande, aceite de oliva virgen extra y sal .

 

Los pasos a seguir:



Pelar las patatas, cortarlas en dados y cocerlas en agua con sal, hasta que estén blandas (comprobar pinchando con un tenedor).  Escurrir bien.



En otra cacerolita con agua, cocer los huevos (dependiendo del tamaño, unos diez minutos aproximadamente)..de forma que queden duros.  Pelarlos, cortarlos en trozos y reservar.



Mientras:



Pelar las naranjas de forma que quede sólo la pulpa, cortarla en trozos pequeños y dejarlas en un plato donde soltará parte del zumo.



Quitar los huesos a la aceitunas.



Picar la cebolleta (la parte blanca) en trozos pequeños.



Pelar el aguacate y cortarlo en trozos, colocándolos en el recipiente donde se vaya a servir la ensalada.



Una vez cocidas las patatas, escurrirlas bien y echarlas en el recipiente,  junto con el atún también escurrido de su aceite.



Agregar la cebolleta, el huevo, los trozos de naranjas y las aceitunas. Salar al gusto.




En un cuenco echar el zumo que haya soltado la naranja, el zumo de limón y el aceite; con un colador batir para que se amalgame la vinagreta.



Incorporar la vinagreta a la ensalada.



Sólo queda disfrutar….

POLLO CON ALMENDRAS AL ESTILO DEL "CHINO"

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En la mano de las damas a veces estoy metido: unas veces estirado y otras veces encogido.

Sí, lo han adivinado: es el abanico.    ¿Saben? Los abanicos me fascinan, me encantan, no sé si porque siempre mi madre solía tener uno en sus manos bien para refrescarse, bien para darse sombra, pero era un complemento que solía acompañarla y acompañarme desde que tengo uso de razón.  

El abanico está presente en mi vida al igual que está presente en la cultura andaluza.    

Complemente imprescindible desde hace siglos, llegó a convertirse en un apéndice natural de la mujer, convirtiéndose y considerándose el complemento de coquetería de la mujer romántica española.

Theòphile Gautier cuando visita nuestro país, afirma no haber visto mujer desprovista de ventilador, y lamenta que sólo las españolas sepan manejarlo: “El manejo del abanico es un arte completamente desconocido en Francia. Las españolas lo realizan a la perfección; el abanico se abre, se cierra, se revuelve entre sus dedos con tal viveza y tan ligeramente, que un prestidigitador no lo podría hacer mejor”

A De Latour, una andaluza sin abanico le recordaba “un alma en pena, un soldado desposeído de su arma”.

Los materiales habituales de los abanicos que se fabricaban en nuestro pais solían ser de nácar, hueso, carey, marfil, sándalo, incluso de oro y plata.

Curiosamente conservo en mi poder uno,  como si de un tesoro se tratase, herencia familiar, quizás de finales de 1.800 o principios de 1.900 y sinceramente no sé si es de hueso o marfil…nunca lo supe.



Desde los más conocidos hechos con madera y tela, pintados a mano, los antiguos pai-pai, los llamados “chinos” que se abrían y cerraban de seda pintada, los más costosos hechos de encajes al más puro estilo “rococó” o los más sencillos abanicos de caña y papel que pregonaban los vendedores ambulantes, llevando pendiente del brazo izquierdo un canasto repleto de ellos" (...) "¡Abanicos!, ¡abanicos de calaña, que se rompe el papel y queda la caña! ¡A perra chica!"

Ya dejó constancia, también de la venta de los ábanicos, en su cuadro costumbrista John Bagnold Burgess ,The fan seller (El vendedor de abanicos), pintado durante sus viaje por España en la segunda mitad del siglo XIX.

Los había para los lutos, pintados en blanco, negro y gris; de satén para las bodas; para usar en el salón o el jardín.       También se encontraban los impregnados en perfume que al abanicarse desprendían su fragancia y servían para los largos paseos del verano.    Llegaron también a fabricarse con pequeñas ventanitas o espejitos incrustados que permitían observar sin ser observados.

Si miramos hacia atrás, podemos averiguar que se tiene constancia de la existencia de los abanicos ya entre las civilizaciones egipcia, babilónica, romanos y griegos, pero parece ser que el “verdadero” abanico, tal y como lo usamos hoy en día, tiene su origen en China, donde la tradición remonta su aparición al año 2697 aC. 

Existe una bonita leyenda que explica que la bella hija de un poderoso mandarín asistía a la gran fiesta de las linternas y, debido al insoportable calor, tuvo que quitarse el antifaz que le cubría el rosto (según la etiqueta de la época, las mujeres tenían prohibido exponer sus rostros en público), con la finalidad de poder agitarlo frente al rostro y darse aire.   Esta manera de “romper el protocolo”, fue lo que dio pie a que empezaran a imitarla, y que la costumbre se extendiese hacia La India y Persia, y de ahí hacia el norte de África y Europa.

Y aunque en principio el abanico fue y es un instrumento que, agitándolo, se utiliza para mover el aire y refrescarse, hay más o mejor dicho hubo más.   Era un medio de todo un lenguaje digno de ser conocido y por qué no, también practicado; se puso de moda en el siglo XVI y era usado por las damas como comunicación no verbal, sensual, femenina, de seducción y galanteo, en gran medida llena de picardía e ingenio.

Les invito a leer en ESTE ENLACE su “lenguaje” tan curioso y especial. 

Aunque en su larguisima historia, el abanico también fue cosa de hombres, de hecho en las tertulias de la Generación del 27, Lorca, Alberti, Cernuda... todos usaban abanico, por lo que este objeto se convirtió en un símbolo de intelectualidad.

Todavía hoy, algunas nostálgicas no pisamos la calle sin un abanico en el bolso…..lo reconozco, me gusta usar y llevar ése artilugio, tan andaluz, tan arraigado a nuestra propia cultura, que nos llegó de Oriente.

Una vez más, me reafirmo….Orient-e forma parte de mi, de mis gustos personales.   Y como no podía ser menos, de su cultura: su gastronomía.

Hoy comparto con Vds. todo un clásico: pollo con almendras y no del restaurante chino de al lado de sus casas, de su entorno, sino de “Mi cocina”.

¿Cómo prepararlo?

Ingredientes para dos personas:

300 grms. de pechuga de pollo (deshuesada, sin piel, fileteadas y cortadas en tiras), tres cucharadas soperas de harina de maíz (Maicena), una cucharada sopera de aceite de sésamo (en venta en supermercados y tiendas especializadas), tres cucharadas soperas de salsa hoisin (igualmente se puede encontrar en tiendas orientales y supermercados), una cucharada de salsa de soja, 3 dientes de ajo, 2 cucharadas soperas de aceite de girasol, media cebolla blanca dulce (tipo cebolleta),  un vaso de caldo de pollo (se puede hacer con las carcasas del pollo) y 75 grms. de almendras.

Los pasos a seguir:

Quitar la grasa de los filetes de pechuga de pollo y cortarlos en trozos pequeños (que sean de un tamaño para un bocado).

En un cuenco echar los trozos de pollo y esparcir por encima una cucharada sopera de maicena, removiendo bien a fin de rebozar los trozos de carne.

En un recipiente mezclar el aceite de sésamo con una cucharada de la salsa hoisin, la soja y un diente de ajo machacado.

Echar ésta mezcla sobre el pollo, remover bien para que quede bien recubierto, dejándolo macerar una media hora.

Cortar la cebolla en juliana (trozos alargados) y reservar.  

En otro cuenco mezclar dos cucharadas de harina de maíz (maicena) con dos cucharadas de salsa hoisin y el caldo de pollo, removiendo bien de forma que estén bien integradas.  Reservar igualmente.

Preparar mientras las almendras, para ello, introducir las almendras en una cacerolita con agua y darles un hervor.

Apartar del fuego, dejarlas enfriar y pelarlas.

Poner en una sartén o wok al fuego, echar la mitad del aceite vegetal y freir las almendras, con cuidado que no se quemen; para ello habrá que ir removiendo continuamente.

Sacarlas de y dejarlas en un recipiente con papel absorbente y salar al gusto dejándolas enfriar a fin de que se endurezcan.

En el mismo aceite saltear la cebolla, removiendo durante dos o tres minutos, sacarla con una espumadera y reservarla.

Echar el resto del aceite, dejarlo calentar mientras con la espumadera sacar del adobo los trozos de pollo e incorporarlos a la sartén, salteándolos sin dejar de remover con una paleta de madera durante tres o cuatro minutos a fuego fuerte.

Volver a incorporar la cebolla a la sartén junto con el pollo, añadir el resto del caldo (suponiendo que quede algo) de la maceración y el preparado con el caldo de pollo, removiendo hasta que la salsa esté espesa al gusto.

Emplatar y echar las almendras fritas por encima.

Servir acompañado de arroz blanco.   

HUEVAS DE JIBIA A LA PLANCHA

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El sol acaba de asomarse tras el negro roqueo de la pequeña cala llena de piedras redondeadas por el ir y venir de las olas; el levante pinta la mañana de gris perla, el mar en calma se une con el cielo en el horizonte formando un todo, una visión única de un maravilloso escenario, roto por el silencio del cálido sonido del suave compás de las olas acariciando las piedras del rebalaje. 

Miro al mar que me invita por primera vez éste año a adentrarme en sus frías aguas; siento que me llama mientras intento grabar su canto, su música, su ir y venir hacia la orilla, para con éstas imágenes felicitar por su cumpleaños a mi querida más que amiga, hermana, mi comadre, Ana a quien sin darme cuenta le inculqué la pasión por éste mar que baña las costas malagueñas.

Mis gafas, mi tubo y mis aletas están varadas junto a las algas, sobre las piedras de la pequeña bahía, me esperan ansiosas, como yo, por sumergirnos y sentir la mar en nuestra piel.   

Sí, hay que echarle valor para entrar en la mar sin el traje de neopreno…..y el agua aún turbia, tapada como decimos los malagueños, debido al leve magón, pero ni corta ni perezosa me lanzo a bucear.

Me puede la pasión por volver a ése otro mundo, a ésa otra dimensión en la que me siento más yo que nunca; a ése lugar donde flotando, vuelo: el increíble fondo submarino de la costa malagueña.

En unos pocos aleteos me alejo de la orilla, busco las rocas, el agua demasiado fría deslizándose sobre mi cuerpo eriza mi piel, mientras miro los fondos marinos intentando recordar cada piedra, cada rincón, cada bosque de algas que bailan al son de las corrientes.

Aún hay poca vida, a las frías aguas sólo acuden los más intrépidos, un salmonete enorme rebuscando en la arena con sus bigotes pequeños moluscos, hermosos sargos soldados y un gran banco de salemas picoteando en una “montaña” rocosa cubierta de mejillones…….hace frio y a pesar de la maravillosa visión tengo que volver a la orilla.  

Vuelvo despacio, las anémonas con su vaivén parecen que me saludan al pasar, los negros erizos me avisan que no les toque y las marrones algas se mecen junto a una gran roca………¡¡ espera, Toñi, no sigas…!!   Es una jibia mimetizada entre las algas.

La miro y ella desde dos metros más abajo mi observa, levanta sus tentáculos centrales en señal de amenaza mientras aletea como si alrededor de su cuerpo tuviese su traje un gracioso volante andaluz. 

(La foto es de nuestro amigo Jose, mi instructor de buceo con botella de aire comprimido).
 
Alarga su cuerpo sin dejar de mirarme y se desplaza suavemente, hacia atrás y yo con ella, la sigo.     No se mantiene quieta, continúa avanzando y yo disfrutando de verla, sé que no me tiene miedo…pasan varios minutos, pensará que soy una pesada y con una inesperada maniobra desaparece rauda y veloz en el azul profundo de la mar.

Reconozco que adoro las jibias….y es un contrasentido a veces, decir que es uno de los animales que más aprecio no sólo disfrutándolas en la mar, también en Mi Cocina.

Las compro frescas, en el Mercado de Huelin, siempre, desde hace años en el mismo puesto, el de Antonio.    Nada más decirle quiero una jibia, sabe que me tiene que dar de las más grandes y mira su interior a fin de que tenga “hueva”.   Este Sábado pasado, era la hueva tan hermosa que ocupaba toda la palma de mi mano. 

Ésa “delicatesen”, lo más delicioso de tan noble animal, es lo que más le gusta a mi marido, en ésta ocasión se la he preparado a la plancha.

¿Cómo la hice?

Ingredientes:

Huevas de jibia, dos dientes de ajo, una ramita de perejil, aceite de oliva virgen extra, medio limón y sal.

Los pasos a seguir:

Picar el ajo y el perejil en trozos pequeños.

Echar un buen chorreón de aceite de oliva en una sartén, cuando esté caliente echar las huevas (tapar con una tapadera a fin de que no salpique), salar al gusto y dejarla un minuto, darles la vuelta y dejarla hacer otro minutito.  El coral se deshará, pero le dará un sabor especial a la salsa.  

Apartar del fuego y echar las huevas junto con el aceite caliente en un plato.

Espolvorear el ajo junto con el perejil y echar el zumo de limón.

Disfruten de la mar, de su olor, de su risa, el rumor de las olas….de sus productos; disfruten de Málaga, éste lugar que llaman “El Paraiso”

SORBETE DE NARANJA CON VINO MOSCATEL DE MALAGA (Cóctel)

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Antonio Gala, en su obra  La Granada de los nazaríes(Editorial Planeta – 1992) escribe este texto:



Las bebidas más corrientes, aparte del vino, eran la leche, el agua aromatizada

con esencia de azahar o de rosa, el jugo de limón o de naranja, los jarabes

de membrillo, de granada o de manzana, el agua de cebada y la

horchata de chufas, que se bebía en las fiestas.



También el té caliente a la menta y el sorbete – sherbert – 

preparado con esencia de violeta, rosa o plátano y hielo

picado que se traía de Sierra Nevada y se conservaba 

en hondos agujeros cavados en la tierra.
 
 
La palabra sorbete viene del árabe (charab o sarap: bebida) y turco (chorbet), y que tienen un origen común en la voz árabe surba o charbat, de donde surgen sirope y sorbete, aunque sirope apareció en el siglo XII de la voz árabe Sirop, que declinó en el latín medieval a sirupus, llegada del árabe charab o sarap. Fuente de información.

Al pasar la palabra al italiano quedó como sorbetto, y al francés como sorbet. Los persas lo conocían como sharbets y es de ahí de donde se deriva el nombre que aparece en los textos de los siglos IX y X y que en al-Ándalus sería sherbets

Aunque los historiadores mantienen que su origen se encuentra en la lejana China y que fue Alejandro Magno los trajo desde Oriente, los Egipcios y los romanos ya los conocían.     Existe constancia en un texto en unas tablillas de la antigua Mesopotamia, donde se narra una fiesta celebrada hacia el año 870 antes de nuestra era, que usaban la nieve para enfriar las bebidas.

En su origen, el sorbete estaba compuesto de nieve con frutas heladas, miel y sustancias aromáticas y con el tiempo, se comenzó a elaborar con elementos como la leche, huevos, azúcar y aromas, lo que dio como resultado los helados tal y como los conocemos hoy en día.

El sorbete se diferencia del helado en que no contiene ni materia grasa, ni yemas de huevo. Los ingredientes básicos de un sorbete son un zumo o puré de frutas, al que posteriormente se le puede añadir otros ingredientes dependiendo de la imaginación y los deseos de experimentación de los cocineros.

En nuestro país, el sorbete fue introducido por los árabes, especialmente en Andalucia, por su característica de bebida fría, se le daba un alto valor medicinal para la regulación de la temperatura en el cuerpo

Los sorbetes los elaboraban con las nieves recogidas de las Sierras, como Sierra Nevada en Granada o la Sierra de las Nieves en Málaga, donde existían incluso en verano los llamados “neveros”; en la época estival era transportada a la ciudad durante la noche, subían a las montañas con caballerías, a las zonas más altas, recogían la nieve y la transportaban, vendiéndolas en las ciudades al amanecer.      Solían conservar la nieve posteriormente en cuevas o en huecos especiales llamados “neveras”.

Cuando se habla de sorbete hay quien aún no tiene claro lo que es o no un “sorbete”, generalmente se suele pensar en la típica y tópica copa de una combinación casi líquida, emulsionada, con sabor a limón que se toma con una pajita en los banquetes, bodas, eventos o comidas de Navidad….como mucho con un toque de cava.

Bien es cierto que es la opción más socorrida a fin de preparar el estómago antes de empezar una comida o entre plato y plato para “limpiar” el paladar, aunque más bien puede servir como un postre, pienso que está más cerca de ser un helado o como mucho una granizada y aunque sus ingredientes básicos es zumo y azúcar, la presencia del alcohol hace que sea un aperitivo o una copa para disfrutar a cualquier hora del día.


Hoy les animo a disfrutar éste refrescante sorbete de naranja con un vino moscatel malagueño…..y disfruten de ésta deliciosa bebida.



¿Cómo la hice?



Ingredientes para el sorbete:


Naranjas para obtener medio litro de zumo, 90 grms. de azúcar, 50 ml. de agua.



Ingredientes para una copa:


150 ml. de tónica, el zumo de media naranja, 50 ml. de vino moscatel de Málaga, dos bolas de sorbete de naranja.



Para la decoración:


Cuatro guindas y un trozo de naranja cortada con la piel.



Los pasos a seguir:



Antes de nada hay que preparar el sorbete con unas cuatro horas minimas de antelación. Para ello:



Echar el agua y el azúcar en un cazo, ponerlo en el fuego y llevar a ebullición, removiendo continuamente hasta que comience a espesar y esté un poco dorado el almibar.



Retirarlo del fuego y dejarlo templar. 

Mientras exprimir las naranjas, colar el zumo con un colador

pasarlo al vaso de la minipimer e incorporar el almibar, mezclar bien y pasarlo a un recipiente que se pueda cerrar.



Introducirlo en el congelador como minimo unas cuatro horas.    Cada hora, sacar el recipiente y con unas varillas removerlo, así unas cuatro o cinco veces, con ello conseguiremos hacer el sorbete de forma que no sea compacto como el hielo.  



Cuando el sorbete esté listo, preparar el resto de los ingredientes.

En un cuenco echar la tónica, el zumo de media naranja, el vino moscatel y removerlo a fin de que todos los ingredientes estén bien integrados.

Pinchar las guindas de dos en dos en palillos de madera.

Pasar el liquido a la copa donde se vaya a servir, agregar dos bolas de sorbete, las guindas e hincar el trozo de naranja en la copa.



Espero que les guste este cóctel que con total seguridad refrescarán ésos calurosos días veraniegos…..


ENCUENTRO CON GONZALO D´AMBROSIO (Presentación de su libro "Fácil y Resultón") Chef de Canal Cocina #Gordor

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A veces me resulta sumamente difícil dejar mis ocupaciones diarias para asistir a todos los eventos que me gustaría, máxime teniendo en cuenta que son muchos mis “hobbies” (perdónenme el anglicismo): la familia, el mar, la pintura, la arquelogía, la historia, el cine, el teatro, sin dejar atrás mi pasión por los libros y como no la gastronomía.

Hace dos días, en uno de los espacios que suelo visitar con muchísima frecuencia, una famosa librería, presentaban un libro de recetas de cocina….y no me lo podía perder, tenía que ir.    

Se reunía en un solo evento una serie de circunstancias muy especiales: un libro, recetas de cocina, gastronomía, lo presentaba mi admirada Loleta (Este es su blog), bloguera, malagueña, cocinera, quien tiene un programa en Canal Cocina desde que ganó el concurso Bloguero cocinero 2013 de dicho canal de televisión …bellísima persona, gran cocinera a quien por supuesto sigo y admiro…

Y lo mejor, el autor del libro, el genial Chef Gonzalo D´Ambrosio (ésta es su web)….

Para los que no conozcáis a Gonzalo D’Ambrosio les diré que es un chef con mucho recorrido profesional a pesar de su juventud, actualmente tiene un programa en el Canal Cocina que se llama como su libro “Fácil y Resultón”.      Hoy precisamente comienza su, ni más ni menos, novena temporada. ¡¡ Todo un éxito !!

Merecídisimo….porque Gonzalo enamora en todos los sentidos.  Además que divertirse cocinando es fácil con el genial y simpatiquisimo Chef Gonzalo D´Ambrosio lo pueden comprobar en sus programas.
 
¿Os lo vais a perder?

Estos días atrás, subí algunas fotos en las redes sociales con ilusión de compartir con quienes siguen “Mi Cocina” ésta grata experiencia de la presentación del libro y alguien me preguntó:

¿Toñi es igual de simpático en persona ?

A lo que le respondí:

El Chef Gonzalo DAmbrosio cautiva.... te puedo asegurar que aún más....No es que sea simpático de cara a sus seguidores, por su profesión en sí.... es realmente encantador, humilde, sencillo, espontáneo, sincero, derrocha simpatía y éso se nota en su cocina.

Suelo decir que uno de los ingredientes más importante en un plato es la pasión de quien lo prepara....él adereza su trabajo con ésa sonrisa, con buen humor, con ilusión y pasión por la gastronomía y todo ello lo transmite en sus recetas, en sus platos, regalando a sus comensales y seguidores de sus programas felicidad gastronómica.

Soy seguidora suya, como él suele decir, soy #Gordor, "El concepto #gordor va más allá de estar gordo", es una actitud a la hora de comer.   Así lo considera Gonzalo, que puso de moda este término en Canal Cocina y “etiqueta” tal y como diría su “vieja” como llamá él a su mamá, para todos sus platos e incluso seguidores en las redes sociales; ése es su “hastag”.

Es un gran cocinero, nada más hay que ver sus recetas, se desenvuelve como nadie entre fogones.  Sus platos son imaginativos, repletos de trucos eficaces, cuidados hasta el más mínimo detalle, y lo más importante: sus recetas ¡son tan rápidas y fáciles de hacer! Y, por supuesto, riquísimas. Pastas, risottos, sabores latinos, orientales, ideas made in USA, tips para cuidarse, deliciosos postres, todo lleva el sello de este gran cocinero, que consigue que sus platos deleiten a los ojos y al paladar.

Y así es su libro, así presenta “Fácil y Resultón”, creando platos fáciles con un resultado espectacular, donde su filosofía es que la cocina no tiene por qué ser complicada.

Nos contó que es un apasionado de su trabajo entre los fogones, con tan sólo 23 años ya era Chef  Ejecutivo de más de once restaurantes en su país natal, Buenos Aires.

A base de esfuerzo y sacrificio dió el salto a Europa donde no solo ha repetido su éxito, sino que su trayectoria profesional va a más, pero sin olvidar sus raíces, brilla en el firmamento estelar de los grandes cocineros, pero con los pies en el suelo y sus manos en la cocina…..

Gonzalo D´Ambrosio con su buen hacer, sus recetas, su sencillez y simpatía tiene cuativada "Mi Cocina"

CEVICHE DE LANGOSTINOS Y VODKA #GORDOR

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¡¡ Ni chicha, ni limoná……!!
Cuántas veces hemos usado ésta frase y sin pararnos a pensar de donde viene ésta expresión, o cuál es su significado.    Una frase que se suele decir cuando nos referimos que algo no es una cosa ni otra, o que por ejemplo un alimento ni nos ha gustado ni disgustado.

El origen proviene de la comparación de dos tipos de bebidas, una alcohólica (chicha) y la otra refrescante (limonada o limoná tal y como decimos los andaluces);  el dicho comenzó a utilizarse para comparar las dos bebidas con una tercera (no es ni fuerte como la chicha ni suave como la limoná).

La dulce limonada no hace falta que explique lo que es….¿pero y la chicha? ¿la conocen?

Les cuento: la chicha es una bebida artesanal, ancestral que se elabora desde tiempos pre-incaicos y es el nombre que reciben diversas variedades de bebidas alcohólicas derivadas principalmente de la fermentación no destilada del maíz, de cereales e inclusive de frutas.

Durante el imperio inca, el pescado era macerado con chicha.  Posteriormente, con la presencia hispánica se añadieron dos ingredientes de la costumbre culinaria mediterránea: el limón y la cebolla.

La chicha en el Perú se ha utilizado también, tradicionalmente, como ingrediente principal de su gastronomía, primordialmente como adobo.   Las leyendas y los historiadores han demostrado que los habitantes de las culturas preincaicas de las costas de Perú país, ya conocían el cebiche.

Existen muchas especulaciones sobre el origen de la palabra Ceviche, la más segura pienso yo es la que se refiere a la llegada de los españoles allá por el siglo XV.   “Ceviche” llegó a America con ellos, al igual que el limón, la naranja, el apio, la cebolla, etc, todos los productos, no sólo la cultura gastronomica, también arribaron a Sudamérica.

Los frutos nativos sudamericanos, dieron paso a la hora de hacer los ceviches a las naranjas y al limón para emular los "Sebech" (que es con la que se designa a la comida ácida), “sebech” en lengua árabe significa exactamente "comida ácida".

Tambien he podido leer que proviene de la palabra “viche”, cuyo significado es ‘tierno’ en chibcha, lengua hablada desde Panamá hasta el norte de Perú, al mezclarse con la palabra"cebo" (bocado o carnada), se podría haber formado la palabra “cebiche”.

Sea de como fuere…..lo cierto es que para preparar éste plato abanderado de la gastronomía popular peruana, el ceviche, la “chicha” cedió su lugar a la “limoná”.

Hasta no hace muchos años el ceviche era considerado como plato del pueblo más llano, más humilde, alguna vez fue tildado de vulgar por ser ácido y picante, normalmente se comía en los muelles, puertos y caletas de pescadores.    En esos años el tiempo de cocción, del pescado con el limón, no era menor a las 3 horas, hoy en día no se necesitan más de 3 minutos para disfrutar de un rico y fresco ceviche.

Un plato que a mi entender tiene reminiscencias andaluzas, incluso malagueñas…..mediterránea en una palabra; una preparación que a pesar de ser muy sencilla es todo un arte, los cinco ingredientes básicos para su correcta preparación son: el pescado, la cebolla morada, el ají limo, la sal y el limón, estos se mezclan casi al mismo tiempo por pocos minutos para luego comerlo y disfrutarlo.

Sea cualquiera la procedencia o la forma de llamarlo, cebiche o ceviche... lo cierto es que no podemos negar que es un plato suculento, aromático, sabroso, chispeante, vigorizante y peruano…..latino.

Y en ése apartado está la receta de Gonzalo D´Ambrosio en su libro “Fácil y Resultón”…a él le vi prepararla en el show cooking de su última presentación de su libro en Málaga.    Alli, por ser en directo y con el calor característico de mi tierra, índicó que lo hacía con los langostinos en vez de crudos, cocidos.

Ahí me dió…..siempre suelo tener una caja de langostinos grandes (XXL) en el congelador, así que seguiría sus pasos…..los haría cocidos. 

Ya dejaré la receta para hacerla en crudo con gambas frescas de Málaga.

Mientras les animo a disfrutar de ésta genialidad #Gordor.   Por cierto, de la receta original de Gonzalo cambié el pimiento rojo por verde, la lima por limón, usé almibar de piña en conserva y no lo serví en una copa de cóctel sino en una fuente de cerámica.

¿Cómo la hice?

Ingredientes para una persona:

4 langostinos XXL, medio tomate maduro, un cuarto de cebolla morada, medio pimiento verde, ½ diente de ajo, 1 limón (lo más verde posible), una cucharada pequeña de tabasco, una cucharada sopera de vodka, una cucharada pequeña de salsa de soja, una cucharada pequeña de aceite de sésamo, una cucharada pequeña de almibar (usé de una lata de piña en conserva), una cucharada pequeña de salsa Perrins, una ramita de cilantro fresco y sal.

Los pasos a seguir:

Echar agua en un cazo y ponerlo al fuego, cuando comience a hervir echar los langostinos y dejarlos cocer durante un minuto.    Retirar del fuego, sacarlos del agua y sumergirlos en agua fría con hielo (así se pelarán muy bien).

Pelarlos e incorporarlos en un cuenco junto con el zumo del limón, el vodka, la salsa de soja y el almibar.

Mientras cortar la cebolla, el pimiento y el tomate (retirándoles las semillas) en juliana (trozos alargados), picar el ajo en trocitos muy pequeños y añadirlos al cuenco.



Añadir la salsa perrins, el aceite de sésamo y el tabasco, remover bien y dejar reposar durante cinco minutos.   
Pasado éste tiempo, echar cilantro troceado, emplatarlo y decorar con una ramita de cilantro.

Mi Consejo: Tengan a mano unas rodajas de pan tostado para mojar en la salsa, para hacer “barquitos”….me lo agradecerán.

¡¡ Un plato Fácil y resultón….!! Con el que comienza Mi Cocina a degustar las recetas de éste genial Chef, Gonzalo D´Ambrosio (Canal Cocina) quien me dedicó su libro.

Gracias a ti Gonzalo por abrirme tus puertas a tu #Comunidad Gordor y disfrutar de tus recetas.

MERLUZA CON LANGOSTINOS A LA KOXKERA (A la Donostaria o a la Vasca)

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"Koxkero", en principio, significa "perteneciente a la Parte Vieja de San Sebastián", como en el "barrio koskero" de la vieja canción.    Las koxkas son los adoquines de la zona vieja de San Sebastián.

Si hablamos de "merluza a la koxkera", algunos lo traducen por "merluza a la donostiarra" o, estirando aún más su alcance, por "merluza a la vasca".

El periodista y escritor Bilbaino, Luis Antonio de Vega, trató de conocer el origen de este plato exquisito, y afirmaba que "es uno de los poquísimos platos de nuestra cocina que tiene los papeles en regla” existiendo constancia fehaciente de su fé de bautismo o nacimiento.      

Cuenta que la primera semana del mes de mayo de 1723, doña Placida de Larrea, vecina de Bilbao, dejó constancia de la receta que ella había imaginado en una carta a su amiga y tocaya, doña Placida de Larrínaga y de Eguidazu, navarra, del Valle de Baztán.

En ella describía como había "guisado la merluza en salsa verde con abundantes perejiles, adornada con espárragos que le habían mandado de Tudela, chirlas y una docena de gordos cangrejos pescados en aguas del Ibaizabal".

Hay que suponer que la salsa llevaría también manteca, o quizá aceite navarro, ajo, cebolla, harina, agua, etc., además de los perejiles. Es seguro, como parece, que el origen de la merluza en salsa verde es totalmente bilbaíno.      Era forzoso para esta preparación utilizar cazuela de barro, de las que olleros –seguramente del barrio bilbaíno de Ollerías– y alfareros autóctonos, cocían en sus hornos.     En estas cazuelas se depositaban las tajadas de merluza sobre el aceite con los ajos picados, a fuego suave y lento, y con el perejil muy fresco y bien picado se ponía la nota verde y sugestiva al plato.

No es ningún secreto que la salsa verde,junto con el pi-pil son referentes universales de la cocina vasca.   La salsa verde es en realidad una emulsión resultante de la mezcla del aceite de oliva con los jugos que suelta la merluza, con el toque definitivo de ésa hierva aromática que le da el color y de ahí el nombre: el perejil.

Lo fundamental no obstante de un buen plato de merluza en salsa verde o a la vasca, es que el pescado sea lo más fresco posible; y no me refiero a fresco, recién sacado del frigorífico o congelado…..sino recién pescado, a ser posible de pincho…. Merluzas de anzuelo tan habitual en el Pais Vasco y en ocasiones en los mercados malagueños, en ésta ocasión, comprada en el Mercado de Atarazanas (Mercado Central de Málaga).

De la salsa verde, a la donostarria o a la vasca, hasta ésta receta de merluza a la koxkera 
En un principio la receta era muy básica: Rodajas de merluza con la cabeza incluida, caldo y harina para engordar la salsa entonando con los gustos de antaño y con el paso del tiempo, surgió o nació la merluza a la koskera. Se trata de una modernización, posiblemente nacida a principios de siglo XX, en la que se enriquecía el pescado con productos primaverales.

La referencia a la genuina merluza a la koxkera la encontramos en la obra de Melquiades Brizuela en Historia de un cocinero publicado en Cádiz en 1917 y en la que se inserta un artículo escrito por José Garate (jefe de cocina del ya desaparecido Hotel Biarritz de San Sebastián) en donde se detalla la formula exacta. En ella coexisten como guarniciones de la merluza, espárragos trigueros, guisantes tiernos recién desgranados y huevos frescos.

La razón del nombre parece darlo el mismo Garate, cuando señala al final de su receta: "Tal se hace en las sidrerías euscaras [sic] y los koxkeros rebañan las cazuelas y luego se rechupan los dátiles como si se tratara del más exquisito y delicado manjar"

¿Cómo lo hice?

Ingredientes:

4 rodajas de merluza fresca (de pincho), 8 langostinos grandes, un cuarto de kilo de almejas, 2 huevos, una ramita de perejil, una cucharada pequeña de harina, 2 dientes de ajo, 150 grms. de chicharos (guisantes), medio vaso pequeño de vino blanco, un vaso de caldo de pescado (suelo hacerlo con la cabeza de la merluza o bien con espinas de rosadas y la piel y las cabezas de los langostinos), 6 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, 4 puntas de espárragos blancos de calibre grueso, sal.

Los pasos a seguir:

Picar los dientes de ajo y desgranar los guisantes.

En un poco de caldo de pescado poner a cocer los chicharos (guisantes) durante tres o cuatro minutos a fin de que se ablanden con cuidado de que no se salgan de su piel.    Pasado éste tiempo, retirar del fuego y reservar.

En otro cazo, cocer los huevos aproximadamente unos diez minutos (hasta tener la seguridad de que estarán duros).    Apartar del fuego, pelarlos y reservarlos.

En una cazuela de barro o sartén echar el aceite y pochar a fuego lento los ajos sin que se lleguen a dorar, añadir la harina y rehogar, agregando enseguida el vino blanco dejándolo dar un hervor a fin de que evapore el alcohol.

Añadir el caldo de pescado y llevar a ebullición.

Introducir en el recipiente los trozos de merluza, las almejas y los langostinos dejándolos que se hagan a fuego medio durante dos minutos, dando a la sartén movimientos de vaivén a fin de que se ligue la salsa.

Añadir los guisantes y el caldo donde se han cocido, espolvorear el perejil picado y salar al gusto, dejándolo cocinar a fuego suave dos o tres minutos más.

En éste momento agregar  los huevos cocidos cortados en trozos y las puntas de espárragos.

Servir caliente….y disfrutar con un buen vino blanco, muy frio ¿Qué tal un txacolí?   Buen provecho.

MEJILLONES TIGRES (o MEJILLONES RELLENOS. Fotos del paso a paso)

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Mi marido me suele preguntar ¿por qué vuelves a sacar fotos si ya tienes publicada ésta receta?   

No es la primera vez que me ocurre y sinceramente he de confesar que tiene razón, que me pongo muy pesada con las fotos en la cocina; últimamente le he cogido el “gustillo” al hecho de hacer las fotos (siempre y cuando me dé tiempo) del paso a paso, algo poco habitual en mi forma de publicar hasta hace muy poquito; ello era debido en gran medida a mi vieja, pero no por ello menos querida cámara de fotos.

Con ganas de compartir y enseñar como preparo las recetas en mi cocina real y trasladarla a "Mi Cocina" virtual con más detalle, las nuevas tecnologías de los teléfonos móviles me han hecho ¿o debo decir que me han animado? a ir haciendo fotos continuamente, como si no tuviese otra cosa en qué pensar o qué hacer.      Así que si me lo permiten, me gustaría actualizar antiguas entradas, enseñar dentro de mis posibilidades como voy preparando lo que cocino.

Por lo tanto me animo a volver a publicar las primeras recetas publicadas allá por el año 2009 en adelante….incluso también recetas no tan antiguas pero que echando la vista atrás desmerecen la fotografía publicada al plato en sí.    

Al mismo tiempo, me decido a realizarlo por las personas que me siguen en las diferentes redes sociales (Instagram, Pinterest, twitter, Facebook…) cuando ven las fotos actualizadas y me piden que vuelva a “recordar” las recetas de aquellos años.

Por quienes son seguidores del blog, por aquell@s que les gusta visitar "Mi Cocina", para quienes les gusta mis recetas y que consciente o inconscientemente llegan a ésta cocina virtual…..¡¡ Va por y para Vds. !!

En ésta ocasión he podido conseguir poder documentar uno de los clásicos de “Mi Cocina”, los mejillones tigres que publiqué en Marzo del año 2010 (Pinchando en éste enlace) (vamos, que no fue ayer).

¿Como los hago.....?

Ingredientes:
Medio kilo de mejillones, 3 palitos de surimi (en anterior receta suelo poner rosada), seis langostinos grandes, una cebolla blanca dulce (mediana), un pimiento verde (tipo italiano), un vaso de leche, un vaso de harina de trigo, un vaso de caldo (de cocer los mejillones), dos huevos, pan rallado, una hoja de laurel, una cucharada pequeña de nuez moscada, sal y aceite para freir (aconsejo freidora).

Los pasos a seguir:

En una cacerola con agua, poner los mejillones ya limpios a cocer con un puñadito de sal junto con una hojita de laurel. (En éste enlace explico con detalle como cocer y preparar unos deliciosos mejillones junto con un poco de historia. Cuando están en su mejor momento)

Llevar a ebullición, espumerear, sacar los mejillones, colar el caldo.

Separar las valvas de los mejillones, reservando la carne por un lado.

Reservar el caldo ya colado y a la carne quitarles las posibles durezas interiores. Dejando las conchas en un recipiente.

 Picar la carne de los mejillones, la carne de langostinos crudos (muy picadito) y los palitos de surimi.

Picar en trocitos muy pequeños la cebolla y el pimiento verde.
En una sartén echar un chorreón de aceite de oliva virgen extra y pochar la cebolla y el pimiento con cuidado de que no llegue a dorar,

Añadir el picadillo de mejillones, surimi y los langostinos

 Sofreirlos un minuto, a fuego lento, removiendo.

Agregar harina y una cucharadita de nuez moscada,

dándoles a continuación unas vueltecitas para mezclar todo y que se tueste un pelín la harina (así conseguiremos que no sepa a harina cruda).

En ese momento añadir el caldo y la leche. Probar de sal y si es necesario rectificar en éste momento.

Ir removiendo con unas varillas continuando con una cuchara de madera hasta conseguir que la masa sea homogénea y compacta, procurando que no queden grumos de harina (si es necesario añadir más leche o caldo)

Remover continuamente, hasta que se despegue de las paredes de la sartén, procurando siempre que no se pegue, ni se queme.

Dejar enfriar y reposar

Dejarlo a temperatura ambiente, o en el frigorifico durante unas cuatro horas aproximadamente tapado con papel transparente o un paño limpio.

Sacar del frigorifico, preparar un plato con los huevos batidos, un cuenco con pan rallado y una superficie (un plato llano) donde colocar los mejillones al igual que el recipiente donde se vayan a conservar.

Uno a uno ir rellenando las conchas de los mejillones de forma que quede la masa compacta y dándole la forma del mejillón.

pasar por huevo batido y seguidamente pan rallado.
Uno a uno, que queden bien empapados inclusive por la concha.
Pasarlos posteriormente por el pan rallado, que queden totalmente impregnados.
Con las manos, a fin de que queden más estéticos, darle forma a fin de que la imagen final del mejillón quede la masa lo más lisa posible y guardar unas horas en el frigorifico antes de freirlos a fin de que tome cuerpo.
freir en abundante aceite caliente. (Mi consejo: hacer posible en freidora, quedarán dorados y uniformes).

 Y si sobra masa, no les quedó conchas de mejillón o sencillamente prefieren hacer croquetas....no lo duden, disfruten así de éste aperitivo con sabor a mar.....
¡¡ Buen provecho...!! Y disfruten de la cocina.

HELADO DE CARAMELO (Fotos del paso a paso)

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La primera vez que le vi, cuando le conocí, llegó a casa acompañando a Dani, el amigo y compañero de estudios de mi hija; era pequeño, precioso, con su pelo dorado, espontáneo y jugueton.      Sus ganas de jugar y descubrir el mundo que le rodeaba lo llevó por casi todos los rincones, corriendo, del salón a la cocina, de allí por las escaleras hacia arriba o bajando dando saltos por los escalones, allí donde veía una puerta abierta entró mirando, observando con sus enormes ojos de mirada transparente y limpia.  

Con el paso del tiempo, le he visto pasear por donde vivimos, bien con Dani, con su tia Maria dolores o con Marta, mi querida Marta…..él ha ido creciendo, haciéndose más adulto e intuyo cada vez que me ha saludado que se ha ido convirtiendo en un ser extrovertido, curioso, con muy buen carácter, amistoso, inteligente, educado…..pero sobre todo dulce, muy dulce, tan dulce como su nombre: Caramelo.   Aunque para los amigos es “Melo”.

Caramelo es un “labrador retriever”…. Él es miembro de una gran familia, que le cuidan y le miman, sobre todo en éstos últimos meses que ha pasado por una dura, durísima enfermedad; por ellos y para ellos mi pequeño homenaje con ésta dulce y dorada  receta de caramelo, tan dulce y dorada que me recuerda a “Melo”, uno de los dos perritos de mi nuera.

Por cierto, ¿Sabían que el origen del Labrador Retriever se situa en el Siglo XVII en Canadá, más específicamente en la isla de Terranova?.  Por entonces, conocido como perro de St. John’s, un perro de la mar, pescador, marengo, realizaba tareas de cobro para los pescadores, recogiendo todos aquellos peces que se escapaban de las redes.   Cuando finalizaba la jornada de trabajo, servían de compañía a la familia.

Más adelante extranjeros británicos en la isla se fijaron en sus magníficas cualidades y destrezas para el cobro y comenzaron a exportar algunos ejemplares a Inglaterra, donde fueron introducidos en el mundo de la caza.

Hoy en día el Labrador Retriever es la raza más empleada en labores sociales como la detección de drogas y explosivos, búsqueda y rescate de personas, y sobre todo debido a su buen carácter y dulzura para terapias asistidas con mayores o enfermos mentales, y en la ayuda a discapacitados.

Volviendo a la cocina, que sin darme cuenta una vez más me voy por los Cerros de Úbeda, debo contar a quienes siguen mi blog, que ésta receta, una vez más mi fuente de inspiración es mi amiga y gran bloguera/cocinera Merchi (Con sabor a Canela), otro ser lleno de dulzura, con tanto arte en la cocina que no puedo dejar de manifestar mi admiración por su blog.


Así que siguiendo sus pasos (pinchando en éste enlace verán la receta de Merchi), les contaré cómo lo hice…..


Ingredientes: 

250 mlts. de leche entera, dos huevos, una cucharada sopera bien colmada de miel, 175 grms. de azúcar, 50 mlts de agua mineral, un puñado de cacahuetes y para servir nata montada.


Los pasos a seguir:

En una cacerolita calentar la leche con la miel sin que llegue a hervir, removiendo de forma que quede bien disuelta.   Reservar caliente fuera del fuego. 


En un cuenco batir los huevos con 50 grms. de azúcar,

añadiéndolas a la leche removiendo continuamente.
Volver a colocar la cacerolita en el fuego y cocer a fuego lento, removiendo sin parar con unas varillas hasta que espese, con cuidado de que no se hagan grumos, ni se pegue en el fondo.   Una vez espesa la crema, apartar del fuego y reservar.


En otra cacerola echar los 50 mlts. de agua con el resto del azúcar

y a fuego lento, dejarlo cocer, removiendo con cuidado hasta obtener un “caramelo” rubio oscuro….

¡¡ Ojo que no se queme !!

Echar un poco en un papel de hornear y colocar encima los cacahuetes dejándolo enfriar.


Poner la cacerolita de la crema nuevamente en el fuego, y lentamente ir añadiendo el caramelo, muy despacito a la crema, removiendo con las varillas, siempre con mucho cuidado de no quemarse, mezclando bien todos los ingredientes hasta incorporar el caramelo.


Verter en un molde metálico y dejarla enfriar.


En éste momento, si se va a hacer el helado manualmente, meter en el congelador tapado con papel film durante dos o tres horas, removiendo bien cada 30 minutos a fin de evitar que se cristalice.

En cambio, si se va a realizar con heladera, verterla en la máquina siguiendo las instrucciones del fabricante. 

En mi caso, una vez sacado la parte que va en el congelador de la máquina heladera previamente, echar el caramelo, dejarlo unos 40 minutos y colocarlo en el recipiente que se vaya a guardar, en el congelador

no consumiéndose hasta pasado unas cuatro horas aproximadamente.  


Ya sólo queda servirlo, añadir nata montada, unos trozos de caramelo con cacahuetes…..o como aconseja Merchi, espolvoreando frutos secos crocante por encima de la nata.


Ya solo queda disfrutarlo antes de que se derrita....como me ha ocurrido a mi en el calor de Mi Cocina...y como dice la canción: 
Caramelo, caramelo, cararamelo....dameeeeeee caramelo.
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