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CARLOTA DE MANZANAS CON CREMA INGLESA

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"No es que la cocina entre en el mundo del arte, lo importante es que es una disciplina nueva en el mundo del arte” (Autor desconocido)

A veces surge la duda, aunque no es mi caso…yo lo tengo muy claro: la gastronomía, la cocina en general es un arte y como tal es cultura.

¿Por qué no creer que un plato de potaje, un plato de boquerones en vinagre o un lomo en manteca, es cultura?   Yo pienso que sí, la gastronomía, las recetas dicen mucho de un pueblo.   

Y la cocina como creación artística es un hecho hoy en día, los grandes cocineros o las propias personas que cocinan para su familia o para sí mismos, son artistas en los fogones, ya que en definitiva cocinar es ni más ni menos que crear algo para deleite de los sentidos.

Porque nos emociona una buena música, una canción, un cuadro, una película….pero también una buena comida y una copa de vino.

Si escuchamos o leemos nombres como Moro, King, Follet, Zafón, Eco, Asensi…..sabemos taxativamente que son escritores; Houston, Flack, McCartney, Jurado, Jackson…. Nos viene a la mente sus voces, sus canciones; Picasso, Van Gogh, Murillo, Goya, Da Vincci…y cerramos los ojos, nos imaginaremos algunos de los cuadros de pintores famosos; Wagner, Mozart, Beethoven, Bach…y tararearemos quizás su música; Brandon, Douglas, Bandera, Schwarzenegger, Monroe, Taylor…actores y actrices de la gran pantalla…… 

Todos ellos un minúsculo ejemplo de grandes personajes que dejan huella en la cultura donde en gran medida lo que impera es la creatividad y la imaginación.

Si pienso en nombres como Adriá, Ramsay, Roca, Berasategui, Chicote, Ruscadella, Garcia…..estoy denominando a personas que crean arte…aunque se diga que la gastronomía es el arte de lo efímero, en definitiva es arte y yo añado que es tradición, historia…..y también cultura.

En uno de mis libros de cocina, he podido conocer a un magnifico chef, Paul Rankin .   A partir de ahora cuando lea o escuche su nombre, sabré que es un artista de los fogones; éste detalle, también es para mi conocimiento, cultura en una palabra.

En 1989, abrió su restaurante en Belfast, Roscoff, elegido el major restaurant de Gran Bretaña de 1994 a 1995, obteniendo una Estrella Michelin.  Reconocido por ser uno de los chefs de mayor éxito en Inglaterra, con programas de TV. En la BBC y en Canal Cocina (España).

De mi libro, preparé éste postre tradicional británico cuyo autor es Paul Rankin….una deliciosa carlota caliente de manzana.

¿Cómo lo hice?

Ingredientes para dos personas:
250 grms. de manzanas, 3 cucharadas soperas de azúcar (he usado azucar moreno), 100 grms. de mantequilla, la cáscara rallada y el zumo de medio limón y pan de molde.   Dos moldes metálicos de unos 10 cmts. de diámetro (azúcar y mantequilla para los moldes) 

Para la crema inglesa:  1 taza y media de leche, 5 cucharadas pequeñas de azúcar blanca, una yema de huevo, una cucharada pequeña de maicena, una cucharada de extracto de vainilla.

Azucar glas para decorar.

Los pasos a seguir:

Pelar las manzanas y cortarlas en trozos cuadrados pequeños.

En una cacerolita echar el azúcar junto con los trozos de manzana, la mantequilla el zumo de limón, la cáscara rallada

y a fuego lento ir cociéndolo  hasta obtener una compota espesa y homogénea en la que, sin embargo, tiene que notarse y quedar trozos de manzanas.   

Apartar y reservar.

Cortar la corteza del pan de molde cortar dos ebanadas en forma redonda del tamaño del molde (debe servir como tapadera) y otras más pequeñas para la base del interior del molde, el resto de las rebanadas ir cortando tiras para los lados.  Deben tener en cuenta que con el pan hay que cubrir interiormente todo el molde a fin de que al desmoldar no se salga el relleno de manzana.

Untar los moldes con mantequilla y espolvorearlos generosamente con azúcar, 

con ello se conseguirá que la capa de pan quede firme y dorada, de modo que no se hundirá al desmoldar las carlotas.

Forrar los moldes con los trozos de pan untados de mantequilla y llenarlos con la compota de manzana 

cerrándolo con la última rebanada (deberá quedar lo más hermético posible).

Introducir los moldes en el horno previamente calentado a 200º C dejándolo cocer durante diez minutos.   Bajar a 160º C y dejar cocer unos 20 minutos más.

Mientras preparar una crema inglesa.    Para ello:

En una cacerolita mezclar  una taza de leche con el azúcar hasta que comience a hervir.

Mientras tanto revolver la yema y mezclarla con la leche y la maicena.  Echar la mezcla en la leche hirviendo, poco a poco, removiendo constantemente  hasta que espese.
Añadir la vainilla, mezclar bien y retirar la crema del fuego.

Sacar del horno la carlota

desmoldar con cuidado en el plato, echar alrededor de la carlota la crema inglesa.

espolvorear con azúcar glas.   
Disfrutarán de éste exquisito y crujiente postre, que se toma caliente y que en su interior encontramos la compota de manzana que mezclada con la suave crema será todo un placer para los sentidos, puro arte gastronómico.


LENGUAS DE GATO CON NARANJA Y CHOCOLATE

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“Gran ciencia es ser feliz, engendrar alegría, porque sin ella, toda existencia es baldía” (Ramón Pérez de Ayala).

 Siempre he tenido un dicho: ¡¡ Querer es poder !!  Y por regla general, en mi vida, intento ponerla en práctica, aunque debo reconocer que en algunos aspectos de la vida, en muchas ocasiones, es difícil conseguir lo que esta frase indica.

En lo que respecta a la cocina, estoy totalmente convencida por propia experiencia, de que “querer es poder” cuando escucho a alguien decir: ¡¡ Es que no tengo tiempo para cocinar !! 

Y es que no lo puedo evitar, echo mi vista atrás y debo confesar algo que me sucede desde que salí de casa de mis padres con 22 años, llevando mi casa y un trabajo super absorbente que se agudizó aún más cuando tuve mi primer hijo cuatro años más tarde, yo tampoco tenía tiempo para cocinar y hoy en día, después de tantísimos años siento que tampoco tengo tiempo para ello.  Es decir, sí que lo tengo.  

Considero que el tiempo es una excusa, creo que también es importante la motivación, querer comer sano, de aprender, de probar cosas nuevas, en gran medida hacer la cocina divertida y conseguir en gran medida hacer felices a quienes te rodean; que disfruten de la comida alejando a quienes quieres y a una misma de las comidas rápidas como base de la alimentación.    

No hay que olvidar que la comodidad de encontrar platos preparados o precocinados no va unido a salud, ni tan siquiera a calidad.  Alimentos cargados de conservantes, grasas, sal y aditivos y sobre todo la pastelería y la bollería tentación sobre todo para los más pequeños.

Todo ello tiene que ser motivo para encontrar “tiempo”.  Ése tiempo que se encuentra para hacer deporte, ver televisión, ir de compras o para otros menesteres lúdicos.   Tiempo hay que tener claro está si hay que cocinar, también si hay que dormir, quedar con los amigos, salir  de copas, al cine y como no, a trabajar o a buscarse como ganarse la vida; hay que tener tiempo incluso para no hacer absolutamente nada.   Pero sí que tenemos tiempo….tiempo para conseguir aquello que se desea y te haga feliz.  

Aunque no siempre todo el que se necesita.      Es probable que debido al ritmo de vida actual no se puedan permitir cocinar largas horas y comprendo que no para todo el mundo es agradable pasar el tiempo en la cocina…..cuando apetece mucho más despejar la mente y ocupar los ratos libres en menesteres menos trabajosos….sólo hay que hacer un pequeño esfuerzo, sacar un poco de tiempo…..organizarse en la cocina, preparar platos con antelación, reservar algunas horas a la semana para planear un menú y cocinar varios platos e incluso preparar algo rápido y sano.

¡¡ No tengo tiempo para cocinar !!   Pero sí que lo podrán tener si descubren que la cocina es altamente gratificante y nos llena de satisfacciones, tanto la dulce, como la salada.

Cocinar teniendo en mente quién va a degustarlo nos hace implicarnos de una forma especial.  No se trata sólo de buscar la aprobación y los halagos, sino de demostrar que esa persona nos importa, poniendo nuestro cariño en lo que cocinamos y ver que realmente disfrutan de lo que hemos preparado es una sensación fantástica.

Yo saco tiempo, a veces de donde no lo tengo y soy feliz viendo como disfrutan con las cosas que preparo en Mi Cocina.    Incluso, egoístamente hablando, cocinar me permita a desconectar a veces, a descansar mi mente, a recordar, aprender, investigar, experimentar, incluso a meditar y descansar mientras los aromas me despiertan emociones reconfortantes.

En ésta ocasión, para mi marido a quien le encanta el chocolate y la combinación de éste con la naranja.    Para él, éstas crujientes, sanas y deliciosas galletas, unas “lenguas de gato” con naranja y chocolate.

¿Cómo las hice?

 Siguiendo la receta del libro “Con las manos en la masa” (Linda Doeser)

Ingredientes para 30 galletas:
220 grms. de mantequilla, 140 grms. de azúcar glas, una cáscara de naranja rallada, una yema de huevo batida, 2 cucharadas soperas de zumo de naranja, 280 grms. de harina de trigo, una cucharada pequeña de jengibre molido (en polvo), 100 grms. de chocolate negro cortado en trozos pequeños y una cucharadita pequeña de sal.

Los pasos a seguir:

En un cuenco echar la mantequilla a temperatura ambiente, el azúcar y la cáscara de naranja, mezclándolos bien hasta obtener una masa homogénea.

Añadir, sin dejar de batir, la yema de huevo y el zumo.

Incorporar la harina tamizándola, el jengibre y la sal, removiendo continuamente hasta que todos los ingredientes estén debidamente ligados.

Hacer una bola con la masa y envolverla en papel transparente e introducirla en el frigorífico durante una hora aproximadamente.

Precalentar el horno a 190º C.

Sacar la masa del frigorífico e ir formando las galletas en forma alargadas, cortando trozos pequeños y dándoles forma manualmente.

Colocarlas sobre papel de hornear en la bandeja del horno, dejando un poco de espacio entre ellas.

Introducir la bandeja y hornear durante diez o doce minutos (depende del horno), hasta que estén doradas.

Sacar la bandeja y dejar enfriar totalmente las galletas.

En un recipiente resistente a temperaturas elevadas, echar el chocolate y derretirlos al baño maria (introduciendo el recipiente en una cacerola con agua y llevando a ebullición), removiendo de vez en cuando.

Retirar del fuego y esperar que el chocolate esté templado.

Con una brocha de cocina ir pintando un trozo de las galletas, dejándolas enfriar para que solidifique el chocolate (Si gustan, pueden dar el grosor del chocolate que prefieran).

¡¡ Ya están listas…..!!  Crujientes y deliciosas….   

TODO COMENZÓ EN UN MES DE ABRIL DE.......

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Tal día como hoy, que cumplo 61 años…..también vio la luz en internet éste cuaderno de bitácoras….”Mi Cocina”

A principio de Abril del 2009, tímidamente, casi con miedo escénico, con pocos medios tecnológicos (aunque en éste sentido sigo con una cámara de fotos pequeña y antigua),  pero con mucha ilusión publiqué la primera receta y si llego a saber lo que me daría a cambio, ¡¡ lo empiezo antes !!

Cuando a finales de un mes de Marzo del año 2009 intenté hacer realidad un deseo, algo que para mí era un sueño casi inalcanzable, lejano y por muchos motivos (entre otros, falta de tiempo) difíciles de llevar a cabo: escribir y describir sobre lo que se cuece en Mi cocina real; jamás pude imaginar que éste “diario” (Los términos ingleses blogy web blog provienen de las palabras web y log, 'log' en inglés = diario), llegase a éste punto en el que me encuentro hoy por hoy.

Unos intensos años escribiendo, publicando en un blog de recetas que más que un blog, realmente se fue convirtiendo con el paso del tiempo en un diario de mi propia vida narrada a ratos; compartiendo con ilusión y al principio con mucha indecisión lo que se cocina en mi cocina real.   

Con un gran sentido de la intimidad, hasta el extremo de que durante todos estos años han sido mis amigos los delfines quienes dieron su imagen por mí en la red e incluso usando como pseudónimo el nombre de mi abuela, en honor a ella, Maria del Carmen Rosa.

Un trabajo hecho con ahínco, perseverancia y ahinco, donde también ha habido momentos que he llegado casi a punto de tirar la toalla; pero que en gran medida me ha aportado satisfacciones y alegrías, entre ellas conocer gente maravillosa y sobre todo aprender, llegando lógicamente a ampliar mis conocimientos gastronómicos.  

Un blogger no solo escribe de lo que sabe, sino de lo que aprende.

Mi cocina, comenzó siendo una cocina ante todo muy malagueña.   Y es que ser malagueña es sentirme unida a mis antepasados, a sus valores, a sus costumbres, a los olores y sabores,  es sentir nostalgia de su luz, de la mar, de sus costas, de las sierras y los campos; es sentirme orgullosa de cada palmo caminado y por caminar, de haber recorrido, vivido y aprendido a ser quien soy.

Me gusta proclamar la belleza y la riqueza de mi tierra cada vez que tengo la oportunidad de hacerlo e intentar hacer sentir al que no conoce nuestras raíces el impulso de conocerla.

Aunque sin dejar atrás mi experiencia y mi gusto personal por la gastronomía de otros países, mayormente orientales, con los que a lo largo de mi vida me he sentido muy unida. 

Las recetas que preparo son sencillas y al alcance de cualquiera, asequible a todos los bolsillos y ante todo casera, sin grandes pretensiones.   Intento transmitir que la cocina es un laboratorio, donde la clave es experimentar, probar, donde prevalece la intuición y el deseo de practicar, sin olvidar de que la cocina al igual que la vida, está hecha de pequeños fracasos y grandes éxitos.

Muchas gracias a todos, a los que venís hasta Mi cocina virtual, a quienes me seguís por las redes sociales, a los que me animan a continuar escribiendo éste blog de cocina, a quienes dejan un comentario, a quienes contactan conmigo, a quienes me dicen que han hecho algunos de los platos que publico, incluso a quienes me saludan por la calle.    Muchas, muchisimas gracias,  muy especialmente a mi marido y a mis dos hijos...... sin Vds., sin ellos......

Mi cocina no sería “Mi cocina”

POLLO AGRIDULCE CON MANGO DE LA AXARQUIA MALAGUEÑA

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La cocina parecía respirar por la ventana abierta de par en par, la fresca y suave brisa mueve las cortinas permitiendo ver el limpio cielo azul entre los techos de las casas vecinas.  Con las cortinas flotando, el Sol entraba por ella a raudales y con él los olores de lo que nace cada minuto en las macetas de mi patio.

Ése mismo Sol que penetra por la puerta desde donde los gorriones se acercan a picotear las migajas de pan que dejo caer en el suelo.

El revoloteo del vuelo de los pájaros y su piar se entremezcla con el sonido del extractor, de las cacerolas y el ajetreo de las sartenes que voy moviendo con rapidez sobre el fuego.

Allí, sentado en la mesa, siente el calor de los rayos del Sol que acarician su piel; sus manos iluminadas por la luz llenan la copa de vino, observa los brillantes reflejos en el vidrio de la copa.      

Le miro, me sonríe, le gusta estar en ése rincón donde le llegan los aromas de lo que voy preparando.

Mientras sigue la brisa moviendo lentamente las cortinas de mi ventana, se encuentra abierta y noto el calor del Sol que regala luminosidad a Mi Cocina…ésa cocina que a mí me gusta, que genera felicidad a los mios.

Ése Sol que ilumina mis platos mientras los fotografío rápidamente antes de llegar a la mesa…  

En ésta ocasión he preparado una deliciosa y sorprendente receta oriental, hecha con mango, mangos malagueños madurados al Sol, ése mismo Sol que ilumina Mi Cocina.

Mango de la Axarquia malagueña, una comarca llena de contrastes, una comarca llena de contrastes con elevadas sierras de montañas junto a un paisaje marítimo de tranquilas playas, que la convierten en una región privilegiada no sólo por su clima -considerado el mejor clima de Europa-, sino también por su geografía.   

Con tan solo 1.000 km², la Axarquía es todo un mundo: playas de aguas transparentes, solitarias calas, acantilados, parajes insólitos, pantanos, ríos, sierras de indescriptible belleza, pueblos blancos enclavados en las montañas que conservan un sabor morisco, con calles sinuosas y empinadas custodiadas por casas cuyas paredes encaladas reflejan la luz del sol.   Un lugar maravilloso, único e incomparable donde empezaron a cultivarse en los años 80 productos  subtropicales, principalmente aguacates y mangos.

Los mangos de la Axarquía son de sabor dulce, especial, jugoso y refrescante a la vez, de excelente calidad y su hueso es normalmente pequeño, en general, tienen colores vivos, rojos, verdes, amarillos y tricolores.    

Ése sabor peculiar, exótico y exquisito, y su aroma penetrante, que se aprecian mejor cuando el mango está en su justo punto de maduración, le ha dado luminosidad a ésta receta……

la ha bañado del Sol de la Axarquia malagueña.

¿Cómo la hice?

Ingredientes para dos personas:

Dos cucharadas soperas de aceite de oliva, 5 filetes de pechuga de pollo, un mango de tamaño grande maduro (a ser posible de la Axarquia malagueña), 2 dientes de ajo, una cebolla blanca dulce (tipo cebolleta), un puerro (la parte blanca), una cucharada sopera de vinagre de vino, 2 cucharadas soperas de miel, dos cucharadas soperas de kétchup, una cucharada sopera de harina de maíz, cinco cucharadas soperas de agua, dos cucharadas soperas de salsa de soja y sal.

Los pasos a seguir:

Cortar el pollo y dejarlo macerar en un cuenco con la salsa de soja.

Cortar la cebolla y el puerro en tiras alargadas, machacar los ajos y reservar.

Pelar el mango, cortarlo en rodajas, reservando los trozos más “estéticos” y alargados.

La parte más madura y los trozos menos alargados echarlos en el vaso de una minipimer junto con la miel, el kétchup y el vinagre pasándolo de forma que quede una pasta lo más fina y homogénea posible (si queda muy espesa, añadir una o dos cucharadas soperas de agua).

En una sartén o wok echar el aceite, cuando esté caliente echar los trozos de pollo salteándolos a fuego fuerte durante unos cinco minutos, removiéndolos con frecuencia hasta que estén bien hechos (que no se vean crudos).

Incorporar los ajos machacados y la cebolla y saltear durante dos o tres minutos, añadir los trozos de mango, la mezcla de la salsa agridulce y la harina de maíz previamente diluida en agua.

Remover todos los ingredientes, saltear durante un minuto procurando que la salsa no espese demasiado.

Servir de inmediato, bien caliente.   Acompañar con arroz blanco……….

EXPERIENCIA & CATA EN RESTAURANTE EL LAGO (MARBELLA)

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Ayer, invitados por una gran Empresa Oak Power referente de Marketing de Comunicación, publicidad y Relaciones con la Prensa con importantes éxitos mediáticos desde su creación y más concretamente de la mano de su “alma máter” Maria Asenjo, Mi Cocina acudió al evento organizado en el Restaurante El Lago de Marbella. “Experiencia & Cata con Especias”, donde fueron reunidos reconocidos periodistas y magnificos bloggers a quienes admiramos y seguimos.

Un restaurante situado en un marco incomparable de un lago y un campo de golf que se ha convertido en un referente de la gastronomía a nivel mundial, donde brillan las “Estrellas Michelin” gracias al genial y prestigioso Chef rondeño Diego del Rio Mena.

Marbella y más concretamente el Restaurante El Lago se convirtió por unas horas en la capital de las especias gracias a los productos de la primera empresa del mundo que los comercializa: Verstengen.  Marcos Reguera un gran maestro especiero, asesor gastronómico de Verstenger, fue explicando y enseñando como “Catar” las especias, a reedescubrirlas, a reconocerlas, saber su origen, a descubrir en una palabra su máxima expresión en la cocina; incluso a saber cuales son las más utilizadas en la Alta Gastronomía.    


Y por supuesto, qué influencia tienen en la cocina del malagueño Diego del Rio.

“Mi Cocina” disfrutó del arte de éste gran cocinero, un magnifico Chef, bellísima persona y simpatiquísimo…..un arte que se refleja en sus recetas, en sus platos, que preparó junto con su equipo y donde las especias fue en ésta ocasión la gran protagonista de El Lago.

Así lo cuenta en primera persona Marta, mi nuera…..quien junto con mi hijo Alejandro representa mi blog, a mi persona incluso, en multitud de eventos gastronómicos cuando las circunstancias personales no me permiten acudir personalmente.   
Aunque, como blogger, como apasionada de la gastronomía, como persona, lógicamente, me encantaría estar, como madre disfruto más viendo disfrutar a mis hijos, y debo reconocer que ellos, Marta como periodista que es y mi hijo como relaciones públicas son grandes expertos en las redes sociales, hacen una gran labor en “Mi Cocina”….una cocina que es un equipo.    Sin mi marido y mis hijos no existiría “Mi Cocina”    

Así nos relata Marta su experiencia:

¿Os imagináis más de tres mil quinientas especias a vuestro alrededor? Así nos hemos sentido hoy, rodeados de olores exóticos y no tanto, en un restaurante precioso junto a un lago.     

El restaurante, "El Lago", Marbella, está en manos de Diego del Río, chef Estrella Michelin.  Yo, personalmente, describiría al chef, afable y cercano, de sonrisa fácil, como sutil. Hemos probado platos suaves con pequeños toques anisados, en los que han predominado la matalahúva, la pimienta, la canela, la nuez moscada o el cardamomo.

3.500 son el número de especias de los que dispone el grupo Verstegen, una empresa holandesa que ha hecho de la pureza en sus productos su principal objetivo.  

Dicen que tienen la mejor pimienta. Yo sólo sé que es la más intensa que he olido. Me ha gustado, especialmente, una mezcla de pimienta negra con algas, ajos y chalotas que, Rafael, el delegado nacional del grupo, ha sido tan amable de regalar a Mi Cocina. Espero que Toñi haga pronto algún plato que mostraros con esta mezcla (¡Impresionante!).

 Mi favorita, el primer plato que hemos degustado, ha sido un Steak Tartar con Crema de Huevo Frito, Queso de Cabra y Trufa. 

No hay palabras, ¡Aunque con la foto seguro que os hacéis una idea! Buenísima. El toque especiado: pimienta negra de Lampong. Nada, un toquecito sutil, de ahí el describir al chef con tal término. La crema de huevo frito ha sido toda una sorpresa, suave y jugosa. El queso de cabra, espolvoreado sobre la ternera retinta, llena de sabor el paladar y, la ternera, imaginaos, tierna y suave con ese puntito de la pimienta negra, muy equilibrada pero potente. Elegante como dirían Rafael o Marcos, el asesor gastronómico de Verstegen, del que nos han dado muy buenas referencias culinarias (así que queda anotado para próximas experiencias gastronómicas el probar sus platos).

Como apunte curioso, la palabras del chef: "Yo estuve viviendo un tiempo en París, y todos mis compañeros, cuando cocinaban, le echaban pimienta a los platos, ¡Antes incluso de probarlos! Después de eso estuve años sin usarla en mi cocina. Estaba vetada. Ahora, hace año y medio más o menos, he vuelto a redescubrirla". Muy bien redescubierta, diría yo.

A continuación, llegó a la mesa una Crema de Coliflor con Pinta Roja Ahumada. La especia: un toque de comino. 

Nos cuentan que con el comino hay que tener cuidado, porque si te pasas amarga. Creo que no tengo que deciros que la crema de coliflor precisamente amarga, no estaba... Suave, suave, suave. Y la pinta roja: rica, rica, rica. Marcos, el asesor gastronómico, ha descrito el comino como una especia de "notas a pino fresco con mucho punch". Diego, nos ha comentado como los antiguos aconsejaban su uso junto al clavo para mejorar la digestión. Yo sólo sé que la crema estaba de vicio.

Seguimos con un plato de carne: Presa Ibérica Ahumada con Puré de Garbanzos y Ketchup de Frutos Rojos. Especia: pimienta de Jamaica. 

Ésta pimienta es La Mejor, así, con mayúsculas. Os invito a buscarla y probarla en vuestros guisos porque merece la pena. El ketchup me ha sorprendido, sobre todo porque no suele gustarme lo dulce en platos salados pero, en este caso, de nuevo la sutileza del chef se hace sentir. Convierte lo que podría ser demasiado goloso en un plato con un toquecito justo de dulzor, como tiene que ser.

Y llegó el Solomillo de Buey con Puré de Patatas y Crema Bearnesa. Especia: nuez moscada. 

Simple y sencillamente: Espectacular.

Y el Chef, nos siguió sorprendiendo aún más si cabe con un Solomillo de Ciervo con Puré de Castañas, Apio y Escabeche.Especia: canela. 

Interesante el jugo con el que han regado al solomillo y el toque del apio (licuado con un poquito de AOVE y sal).

Y como colofón final: Sorbete de Chocolate, Trufa, Praliné de Avellanas y Espumoso de Fruta de la Pasión con Leche. 

Aquí tengo que confesarme y decir que no me gustan los postres de chocolate. Ahora bien, todos en la mesa han alabado el postre. Me quedo con el toque de jengibre, anís estrellado, canela y matalahúva.

Una gran experiencia para “Mi Cocina” desde donde les animo a visitar el Restaurante El Lago, en Marbella,

donde disfrutarán sin lugar a dudas del arte del Chef Diego del Rio, quien sazona sus recetas “con emociones”, con un infinito abanico de sensaciones a través de sus ingredientes, entre ellos las magníficas especias;  de tal modo que la degustación de cada plato se convertirá para los comensales en una experiencia única para los sentidos. 


SOPA DE GALLINA CON ALBÓNDIGAS

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Abril puede traer rocío, y otras veces helada y frío(Refranero español)

Sí, lo reconozco, tuve suerte y mis padres a pesar de que siempre vivimos en Málaga capital, me enseñaron a conocer los productos de temporada de mi tierra; mi padre era de campo, mi madre de la mar….y eso se refleja por lógica en Mi Cocina.

No se nace sabiendo, aprendemos en función de las posibilidades que nos ofrece el entorno y por supuesto la disposición personal de cada uno.    Pero hay que reconocer que hoy en día, la gran mayoría de los niños e incluso de los no tan niños, desconocen cosas básicas de los productos alimenticios del entorno.      E incluso me aventuraría decir que muchísimas personas no han visto (y no por televisión o cine) una vaca, una gallina, un pez e incluso una lechuga o unos tomates vivitos y coleando (hay que recordar que las verdura y las frutas son seres vivos).

¡¡ Vamos que la leche viene de la vaca y no de una botella, que los huevos los ponen las gallinas, que las verduras se abonan con estiércol y que los peces cuando buceas incluso te miran a los ojos…..!!  Que no son productos que nacen, crecen en las estanterías de los supermercados.

Lógicamente, todos somos ignorantes en algún área sobre la que no se ha tenido la oportunidad de aprender, pero estoy convencida y cada día más, que existe una desconexión del hombre con la naturaleza, con los productos que consumimos, con la tierra y más aún con la mar.   

Quizás debido a la época que me tocó vivir, tuve la oportunidad de conocer el campo, la época de cada producto, comprobar como mi padre en un terrenito que teníamos en Alhaurin plantaba las verduras y los árboles frutales; como mi madrina criaba gallinas y conejos; como el primo de mi padre cuidaba su vaquería, como de pequeña pasaba las piaras de cabra y mi madre hacía “virguerías” en la cocina con la sabrosa leche que comprábamos.    Y qué decir de los productos de la mar….que hoy por hoy, a pesar de mis 61 años sigo buceando por éste mar que baña mi querida Málaga.    El mar…..siempre la mar.

Adoro la naturaleza, me apasiona más bien.   Así que siempre que puedo, busco el contacto con ella.    

Un camino, una forma de saciar la “necesidad de naturaleza” que tenemos los “urbanitas”, sobre todo los que nos vemos arrastrados por la vorágine de las grandes ciudades, después de habernos criado en entornos más naturales e incluso rurales, son los parques urbanos.   Y nunca tengo que ir muy lejos para encontrarla.

Uno de los lugares que en ésta época e incluso en invierno suelo visitar es el Parque de la Paloma de Benalmádena.  Un verdadero paraíso para los amantes de la flora y fauna que habitan en el parque. 

Alli….cada vez que voy intento aspirar éese aire fresco, húmedo y rebosante de las fragancias que regala la primavera malagueña.  Un pulmón verde dentro de la ciudad, junto al mar, exuberante, con áreas casi selváticas, otras como si estuviese en un desierto lleno de cactus de todas las especies, con cascadas y riachuelos que llevan las aguas hasta un lago donde los patos, cisnes, aves marinas conviven con tortugas.    

Más de 200.000 metros cuadrados para disfrutar de árboles exóticos, de bosques lleno de verdor, del contacto con la naturaleza y descubrir los animales en libertad: pájaros de diferentes especies, pavos reales, conejos y muchas, muchos gallos,

gallinas y su prole de pollitos.   (Autor fotos) 

Aunque si les digo la verdad, cada vez que los veo, les echo de comer pienso: menos mal que no tengo que sacrificarlos y puedo encontrar los alimentos, tal y como hoy en día los tenemos a nuestra disposición en los mercados, sobre todo  la carne.  

Si no me la encontrase ya preparada para el consumo, no prepararía algunos platos, como por ejemplo ésta sopa con pollo que hoy he preparado.

Y que aún, en éste mes de Abril, algunos días refrescan, llueve incluso, apetece platos calientes a pesar de que vivamos en  ésta Costa donde siempre brilla la luz y el Sol: Málaga.

¿Cómo la hice?

Ingredientes:
Media gallina de corral (campera), un puerro, un nabo, una patata grande, una rama de apio, dos zanahorias, una ramita de perejil, media cebolla blanca dulce, dos dientes de ajo, un huevo, una rebanada de pan, medio vaso de leche, tres cucharadas soperas de pan rallado, harina de trigo, aceite para freir, sal y ramitas de hierbabuena para acompañar.

Los pasos a seguir:

Pelar y lavar bien el puerro, el nabo, la patata, el apio y las zanahorias.  Cortarlas en trozos pequeños y reservar.

En una cacerola echar la gallina cortada en varios trozos, cubrirla con agua y a fuego lento llevar a ebullición, espumereando las veces que sea necesario.

Añadir la verdura y una vez que comience nuevamente a hervir, espumerear.

Una vez el caldo limpio dejar cocer aproximadamente una hora.

Sacar la gallina, triturar las verduras y reservar. (Gracias al color dorado de la carne de la gallina y las zanahorias, la sopa tendrá un bonito tono).

Mientras, desmenuzar la carne de la gallina y pasarla por una picadora.

Cortar la cebolla, los ajos y el perejil en trocitos muy pequeños.

En un cuenco, echar la carne de gallina, la cebolla, los ajos y el perejil picados, el huevo, el pan remojado en la leche, el pan rallado y salar al gusto.    Remover bien todos los ingredientes de forma que quede una masa homogénea.

Hacer bolas de tamaño no muy grande, pasarlas por harina y freírlas en aceite caliente (suelo usar para éstos casos freidora que le dan un color dorado y homogéneo).

Calentar el caldo de gallina y cuando comience a hervir echar las albóndigas fritas.

Bajar el fuego y dejar cocer durante unos cinco minutos, hasta el punto que guste de hechas las albóndigas.

Servir añadiendo una ramita de hierbabuena.
Y recuerden: disfruten de Málaga....

SOPA DE ALMEJAS CON HABAS Y CHICHAROS

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«La maestra estaba que embestía de hermosa. Habíase puesto un vestido de dibujo celeste sobre fondo blanco, sin almidonar, al objeto que la rigidez del planchado no quitara morbidez al contorno; un pañuelo de crespón azul de flecos larguísimos, anudado en la cintura, con los extremos sobre la enérgica cadera á modo de flexibles caídas y dejando ver el nítido nacimiento del seno, sobre el cual brillaban una cadena y un relicario de plata; los brazos, hasta la mitad desnudos, estaban ceñidos por ajorcas morunas, y su cabeza, aquel surtidor de ondas de oro purísimo, recogido la mitad en elegante coso griego, atravesado por una agujeta rematada en caprichosa libélula con alas de amatista, y la otra mitad cayendo sobre la nuca en artístico desbordamiento.»

Así escribía….describía e inmortalizó los tipos populares de Málaga, a través de sus novelas, el insigne escritor y poeta costumbrista, D. Arturo Reyes, la manera de ser del pueblo donde vió la luz primera.  Escritor de buen temple y observador afortunado de los usos, lengua y costumbres malagueñas.

El las describía con sus letras, como los pintores costumbristas de la misma época la pintaban en sus lienzos.    Como en uno de los que más me gusta, llamado Noche clara en La Caleta,  de Antonio Muñoz Degrain, pintado en 1914 (Pintor que hizo perdurar en el tiempo maravillosos paisajes malagueño; en 1870 su amigo, el genial Bernardo Ferrándiz, le requirió para decorar el techo del precioso Teatro Cervantes en Málaga.  Enseñó pintura en la escuela de San Telmo, donde entre sus alumnos se encontraba Pablo Ruiz Picasso).  El cuadro se encuentra en el Museo Municipal de Málaga.



En "Noche clara en La Caleta" se representa una escena tipicamente malagueña, costumbrsita, popular, donde brilla la mar, bañada por la suave luz de la luna llena, tiran del copo los marengos, mientras los pescadores, en los sardinales con las velas al viento siguen faenando en la bahía; en el rebalaje, hay una fiesta flamenca, hogueras, una moraga, una procesión marinera y contemplandolo me parece escuchar las cuerdas de las guitarras desgranando unas malagueñas al compás del rumor de las olas, del cante, palmas y voces llenas de alegría

Entre ellos, me imagino a los personajes de la novela “Cartucherita” de mi admirado D. Arturo.

Cartucherita es como una paráfrasis de la pintura de  Muñoz Degrain, No parece sino que el autor de la novela, o el autor del hermoso cuadro se inspiraron para crear tan maravillosas obras maestras de la cultura y del arte malagueño.

Porque también es allí en La Caleta, ambos artistas escenificaron tan hábilmente las costumbres malagueñas, tomadas de la realidad.   Es en  La Caleta, donde el protagonista el famoso torero “Cartucherita” le cuenta a un buen amigo el “Inglesito”  el secreto de sus amores, es allí, en la orillita de la mar, donde también me imagino a los personajes tan gráficamente definidos, como el del protagonista, el del maestro don Lorenzo de Medina y Portocarrero, el de la señá Teresa y el de Clotilde, la esposa del bondadoso y confiado profesor malagueño.

Una novela bañada de arte, de luz, alegre, divertida, con olor a salitre a jazmines, con hombres sencillos, valientes y sinceros, mujeres hermosas y apasionadas, donde nos relata la forma de vivir de una época no tan lejana y sus fiestas; unas páginas que relata la sencilla relación de los amores de Cartucherita, que cautiva y deleita e incluso divierte, sobre todo al leer las palabras, las frases, el pintoresco lenguaje con que se expresan.     Rico en modos de decir, popular, expresivo, ingenioso, gracioso….como suele ser la forma de hablar, aún hoy en día, de los malagueños.

Algunas veces pienso que la labor de D.Arturo, aún no ha sido reconocida por ésta tierra que él amó.   Fue dejando en sus escritos, como muchos pintores malagueños costumbristas de la época, la idiosincrasia, la forma de ser, de vivir de una época donde por falta de fotografías, peliculas y todos los medios técnicos de los que hoy en dia disponemos, él usó y puso para las generaciones venideras, lo mejor de sí, con generosidad y arte: sus letras, sus poemas, sus escritos....Por ello, le admiro.

Vuela mi imaginación…..y me veo cocinando en aquella época, a principios del siglo XIX, junto a mi abuela, Carmen Rosa, con unas almejas recién sacadas de la arena de la mar, una sopa, sencilla, humilde, malagueña…., con los productos de la tierra y de la mar de Málaga, tal y como la preparaban antaño.

un plato que igual D.Arturo degustaba en su casa del Perchel mientras escribía “Cartucherita”.

 ¿Cómo la hice?

Ingredientes para dos personas:

Un cuarto kilo de almejas, un tomate maduro, un pimiento verde, media cebolla blanca dulce, tres dientes de ajo, medio vaso pequeño de aceite de oliva virgen extra (a ser posible malagueño), dos rebanadas de pan, dos ramitas de hierbabuena, un cuarto de kilo de habas y otro de chicharos (guisantes), sal, una cucharada pequeña de pimentón dulce (pimiento molido) y una cucharada pequeña de colorante alimentario y un litro y medio de agua aproximadamente.

Los pasos a seguir:

Echar las almejas en un plato con agua y sal a fin de que suelten la posible arena que puedan traer en su interior.

Lavar el tomate y el pimiento. Pelar los dientes de ajo y la cebolla.  Picar el tomate, el pimiento los ajos y la cebolla en trozos pequeñitos.

En una sartén echar el aceite y sofreir la verdura a fuego lento.   Una vez hecha, retirar del fuego y añadir el pimiento molido.

Desgranar las habas y los chicharos (guisantes)

En una cacerola echar el agua, agregar el refrito, el colorante alimentario, las habas y salar al gusto, dejando cocer aproximadamente unos quince minutos.   Pasado éste tiempo añadir los guisantes y dejar cocer unos cinco minutos más.

Echar las almejas y dejar que se abran, retirando la cacerola del fuego.

Colocar las rebanadas de pan y la hierbabuena en el plato.

Sacar de la cacerola la verdura junto con las almejas con un colador y echarlas en el plato.

 A continuación servir el caldo “poncima”……bien caliente, bien “hervío” como diríamos los malagueños.

Esta entrada está dedicada a D. Arturo Reyes gran  novelista, poeta malagueño y a su biznieta Pepa Reyes, mi buena amiga que conocí gracias a Mi Cocina, cuya obra en pro de la gran obra de tan insigne  escritor, sigo con especial atención (Aqui pueden ver su blog).    Ella, en éstos días me ha emocionado, ha tenido el generoso detalle de enviarme parte de su legado, de la obra de D. Arturo.   

SABOR A MALAGA, IMPULSA "COCINANDO EN RED"....VIDEO RECETARIO MALAGUEÑO.

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Tenemos un compromiso con la cultura gastronómica de la provincia malagueña. Queremos recuperar un bien inmaterial y fundamental arraigado a nuestro acervo popular: la artesanía y alquimia que se fraguaba en las cocinas de nuestros pueblos. La trasmisión oral y el ver y hacer, han mantenido viva recetas centenarias.

Recuperar la cocina tradicional malagueña, las recetas transmitidas generación tras generación en las zonas rurales de la provincia de Málaga, y acercar ese patrimonio culinario a los más jóvenes es el objetivo del ‘videorecetario’ de la marca creada por la Diputación para la promoción de la imagen y calidad de los productos malagueños, "Sabor a Málaga" junto al Club Gastronomico Kilometro O.

Este receterio online puede consultarse ya a través del canal de Youtube de la Diputación de Málaga., aunque próximamente también podrá consultarse mediante la web de Sabor a Málaga y «Cocinando en red», cuya página se presentará en breve. 

Así lo dió a conocer el diputado de Desarrollo Económico y Productivo, Jacobo Florido, en la presentación que tuvo lugar el pasado jueves, 14 de abril, junto a la presidenta de Kilometro 0, Esperanza Pelaez, creadora, "alma mater" e impulsora de ésta genial idea que se ha denominado “Cocinando en red”.   Nombre de una plataforma web que se presentará en breve, y que con ése afán de recuperar, recordar  la cocina tradicional malagueña, ha elaborado un total de 16 vídeos con recetas tradicionales elaboradas y explicadas por personas de toda la provincia; personas, que como yo son aficionadas a la cocina, blogger y también algunos profesionales.

En total diez mujeres y un hombre, que han dado vida a un “video recetario” compuesto por piezas de tres minutos de duración que pueden visualizarse en el canal de Youtube de la Diputación de Málaga, en la web de Sabor a Málaga, así como en la plataforma online.  

He tenido la suerte, la satisfacción y el orgullo de que Esperanza contara conmigo para dos de las recetas: Cazuelita de boquerones al limón y Caldillo de pintarroja.   Gracias a Sabor a Málaga, a Kilometro Cero, por supuestisimo a Esperanza, a su coordinadora Toñi Gallego y al equipo de grabación La Trinquera Estudio por éste "regalo" con el que he disfrutado.  sin Vds. no hubiese sido posible.

Así, podrán ver como se preparan platos como las almojábanas, los calamares rellenos, las albóndigas en gazpachuelo, los fideos a la parte, las sopas cachorreñas o el pulpo a la marenga; y además la selección de recetas recoge, algunas que estaban a punto de desaparecer, como los pellejitos de Mijas, los roscos de vino de Marbella o las tortas de Torremolinos; otras muy habituales pero poco conocidas por la población más joven, como la cazuela de fideos, la cazuelilla de boquerones, la porra de habas, el escabeche de sardinas o el caldillo de pintarroja; y recetas que se circunscriben a la tradición de una comarca concreta, como el pipeo de Casarabonela, o el ajobacalao de Vélez Málaga.

Una gran iniciativa para que no caigan en el olvido nuestras raices malagueñas....nuestra, mi memoria gastronómica, de la que me siento orgullosa y que en "Mi Cocina" procuro siempre recordar.   Aqui, en éste blog, encontrarán 478 entradas, recetas, platos con SABOR A MALAGA 

Mi Cocina, una cocina ante todo muy malagueña...y siempre con Sabor a Málaga.


NIGIRI SUSHI DE SALMON, PEPINO Y LIMON

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Aún hoy en día, a pesar de que ya ha pasado casi 55 años, recuerdo mi vida en El Palo, cada calle, cada casa, cada eucalipto, pero sobre todo la playa, aquella orilla llena de chinorros y de negra arena donde varaban las barcas, resguardándose de las olas de la mar.

Era sobre todo en invierno cuando paseando por la playa, por la misma orilla, después de un temporal, crecía mi afán por encontrar caracolas y las conchas que las marejales arrastraban hasta la línea de rompeolas.     

Siempre me he sentido, desde mi más tierna infancia como los protagonistas de aquellas películas que recogían las caracolas del mar y pegándoselas al oído, escuchaba el rumor de la mar.     Aún, lo hago, guardo conchas y caracolas como si fuesen mis tesoros más queridos.

A pesar de los años, como entonces, voy recogiendo las conchas marinas, las guardo, las limpio, las toco, las observo, disfruto mirándolas y todas son perfectas para mi.   Con ellas recuerdo el mar, el olor a salitre, el sonido de las olas, sus fondos …..su amplitud e inmensidad y el embrujo que tiene sobre mi.   

Miro y remiro mis tarros de cristal, mis jarrones, mis estanterías llenas de caracolas y sonrío.   No exagero cuando cuento que recuerdo de donde viene cada una, cada momento, cada instante y como llegaron hasta mi o mejor dicho, como llegué yo hasta muchas de ellas bajando y buceando hasta varios metros, atraída por su brillo, por su forma.     

Tomo una entre mis manos, añoro la mar, la escucho, la siento; cojo algunas más, de las más queridas y se las regalo a unos amigos…..con ellas, les entrego un cachito de mi mar, de la mar malagueña. 

Ocurrió hace unos días, cuando invitamos a unos amigos a cenar, Rober y Jose; les enseñábamos ése rinconcito de nuestra casa, con aire marinero, lleno de detalles y recuerdos de la mar, les llamó la atención la estantería repletas de orejas de mar (abalones), quizás mis preferidas y que colecciono con verdadera pasión, son “mi tesoro”.  

Sin dudarlo las tomé en mis manos y se las entregué, regalándoles así una parte de mis vivencias, de ésos momentos maravillosos buceando en las playas malagueñas……sé que ellos dos recordarán ese momento, como recordarán la cena que les preparé con ilusión y por supuesto con ése cariño que mi marido y yo profesamos a los buenos amigos. 

Una cena "oriental" que como entrantes hubo en la mesa sushis.   Entre ellos, éstos nigiris sushi de salmón.

Lo propio sería prepararlos con salmón fresco, pero hay que pensar si a los comensales les gusta comer pescado crudo, por lo que la opción de poder hacerlo con éste tipo de pescado, fresco o bien ahumado lo dejo a criterio del comensal.

¿Cómo lo hice?

Les animo en un principio a pinchar en éste enlace donde explico como preparar el arroz para hacer sushis y los tipos de sushi que existen.

Los ingredientes:

Una hoja de alga nori, 85 grm.de arroz, 180 ml. de agua, 25 cl. de vinagre de arroz, 10 gramos de azúcar y 5 de sal.  Salmón ahumado al gusto o finas láminas de salmón crudo (yo las puse doble a fin de que tuvieran más consistencia en cuanto a pescado se refiere), dos rebanadas finas de pepino, pulpa de limón y hojas tiernas de albahaca.

Los pasos a seguir:

Lavar el arroz en un cuenco, con bastante agua fría tantas veces como sea necesario, hasta que el agua salga completamente clara.

Escurrir el arroz y ponerlo en un cazo con el agua, tapándolo y llevar a ebullición durante unos diez minutos, sin destaparlo.   Pasado éste tiempo, retirarlo del fuego y dejarlo reposar unos 15 minutos más o menos, sin destapar en ningún momento (esto último es importante).

Mientras preparar el aderezo, o como le llamarían en Japón, el “sushi-zu”. Éste paso es el secreto del éxito de un buen sushi.   Dice el refrán que cada maestrillo tiene su librillo, o como dirían los japoneses: cada “itamae” tiene su receta, que le otorga su sabor característico.

Para ello, en un cuenco echar el vinagre de arroz, el azúcar y la sal, removiendo bien a fin de que queden totalmente integrados.

Una vez reposado el arroz y preparado el aderezo, colocar el arroz en una fuente y echar el aderezo sobre una cuchara de madera distribuyéndolo por toda la superficie de arroz, con cuidado de no romper los granos de arroz ir mezclándolo con la espátula de madera haciendo movimientos rápidos y abanicándolo para enfriarlo lo más rápidamente posible.

El arroz debe tener un aspecto brillante, un tanto pegajoso y estar a temperatura ambiente cuando se vaya a utilizar.  

Si lo tienen que tapar, debe ser con un paño.

Mientras lavar bien el pepino y cortarlo en rodajas finas, que a su vez hay que cortar en triángulos, al igual que la pulpa del limón.

Lavar las hojitas de hierbabuena y secarlas con papel de cocina.

Cortar en tiras finas la hoja del alga nori y ponerlas sobre el plato donde se vaya a servir los nigiris.

Una vez que el arroz está a temperatura ambiente, comenzar a formar los nigiri sushi.   Para ello echar un poco de agua en un cuenco con una cucharadita de vinagre de arroz para ir remojando las manos cada vez que se realiza una pieza.

Con las manos húmedas, coger una porción de arroz y compactarlo apretando los dedos sobre la palma de la mano, dándole una forma ovalada, con aspecto uniforme y procurando que el arroz no se despegue.

Colocar los nigiris sobre las tiras de alga, colocar cuidadosamente los filetitos de salmón cubriendo el arroz, encima de cada uno, poner un trozo de pepino, un trozo de limón y la hoja de hierbabuena.
A la hora de presentarlo, la estética cuenta muchísimo….suele acompañarse con Wasabi y jengibre, encurtidos e incluso alguna verdura cortada finamente, además de colocar un pequeño recipiente con salsa de soja japonesa, llamada “Shoyu”.

Deseo y espero que ésta receta sobre como hacer nigiris sushi animen a quienes visitan “Mi Cocina” a prepararlos, a viajar gastronómicamente al país del Sol Naciente y pronto, en vuestras cocinas disfrutéis de una buena bandeja de éste delicioso manjar.

VIDEO RECETA: CALDILLO DE PINTARROJA (TRADICIONAL MALAGUEÑA)

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Me emociona un paisaje, contemplar un cuadro, un buen libro, escuchar una canción o el rumor del mar, pero como malagueña, me pone la piel de gallina escuchar unos verdiales, degustar una ensaladilla de pimientos “asaos” revueltos con unos pescaitos fritos, el aroma de los jazmines insertados en una biznaga o contemplar el atardecer en la orillita de la mar.

 
Pero si a mi emotividad se une la gastronomía de mi tierra, de la mar de Málaga, he de confesar que he querido siempre, humildemente en éste blog, “poner en valor” los productos, los sabores y la cocina tradicional de ésta Málaga de mis mayores, de éste lugar que vio nacer a las generaciones de toda mi familia.     

Desde principios del año 2.009 que comencé a publicar recetas en “Mi Cocina”, sobre todo en las que erróneamente denominé “cocina típica malagueña” (debía haberlo indicado como cocina tradicional), son 478 entradas-recetas, donde hago especial hincapié en la importancia de promocionar los productos locales, no sólo los del campo, también los del mar.           

Recetas que tienen todas una historia detrás y un pasado, en las que he procurado ser respetuosa en su elaboración, siguiendo fielmente los pasos de quienes me enseñaron a prepararlas.

Me siento orgullosa al recordarlas, al prepararlas, de conservarlas publicando un blog compartiendo aromas, sabores e historias que formaban parte ya de mi ADN, en una palabra dejar en éste cuaderno de bitácoras en gran medida nuestra memoria gastronómica, la de mi familia, la de los malagueños, las de mi gente.

Durante estos años he intentado investigar por qué hay sabores que nos provocan recuerdos de otros tiempos, de lugares, de personas incluso…., porque en definitiva no hay que dejar de pensar que somos recuerdo.   Y éstos recuerdos gastronómicos hay que guardarlos.

Conservar las tradiciones y potenciarlas es el eje sobre el que gira “Sabor a Málaga”, un proyecto de La Diputación de Málaga que busca poner en valor los productos de la provincia de Málaga y por ende su gastronomía.    Hace unos días, publiqué la presentación de la iniciativa del Club gastronómico Kilometro O y de la Diputación de Málaga, que consiste en grabar y difundir en la red recetas tradicionales malagueñas; contaron con “Mi Cocina” y hoy deseo compartir una primera “video receta”, concretamente el "El caldillo de pintarroja" que precisamente publiqué en el año 2010.
 
Una versión que antaño se tomaban en los bares, de la receta más casera Cazuela de papas con pintarroja, publicada en mi blog dos años más tarde.

Los días previos a la grabación fueron dias llenos de ilusión, de orgullo por que contaran conmigo, de miedos, temores, de pánico escénico, de nervios, de no tener idea de donde y como iba a cocinar, qué decir…..pero una vez allí, tódo fue fácil, el equipo me ayudó y supe una vez más que me reafirmo, al vivirlo, al experimentarlo, que cocinar me hace muy feliz, que transmitir mi cocina me llena de energía y de satisfacción. 

Y también a mi hijo que filmó con su móvil retazos de ése momento que pueden ver a continuación.
Seguiré apoyando iniciativas como ésta que han logrado involucrar a personas que tenemos pasión por la gastronomía….y por Málaga, ésta tierra que nos envuelve, que atrapa y emociona.

Emplatado final del caldillo de pintarroja, en plato como se haría en casa, con su ramita de hierbabuena y en taza como se hacen en los bares, con su chorreoncito de limón.

Espero les guste y compartan la receta, que no quede en el olvido. Sabor a Málaga en Mi Cocina. 

BROWNIE DE CHOCOLATE CON CACAHUETES Y HELADO DE VAINILLA

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Adiós con el corazón,
que con el alma no puedo.
Al despedirme de ti,
al despedirme me muero.

Tú serás el bien de mi vida,
tú serás el bien de mi alma,
tú serás el pájaro pinto
que alegre canta en la mañana.

Al amanecer se marcha el tren,
se va mi amor, yo me voy con él. (BIS)

No hay quien pueda, no hay quien pueda,
con la gente marinera.
Marinera, pescadora, no hay quien pueda,
por ahora.

Me tengo que despedir de ti….y me viene a la mente aquella vieja canción que entonábamos los estudiantes al terminar el curso….

Sí, sé que han pasado más de cinco años, durante los cuales no te he dejado casi descansar, te he llevado siempre conmigo, a mi lado, de un sitio para otro…..y cuando te he necesitado no una, a veces en varias ocasiones en un mismo día, sin dudarlo, sin pensarlo te cogía, con prisas, sin contemplaciones a veces, sin darme cuenta de que al cogerte te manchaba de aceite, de agua, de jabón, de salsas ¡¡ Menudo trato te he dado ahora que lo pienso !!.         No me daba cuenta que te exponía a verdaderos peligros, al calor, al vapor e incluso que con mis nervios y las prisas te dieses un golpe que sin querer te hiciese daño.

He intentado recordar cuantas, cuantas, cuantísimas imágenes me has regalado….aunque al principio no estaba contenta contigo, reconócelo, me engañabas indicándome una y otra vez como tenía que hacer las cosas, hasta que con el paso del tiempo, nos dimos cuenta ambas cual era el mejor camino a seguir, aprendí contigo a sacar lo mejor de ti y así contentarnos, satisfacernos….a mi y a quienes siguen mi blog.

Hace unos días, me distes a entender que ya no podías seguir, que tu interior ya estaba cansado, muy cansado…que no dabas más de sí.    Querías, lo intentabas, pero no podías más.    Y estoy triste, muy triste y apenada, te echo de menos y sinceramente, no quiero estar sin ti, Mi Cocina, ya no será igual, no se verá igual los platos que preparo.

Te dejo en tu caja, dormida, guardada en un cajón, cerca muy cerca de mi para poder mirarte, ver que estás igual, nueva, como si acabaras de llegar a mis manos por primera vez, para recordar cuanto te debo: más, mucho, muchísimo más de 16.000 fotos.

Fotos que gracias a mi vieja y pequeña cámara han podido ver quienes siguen mi blog, los platos, las recetas que he publicado los últimos casi seis años.
Con mi agradecimiento.     Te echaré de menos…..

Mientras, seguiré publicando con las fotos de mi nuevo móvil, como casi el primer año del blog.    

Vuelvo nuevamente como al principio, menos mal que el avance de la tecnología me ayuda y puedo sacar fotos como ésta primera foto sin mi vieja y querida cámara de fotos.      ¡¡ Espero portarme bien y que me regalen, quizás en Navidad, una nueva compañera de fatigas gastronómica !!

Mientras, como dice los últimos versos de aquella canción universitaria, yo diré también: No hay quien pueda, no hay quien pueda, con la gente marinera.
Marinera, pescadora, no hay quien pueda, por ahora.

Así que por ahora, como buena marenga, conmigo no hay quien pueda…..así, que las fotos serán con la cámara de mi moderno teléfono móvil.

Ésta foto…..la primera, fue a un delicioso brownie de chocolate con cacahuetes.

¿Cómo lo hice?

Ingredientes:

200 grms de chocolate a la taza, dos huevos XL, 75 grms. de mantequilla, 70 grms. de azúcar, 50 grms. de harina de trigo, 70 grms. de cacahuetes (usé tostados y salados).

Los pasos a seguir:

Machacar los cacahuetes en un mortero, de forma que se puedan apreciar pequeños trozos.
En una cacerolita echar la mantequilla junto con el chocolate troceado.

Ponerlo en el fuego y con unas varillas, a fuego medio, ir removiendo hasta conseguir que se derrita el chocolate y quede una mezcla homogénea. Apartar del fuego y reservar.

En un cuenco batir los huevos con el azúcar, hasta conseguir una mezcla homogénea y blanquecina.
Añadir, sin dejar de remover el chocolate.

Agregar la harina tamizándola con un colador y mezclar bien.  Echando a continuación los cacahuetes.

Forrar con papel de hornear un molde rectangular (en ésta ocasión de 22 x 14 cm.) y echar la mezcla dentro.

Introducirlo en el horno previamente calentado a 180º C y dejar hacer durante unos 20 minutos aproximadamente.

Sacar el brownie del horno y dejar templar.

Cortar en porciones y servir aún caliente (si se ha enfriado aconsejo calentar en el microondas) y servir acompañándolo con helado  (si se animan a hacer el helado casero, en ÉSTE ENLACE les dejo algunas recetas) y regar con chocolate derretido (lo pueden encontrar en cualquier supermercado)….

En memoria de mi añorada e inseparable cámara de fotos, sin ella no hubiese sido posible que hubiesen podido ver los platos que cocino en "Mi Cocina".

Buen fin de semana.....  

VIDEO RECETA: "CAZUELA DE BOQUERONES CON AJITOS Y PEREJIL"

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Quien no ha vivido, quien no ha tenido la suerte de haber presenciado el maravilloso espectáculo de ver sacar el copo, henchida la red de viva y moviente plata, quién no haya probado unos boquerones fritos, hechos o acompañados del perfumado aceite de oliva virgen extra, el oro líquido, zumo de las verdes perlas de los olivos centenarios malagueños, no podrá apreciar una de las más delicadas excelencias de la cocina española.      



Esos boquerones blancos, de carne prieta, color plata de ojos vivos….no hay más que uno en el mundo: el que se pesca en Málaga, desde Estepona a Nerja….el de la costa malagueña. 



Ellos, los componentes del equipo de grabación me preguntaron sobre el boquerón, cómo se nota cuando es de nuestra Bahía, de nuestra mar…..y comencé explicándole por qué creo conocerlo bien.     ¡¡ Esta grabación la hizo mi hijo y no sale en la receta lógicamente !!
No sólo porque los veo cuando buceo, por lo que he leído sobre ellos, por lo que me inculcaron mis mayores, marengos del Palo, gente de la mar.



Les comentaba, sin parar de hablar, que las claves de la calidad, del sabor de los boquerones está en nuestro mar, en el intercambio de aguas, las direrencias de temperatura y salinidad de las masas de agua que se unen en el Estrecho, las del Atlántico y el Mediterráneo en ambas direcciónes.



El fortísimo flujo atlántico hacia nuestro Mar de Alborán, hacia el Mediterráneo favorecen la formación de biomasa y afloramientos de aguas profundas ricas en nutrientes, repletas de fitoplancton, el alimento ideal para éste tipo de peces, lo que provoca que existan áreas idóneas para la puesta de la sardina y el boquerón.



En particular la Bahía de Málaga, donde afluyen aguas dulces de los múltiples arroyos que surcan igualmente casi toda la línea de playa de la provincia; lugares de gran importancia para la fase de alevinaje de numerosas especies a lo largo del año, entre ellas: el boquerón malagueño.    



Con ellos, con boquerones de Málaga, preparo infinidad de platos, de recetas tradicionales, sólo tienen que poner en el buscador la palabra "boquerones"  o "boquerón" en el buscador del blog y echar un vistazo en “Mi Cocina”.    Para mí, personalmente no hay manjar más exquisito que unos boquerones fritos, revueltos en una ensaladilla de pimientos "asaos"

Pero hoy, no les dejo receta, les animo a ver como preparo una receta que ya publiqué en el año 2014, una "CAZUELA DE BOQUERONES AL LIMON CON AJITOS Y PEREJIL"


y que La Diputación de Málaga, Sabor a Málaga y el Club Gastronómico Kilometro O me propusieron hacer para preservar los platos tradicionales malagueños(Pinchando en éste enlace recordarán su presentación a los medios y su puesta en marcha en la red) .     

Espero, lo puedan preparar, lo disfruten y siempre, siempre con Sabor a Málaga.

PICANTON AL HORNO MARINADO CON SALSA DE SOJA, MIEL Y JENGIBRE

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Dicen que cocinar es invertir tu tiempo para hacer algo con tus manos para luego ofrecerlo a otra persona, en definitiva cocinar es una muestra de amor y de generosidad.

Me han preguntado en más de una ocasión que si todo lo que publico en “Mi Cocina” lo he hecho yo…..Lo que suelo contestar con total rotundidad es que sí, que aunque parezca increíble, absolutamente todas las recetas que encontrarán en el blog (más de 1.350 platos) las he cocinado, preparado y por supuesto degustado.  

Y la siguiente pregunta ¿Y te da tiempo a cocinar?.    A veces a duras penas, me resulta casi imposible planear mi día a día, mi vida a veces es imprevisible: mis responsabilidades, la familia, la casa (algún día comentaré cuantas puertas, cuantas escaleras y ventanas tiene mi casa, de momento sólo comentaré que son cuatro plantas), las obligaciones, la vida en sí…..es complicado para mi muchísimas veces sacar más tiempo al día, éste sólo tiene 24 horas.      

Pero para cocinar, me las ingenio diariamente a la perfección, todo es la práctica, independientemente de que, como siempre me han dicho, soy una "mari nervios"...no estoy quieta un momento.   Hay veces que en una hora preparo almuerzo, cena…e incluso dejo listo algún bizcocho o masa para croquetas.     Cocinar es una obligación que hago con gusto, con placer y pasión.

Ahora bien, cuando más disfruto con la cocina es en las ocasiones que invitamos a amigos, familiares e incluso conocidos a los que nos gusta agasajar y con los que pasar un buen rato.      Me encanta ser anfitriona, atender a mis invitados, para los que procuro por todos los medios saber sus gustos y preferencias.    

Es vital para mi tenerlo todo listo para cuando llegan a casa, hacerles partícipes de mi cocina real, intentando que disfruten al máximo no sólo de nuestra compañía sino también de la comida; para ello tengo por norma dejar toda la comida preparada o para darle los últimos “toques”, ya sea un almuerzo o una cena, a fin de hacerles sentir que su compañía es lo importante, por lo que pienso siempre en platos que me permitan una elaboración previa y no de último momento.

Aunque hay que tener en cuenta y es totalmente cierto lo que nos indica un antiguo y sabio refrán que dice así : “los invitados deben esperar la comida , no la comida a los invitados”.

Quizás ésta receta de hoy es ideal para ésas ocasiones, por ser hecho al horno y se puede calcular por lo tanto el tiempo más o menos, también porque se puede servir un “picantón” por comensal, independientemente de que el resultado es delicioso, espectacular y por qué no decirlo, elegante….

y sobre todo porque no requiere mucho tiempo para dedicarle a la cocina.    Incluso para cuando no se tienen invitados y se necesita tiempo… ¿No creen?
¿Cómo lo hice?

Ingredientes para dos comensales:

Dos pollitos “picantón”, un diente de ajo, seis cucharadas soperas de aceite de sésamo (se vende en tiendas especializadas en comida oriental e incluso en cualquier supermercado), seis cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra, una cucharada pequeña de jengibre rallado (puede servir jengibre en polvo, dará un sabor más suave que el natural), seis cucharadas soperas de salsa de soja, cinco granos de pimienta negra, cuatro cucharadas soperas de miel y una cucharadita de café de sal (hay que tener en cuenta que la soja ya aporta el aroma salado).

Los pasos a seguir:

En un mortero echar el diente de ajo, la pimienta, el azúcar y el jengibre, majar hasta que quede una pasta lo más fina posible.

En un recipiente echar la miel, el aceite de sésamo, de oliva y la soja removiendo bien de forma que queden todos los ingredientes queden bien integrados.

Incorporar el “majaillo” mezclándolo con los líquidos.
Colocar los pollitos en un recipiente especial para hornear, untarlos por todos lados por igual con la mezcla preparada, taparla con papel film y dejarla macerar en el frigorífico de un día para otro (la tuve marinando unas 24 horas, aunque con unas cuantas horas es suficiente).
Al día siguiente:

Sacar la fuente del frigorífico, quitar el papel film y dejarla atemperar, mientras precalentar el horno a 200º C.

Una vez el horno caliente (calor arriba y abajo), bajarlo a 180º C, introducir el recipiente con los pollos con la parte de las pechugas hacia arriba y hornear durante una media hora aproximadamente, dándole la vuelta y dejarlos hacer otra media hora; de vez en cuando ir regándola con la mezcla de la salsa, hasta que tome el color dorado.     Los últimos diez minutos dejarlos hacer con la pechuga hacia arriba.

Sacar los pollos de la fuente de hornear, pasarlos al plato donde se vaya a servir y salsear al gusto…..

Suelo acompañarlos con patatas al horno con mantequilla de ajo y perejil o un sencillo puré de patatas,verduras variadas al vapor y panecillos recién hechos.

Ponemos la mesa, la comida está encaminada, escuchamos el agua fluir de la pequeña fuente, una agradable y suave música de fondo……

BIZCOCHO 4 X 9 DE MANZANA CON SABOR A CANELA

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OOOOOooohhhh...te lo copio, te lo copio....y lo haré éste fin de semana.
Pero dime una cosa....¿a que te has acordado de mi cuando has hecho las fotos? Fijate, has puesto en todas el logo de Mi Cocina....¡¡ Me encanta !!
Besitos y buen fin de semana.
Sí, Toñi....!!tus manzanitas verdes!! jajajajaja. Muacksssss guapetona :)


No una, ni dos, ni tres……sí, ya he perdido la cuenta de cuantas recetas, de cuanto he disfrutado en la cocina preparando los platos que mi admirada y querida amiga Merchi publica en su fantástico blog de gastronomía"Con sabor a Canela" (pinchando en éste enlace le llevarán a su blog, a su receta...; blog que sigo desde hace ya muchos años.

Sus recetas, su simpatía, su buen hacer en éste mundo que me apasiona es realmente impresionante, y no exagero lo más mínimo; sus fotos igualmente son fiel reflejo de sus platos, sencillos, caseros, a la vez que elegantes.

En ésta ocasión, así se lo comentaba en su blog cuando ví que habia preparado un bizcocho de manzanas que me llamó la atención, no sólo porque era fácil, se veía delicioso y porque  estuviese hecho con una de las frutas que no faltan en mi cocina (a mi hijo no le gusta otra manzana que la más ácida, la más verde y llamativa: la granny), tanto en la real como en la virtual donde es quizás una gran protagonista, siendo la imagen corporativa de mi blog.  

Las manzanas de aquel primer cuadro que me pintó mi suegro para mi cocina dió pie a que todo esté lleno de manzanas

 y que el verde inunde ésa estancia que adoro de mi casa. 
Allí, las cortinas, el mantelito de la mesa, las manoplas, mi delantal…están llenos de manzanas y del verdor que me recuerda la naturaleza.


Una naturaleza que tiene todo su esplendor en éste mes de Mayo que acaba de comenzar, ése al que los antiguos romanos llamaban “Maius” en honor a la diosa Maia (del griego maia "madre", la diosa sánscrita de la ilusión y la hija de Atlas,madre de Hermes. Diosa de la primavera, dadora de vida); esposa de Vulcano, dios del fuego y a quien los sacerdotes de éste último , en la antigua Roma,veneraban en las calendas de mayo.
Mes en el que los pueblos celtas desde tiempos inmemoriales iniciaban con la fiesta denominada de "Beltane" una importante celebración antigua y hermosa con la que se reinicia el trabajo en la tierra y que aún hoy en día se continúa celebrando.   
Para los pueblos mediterráneos es el mes en el que se exalta la floración de los campos en auténticos festivales de fecundidad.     Milenaria costumbre que los antiguos cristianos asimilaron con las cruces de mayo o de maya , madre de la tierra y siendo la cruz entre los pueblos antiguos la simbologia de protección del circulo, en el que los pueblos danzaban y celebraban antes cruces florecidas puestas casi siempre en cruces de caminos.
Celebridadésta arraigada en Andalucia, las Cruces de Mayo, cuyo origen se rementa a aquellas fiestas ancestrales en las cuales rendían culto a la naturaleza en el tiempo medio de la primavera, cuando florecen las plantas, los campos, los árboles frutales, entre ellos lógicamente los manzanos.
Ya lo dice el refrán: “marzo ventoso y abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso”. Desde siempre, mayo ha sido el mes de las flores, de los perfumes florales, de la riqueza polícroma de la floración; un mundo de colores y texturas que encuentra su cénit en el quinto mes del año.    Es cuando mi cocina se llena de flores...


Pero lo más inusual, lo más significativo…volviendo a la receta de Merchi, es que no se necesita utilizar la báscula, no se requiere el peso que para hacer pasteles es tan, tan necesario.     Como ella indica: es tan sencillo como nueve cucharadas por cuatro ingredientes principales, que le da nombre al exquisito bizcocho de manzana. 


Por su esponjosidad, por su textura, por el delicioso sabor….en honor a su blog, le añadí un toque de “Sabor a canela”
Será uno de los bizcochos preferidos desde el primer bocado, se los garantizo y recomiendo.

¿Cómo lo hice?

Ingredientes para un molde de 24  cmts. de diámetro.   Aunque yo en esta ocasión, la masa la eché en dos moldes de 12 cmts.

9 cucharadas soperas de harina (usé “bizcochona” se puede comprar en cualquier supermercado), 9 cucharadas soperas de azúcar, 9 cucharadas soperas de leche entera, 9 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra, 3 huevos grandes, 3 manzanas tipo granny, 1 sobre de levadura (especial para bizcochos), una cucharadita pequeña (de las de café) de sal.

Una cucharada de aceite o mantequilla derretida para engrasar el molde. Una cucharada sopera de canela en polvo y otra de azúcar glas para adornar.

Los pasos a seguir:

Colocar un papel de hornear en la base del molde y engrasarlo por los lados con un poco de aceite o mantequilla.

Pelar las manzanas, quitarles la parte central de las semillas y cortarlas en rodajas finas, éstas a su vez en lascas, en trozos no muy grandes.   

En un cuenco echar los huevos y el azúcar, batiéndolos con unas varillas hasta que blanqueen y quede una masa homogénea.

Incorporar la harina junto con la levadura, tamizándola con un colador, remover bien.       

Incorporar la leche y el aceite sin dejar de remover hasta conseguir que todos los ingredientes estén bien incorporados. 

Verter un poco de masa en el molde, a continuación una capa de trozos de manzana y seguidamente masa para cubrir las manzanas (que quedarán empapadas y sumergidas, dulcisimas, cremosas entre en el esponjoso bizcocho)…..continuando hasta terminar con la masa y los trozos de manzana.  

Meter los moldes en el horno, previamente precalentado a 180º C (calor arriba y abajo), dejándolo hacer durante 30 minutos o 35 minutos.

Pasado éste tiempo, pinchar con un palillo en la zona central del pastel, si al retirarlo sale seco, sacar el bizcocho del horno.   Si aún está húmedo dejarlo unos minutos más.

Dejar enfriar fuera del horno antes de desmoldarlo.

Al emplatarlo, espolvorear con azúcar glas y canela en polvo.

Despierta mayo, los campos se llenan de flores, las amapolas saludan a lo largo de los caminos.  Las flores se abren de colores...florece "Mi cocina".

DIM SUM (RELLENOS DE CARNE PICADA CON CEBOLLETA)

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Existe un antiguo proverbio chino que dice: “La gente considera la comida como el cielo”.

En todo oriente comer no consiste sólo en satisfacer el hambre, en alimentarse, sino que concibe aspectos centrados en activar la armonía en los platos, el sentido visual, el olfato y el gusto, el color e incluso la combinación de sabores que refleja en la gastronomía una inspiración a la belleza y a la estética, lo que supone toda una experiencia para cualquier comensal.

La gastronomía es un fiel reflejo de la cultura china, cuyo núcleo es el anhelo a la unidad y el equilibrio, incluso la elaboración y la presentación de los platos suponen también una riqueza artística y cultural.    Riquísima en ingredientes, en formas de elaboración y recetas, en “Mi Cocina” les animo siempre a probar la cocina china, al día de hoy encontrarán 73 recetas del país de la seda… 

Recetas que no terminan ni empiezan en lo que se suele comer en occidente, en los restaurantes “chinos”: no termina, ni mucho menos en el típico rollito de primavera acompañado de arroz tres delicias. Sería como decir que en España sólo comemos paella o tortilla de patatas todos los días.

Hoy comparto uno de mis platos preferidos: Dim Sum, cuyo origen se establece en la cocina cantonesa, en el Sur de China, donde hay constancia de unos 2.000 tipos de dim sum.

El término “Dim sum” proviene del dialecto cantonés y significa “ordenar para satisfacer el corazón” o “tocar el corazón”; y es lo que consigo con mis invitados cuando los preparo y los pongo en mi mesa. 

Originalmente, el dim sum cantonés está muy ligado a la tradición china de “yum cha” o beber té.  Se cuenta que las casas de té crecieron para dar cabida a los cansados viajeros que viajaban a lo largo de la famosa Ruta de la Seda y servía los dim sum como "aperitivos" para acompañar al té.

Sin embargo, le tomó varios siglos al dim sum para desarrollarse. En un tiempo se consideró apropiado combinar té con alimentos ya que se descubrió que ésta infusión ayuda en la digestión por lo que se hizo conocido y donde los dueños de casas de té comenzaron a agregar una variedad de bocadillos, naciendo así la tradición del dim sum.  

Hoy en día, el dim sum se sirve en toda China, especialmente en Cantón, con su amplia variedad, aunque he leído que probablemente los mejores chefs de dim sum se encuentran concretamente en Hong Kong, lugar que visité por primera vez en el año 1983, quizás fue entonces cuando ya me cuativó gastronómicamente hablando tan sigular bocado.

Se suelen cocinar al vapor, en sopas, hervidos incluso a la plancha y por supuesto fritos (los famosos wonton).
 
En el país asiático lo normal es degustar el Dim Sum acompañado de familiares y amigos, compartiendo entre todos los distintos platos.     Es así, como más lo disfruto en “Mi Cocina”

¿Cómo los hice?

Ingredientes para cuatro personas:

300 grms.de carne picada ( he usado a partes iguales de cerdo y ternera), media cebolla blanca tipo cebolleta, una cucharada sopera de salsa de soja, una cucharada sopera de vino blanco seco, una cucharada sopera de aceite de sésamo, dos cucharadas pequeñas de azúcar glas, una clara de huevo batida, 4 cucharadas y media de harina de maíz (maicena), hojas de lechuga tipo iceberg (le confiere un sabor especial a los dim sum), 24 láminas de pasta para wonton (la suelo comprar en tiendas especializadas en cocina oriental, concretamente en Torremolinos).  

 Aunque si no lo encuentran pueden realizarlo con la masa de las famosas empanadillas (las clásicas de la cocinera), como hice en alguna que otra ocasión y éste es el resultado.  

 Útil para cocinar y presentar: cesta de bambú para cocinar al vapor, la uso de dos pisos (hoy en dia se encuentra en cualquier tienda de tipo oriental).

Los pasos a seguir:

Picar la cebolla en trozos pequeños.

En un cuenco echar la carne picada, la cebolla, la salsa de soja, el vino, el aceite de sésamo, el azúcar y la clara de huevo, mezclándola bien de forma que queden todos los ingredientes totalmente integrados.

Añadir la maicena y remover.

Extender las láminas de wonton sobre una superficie de trabajo y depositar en el centro de cada lámina una cucharada de la mezcla.

Ir cogiendo de una a una las láminas con el relleno, untar con agua los bordes e ir frunciendo los lados hacia arriba, uniéndolos y haciendo presión para que se peguen y no se separen. (Dándoles la forma que prefieran).

Forrar los cestos con las hojas de lechuga y colocar los dim sum unos al lado de otros. 


Taparlos bien con otro piso de la cesta y la última con su tapadera correspondiente.

Poner una cacerola con agua e introducir la cesta de bambú de forma que no llegue ésta a cubrir los dim sums.   Llevar a ebullición y dejarlos cocer durante unos diez minutos aproximadamente.

Servir de inmediato acompañándolos con un cuenco con salsa de soja para mojar los dim sum...... ¡¡ No dejen de usar los palillos para comerlos !!

 Y no olviden….la buena compañía. Les deseo un maravilloso fin de semana.

TARTAR DE SALCHICHON DE MALAGA CON AGUACATE Y VINAGRETA DE MANGO SOBRE CRUJIENTE DE WONTON

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El recuerdo gastronómico nos vuelve por el sabor y por el olor de los alimentos, mucho más que por una imagen….pero a veces, ésa imagen nos hace recordar, volver a nuestros sabores de antaño, aquellos que sin darnos cuenta perduran en nuestra memoria y que sin darnos cuenta llegan a formar parte de nuestra cultura, de nuestras costumbres e incluso de nuestra idiosincrasia….de nuestra forma de comer, de nuestros gustos culinarios.

Y es que el paladar es el mejor aliado de la memoria.   De ésa memoria gustativa de los malagueños, donde se guardaba la añoranza del delicioso salchichón Garcia-Agua.   ¿Qué malagueño no reconoce ése salchichón vestido verde y blanco?

Durante unos décadas desaparecido de nuestros mercados y hoy en día se ha recuperado su producción gracias a D.Antonio Garcia-Agua Juli , para disfrute de quienes apreciamos los maravillosos productos de nuestra querida Málaga.  

Para quién no lo haya probado nunca, comentaré que la característica principal del “salchichón de Málaga” es que esté tierno, con poca curación, con una excelente materia prima e intenso en cuanto al sabor de su carne y especias; pero siempre tierno, muy tierno……..

Su sencillo especiado, su delicado sabor a pimienta y su exultante frescura, es lo que al salchichón de Málaga, único entre los de su género….su mínima curación de siete a ocho días.  Y ésa costumbre, de comer el salchichón “casi” crudo tiene su historia; y ésa historia va unida a la familia Garcia-Agua….todo comenzó en 1.921.

 Los productos "Garcia-Agua" debe su nombre a la familia compuesta por Sebastián García Rodríguez y Francisca Agua Morales, llegados desde Coín hasta Cártama durante la última década del siglo XIX.
        
Instalados como colonos agricultores en la Colonia de Doña Ana; durante la segunda década del siglo XX se trasladaran al entonces conocido como “cortijo de Don Ramón”, y aprovechando los almacenes y secaderos de tabaco de éste, donde montaron una fábrica de embutidos y derivados del cerdo que prosperó notablemente. Sus hijos se encargaron de unir los dos apellidos como marca comercial.

Durante y después de la Guerra Civil, coincidió en Málaga (así como en muchas zonas de España) una época de crisis social y gran falta de alimentos. Esta precisamente fue el momento en el que García-Agua aumentó su producción para asumir toda la demanda de salchichones que la sociedad hacía.      La razón principal por la que el salchichón García-Agua, así como otros salchichones de Málaga, son tiernos y frescos es porque no daba tiempo a que se curara antes de que la gente los consumiera.

Aquella costumbre perduró y perdura en nuestra memoria, en el paladar de los malagueños, en la forma de comerlo: quitándoles la piel y a bocados, porque cortar rodajitas es bien difícil, todo sea dicho de paso.   

Aunque de una forma o de otra el salchichón malagueño es tan exquisito, deja tan buen sabor de boca que con el paso del tiempo ha dado lugar a que sea un producto protagonista en multitud de recetas, como ejemplo aquellas croquetas de salchichón malagueño que ya publiqué en el año 2009 (Pinchando aqui tienen la receta)

En ésta ocasión, he preparado un delicioso entrante: tartar de salchichón con aguacate y una vinagreta de mango….todo el Sabor a Málaga en un bocado.

 ¿Cómo lo hice?

Ingredientes para dos personas:

2 láminas de masa de wonton (puede servir pasta brick que pueden comprar en cualquier supermercado), un aguacate y medio mango  (pequeño) de la Axarquia malagueña, cuatro cucharadas de aceite de oliva virgen extra (a ser posible de Málaga), dos cucharadas de vinagre de vino, sal, una ramita de cilantro fresco, media cebolla blanca pequeña (tipo cebolleta), 6 tomatitos cherry en rama.   Aceite para freir.

Los pasos a seguir:

Freir las láminas de wonton en abundante aceite caliente hasta que esté dorada. Sacar y reservar sobre papel de cocina.

Picar la cebolleta y el aguacate en trozos pequeños.

Pelar el salchichón y cortar en trozos; introducirlos en la picadora de forma que queden muy picadita la carne.

Mezclar la cebolla con la carne del salchichón.

Pelar el mango y echar los trozos en una batidora junto con el vinagre y el aceite, pasándolos de forma que quede la vinagreta lo más fina posible.   Salar al gusto.

Emplatar colocando el wonton, encima los trozos de aguacate

para posteriormente agregar el salchichón.

Salsear generosamente con la vinagreta de mango y las hojas troceadas del cilantro.   Adornar con los tomates. 

En un plato descubrirán el Sabor a Málaga.     Disfrútenlo.

SARDINAS AL HORNO CON CIRUELAS EN SALSA DE NARANJA AL AROMA ANDALUSÍ

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"Pero cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo, cuando han muerto los seres y se han derrumbado las cosas, solos, más frágiles, más vivos, más inmateriales, más, persistentes y más fieles que nunca, el olor y el sabor perduran mucho más, y recuerdan, y aguardan, y esperan, sobre las ruinas de todo, y soportan sin doblegarse en su impalpable gotita el edificio enorme del recuerdo".
Por el camino de Swann (En busca del tiempo perdido), del escritor francés Marcel Proust (1871-1922)


Hay zonas de nuestro cerebro que son responsables de las emociones, de los impulsos y también de guardar los contenidos de la memoria, nuestros recuerdos.     Los sabores y los aromas se archivan de una forma indeleble en la memoria e incluso pienso que en nuestra propia fisonomía quedan registrado todo aquello con lo que nuestros ancestros se fueron alimentando a través de los siglos; basta sentir un olor, un aroma o un sabor para evocar emociones de un pasado a veces muy lejano e incluso quizás, olvidado o traspapelado en la memoria.


Nuestra gastronomía sin darnos cuenta está arraigada en los más profundo de nuestra naturaleza, estoy totalmente segura de que es genético y por supuesto está impreso en nuestros propios genes, de tal forma que perdura a lo largo de la vida sin importar cuántos cambios existan a la hora de alimentarnos en cuanto a nuevos productos, sabores o costumbres culinarias. 


En ése aspecto me considero una aventurera abierta a otras cocinas del mundo, ingredientes y recetas que a lo largo de mi vida, desde hace más de cuarenta años han ido paulatinamente haciéndose un lugar bastante importante en Mi Cocina; pero sin abandonar lo más mínimo las recetas tradicionales de mis mayores: la cocina española en general, la andaluza y por supuestísimo la de mi tierra ¿o quizás también debería decir de la mar?, mi adorada Málaga.


La cocina malagueña, al igual que la de Andalucia en general, tiene claros y definidos rasgos y raíces árabes, en muchas recetas cuando ponemos “a la andaluza” quizás deberíamos indicar que es “a la moruna”.    No hay que olvidar que la aportación árabe a nuestra cocina es extraordinariamente rica.


No existen muchos libros que nos permitan conocer cómo era realmente la cocina arábigo-andaluza y lógicamente la más importante fuente de información son las recetas que se nos han ido transmitiendo de generación en generación.   


Aunque son curiosos los testimonios eruditos de la época como el del botánico malagueño IBn Al Baytars (siglo XIII), en su “Compilación de medicamentos y alimentos simples”, donde de 1.400 sustancias o ingredientes comestibles, los pescados no llegan a 40 especies y muchos de ellos no tenían buena reputación a la hora de poder consumirlos.    El pescado que vendían crudo, salado, seco o frito (hay constancia de que ya en el siglo XII había en Al Ándalus freidurías de pescados).   Los pescados más populares eran el atún y la sardina.


Cerca de ocho siglos ocuparon los musulmanes la mayor parte de la península ibérica, sobre todo Andalucía, y durante este tiempo hicieron que la gastronomía andaluza transformara sus costumbres, adquiriendo un refinamiento desconocido hasta la época en Europa.


La mejor forma de mostrarnos quienes somos, a la luz de las guerras y rivalidades a causa de la religión, la codicia o la ignorancia, es mirar atrás en la historia o adelante hacia el plato de comida que ponemos en nuestra mesa cada día.


Hoy comparto éste plato cuya receta guardo en mi memoria, en el recuerdo, una forma de preparar unas humildes y sencillas sardinas con un claro origen de nuestro pasado quizás no tan lejano, pero con fuertes raíces árabes.      La costumbre de añadir la naranja a nuestras recetas,  tan arraigada en la cocina malagueña, ya sea en pescados, ensaladas e incluso sopas, no hay que olvidar que se la debemos a las costumbres andalusíes.

¿Cómo las hice?


Ingredientes:


10 o 12 sardinas medianas de la Bahia de Málaga

el zumo de una naranja (tipo washingtona, del Valle del Guadalhorce), 2 cucharadas pequeñas (de las de café) de Ras el hanout (mezcla de especias árabes, se puede encontrar en supermercados o en tiendas especializadas; en su defecto: comino, pimienta, cardamomo, canela, pimentón, clavo, nuez moscada bien molido y mezclado), sal, seis ciruelas pasas sin hueso, diez cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra (a ser posible malagueño) 


Los pasos a seguir:


En un cuenco echar el zumo de naranja y las cucharaditas de Ras el hanout mezclándolo de forma que quede bien integrados. Añadir las ciruelas y dejarlo macerar.


Mientras, en una fuente especial para hornear colocar las sardinas, regarlas con el aceite, salar y meterlas en el horno, previamente calentado a 180º C (calor arriba y abajo), dejándolas hacer durante diez minutos aproximadamente.


Cuando comiencen a dorar, agregar el zumo y las ciruelas, volver a meter la bandeja en el horno y hornearlas unos diez minutos más.


Sacar del horno……

Servir o dejarlas unas horas, ya que éstas sardinas es un plato que hay que comerse, para mi gusto personal, frio, quizás mejor de un día para otro, con los “deos”.     Los míos, me parecen que aún todavía conservan la prueba del delito, ése olor y aroma característicos de las sardinas.


Y por cierto, aconsejo una buena rebanada de pan donde dejar reposar las jugosas sardinas, dejando escurrir su deliciosa salsa y reservando como colofón final las dulces ciruelas pasas con el toque agridulce de las naranjas malagueñas.

¡¡ Disfruténlas…..y disfruten de Málaga, ése lugar que llaman “el paraíso” !!

ENSALADA TEMPLADA DE PATATAS CON PIMIENTOS ASADOS Y ATUN

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Lleva una semana lloviendo en ésta tierra poco acostumbrada a los días grises y húmedos, a la falta del astro rey y al calor; está siendo un mes de Mayo atípico en un lugar llamado Costa del Sol, últimamente desaparecido tras negros y espesos nubarrones.

Me toca pasear bajo la lluvia, unas veces con la dulce música de unas finas gotas tintineando al chocar contra la tela de mi paraguas, otras como si hubiesen abierto un grifo y es que ante nuestra sorpresa, ésta primavera llueve a cántaros, como diríamos los malagueños “a mala condición”, con fuerza, con ganas, de tal manera que las calles parecen riachuelos por los que hay que casi caminar echando de menos las viejas botas negras de plástico.

Bajo el abrigo de ése paraguas lleno de estrellas, camino despacio, desafiando la lluvia y los salpicones de los ladrillos que se mueven con mi pisar, parezco nostálgica caminando en las solitarias calles, pero no es así……voy feliz respirando el limpio aire y aspirando los aromas a tierra mojada, a hierba fresca y a flores.

La primavera ha hecho brotar las jacarandas de mi barrio dejando alfombradas las calles de color morado, los flamboyanos inundan el paisaje de un naranja intenso que contrastan con el blanco de otros árboles ornamentales de las veredas y el amarillo reluciente de las preciosas mimosas.      

Con la caricia del agua de la lluvia a mi alrededor, sigo mi camino, no tengo prisa, me gusta ver las delgadas líneas que la lluvia dibuja en el aire al caer, las ondas que forman en los charcos y en el alcorque de los árboles; ésas gotas de agua que han perlado graciosamente los pétalos de las margaritas que crecen por doquier.

De vez en cuando sale entre las espesas nubes un rayo de Sol iluminando la verde hierba, más limpia, más jugosa….y sigo mi camino sin cruzarme con nadie, escuchando el trinar de los pájaros, gorriones, jilgueros, chamarices, acompasados por canto aflautado, suave y melodioso de los mirlos.

Y en mi caminar, casi sin darme cuenta, noto que casi ya no llueve, paro, cierro el paraguas y me doy cuenta que casi le piso ¿Chiquillo a donde vas cruzando la acera?....Me agacho y suavemente le cojo con los dedos, asustado se encierra en su caparazón, había salido a pasear buscando el frescor de las plantas….y le coloco nuevamente fuera de la calzada, sobre las mullidas hierbas que nos regala la naturaleza.

Miro al horizonte, veo la mar y suspiro, aún caen gotas de agua de las hojas de los árboles, levanto mi cara y miro al cielo mientras las gotas me salpican el rostro y pienso que la lluvia, ésta lluvia de primavera nos llena de esperanza y de vida.

Sigo disfrutando de la lluvia, ésa lluvia que suena a música, que golpea mi ventana y alegra mis geranios, los miro de vez en cuando y me inspiran en la cocina...

Y en días lluviosos o soleados, una ensalada templada…..llena de color y sabor, una receta malagueña que con total seguridad no les dejará indiferente.

¿Cómo la hice?

Ingredientes para dos personas:

Un pimiento rojo grande (de los de asar), dos patatas medianas, una cebolleta pequeña (cebolla blanca dulce), sal al gusto, dos latas de atún en conserva, seis cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra (a ser posible malagueño), dos cucharadas soperas de vinagre de vino.

Los pasos a seguir:

Lavar el pimiento y envolverlo en papel de aluminio con una cucharada de aceite y un poco de sal) y meterlo en el horno, asándolo durante una media hora a 200º C.

Sacar del horno y dejarlo enfriar.

Mientras pelar las patatas, cortarlas en dados y cocerlas en agua con sal hasta que estén blandas (pincharlas con un tenedor).

Una vez frio el pimiento pelarlo con cuidado y cortarlo en tiras (reservar el caldo resultante en el papel de aluminio).

Picar la cebolla en trozos pequeñitos.

Cuando ya estén cocidas las patatas, escurrirlas con un colador y colocarlas en un plato.

Añadir la cebolla, los pimientos cortados en tiras y el atún, salar al gusto, añadir el vinagre, el aceite y el caldito que soltó el pimiento, remover bien todo el conjunto y servir.

Disfruten del fin de semana, con lluvia o con Sol y en cuanto puedan visiten Málaga.   Les cautivará.

SOPA VIÑA AB (PASO A PASO DE, QUIZÁS, LA SOPA MÁS MALAGUEÑA)

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Pasan los días, los meses y los años que sin darnos cuenta: vuelan.    Fue en el año 2010, cuando publiqué una de las recetas más significativas de la cocina malagueña, la SOPA VIÑA AB 

Es la gran protagonista quizás de las mesas navideñas, el “súmum” del humilde, sencillo, delicioso y por qué no decirlo, ya famoso, gazpachuelo malagueño.    Porque, si no lo saben, tengo que contarles que ésta sopa, es ni más ni menos que un gazpachuelo a la que se le añade vino; pero no un vino cualquiera, tiene que ser un vino fino amontillado y a ser posible el que le da su nombre el Viña AB.

Aquel suave, fino, dorado y amontillado vino que echaba en su plato quien tuvo la genial idea, allá por los años de mediados del siglo pasado y sin quererlo, sin darse cuenta, inventó ésta genialidad gastronómica.   Su historia, la historia de cual fué el origen de ésta delicia, la pueden leer en la primera entrada que publiqué de la sopa Viña AB, en el enlace que les he dejado en la primera frase de ésta entrada de Mi Cocina.

Al principio del blog, reconozco que no explicaba todo lo bien que debiera las cantidades y los pasos a seguir, por lo que hace tiempo que tenía previsto publicarla con todo detalle, es más, me hubiese gustado realizar un vídeo….que todo se andará; por lo que me he decidido a volverla a publicar nuevamente con todo detalle y con unas cuantas fotos del paso a paso, como si Vd., o si me permite tutearle, como si tú  que me estás leyendo en éstos momentos estuvieses a mi lado, en “Mi Cocina” real.

¿Cómo la preparo para dos personas?

Lo primero que tienes que tener en cuenta es una buena materia prima, como siempre suelo decir, a ser posible malagueña, para darle todo el Sabor a Málaga, pero como eso no siempre puede ser posible, bien por no encontrar los productos malagueños o quizás por el tema económico, sí que sean de la mejor calidad posible, si quieres que la sopa sea como tiene que ser: deliciosa.

Bueno…vamos a lo que interesa.   Para hacerla vamos a necesitar:

Un buen pescado blanco que se pueda cortar en trozos y que no tenga espinas, viene bien el rape, pescada o merluza, rosada…(la rosada nos llega a Málaga desde las costas africanas del Atlántico, vienen en hielo, pero no son congeladas, les quitan la piel, las cortan al gusto del consumidor, bien en filetes para la plancha o trozos como para frito, como en ésta ocasión).  El precio ronda los 12 Euros el kilo y para la sopa vamos a necesitar unos 200 grmos cortado en trozos.   Siempre pido la espina para hacer caldo.

Gambas blancas de Málaga (sí es cierto que en muchas ocasiones llego a usar la gamba llamada arrocera o roja, incluso langostinos que siempre suelo tener una caja congelados), están a unos 20 Euros el kilo y porque son de las medianas, conforme sube el tamaño, lógicamente sube el precio.  

Vamos a necesitar un cuarto de kilo (250 grms.), ya que una vez que se pelan quedan así...

Unos seis mejillones.  Compro un kilo, cojo los cuezo con abundante agua con sal, unos pocos para lo sopa y el resto los pongo de aperitivo,


La mitad del cuarto de kilo de almejas (las de Málaga son de color marrón, blanquecinas tal y como ven en la foto, las grises (las tristes como yo suelos llamarlas son italianas, que tambien las encontramos vivas y deliciosas, nos pueden servir perfectamente, sobre todo cuando hay veda y no encontramos éstas rubias y malagueñas en el mercado)

 Una patata pequeña, pelada y cortada en rodajas de un centímetro de grosor. 


Un “puñaito” de chicharos….si no son frescos, pelados por mi, no los echo en la sopa, para nada uso guisantes congelados. 

Dos “puñaitos” de arroz redondo.  

Medio vaso de aceite de oliva virgen extra, uso sin filtrar, malagueño; aquí no me vale otro aceite, sino ése que cuando se quita el tapón huele a aceituna, para mi es vital que la mayonesa tenga un sabor intenso, al sabor y aroma de la mayonesa casera de toda la vida. 
Medio vaso pequeño de vino fino amontillado, no nos vale cualquier vino blanco por muy bueno que sea, tenedlo en cuenta, ya que no sería el sabor que debe tener éste plato….su sabor típico y tradicional es ése sabor y aroma que le dará los vinos finos amontillados sea de la marca que sea, aunque no se llame Viña AB, pero que sí tenga el mismo sabor.

Lógicamente agua…más o menos unos dos litros.

Dos huevos, de los cuales pondremos las yemas con un poco de clara en el vaso de la minipimer para hacer la mayonesa y las claras las pondremos en un vaso, reservándolas para “cuajarlas” en la sopa.

Un buen gazpachuelo, no debe faltarle el arroz y la clara de huevo cuajada.

Ya tenemos todo lo necesario, ahora comenzamos pues.

Vamos a dejar listo la mayonesa antes de nada.  Así que separamos las yemas de las claras; las yemas las echamos en el vaso de la minipimer y las claras las dejamos en un vaso de cristal, ya que será lo último que necesitemos.

Pero no como la hacía mi madre, en un plato con un tenedor y echando chorritos de aceite con mucha calma y paciencia.    Yo aquí no soy para nada tradicional, uso ése pequeño electrodoméstico que llamo “minipimer” y es super fácil y rápido.     Hasta mi hijo ya la hace sin problemas desde que así se la expliqué hace tiempo: me llamó por teléfono, eran las diez de la noche. Mami, estoy en la cocina y no nos sale ¿qué hago? Le dije: ve haciendo lo que te voy a ir diciendo. Echa un huevo en el vaso de la minipimer (sin la cáscara que tú eres capaz), medio vasito de aceite (del bueno, aceite de oliva, no eches de girasol), un poquito de sal (no te pases)…¿está todo?...vale, mete el brazo (el tuyo no, el de la minipimer) y a máxima potencia dale caña…mantenlo (no lo muevas), sigue, sigue, sigue….(ha cambiado el sonido, está espesando?)..ahora, despacito, con movimientos hacia arriba y hacia abajo…un minutito y listo.

Pero para el gazpachuelo o la sopa Viña AB, hay que usar dos yemas de huevo con un poco, sólo un poco de clara, pero siguiendo los mismos pasos.

Ya está la mayonesa lista, la tapamos y vamos con la sopa.

 Vamos a usar una cacerola plana que tenga más diámetro que altura, así controlamos mejor la cocción de los ingredientes.   No aconsejo cacerola alta, los ingredientes se van al fondo, el caldo queda arriba y al ser tan blanco no se ve absolutamente nada y para cocinar, también la vista es necesaria.

Pelamos las gambas y reservamos por un lado la carne y por otra las cabezas y la piel.   Hay que tener en cuenta que las cabezas de las gambas blancas, frescas, del día, no tiene química ni conservantes, de hecho no se pueden comprar de un dia para otro, ni tan siquiera guardándolas en el frigorífico, ni sumergidas en agua.   Hay que consumirlas en el día.

Poner la cacerola en el fuego, echar el agua y en ella las “raspas” del pescado, las cabezas y la piel de las gambas, llevar a ebullición y espumerear las veces que sea necesario, dejándolo cocer durante unos cinco minutos.

Retirar del fuego, colar el caldo, tirar las espinas y las cáscaras de las gambas volviendo a echar el caldo bien colado en la cacerola.

En éste momento añadir un cucharón del caldo de haber cocido los mejillones, pasándolo previamente por un colador.

Añadir las almejas y volver a llevar a ebullición dejándolas cocer uno o dos minutos, no olvides espumerear de vez en cuando el caldo; ya se habrán abierto las almejas, así que con una espumadera sacarlas y reservar la carne, tirando lógicamente las cáscaras.

En ése momento echar las patatas y el arroz.    Hay que tener en cuenta que las patatas tardarán unos diez o doce minutos en estar blandas y el arroz necesita unos quince minutos de cochura, por lo que habrá que ir mirando el reloj para no pasarnos.   El arroz tiene que estar en su punto a fin de que no se pase, lo queremos “enterito”.

Probar de sal y rectificar si fuese necesario.

Cuando las patatas y el arroz lleven hirviendo unos diez minutos, añadir los chicharos (los guisantes), los trozos de rosada, con cuidado volver a espumerear quitándo la que flota en el caldo, con un cucharón, alrededor de la cacerola (la espuma no la queremos en la sopa)

pasado dos o tres minutos, echar las gambas y con sumo cuidado, en el centro de la cacerola, agregar las claras de los huevos.   Un hervor y se habrán cuajado.

En ése momento volver a incorporar en la cacerola, la carne de las almejas y de los mejillones. Y lo más importante, el vino fino amontillado.

Ya se puede apartar del fuego.

Es ahora la parte más delicada….me explico:  Hay quien echa la mayonesa en la cacerola o como a mi me gusta, se echa el caldo en el vaso donde tenemos reservada la mayonesa.

De una manera y otra, siempre tienen que sacar el caldo con un cucharón y poco a poco ir diluyendo con unas varillas la mayonesa, hasta conseguir mezclarla de forma que no queden grumos.  
Una vez bien diluida, hay que ir volcándola en la cacerola poco a poco, sin dejar de remover y con la precaución de que no llegue a hervir, ya que se cortaría…vamos que se cuajaría la yema de huevo y la sopa habría que tirarla literalmente…..

Aparte os cuento, como en la cacerola queda más caldo, es difícil calcular la cantidad exacta, la sopa quedaría más clara, menos consistente incluso, por lo que personalmente prefiero apartar los ingredientes e ir añadiendo el caldo al plato.  

De ésta forma, ése caldo es más intenso y más espeso si cabe.

Así también puedo ver qué cantidad de cada ingrediente pongo en el plato de cada comensal….

y ya saben que aunque el refrán diga: Quien parte y reparte se lleva la mejor parte; yo, la mejor parte es para mis comensales.

Aunque a fuerza de ser sincera, debo reconoceros que las gambas, ésas gambas blancas malagueñas son mi perdición…..

así que mi sopa Viña AB, va bien servida de ellas.

Siempre suelo decir que los sabores y aromas nos traen añoranzas y nos hacen recordar, y ésta sopa trae siempre a mi mentecuerda siempre a una persona que la borda, ella fue parte de mi vida y aunque ya no está en ella, sí está en mi recuerdo y por qué no decirlo, también en mi corazón.   Para Mª José.

TARTALETAS DE HOJALDRE O PASTEL DE FRESAS (O FRUTAS VARIADAS) CON CREMA PASTELERA

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He de confesar que por motivos que en éstos momentos no vienen al caso, las musas me tienen abandonada a la hora de escribir y redactar las entradas de las distintas recetas que andan aparcadas en el cajón de “Mi Cocina” virtual, esperando ver la luz.

 Mi cabeza no deja de pensar, pero en muchos temas que nada tienen que ver con la cocina…y cuando me siento delante del ordenador y mis dedos quieren volar por el teclado, mi mente se pone en blanco, sin ninguna idea atrayente con la que comenzar para al fin llegar a compartir alguna que otra receta con mis lectores.

¡¡ Porque me imagino, me gusta y me anima saber, que me leen a pesar de las retahílas que suelo soltar de vez en cuando !!  En ocasiones tediosas, largas, con demasiada añoranza y recuerdos…por lo que me consta, y si no me lo recuerdan, que debo pedir perdón.   Nunca está en mi ánimo cansarles.

Y la falta de ideas, me da la idea para poder escribir éstas líneas.

Encontrar inspiración para escribir y describir, no es fácil.    Las musas no siempre me acompañan y aunque necesite o quiera escribir el prolegómeno, la iniciación o el texto que me gusta acompañar a lo que realmente importa en un blog de recetas de cocina, ésas ideas no me vienen a la mente o en ocasiones no me siento capaz de explicarlas con palabras.

Igual de vez en cuando hay que parar, mirar al horizonte, tomar una copa, descansar y dejar la mente que vuele…..pero siempre mirando al mar.

Es por ello que admiro a quienes son capaces de contar y plasmar en un papel (o quizás debería ya decir en una nube)  lo que su imaginación le dicta, ésas personas tan especiales que comparten a la perfección todas las historias, experiencias o vivencias que llegan a su mente….y que saben descubrir y escribir las mil y una historias que aún están esperando que un escritor las sepa o puedan transmitirlas a los demás.

Una de ésas personas, la conocí a través de éstos caminos virtuales; una persona que tuvo hace tiempo la generosidad de comenzar a enviarme sus maravillosos y geniales escritos;  historias escritas con una sensibilidad especial.

Se llama María José…..y era mi amiga “virtual”, y desde hace unas semanas, mi amiga real.     Sí, la he conocdo personalmente de una forma muy especial: como casi cada Sábado, me gusta ir a comprar a primera hora al Mercado de Huelin, casi siempre estoy en los mismos puestos ya sea de carne, verdura, especias y en los de pescados y mariscos.    

Un Sábado cualquiera, de no hace mucho tiempo, se acercó una pareja, yo pensando que lógicamente para comprar, pensaba que esperaban la “vez”, pasaban los minutos y yo seguía haciendo mi pedido cuando, quizás la pobre mía desesperada, me hace una señal…y me dice: soy Maria José…No iba a comprar, solo a saludarme y conocernos.  

Al principio la confundí con otra persona que también me sigue por las redes sociales o gracias al blog.     Cuando me aclaró quién era….nos fundimos en un largo y cálido abrazo; ya conozco su rostro, ya sé quién es la autora de ésas historias, maravillosas que guardo celosamente en mi carpeta del ordenador con su nombre, por fin he podido conocer realmente a una gran escritora llena de imaginación y con una magia especial para la palabra escrita que transmite sus pensamientos y emociones en sus historias, en ésos regalos que me encuentro de vez en cuando en mi correo electrónico.    Pienso: Soy afortunada por contar con su amistad.

Ella, una gran escritora, hoy es mi musa para dar pie a ésta receta…..un clásico de la pastelería, tan dulce como ella.

¿Cómo lo hice?

Ingredientes:

Bien si es para una tarta con un molde de unos 20 cmts. de diámetros, o cortarla en varios moldes pequeños.

Una base de hojaldre fresco (se puede comprar en cualquier supermercado, en refrigerados, no congelados), una tarrina de fresas
 (la cantidad de ellas, va en función del tamaño o si las colocan enteras o cortadas en trozos), una cucharada de azúcar, el zumo de una naranja y un sobre de gelatina en polvo.

Aunque también pueden usar diferentes frutas cortadas, como yo suelo hacer en ocasiones (mango, plátano, uvas, manzanas, melocotones, kiwi…..)

Para la crema pastelera: 2 vasos de leche entera, 2 yemas de huevo, 50 grms de azúcar y 20 grms de maicena y una cucharada pequeña de esencia de vainilla.

Los pasos a seguir:

Lavar bien las fresas y quitarles las hojas (Si es la fruta variada, pelarlas o lavarlas igualmente, cortarla en trozos pequeños).

Colocarlas en un cuenco, añadir una cucharada de azúcar y el zumo de media naranja, remover bien, taparla con papel film y guardar en el frigorífico.

Mientras preparar la crema pastelera y precalentar el horno a 180º C.

Reservar medio vaso de leche en una taza, añadir la maicena, el azúcar, las yemas de huevo, la esencia de vainilla y batir con unas varillas.

El resto de la leche echarlo en una cacerolita y ponerla en el fuego.  Cuando comience a humear añadir el contenido del vaso donde se ha mezclado el resto de los ingredientes.

Volver a poner en el fuego y llevar a ebullición sin dejar de remover con unas varillas hasta que espese.    Retirar del fuego y reservar.

Colocar la masa de hojaldre en el molde (utilizando de base el papel de hornear que trae de fábrica), rellenar la base de la masa con garbanzos secos (con ello se consigue que no crezca la masa) e introducir en el horno (calor arriba y abajo) dejándolo hacer durante unos diez o doce minutos o hasta que esté dorado.

Sacar y dejar de enfriar.  

Una vez fría, quitar los garbanzos, desmoldarla y colocar la base de hojaldre en la bandeja donde se vaya a presentar.

Rellenar la base con la crema pastelera, aplanándola con una espátula y colocar la fruta encima.

Mientras, echar en una cacerolita el resto del zumo de naranja y el zumo de la maceración de las fresas y completar con agua (si fuese necesario) la cantidad de liquido necesario según las indicaciones del fabricante de la gelatina.   Añadir el polvo de gelatina (siempre siguiendo las instrucciones del fabricante), remover con unas varillas y poner el cazo en el fuego, llevar a ebullición sin parar de remover durante un minuto y apartar del fuego.

Verter la gelatina por encima de la fruta, dejar el pastel cuajar y enfriar en el frigorífico.

Dedico ésta entrada a una gran contadora-escritora, a mi admirada Maria José, a la que animo siempre para que publique en papel sus historias, a que algún día sus libros estén en mi biblioteca…….no en una carpeta de mi ordenador.
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